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Una poeta de hoy: Maha Vial
Por
Floridor Pérez
Publicado en Cuadernos de la Fundación Pablo Neruda (Chile) N° 57, 2005.
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Ya se le aplaudía como actriz, cuando instaló su personaje de femme fatal en la activa escena poética del sur en la década de los ochenta, dentro de una generación de mujeres de plena vigencia en la poesía chilena actual.
Su primer libro, La cuerda floja, aparece en 1985, justamente a mediados de esos años 80/90, en que comienzan a publicar otras poetas nacidas, como ella, "en algún año de la década del 50": Eugenia Brito, Verónica Zondek, Teresa Calderón, en 1984; Marina Arrate, Elvira Hernández, en 1986; Carmen Gloria Berríos, en 1990. En 1995 publica Sexilio, al que siguen Jony Joi, 2001 y Maldita perra, 2004.
Sexilio suele considerarse el libro más representativo de la poesía de Maha Vial, en la que el erotismo supera su condición de elemento temático para convertirse en una clave capaz de entender y expresar temas que le son decisivos, como la represión y la libertad. En este caso, el cuerpo humano —y especialmente el cuerpo femenino con su antigua historia de represiones — sería una metáfora del cuerpo social.
Sin embargo, para los fines de esta sección: difundir una poesía que nos parece menos conocida de lo que merece, Jony Joi ofrece una perspectiva muy adecuada para una visión de conjunto a sus motivaciones y la forma en que se propone expresarlas.
Sobre Jony Joi
La apelación constante a códigos como los de la fábula, la profecía, el informe o remedo de informe casi periodístico, casi científico, apuntes de agenda, etc., se explicitan y extreman en Jony Jai, incorporando diagramación, tipografías, gráfica y todo lo que pueda potenciar su expresión. Un paso más allá de usarlos, el libro los asumió, se convirtió en esos códigos: incluso formalmente el libro se hizo agenda, "anotario, sudario, poemario, comics", dice la autora. Y las que pudieron ser sesudas reflexiones de un prólogo, arte poética, manifiesto poético-feminista o cosa por el estilo, se convirtieron en títulos de cada capítulo, expresados en frasecitas de resonancia infantil.
Pero cuidado, sin ni pizca de juego, con la mayor seriedad, la hablante nos instala en el patio de la escuela de todas las mujeres del mundo y luego, investida con la magia del lenguaje, nos permite seguir el rumbo de cada una de ellas tras la campana del último recreo.
En el primer capítulo, abriéndole todos los sentidos posibles a la inocente invitación: Pasen, pasen niños, nos presenta a las que eligieron o fueron elegidas por la prostitución: "Ofelia la vaca gorda del burdel se anima al guapo del muelle". Que el segundo capítulo, dedicado a las lesbianas, sea el único título tomado de una adivinanza: Una fuente de avellanas, nos parece un acierto mayor. Así nombrada desde el ocultamiento del acertijo, el enigma, esa "fuente de avellanas, que de día se recoge y de noche se derrama" une en el lector literatura, sicología, sociología, moral. El tercer capítulo: Piden queso, les dan huesos, convierte un estribillo infantil en quemante consigna o pancarta para un desfile de las vagabundas. Con resonancia de patio de la escuela y mesa familiar, el título del capítulo final: Arroz con leche, corría el riesgo de resultar empalagoso como metáfora de la dueña de casa, la mujer del hogar, pero unas gotas de humor desabrido, ácido y picante, le devuelve a tiempo el sabor agridulce, característico del personal recetario lírico de la autora.
Apelando a una terminología recurrente en la generación de la autora, sería fácil postular que su poesía se construye desde una doble marginalidad: la sociológica que supone ser escrita por una mujer en una sociedad machista, y la geográfica de quien escribe desde provincia en una cultura centralista.
Pero es un tipo de afirmación que, viniendo desde el centro, hoy suena a paternalismo y desde los márgenes, a conformismo. Ninguna de las dos actitudes se avienen con el ánimo de la poeta, cuya postura frente a ambos discutidos temas se representa mejor en sus dos fragmentos que siguen: argumentando con lucidez en el primero e ironizando con velada crueldad y auténtica ternura en el segundo.
