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Excesos de Mauricio Wacquez

En la tarde, en la noche o al alba


Por Camilo Marks
Revista de Libros de El Mercurio, Viernes 8 de Abril de 2005.

 

Ya es casi un lugar común decir que Mauricio Wacquez (quien murió en el 2000 a los 61 años, dejando un importante legado aún por conocer) nunca publicó un libro malo en su vida. Así y todo, su obra no es tan conocida para los lectores chilenos como la de varios contemporáneos suyos, a pesar de que siempre tuvo, aquí y en el extranjero, un sector de admiradores incondicionales. Quizá el motivo más importante que explica este desconocimiento reside en que Wacquez fue un autor poco prolífico. A ello debemos agregar la circunstancia de que uno de nuestros escritores más sobresalientes pasó la mayor parte del tiempo fuera del país; en España y en algunas naciones latinoamericanas se labró una sólida reputación, de la cual sólo nos llegaban remotos ecos. La edición postuma de Epifanía de una sombra, así como la cercana reimpresión de la formidable novela Frente a un hombre armado, a las que debe agregarse la recopilación de ensayos Hallazgos y desarraigos han servido para rescatar del olvido semiparcial a este multifacético prosista y, con suerte, en el futuro próximo podríamos tener acceso al resto de su producción literaria.

Excesos, una colección de relatos aparecida originariamente en 1971 y concebida entre 1967 y 1969 en Europa, ha visto de nuevo la luz hace un par de meses. Se trata de un texto que anuncia al Wacquez maduro, forzándonos a revaluarlo en cuanto narrador y haciéndonos reflexionar sobre qué significa ser un creador moderno y a la vez tradicional o, dicho en otras palabras, cuáles son los límites del relato convencional y dónde se encuentra la originalidad del hombre de letras para abordarlo. Esto es especialmente relevante si tenemos en cuenta que las piezas del tomo fueron compuestas hace cuatro décadas y en ellas Wacquez comprueba ser un narrador del todo inusual, un formalista extremo a la vez que un artista comprometido con temas de su época, en una etapa histórica en que ambas vertientes parecían incompatibles.

Excesos se compone de tres secciones —la que da título al volumen, además de «Transparencias» y «Secuencias»—, completando once cuentos, de mayor o menor extensión. Un tópico al que Wacquez recurriría obsesivamente a lo largo de su carrera es el de la infancia y la temprana juventud; prácticamente la totalidad de las crónicas de la primera parte son visiones de un niño o adolescente que irrumpe de pronto en el mundo de los adultos. Así acontece, por ejemplo, con «Jamleto en Chena»: "Este fantasma es una nítida invocación repentina, la materia de mi inocencia. Debo por lo tanto agregar que la luz, las cortinas deben reproducir la noche, los párpados deben imitar una noche sin amanecer. Mi enorme soledad debe resguardarse a puertas cerradas para allí crecer, condescendiente, entre la multitud de las frazadas. ¿Por quién me toma? Alargo un brazo, pero encuentro el borde frío de la cama. Me complazco en saber que nuestra arena, el lugar de nuestros encuentros, es vasto como la imaginación". El descubrimiento del adulterio de la madre, el título shakespeareano chilenizado, las alusiones explícitas —"en busca del polonio tras la cortina"— a un texto mayor de la literatura concurren a la culminación del tono indefinible, al intento por describir algo que es imposible nombrar.

En Excesos casi siempre los sucesos acaecen en la tarde, en las horas nocturnas o al alba, oscurece, hay nubes en el cielo o las sombras se han apoderado de los contornos de las personas y las cosas. Salvo en contadas ocasiones —como en el notable y ambiguo «Después de almuerzo»—, el protagonista se encuentra solo, jugando, pensando, escuchando hablar o viendo actuar a los mayores, mientras la melancolía, el pesar o el furor se apoderan de él. La tristeza sin causa de un chico solitario y la memoria de ella conforman el enigma que trata de desentrañar, el cual permanecerá en suspenso, sin resolución. Excesos, valga la redundancia, peca a ratos por el exceso de criollismos —es el caso de «La Leontina»— y por su fijación en una fase cronológica y unas formas muy determinadas. Sin embargo, constituye un paso decisivo en la construcción del gran novelista que llegaría a ser Mauricio Wacquez.





Mauricio Wacquez: Nació en 1939 en Cunaco, provincia de Colchagua. Perteneció a la generación de los novísimos y estudió filosofía en la Universidad de Chile, donde también fue profesor. Vivió la mayor parte de su vida en Europa y murió el año 2000 en España.

 
 

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En la tarde, en la noche o al alba.
"Excesos" de Mauricio Wacquez.
Por Camilo Marks.
Fuente: Revista de Libros de El Mercurio
Viernes 8 de Abril de 2005.