El misterio del cuerpo en la poesía de Nadia Prado
Por Pilar González Langlois
Llegó a mis manos el libro de poesía “Un origen donde podría sostenerse el curso de las aguas” (Editorial LOM 2010) de la poeta chilena, Nadia Prado. Como es habitual, pensé en una entrevista que es lo que me acomoda hacer con los poetas. Pero Nadia no da entrevistas - según dice- hace 10 años que dejó de hacerlo por una razón muy personal. Aquí va un comentario de su libro, intentando desentrañar ciertas imágenes que acompañan a la autora en un continuo tránsito lírico.
La muerte de lo que ya no está, ronda irremediablemente y es la constante búsqueda de Nadia hacia y en cualquiera de sus formas con palabras que van hilando un mundo real con lo que se fue para siempre, quizás aquellos recuerdos de la infancia, de su padre, quien pareciera fue una figura ausente.
Llama la atención las veces en que se invocan las palabras tumba, sepultura, cadáver, cripta etc.
En ocasiones el libro parece entrar en una dimensión paranormal, en otras continúa ese andar por la muerte y por los cuestionamientos de la vida.
“Tiempo presente de atrás/
No volvería al origen/ Sólo abandono /La tierra natal /La tierra prometida/La provincia impalpable/La sabiduría de lo que no conozco /Mi espalda se aleja sin saber”.
“En el sanatorio asfixiados hombres hablan del regreso a la muerte./ Estuvo muerto hombre mi padre hombre/, Pregunté a su mujer en qué fecha me llevaba en su vientre… /Antes de nacer muerto el deseo de un cadáver respirando su propia troquela los órganos los órganos de la infecciosa masa que intenta respirar”…
“Soy un entre, permanezco/, entre lo uno y lo otro seduzco las calles, comparto mi muerte, desuno el aliento de lo que me expulsa…
Pasajes tristes y otros entusiastas remueven la conciencia de verso en verso en alegorías, moralejas o refranes.
La lectura se hace amena y pareciera estar frente a un intenso discurso filosófico, pero por sobre todo pura poesía.
“Observa con quietud la necesidad de preguntarse más allá del pensamiento/ sobre la quietud en el vaivén del horizonte/, en la quietud de los ojos que tocan los ojos con otros ojos la insegura mirada del cielo”.
La poesía de Nadia en este libro es inagotable no hay página que no sumerja al lector en un nuevo y único andar de imágenes que invocan un centellar de risas y nostalgias enloquecidas desde el propio cuerpo.
