El profesor Schwartzmann acaba de publicar con el sello de la Universidad de Chile, su Teoría de la Expresión, que viene a iluminar un vasto panorama del friso de las ciencias del espíritu. Es decir, develar los modos de la expresividad es, seguramente, el eje fundamental a través del cual dichas ciencias cobran el sentido que las hace pertenecer a una cultura orgánica. ¿Qué valor tiene la sociología y la historia, la antropología, la sicología y la filosofía del arte sin una teoría de la expresión? Es quizás la pregunta desde la cual el profesor Schwartzmann concibió su obra.
Félix Schwartzmann
Cuando en el arte nos encontramos con esa realidad a la que llamamos simplemente "expresión" —queriendo sin duda soslayar un tema engorroso con una palabra ambigua— nos hallamos ante lo más fundamental de la vida humana porque el hombre —lo dice Eduardo Nicol— es el ser de la expresión. Por lo tanto, el aporte de una teoría de la expresión a las ciencias humanas, se percibe claramente cuando la mirada se desplaza más allá de lo subjetivo y capta una totalidad de mundo. Sólo ahí se convierte en mirada, en expresividad.
Sí se observa, por ejemplo, a un no vidente, se verá que su expresividad está limitada a un pasivo reflejo de su intimidad: un rostro cerrado, que no puede imitar, que no expresa, en verdad, la alianza que produce la mirada del otro. Porque "elegimos la vista sobre todos los otros, por así decirlo. Causa: que es ella, la vista, la que nos hace conocer mejor y nos pone de manifiesto muchas diferencias". Esta sentencia aristotélica corrobora en parte la tesis del profesor Schwartzmann: la expresividad ilumina más allá de lo dado como fisonomía en sentido mímico-corporal, por lo que no se limita a desvelar un mundo interior acotado. El no vidente no puede expresar, en la imitación, esa dualidad de factores que definen a toda expresión. Cuando decimos: la expresividad es una correlación entre signo sensible y experiencia íntima, desconocemos que aquello que viene desde lo otro, marca al fenómeno expresivo con su sello definitorio.
Debemos, pues, tener presente las diferencias teóricas que existen entre la fisiognómica tradicional y la obra del profesor Schwartzmann. Procuramos describir los fenómenos expresivos desde su modo de aparecer, encontrando en ellos mismos, en el rostro, en la sonrisa, en la mirada, en la mano, en la poesía, el silencio o la tragedia, la posibilidad de verificar el tránsito posterior a la metafísica. La expresividad se da en una dinámica que es preciso coger al vuelo y, como sucede siempre con los fenómenos humanos, en su totalidad. Sólo partiendo desde el origen, de lo dado, se llegará posteriormente al enunciado de leyes que reflejen la interioridad de la dialéctica expresiva. Porque: la diferencia que existe entre un "diccionario" mímico y una teoría antropológica de la expresión que atienda a las implicaciones intersubjetivas de la expresividad, es comparable a la que media entre las descripciones morfológicas más ingenuas de las plantas y la genética moderna.
Toda la obra cae bajo este propósito metodológico. Al comienzo se analiza la imagen expresiva del hombre y el mundo, en la que se plantea el problema y el método, la expresión y el lenguaje, la expresión y el conocimiento de si mismo. Eligiendo al azar, anotamos finísimas observaciones frente a la expresividad del silencio, a lo limitado que es el lenguaje como vehículo de la expresividad, a la expresión en el arte no figurativo. Con respecto a lo primero —y teniendo en cuenta que el profesor Schwartzmann posee una de las más luminosas interpretaciones de la poesía de Neruda— declara de éste: diríase que el poeta persigue a través del silencio la participación en el ser y la vida de las cosas. En el capítulo “Expresión y Conocimiento de si mismo' se refiere con verdadera lucidez a la experiencia del autorretrato, especialmente en Rembrandt y Van Gogh. De este último dice: Van Gogh convierte en una tensión de contrarios, la unidad entre el sentido que luce en el rostro y los movimientos mímicos que lo encarnan, unidad que en la apariencia inmediata se manifiesta como indisoluble armonía. Pues, el hombre deja ver, tan naturalmente como respira, la coincidencia espontánea entre quien se expresa y lo expresado.
La Segunda Parte está dedicada a "La expresividad como forma de relación con el otro y el mundo". De ella, el capítulo IV, "La duda trágica en Shakespeare", lo habíamos conocido por una publicación en Anales de la Universidad de Chile (N° 130). El artículo, en el presente, ha cambiado ligeramente de forma, pero conserva sus postulados fundamentales. También aparecen las teorías expresivas de Aristóteles y Lavater, la expresión en el Romanticismo y la expresión como relación yo-otro, yo-mundo.
La Tercera y Cuarta Partes las dedica a analizar los fenómenos expresivos frente a la concepción del mundo y a la existencia, mostrando el dualismo expresivo, la expresividad de los ojos, la conciencia de sí a través de la expresión (conciencia-mundo) y la dialéctica de la expresión. El análisis de los detalles expresivos en la pintura del Greco, son de una originalidad y ahondamiento difíciles de superar. Luego, en la misma Cuarta parte, considera críticamente la historia de la estética; ascetismo, misticismo y expresión; visión de los colores y experiencia del tiempo.
La Quinta Parte, denominada "El Hombre como creador de lo fantástico", produce la extraña sensación de ver al desnudo un alucinante mundo en el que la deformación tiene el sentido hiperbólico de lo verdadero-real. El capítulo "Máscara y Experiencia del otro" cala profundamente en las interiorizaciones de lo expresivo: el disimulo, la magia, el éxtasis, el enmascaramiento de la conciencia y el temor de la mirada propia.
Como puede apreciarse, una obra tan rica en contenido y erudición, y tan extensa, bien vale una monografía. Sin embargo, cuando la vemos aparecer en nuestro medio, casi no sucede nada, como pasa habitualmente con las cosas importantes. Por nuestra parte, y por ahora, debemos agregar que la edición (impresa en España) supera con mucho el habitual nivel de nuestras publicaciones. Sirva este comentario como una presentación y como una primera aproximación a sus ideas.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com La "Teoría de la Expresión" del Profesor Felix Schwartzmann
Santiago : Ed. Universidad de Chile, 1967, 483 páginas
Por Mauricio Wacquez
Publicado en LA NACIÓN, 13 de agosto 1967