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YERKO MORETIC: UNA VOZ CRÍTICA QUE SE EVOCA.

Por Oscar Barrientos Bradasic



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La presencia de la inmigración croata en la literatura chilena constituye un fenómeno de innegable valía al momento de evaluar voces de diversa naturaleza que han contribuido de manera significativa. Nombres como Pepita Turina, Antonio Skármeta, Ramón Díaz Eterovic, Juan Mihovilovich, Ernesto Livacic Gazzano, Roque Esteban Scarpa, Domingo Tessier, Nicolás Mihovilovic, Andrés Morales Milohnic, Eugenio Mimica, Astrid Fugellie Gezan, Christian Formoso Bavic, entre muchos otros, generan una perspectiva en el tiempo que requiere ordenamiento y precisiones, pero de manera especial, un abordaje reflexivo, no solo desde la ribera de la creación literaria sino también de la crítica.

Uno de los críticos más importantes en el concierto de la literatura chilena fue Yerko Moretic. Sus datos biográficos se encuentran estrechamente ligados tanto a sus líneas de investigación literaria como a su mirada crítica y conceptual. Nacido el 27 de febrero de  1927 pasó gran parte de su niñez en Antofagasta, puerto del norte de Chile, célebre por la presencia croata. Es justamente en ese recodo del norte donde adhiere al Partido Comunista en medio de la represión propiciada por la Ley de Defensa Permanente de la Democracia dictada por Gabriel González Videla.

Posteriormente ingresaría al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile para estudiar Pedagogía en Castellano, vocación que abrazaría durante toda su existencia ejerciendo la docencia en diferentes centros educativos. De hecho, su carrera culminó siendo Director del Departamento de Ciencias Sociales de la Escuela de Ingenieros Industriales de la Universidad Técnica del Estado.

Durante la década del 60 fue invitado por el Instituto de Comercio Exterior de Pekín para asumir la cátedra de Castellano, labor que desarrolló de manera impecable hasta 1963. Colaboró además con el Instituto de Lenguas Extranjeras y el Departamento de Traducción, para trabajar en torno a las Obras Completas de Mao Tse Tung.

También desempeñó trabajos de escritura en Checoslovaquia.

Moretic fue durante décadas, crítico del diario El Siglo, órgano oficial del Partido Comunista de Chile. Dicho espacio de expresión y problematización constituye una larga revisión crítica de autores fundamentales en nuestras letras, donde combinaría tanto su agudeza crítica como sus convicciones militantes. Sus columnas constituyeron un lugar fundamental de difusión y problematización de la literatura chilena del siglo XX.

Dejaría su obra condensada en tres libros y un centenar de artículos, estudios y algunos prólogos.

La revisión de su trabajo es inmensamente variada y abordó a diferentes autores y procesos estéticos, constituyéndose en una visión particular de la crítica literaria, en muchos casos disidente para tiempos de miradas demasiado esteticistas. En importante medida, se ha sostenido, con cierta seguridad, que Moretic constituyó una suerte de traducción territorial de las teorías del húngaro Georg Lukács. En ellas, el realismo se plantea como la forma más eficaz de captar la fusión dialéctica entre esencia y fenómeno, constituyéndose en la base esencial de la literatura.

No obstante, esta primera apreciación también debería ser sometida a consideraciones ya que la visión de Moretic se movió dentro de las fronteras más amplias del marxismo cultural, incorporando voces y visiones teóricas variopintas.

Su mirada en torno al realismo contribuyó a ensanchar la idea (en la crítica chilena) que la obra literaria no es una mera reproducción mimética, sino una reinterpretación profundamente arraigada en la conciencia transformadora de la realidad.

Aspecto que en el caso de la crítica y estilo de Moretic no pasaría desapercibido. Junto al editor y compañero de andanzas literarias Carlos Orellana publicó El nuevo cuento realista chileno en 1962 bajo el sello de Editorial Universitaria. Dicha antología de enorme importancia en su momento, merece ser analizada al calor del paso de los años, ya que según el propio Orellana en su Advertencia aclara que se trata de una reflexión que funciona como embestida al desmerecimiento del realismo en literatura. Los autores antologados son Margarita Aguirre, Felix Alarcón, Edesio Alvarado, Fernando Castro, Poli Délano, Franklin Quevedo, Mario Rotta, Jorge Teillier, José Miguel Varas, Luis Vulliamy y otros más. Si se revisa, ya sea desde lo intencional o lo involuntario, accedemos a un conjunto de relatos donde se amplía la visión de realismo a nuevos horizontes territoriales y se apuesta por una pléyade de autores significativos en los sesenta y setenta. El libro es precedido por un detallado estudio de Moretic acerca de los límites y prejuicios en torno a la noción de realismo, su consecuencia y continuidad para comprender los derroteros de una estética contemporánea.

La historiografía literaria ha considerado la antología de Moretic y Orellana como la tentativa de relevar a algunos narradores que orbitaban en círculos diferentes a la camada del 50, muy ligada a las antologías de Enrique Lafourcade.

Se cuenta además la insistencia de  Moretic y Orellana por incluir en dicho volumen un extraño y fascinante cuento de Enrique Lihn titulado Huacho y Pochocha, donde se reconstruye la historia potencial de dos referentes imaginarios, que tiene base en el meollo más arquetípico de la realidad, filtrados por un narrador absolutamente especulativo.

