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Reír como quien llora
Paganas patagonias. Año de publicación: 2018 Óscar Barrientos Bradasic
Por Rosabetty Muñoz
Publicado en El Insular 12 de septiembre de 2018
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Confesaré que no soy buena lectora de cuentos. En general prefiero las narraciones lentas, deteniéndose en los detalles, creando atmósferas por medio de descripciones certeras, acompañando a personajes que se despliegan y desarrollan acciones que nos van ayudando a construirlos, sólidos, con los andamiajes que nos ofrece el narrador. O sea, todo lo que ofrece la novela.
Leo pocos cuentos, pero este fin de semana recibí el libro Paganas Patagonias del autor magallánico Oscar Barrientos Bradasic y – una vez más – he debido recular en mis juicios. Porque este conjunto de relatos me ha capturado en una lectura veloz, atrapada precisamente en una atmósfera que parece fragmentaria, entregada en dosis pero que, embargo, tiene la vocación de clima general que termina por volver imprescindible el territorio natural, como personaje incluso, en la construcción general del libro. Así, en medio de un espacio límite, asolado por vientos que hacen llorar y rodeado de mares siempre furiosos encontramos personajes que atrapan un momento del mundo y que, en conjunto, forman una galería de ¿héroes? de una epopeya patética. Pareciera que, en la soledad y el abandono de una tierra extrema, crecen estos seres a medio camino entre el mito y la deformación de la siquis o alma según los griegos. El / los narradores parece ser siempre el mismo que habla en primera persona y va dejando sus huellas como un perdedor en varios planos (especialmente el amoroso) así lo seguimos por bares y calles estrictamente ciertas de una(s) ciudad(es) reconocible y va contando de ellas los sucesos y personajes que la fundan en tanto “siquiátrico a cielo abierto” (palabras del autor). Este narrador, como el viejo rapsoda que también recitaba sucesos del pasado resaltando así las figuras de reyes y próceres de sus pueblos (recordemos que los rapsodas se referían a la historia de la comunidad, las hazañas del país y triunfos militares) elije dar cuenta de un reino dislocado y esperpéntico donde la dinastía real o reguero de sangre escogida parece estar relacionada con los cruces culturales entre los diversos migrantes y un espacio brutal que los ha despojado de todo, hasta de la cordura.
Especialmente logrados me parecen los cuentos Bon Jovi se lo ha llevado todo; Dr PC; Big Mouth. En algunos momentos, no se puede evitar la risa aunque prevalezca una compasión intensa y una ternura que nos traspasa el alma, habitantes como somos también de territorios lejos del éxito, lejos de lo citadino cosmopolita, lejos del centro.
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Oscar Barrientos Bradasic (Punta Arenas, Chile, 1974). Escritor magallánico. Ha editado el conjunto de relatos La ira y la abundancia (1997) y los libros de poesía Égloga de los cántaros sucios (2004) y Rémoras en tinta (2014). Ha publicado una trilogía de cuentos basados en la ciudad ficticia de Puerto Peregrino, constituida por El diccionario de las veletas y otros relatos portuarios (2003), Cuentos para murciélagos tristes (2004) y Remoto navío con forma de ciudad (2007). Es autor de las novelas El viento es un país que se fue (2009), Quimera de nariz larga (2011) y Carabela portuguesa (2013). En 2013, la Fundación para la Emigración Croata publicó en Zagreb El viento es un país que se fue, con traducción de la académica Zeljka Lovrencic.
Entre los galardones obtenidos se encuentran el Premio Municipal de la Ilustre Municipalidad de Valdivia Fernando Santiván, versiones 1997 y 2013; el Premio Nacional de Narrativa y Crónica Francisco Coloane (2013); el año 2015, el Premio Iberoamericano Julio Cortázar y el Premio a la Trayectoria Poética Fundación Pablo Neruda (2018).
Pertenece al Colectivo Pueblos Abandonados.
Podemos afirmar que en Paganas patagonias los escenarios y las atmósferas cobran particular protagonismo: villorrios abandonados, gasolineras, faros, geografías donde se extravía el sueño de la razón, una academia de kick boxing y, en particular, la ciudad de Punta Arenas como un epicentro donde subyace la desmesura. También aparecen en estos cuentos los barcos, que con sus quillas como espadas cortan el hielo antártico, uniendo las arterias de la tierra para hacer elocuente el fracaso de toda empresa humana por doblegar la epopeya del frío. (LOM ediciones)