La última novela del escritor Óscar Barrientos Bradasic presenta todos los rasgos más distintivos de su escritura. Opera en ella una condensación de su universo narrativo en función de sus principales mecanismos: una escritura situada; una prosa cuidada con una fuerte y reiterativa tendencia metafórica, y un despliegue germinado a partir de curiosidades extrañas pero reales.
En el texto seguimos a Olegario Zaterlic, un investigador incomprendido dedicado a una disciplina poco considerada: la Criptozoología (el estudio de animales extraños aún no clasificados por la ciencia) en la búsqueda de su primer espécimen, con el que finalmente podrá terminar su tesis doctoral. Luego de diversos intentos fallidos, la promesa de un ejemplar —vía una foto borrosa enviada por teléfono— lo lleva a internarse a Tierra del Fuego hacia un lodge de pesca, propiedad de un oscuro terrateniente: Leónidas Heck, el antagonista de la historia.
Óscar Barrientos Bradasic
Sobre los alcances de la novela
Las observaciones críticas en el territorio político se rastrean a lo largo y ancho de la obra del autor a modo de un elemento de estilo, aunque podríamos argumentar que desde una capacidad funcional; sea esta de un cierto tono que se intuye a través de las tramas que se aplican y desarrollan hacia sus rutas particulares, o de una insinuación a modo de comentario, arrojado al aire para lectores atentos. En este sentido, La estrella explora el discurso como sustrato esencial para la distancia —acaso de la novela a diferencia del cuento— con el comentario ya no como coartada o guiño, sino a modo de un eje articulador otorgando una movilidad necesaria a la trabazón de acciones y acontecimientos. En síntesis, la distinción meridiana viene a ser la elaboración directa de un comentario político mayor.
Más extraño que la ficción
A través de Olegario aprendemos que durante la ruptura Tito-Stalin se importa cine mexicano como alternativa al soviético en la Yugoslavia socialista, popularizando con ello la estética mexicana. Así comienzan a aparecer mariachis yugoslavos, quienes recorren el país eslavo durante los años cincuenta y sesenta entonando rancheras en serbocroata. Petar, abuelo de nuestro personaje, es uno de esos orgullosos artistas.
La contracara del dato rosa (o freak) le corresponde también al villano Heck. Además de ser un avatar depositario de las teorías esotérico-hitlerianas propias de un Miguel Serrano cualquiera, parece ser un tributario directo de Walter Rauff, un nazi escapado que pasa de Auschwitz a Tierra del Fuego, primero como empresario y luego como asesor de la dictadura cívico-militar chilena para la DINA y Colonia Dignidad, llegando a diseñar él mismo el campo de concentración de Isla Dawson.
La tesis del mariachi
Como dijimos, una perspectiva crítica se difunde a la par de los acontecimientos, y aflora en diálogos y ciertas tensiones durante el viaje de Olegario, a modo de una tesis planteada por la novela. Es una dura crítica al Chile postdictadura, el de la política de los acuerdos, realidad cuyos productos vamos revisando a través de la óptica del personaje principal. Una premisa, a modo de ejemplo: no es raro que un nazi colabore con la dictadura (Rauff), lo inadmisible moralmente sería que en democracia se pacte con los perpetradores del horror. ¿No? La situación Heck recuerda a los años del dictador-senador-vitalicio: el empresario fascista opera con total normalidad licitando proyectos a municipios de centro-izquierda concertacionista en Tierra del Fuego. Es notable que, al finalmente conocer Olegario a su némesis, éste se encuentre resguardado por tres matones: Ethos, Pathos y Logos. El fascismo campeando en la provincia se resguarda en la retórica.
Tesis y nostalgia del no-lugar
Para Augé un no-lugar se constituye en su incapacidad de sumar estratos de significación que lo circunscriban a una dimensión cultural, siendo la sobremodernidad el motor de su producción (o sobreproducción). La novela de Barrientos vendría a batirse en contra de esa noción de incapacidad (tergiversación del lugar) por parte de un agente productor (el capitalismo, el fascismo, la política de los acuerdos) a través de sus aparatos de operación (la retórica, la publicidad, la amnesia).
A continuación el soliloquio de Olegario después de charlar con Petar, su abuelo y guía moral-espiritual en su aventura, el mariachi yugoslavo:
“¿Por qué vuelvo a la nostalgia de un país del que solo supe por boca de mi abuelo y que ya nunca conoceré? ‘Porque esa cruzada contra la amnesia es tu patria’, me suelo responder”
Aquí el personaje nos habla en principio de la Yugoslavia socialista, pero el diálogo nos sirve para aproximar tanto texto como subtexto: la nostalgia del no-lugar, sea el país inexistente o el territorio inmediato que transa con el horror a través de la famosa alianza público-privada (nombre del tercer capítulo, donde precisamente sirve de carta de presentación de los enemigos a enfrentar).
Una liebre persiguiendo a otra liebre
La literatura de Barrientos, a pesar de concentrar temáticas oscilando desde lo avant-garde hasta el roce con el horror cósmico más tradicional, suele tener una estructura bien definida que soporta toda su experimentación. La estrella del mariachi yugoslavo es canónica en ese sentido, empleando cronotopos propios de una novela de aventuras, una estructura clásica que sujeta el texto en favor de una prosa que se expande a sus anchas. Cabe declarar que el libro no es una sátira política, o al menos no sólo eso. La dimensión más inmediata de su lectura aborda el dilema de quien entrega su vida porfiadamente a un oficio entendido por pocos, o por nadie. En este caso es la Criptozoología, pero también es un motivo recurrente en la obra de Barrientos (véase ‘El correo del viento’, por dar un ejemplo). En medio de su afán por encontrar un monstruo —'críptido’, nos corregiría Olegario—, cuál héroe hecho y derecho, da lugar a una duda crucial:
“Quién sabe, a lo mejor yo también soy un monstruo”.
Fuera de estos apuntes evidentemente quedan una multiplicidad de temas, signos y movimientos insertos en la trama y desenlace de La estrella del mariachi yugoslavo que es mejor dejar fuera del sesgo hermenéutico, a favor de una lectura erótica (a entender, gozosa, divertida, como el propio libro siendo leído por usted, que increíblemente llegó hasta acá). Porque la novela es un libro rápido, entretenido, y a la par denso, en el sentido expuesto en los puntos más arriba. Quizás cabría hacer caso a la radical idea de que el mejor comentario posible para una pieza es, precisamente, otra pieza equivalente; pero al ser una novela a modo de comentario de otra novela un aparatoso ejercicio metaliterario, ofrezco estas notas que se quedan cortas y a la vez sobran, irremediablemente.
Tal vez todo lo que hay para decir sobre esta novela y toda la obra de su autor cabría en aquello ya dicho por Cristián Geisse, sobre que adentrarse en la obra de Óscar Barrientos Bradasic es internarse en el universo estético de un escritor imprescindible para entender la diversidad de la fauna literaria nacional, además de su potencia, su humor, su vitalidad narrativa. Esta novela no se queda atrás, y es fiel confirmadora de esta idea.
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Carlos Aguilar Islas. Poeta y escritor de narrativa. Becario del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (2023). Ha publicado la anti-novela ABCXYZ (2023), además de colaborar con poemas, cuentos y crónicas en antologías de concursos, fanzines y revistas literarias de Chile, México y Colombia.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Apuntes sobre "La estrella del mariachi yugoslavo".
Óscar Barrientos Bradasic.
Santiago, LOM ediciones, 2024, pp. 151.
Por Carlos Aguilar Islas.
Publicado en LA ANTORCHA MAGACIN, 5 de marzo 2025.