ONOMATOPEYA
Lecturas de Poesía Volumen II
Mago Editores, 2009
Prólogo de Máximo González Sáez / Sebastián Barros
La idea de la antología de poesía ONOMATOPEYA nació el año 2007, con el fin de transponer lecturas de poesía a un libro. El proyecto contemplaba que durante la primera mitad de 2008 se organizaran recitales poéticos con 
diversos autores de la poesía nacional, para que después fueran incluidos en un libro que sería presentado en la Feria Internacional del Libro de Santiago. Se realizaron cinco lecturas, con diversos poetas, en la librería que tiene la Editorial y que le da el nombre a la antología. Así, llegado el mes de noviembre, vio la luz el volumen I de ONOMATOPEYA, lecturas de poesía.
El proyecto no se quedaba ahí, pues contemplaba para su futuro un alto grado de compromiso editorial y también poético: cada año se proyectaba lanzar un volumen distinto de las mismas características de la primera antología, para construir una serie de la mejor poesía que se está escribiendo en Chile en los últimos veinte años. Un trabajo que basa su criterio sólo en la calidad de la escritura, es decir, en el encontrar autores que den con el perfil de poetas importantes de la contingencia, del hoy, lo que también da un alto grado de heterogeneidad; esta diversidad se plantea como algo importante dentro de la propuesta de Editorial MAGO en cuanto a la literatura, y hablando particularmente de este libro, es lo que finalmente le da su sello.
Por eso el 2009 las lecturas se extendieron y empezaron a ser acogidas en espacios físicos distintos a la librería de la Editorial. Las primeras lecturas de este año, desde la sexta a la octava, fueron en el restobar Tolerance, ex Off the Record; jornadas poéticas que estuvieron marcadas por el ambiente cultural que se fue formando, dándose con el tiempo un núcleo de público que acompañó cada uno de estos encuentros con la poesía.
Pero como los problemas nunca son ajenos, sino que siempre parecen venir de vuelta, una serie de inconvenientes derivó en un nuevo cambio de escenario, a unos pocos metros del Tolerance: un local más a la izquierda por Antonia López de Bello nos encontramos con La casa en el aire. Este lugar dio un nuevo brillo a las lecturas, pues se dejó el ambiente de pub por un espacio más íntimo, repleto de colores y con murales pintados estilo Brigrada Ramona Parra; con retratos de Salvador Allende con la banda presidencial y de Raúl Gómez Jattin caminando por una calle desierta de, podríamos suponer, Colombia. Las lecturas pasaron a ser más lecturas poéticas en su estética y las noches de los últimos lunes de julio y agosto se los tomó -por fin— la poesía.
Sabíamos de antemano que estas lecturas obviamente no son un aliciente popular; la gente no se abarrotaba mientras los poetas hacían sus presentaciones ni tampoco había llenos totales. Pero al parecer la poesía necesita de este karma, de estas ganas de buscar en lo underground para ser disfrutada en toda su especie. La lectura personal difiere diametralmente si escuchamos la misma creación de la voz de un poeta, pues encontramos los timbres, las pausas y las emociones: lo que él mismo siente cuando se enfrenta a algo tan personal como su poema; y si eso se mezcla con el impreso que es este volumen II de ONOMATOPEYA, nos da una mirada casi completa a la poesía.
Ya lo dijimos en el volumen I de ONOMATOPEYA, esta muestra tiene el propósito de ir exponiendo a lo más representativo de la poesía chilena y sin duda, los poetas incluidos en este libro vienen a confirmar esta afirmación, también sabemos que faltan otros poetas, pero debemos decir que las lecturas continuarán durante el próximo año y ojalá lograr construir una arquitectura sólida —a través de estos volúmenes- de la poesía chilena de principios del siglo XXI.
* * *
Integran esta antología los poetas José Ángel Cuevas, Elvira Hernández, Andrés Morales, Soledad Fariña, Eugenia Brito, Christián Formoso, Damaris Calderón, Paula Ilabaca, Álvaro Leiva, David Bustos, Carlos Henrickson, Giovanni Astengo, Gabriel Zanetti.
