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Siempre volverás a tu barrio: «Ovejería» de Leandro Hernández Gómez
Leandro Hernández Gómez. Ovejería. Das Kapital, 2015. Poesía. 315 págs.

Por Nicolás Meneses
Publicado en http://www.colera.cl/

 


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Lo primero que llama la atención de Ovejería  es el grosor de su lomo: se trata de un libro de trescientos poemas, que al no ser extensos, abarcan casi la misma cantidad de páginas. Lo segundo es el título, que sugiere un abultado y lento viaje pastoril, a la usanza de Garcilaso de la Vega.

Ovejería  tiene muy poco de poesía bucólica, tal vez solo lo que se halle en el mapeo que oficia Hernández Gómez de un barrio sureño llamado Ovejería, cercano a Osorno. Un mapeo multidimensional, que no solo incluye geografía y demografía sino que indaga en su memoria y construcción. Porque el libro se trata de eso: reencontrarse en el barrio de infancia, sabiendo que «nadie puede pasar dos veces frente a la misma casa» (pág. 12). Lo que se instala frente al lector son tragaluces de una infancia acaecida en los años ochenta: los grandes rituales de la niñez y la juventud vividos con el grupo de amigos, el origen del barrio, el oficio de los padres y vecinos, los avatares económicos y climáticos y sobre todo la voz de los que aún viven, habitan y conservan parte de la arquitectura afectiva de este pueblo.

La mayoría de los poemas son cortos, parejos y transparentes: microhistorias, a la manera de las remembranzas, que el autor deja caer como pequeñas gotas de un gran lago, un tintinear de personajes, escenas y costumbres que no intentan abarcar ni reconstruir un lugar por completo. Poemas que evitan quedarse en el registro anecdotario enraizándose en imágenes, dichos y voces que brotan limpio con cada detalle, que se funden y reviven con la cotidianidad del barrio o población, en este caso, de las zonas rurales de Chile que emergieron a partir de tomas de terreno e inmigraciones forzadas por el auge de la explotación legal que el régimen de trabajos agrícolas y ganaderos levantó en gran parte de las localidades sureñas desde principios del siglo XX.

El hablante no solo se vale de su costal de recuerdos para entablar este diálogo con su barrio de infancia, también acude a notas periodísticas, testimonios de vecinos y fotografías que intenta bautizar en conversaciones con los amigos: «esta foto podría titularse/ ‘obreros con sus choqueros’/ o/ ‘bigotes alrededor del torno’/ se la muestro a René Ravelo/ le pregunto si reconoce el torno» (pág. 59). Ovejería trata sobre todo de la memoria colectiva, aunque esta parta de la propia, pues sus evocaciones son cuadros de una comunidad que no solo se conforma por los muertos como en Spoon River, también por los vivos, por los que decidieron no irse y cultivar su biografía en una sola tierra.

A pesar que los referentes sugieran de este paisaje una lectura generacional, también puede leerse en ellos el efecto de lo cíclico y del cambio, pues el hablante al situarse marca el contrapunto entre las ruinas y lo nuevo, tanto en lo urbano como en lo social. Golosinas como «los Kelicos las Rubias/ las Negritas los Topogigios/ luego los John Travolta» (pág. 111), pueden leerse hoy como los tabletones, los traga-traga, los sapitos, los chubi o los petazeta. Y también se distingue con nitidez el contraste que genera el fenómeno de las tomas de terreno y la rebeldía de los tupamaros, con el actual «ocaso de una inocencia/ de una pobreza desenmascarada// el alba de una novísima clase media/ que suele votar por la UDI» (pág. 305).

Más que las aventuras de Tom Sawyer y Huckleberry Fink, el tesoro que se encuentra en Ovejería está sembrado en el afecto y la imposibilidad de sacudirse la tierra del barrio que nos vio nacer, crecer y pintar las señales de los años de formación. Aunque la exploración y el vértigo pudieron llevar a más de un amigo a ahogarse en el río, perderse en el alcohol o a sufrir el escarmiento de los matones de barrio, la tragedia se asume como parte del viaje a Ovejería: un recorrido que enuncia con banderas la máxima de Kavafis: que tu ciudad te seguirá donde quiera que vayas.



 

 

 

 

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Leandro Hernández Gómez. Ovejería. Das Kapital, 2015. Poesía. 315 págs.
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