Si bien este cierre testimonial se aviene con el objetivo de divulgación que anima a estas notas, el caso de Maha Vial merece —en el lugar apropiado— un análisis exhaustivo de parte de especialistas en temas tan debatidos como la literatura femenina o escrita por mujeres y otras manifestaciones de la diversidad cultural, donde tal vez existan problemas transversales heredados o contagiados por situaciones tradicionales de género, marginalidad, centralismo, machismo y otros criticados desde esos mismos sectores.
A esos análisis yo sólo aportaría inquietudes tan simples como éstas: por qué una poeta como Maha Vial, que publicó su primer libro en 1985, no figura
en selecciones hechas por mujeres, como La mujer en la poesía chilena de los 80, Inge Corssen, editora, 1987. O si publicó su segundo libro en 1995, por qué tampoco figura en Mujeres poetas de Chile. Muestra antológica 1980-1995, Linda Irene Koski, Editorial Cuarto Propio, 1998.
Al menos, conversando este asunto, descubriríamos muchas más razones de las que habitualmente suelen darse, para justificar nuestro desconocimiento o subvaloración de muchas obras, y la necesidad de divulgarlas y revalorarlas, que justamente alienta a estas crónicas.
Dos textos de Maha Vial *
I. Sobre mujeres: poetas. Punto
La poesía escrita por mujeres es un fenómeno interesante en el sentido de la transformación temática —como algo instaurado y no un trajecito de moda— y del nivel expresivo. Se me ocurre vinculada más fuertemente con el otro y «lo otro» de modo más intencional y realista, sin aquella sensación de «despojo del amado», en un movimiento de apertura y en la búsqueda de posibles contactos, cuyo objetivo no tiene género, pero lleva la esencia de aquello que es necesario escuchar.
Abordando siempre tópicos clásicos, como la soledad y la muerte, problemas de estructura social, es más recurrente encontrarse ahora con cuestionamientos de la propia condición —mujer y poeta—, del afecto, pero visto bajo el prisma de la reflexión y de lo que se denomina «dolor activo»; esto es, no la inmovilización por el sufrimiento —con la antigua imagen de la mujer llorando en el lecho—, por el contrario, la realización de acciones a pesar de él. Diríamos: una poeta parada en sus propios «pies-palabras». Humor, ironía, transgresión, lenguaje insurgente, son algunas de las expresiones de estas certezas. Paz Molina, Malú Urriola, Carmen Berenguer, Elvira Hernández, Verónica Zondek, Teresa Calderón, Rosabetty Muñoz y otras, son poetas ya no feministas, sino poetas. Punto. Poetas.
2. Sobre el centro, una tierna historia
Estaba en Santiago y una noche de paseos di con La Unión Chica. Abrí la puerta y me asomé con la intención de encontrar algún amigo de teatro o «cachar» algún personaje de cualquier ambiente. Allí estaba él. Botella de vino, vasos, cenicero desbordante, unos tipos a su alrededor—o ¿él alrededor de todo?—, ¿cómo lo abordaba? Hacía tiempo lo había conocido aquí, en Valdivia, pero siempre odié ese '¡Hola!, ¿qué tal? ¿te acuerdas de mí?' Corriendo el riesgo de que el otro te diga: 'A ver... déjame pensar', algo definitivamente peor que un 'no' categórico y final.
En medio del humo y del «macherío», él me vio y me llamó por mi nombre. Me acerco, los otros me miran con cierto fastidio, incluyendo a Iván, el hermano. Teillier me abraza como de siempre. 'Estábamos hablando de boxeo', me dijo. Bien, aún es mi tema, le repliqué —por ese tiempo de veras lo era— Los tipos apenas sonrieron, un boxeador que lo acompañaba fue el primero en irse. De a poco, todos se fueron. Ellos no permitían mujeres en sus tertulias y en el bar era rarísimo encontrar alguna.
