¿Cómo piensa Chile su literatura? Desde Santiago, parece ser la respuesta obvia. Pero hay intelectuales que han enfrentado ese lugar común para desplazar el punto de mira. Entre ellos, uno que lo ha hecho con tanto humor como inteligencia es el talquino Mario Verdugo (1975), periodista y doctor en Literatura, docente universitario que ha realizado diversas labores editoriales.
Eso sí, más que un intelectual, Verdugo es un escritor. Con siete libros de poesía que combinan métrica y parodia, publicó antes los ensayos "Arresten al santiaguino! Biblioteca de autores regionales" (Overol, 2018), nacidos de sus colaboraciones periodísticas. "Curepto es mi concepto" es su segundo libro en el género, que esta vez surge de colaboraciones en revistas y ponencias universitarias.
En "Curepto es mi concepto" Verdugo enfrenta varias ideas fijadas en la literatura chilena. Una que destaca es su crítica contra el larismo, la tendencia literaria que encabezó el poeta Jorge Teillier (1935-1996). El talquino escribe: "Sabemos, sin embargo, que sujetos como (el poeta) Enrique Lihn nunca se tragarían toda esta monserga, y que no son pocos los que aún repelen al lar como poética repetitiva y hasta majadera".
"En su momento funcionó como antídoto contra la patriotería aburridamente realista de inicios del siglo XX. Y además la etiqueta pudo reunir un montón de libros muy buenos, de Barquero, Cárdenas, Teillier y otros. Después ha tenido derivaciones medio tóxicas, como la poesía de segunda vivienda, cuya imagen de las provincias reincide en la inmovilización, donde podemos librarnos de los vicios del mundo moderno, por ejemplo", agrega el autor.
La "segunda vivienda" refiere a los escritores que viven en Santiago, van a dar una vuelta por otros lugares del país y toman sus materiales literarios de allí. Otro ensayo dedica a los "atlas literarios" desarrollados en los años 40 por autores como Gabriela Mistral y Pablo Neruda, entre muchos otros. Allí escribe: "que las regiones se prestan naturalmente a una representación de orden nacional".
Para Verdugo, lo señalado todavía pasa: "Hay que decir que hoy en día se siguen publicando atlas literarios, a veces con propósitos súper lindos, pero donde las regiones se
mantienen cumpliendo el papel de meras materias primas".
LOS ÁRBOLES DE LA PLAZA
Verdugo vive su propia paradoja. Cerebro del Colectivo Pueblos Abandonados (dio la charla inaugural del V congreso de quienes escriben fuera de lo metropolitano, entre ellos Rosabetty Muñoz y Marcelo Mellado), vive entre Talca (donde hace clases universitarias y tiene su familia) y Santiago. El libro inicia recordando al académico Fidel Sepúlveda, que pese a dirigir el Instituto de Estética de la Universidad Católica era considerado "huaso".
Para Verdugo, no se deja de ser huaso nunca en Santiago: "La huasamaquería, a ojos de los jueces figurales de la capital, no se quita. Es como la ciudad de Kavafis pero al cuadrado o al cubo: va siempre con uno. Peor
que la grasa de las capitales según Charly García. Una impregnación duradera, que se percibe altiro y suele resultar fatal".
"Por otro lado, tampoco se puede dignificar tanto esa identidad transterrada, y es usual que a uno le nieguen las credenciales provincianas por haberse venido a dormir muchos años acá", remata.
Con la agudeza que desmenuza convenciones literarias, analiza su propia paradoja habitacional: "Cuando estoy en Santiago lo que sí extraño es una cosa medio sinestésica. Es medio de campo y medio de ciudad. Y me pasa más seguido ahora último, después de perder a personas muy queridas. El que mejor me describió esa sensación fue (el poeta) José Ángel Cuevas una vez que estábamos en una heladería, frente
a la Plaza de Armas de Talca, hace como veinticinco años. "¿Has visto que estas ramas como que refulgen"?, me dijo.
Esa sensación por Talca no le impide un análisis duro de cómo ha sido vista su ciudad natal en las novelas: "Si Talca menudea en el imaginario novelesco, lo hace bajo la forma preferente del vicio, el descontrol, la adicción y la culpa", escribe. Dedica otros textos también al Maule.
Una de las reflexiones más originales que ofrece este libro es la certeza (porque lo comprueba en innumerables ejemplos) de cómo la provincia se vuelve una especie de depósito de vicios y enfermedad en la literatura, no solo nacional, sino mundial.
"Es un tópico que va más allá de una época o de una disciplina artística como la literatura o de
un país como Chile. La provincia sirve como un medio de contraste o un contra ejemplo de la modernidad metropolitana y, por lo tanto, su inferioridad o su ridiculez o su fealdad necesitan ser reforzadas a cada rato y en todas partes", comenta.
Veamos algunos de los casos nacionales que enumera por escrito Verdugo: "Cuando los jóvenes vuelven a la comarca, una vez desatontados por el humo y las bocinas, toman conocimiento que sus padres son al fin y al cabo unos insectos. Sucede en 'Alhué' de José Santos González Vera; ¡busque a sus tontos en la Cartagena de Couve, busque a sus borrachos cauqueninos en las entrevistas a Bolaño!; busque a su ebrio y a su cojo en 'María Nadie' de Marta Brunet.
Y sigue con la ironía: "Hay una propaganda centralista que se está continuamente metamorfoseando y renovando, igual como veíamos o, bueno, como vemos renovarse todavía la propaganda racista y patriarcal en los libros y en las películas y en los podcasts y en los monos animados", remata Mario Verdugo.
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Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com El ensayista que pensó la provincia tomando helado.
"Curepto es mi concepto", de Mario Verdugo. (Overol), 2022, 268 páginas.
Por Cristóbal Gaete.
Publicado en SUPLEMENTO KU, 23 de octubre 2022