Dicha tentativa constituye el umbral a la creación de Ediciones del Litoral, sello que se proponía congregar autores imbuidos en la teoría marxista que apostaran por un realismo abierto y especulativo y no necesariamente signados por el yunque del realismo socialista. Desde entonces, la editorial se convierte durante algún tiempo en un espacio para publicaciones de talentos jóvenes y también para textos que reflexionen acerca de la historia social y política de América Latina. Eran parte de este grupo llamado a veces Los del Litoral, el propio Moretic, Luis Bocaz, Jorge Soza, Juan Carlos Ossa y Lenin Araya.

Justamente en ese contexto, se publica Agua de arroz (1964) de Enrique Lihn con prólogo de Yerko Moretic donde afirma en uno de sus párrafos:

“Un crítico avizor habló con admiración, a propósito de este relato, de un ‘juego’. Quizás tenía razón, pero siempre que al decir así no hubiera perdido de vista las hondas connotaciones que motivan o determinan el pasmoso alarde ideológico-verbal desplegado en cada fragmento, alarde que, precisamente, podría aparecer un mero floreteo intelectualista, aunque en verdad nada tiene que ver con la pirotecnia sofística”

En 1960, bajo el mismo sello, Moretic publicará El relato en la pampa salitrera, importante trabajo de acopio y reflexión acerca de la narrativa pretérita que abordó las condiciones de explotación y miseria de los obreros del salitre. Consideramos dicho trabajo de vital importancia al revisar críticamente, cómo la literatura entraña y enjuicia esos recodos que cierta historia oficial omite o desmerece.

Uno de los puntos más álgidos de sus reflexiones es su mirada en torno al modernismo de Rubén Darío. Moretic coloca en suspensión e incluso bajo el fantasma de la duda los alcances del modernismo, tanto desde su influencia como de su contenido ideológico[1]. Coincidiendo,  en importante medida, con la tesis del cubano Marinello en torno a que el modernismo como movimiento manifestó una escasa correspondencia a las necesidades de los pueblos hispanoamericanos y un profundo privilegio por lo aristocrático en detrimento de lo popular. Moretic precisa el carácter retraído y ensimismado de estas poéticas, basado en la evasión dariana   "la dispersión e intensificación de motivos contribuye en muchos de ellos a la sobreestimación de sus propios dolores. El individualismo negativo toca uno de sus momentos culminantes".

Uno de los tópicos que más convocó las inquietudes de Yerko Moretic fue la vida y obra de José Carlos Mariátegui, el célebre intelectual y pensador peruano autor de Los siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Durante la Unidad Popular publica José Carlos Mariátegui: su vida e ideario, su concepción del realismo, editado por la Universidad Técnica del Estado en 1970. Originalmente  redactado durante los años 1965-1966 y pensado inicialmente como una tesis doctoral para la Universidad Carolina de Praga. El trabajo de Moretic se propone relevar y complejizar los aportes de Mariátegui a la teoría marxista y su impacto en una suerte de peruanización de los preceptos del filósofo alemán.

De manera especial, Moretic rescatará el influyo gramsciano de su obra, por el rol atribuido a la conciencia y destacará la reflexión en torno al potencial indígena como motor del pensamiento revolucionario en América Latina. Se puede afirmar, con algunos límites, que Moretic adopta la noción de realismo de Mariátegui para abordar algunos problemas sociales, políticos y por supuesto estéticos, en otras palabras, una extrapolación de las visiones del pensador peruano a la teoría realista del arte y la literatura.

Yerko falleció producto de una afección cardíaca el 11 de julio de 1971, el mismo día en que el Presidente Allende nacionalizaba el cobre en el llamado Día de la Dignidad Nacional. Sus restos fueron velados en la sede de la Sociedad de Escritores de Chile ubicada en Simpson 7.

La revisión de una obra y en especial la de un crítico es siempre un cúmulo de aciertos y yerros. Eso nadie lo pone en duda. Sin embargo, revisando el trabajo de Yerko Moretic nos encontramos ante un autor tenaz y acertivo, que consciente del peso específico del realismo y de la teoría marxista como llave para la comprensión de la realidad, profundizó en zonas hasta ese entonces desconocidas de la literatura chilena, animando y ampliando horizontes de interpretación.

Franklin Quevedo lo recuerda como un personaje “de inteligencia aguda aunque atormentada y bondad transparente como no he conocido otra” y Francisco Coloane en su texto “Un cuento para Yerko” nos dice: “Hubo una época en que se me ocurrió soñar actuando de acuerdo con mis más puros sentimientos y pensamientos. Me desesperaba y no lo logré. Por eso admiraba y quería a Yerko Moretic. Pocas veces he conocido a un hombre que actuara más sinceramente de acuerdo con lo que pensaba y sentía. Aunque le costara caro. Tal vez, por eso la traidora lo sorprendió mientras dormía. Como todo ser humano, al fin, a veces, siguió la luz de la razón y, otras, los pasos de sombra de ese corazón que se le arrancó aprovechando el sueño”

 

Moretic, Yerko. "Acerca de las raíces ideológicas del modernismo hispanoamericano". En: Lily Litvak (ed.). El Modernismo. Madrid: Taurus, 1975: 51-64.



 

 

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Yerko Moretic: Una voz crítica que se evoca.
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