Estuvimos allí hablando, bebiendo, hablando, bebiendo. El universo, ¿no era eso? Después, como dos pájaros temblorosos, marchamos hacia su casa. Y otra vez el vino y otras historias. Supe que no dejaría de beber y beberse. La angustia —esa maldita ferocidad que devora hasta la carne—era demasiado alerta, grande y astuta, para soportarla tranquilamente. En algún momento me dormí. Yo era ruda con el copete, pero el copete siempre es más duro que tu rudeza.
Al otro día me preparó desayuno con unos huevos. Era tan hermoso. Mientras iba camino a casa con esa-penita-de-todo, me preguntaba: ¿por qué a los hombres bellos y buenos la vida les patea el trasero?
* En: "Héroes civiles & santos laicos. Palabra y periferia". Trece entrevistas a escritores del Sur de Chile. Yanko González-Cangas. Ediciones Barba de Palo, Valdivia, 1999.
Selección de poemas
De La cuerda floja (1985)
2
Somos dos en la floja
ambos en los extremos
El circo aparece a oscuras
pero tu y yo iluminados por una gracia
. . . . . . . . . . . . macabra
. . . . . . Nos gritan fuerza desde abajo
. . . . . . nos gritan paciencia
. . . . . . resistencia
. . . . . .(¿o resignación?)
Dos en la cuerda
y aquí te amo
. . . . . . . . . .extremo mío
Te convido a un pastel de avellanas
cuando todo haya pasado
cuando seamos ausencia
como Gardel y Elvis Presley.
De Sexilio (1995)
*
sexo y libertad despertarán en el mismo lecho
(las muchachas caminan
con sus paños cubiertos de sangre
las muchachas llevan sus pechos descubiertos
las muchachas sonríen mientras cae la tarde sobre sus
pies desnudos y son ana inés pa
tricia carla andrea ana inés pa
traen el deseo la pasión el ardor mutilado
y van llorando un no sé qué de silencio
y mojan todos los pubis del universo pubis amarillos
violetas castaños negros intensos y son ana inés pa)
(los muchachos se acercan alegres florecidos
blandiendo sus armas rigurosos patrióticos
los muchachos aprenden
sus lenguajes y propinan erección
fornicación desfloración eyaculación
los muchachos tienen heridas abiertas en sus torsos
velludos y una mirada de furia los traspasa
y son francisco juan ju
lio rené antonio juan ju
y se acercan vertiginosamente con sus penes de tierra
y melopean tristezas de lluvia
y son francisco juan ju)
De Jony Jai (2001)
Echádala sobre la cuenca de la vida esa energúmena fantasiosa
terríbleda fea y pobre más encímela vagando por las callejolas
añorando amores prohibídelos tantos requerires rogándolos
entre tantas bestianas hermosas lozanas no hay salú ni que
fuera una rockoide maldita si por lo menos hablara inglés
Pero la lócala insiste en su balbuceo de niñoca caprichosa
contaminando el aire con su cargádala de orinaca no hay salú
pa' los respetabloides ciudadacos que pagan sus contribuciones
y escuchan al Mozart sin entender la huevádala mientras la
otra en esa otra realidad continúa llorándola dejando vegetar
los mocoides y la miseria que se niega a morírela.
De Maldita perra (2004)
He caído en desgracia oh Dios
y tú no pareces darte cuenta
me he convertido en vulgar
perra de la calle
yendo sin rumbo
con apenas mi sucio pellejo
mírame oh Dios
y mira cómo aquellos quiltros
escupen el desprecio
juegan al perro grande
sobador de lomos
juegan al perro rico
babeando códigos
allí guardan sus lenguas
para lamer el culo
de sus amos
esos son tus perros
oh Dios
y tú no pareces darte cuenta
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BIBLIOGRAFÍA. Maha Vial (Magali Segura Vial) ha publicado: La cuerda floja, Ediciones UDES, Valdivia 1985. Sexilio, Ediciones El Kultrún, Valdivia, 1995. Jony Joi, Ediciones El Kultrún; Valdivia, 2001. Maldita perra, Ediciones El Kultrún, Valdivia, 2004.