A propósito de la reedición de "Los hombres obscuros" y "La sangre y la esperanza" de
Nicomedes Guzmán Edición crítica. Juan José Adriasola y Luis Valenzuela Prado Ediciones UAH, 2023, 678 páginas Por Pedro Gandolfo Publicado en El Mercurio, 6 de julio de 2024
Una reciente reedición crítica (ediciones Universidad Alberto Hurtado) pone a la luz una de las novelas sociales más importantes del siglo XX. En "Los hombres obscuros" (1939), Nicomedes Guzmán elabora una novela poderosa, con una trama compleja en la que se mezclan una historia de amor, el despertar de la conciencia política del protagonista, Pablo Acevedo, y una narración que muestra un segmento social popular y marginal: lo más logrado de la novela es precisamente la descripción del mundo social de una barriada, arrabal o población callampa de Santiago, de la tercera década del siglo XX: la vida en un conventillo, sus personajes, el hacinamiento, la promiscuidad y la intimidad imposible. La novela se cuenta desde el punto de vista de Pablo, el protagonista, del cual sabemos poco —solo que es un obrero, joven—, identidad difusa que se va aclarando progresivamente a medida que la narración avanza —de lo obscuro a lo claro—. El ritmo es rápido, las descripciones son sucintas y apelan a rasgos fundamentales, en un tipo de realismo expresivo, más que naturalista. El lenguaje no mimetiza la voz popular; es una prosa cuidada, directa, precisa, por momentos de un lirismo escueto, sin cursilería ni recovecos. Guzmán demuestra tener, además, una buena sensibilidad y una vigorosa captación sensual del paisaje urbano. En la obra
aparece de refilón la emigración, el nomadismo forzado, del campo al norte, del norte a la ciudad, al suburbio.
El hilo político lastra en parte la acción porque su base ideológica —el marxismo— aparece expuesta demasiado explícitamente. La estructura narrativa se mueve al borde de la disociación entre el protagonista y narrador —lúcido, educado, ilustrado— y el resto de miserables. Esa disociación no es completa, porque, de un lado, hay unos pocos habitantes del conventillo que no son seres humanos alienados y degradados, sino conscientes de su situación social injusta y activos para modificarla, y, porque, del otro, al principio, el protagonista padece él mismo de "obscuridad", falta de lucidez, conciencia restringida. Los hombres obscuros es, pues, una novela de aprendizaje político.
El personaje mueve su conciencia hacia el futuro, no al pasado, porque, en la visión del autor, en el futuro, en la medida en que los obreros adquieran conciencia de clase, despierten de su enajenación, se iniciará su redención, dejarán de ser "oscuros". Los hombres son obscuros, porque son cansinos, taciturnos, agobiados por el trabajo, estragados por el alcohol, miserables, sin conciencia de su situación social compartida y acumulando odio, odio reconcentrado. La esperanza del despertar, de la ruptura de la fatalidad, del inicio de la gesta revolucionaria es la expectativa de ese futuro con que termina la novela.
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dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Los hombres obscuros
A propósito de la reedición de "Los hombres obscuros" y "La sangre y la esperanza" de Nicomedes Guzmán
Edición crítica. Juan José Adriasola y Luis Valenzuela Prado
Ediciones UAH, 2023, 678 páginas
Por Pedro Gandolfo
Publicado en El Mercurio, 6 de julio de 2024