Todos los nombres del viento o un heroico cartero El Correo del Viento, Óscar Barrientos, LOM, 2022 Por Rosabetty Muñoz
Publicado en El Insular, 29 de junio de 2022
Llegó el libro tal como el protagonista, de la mano de correos de Chile, esa forma casi extinta de comunicación con su retórica de sobres, estampillas, timbres, lacrados, postales, tarjetas. Uno entra como a otro tiempo en esas oficinas con las casillas ordenadas en un muro que aparecen en su mayoría cerradas; todavía me emociona ir, abrir esos pequeños cubículos para retirar correspondencia. Correspondencia, una amable palabra que remite a un ir y venir, a retribuir algo que se ha recibido, y eso es lo que son las cartas, los envíos: el diálogo lento, demorado de las relaciones humanas profundas.
Y si al abrir el sobre, uno se encuentra con un libro, ese encuentro se espesa y ahonda. El relato que se desata ya antes de salir del correo, se llama El Correo del Viento, escrito por Oscar Barrientos y presentado como un delgado objeto pequeño editado por Lom, en esas ediciones del ciudadano que tanto recuerdan a la desaparecida Quimantú.
“¿Sabe lo que es el amor? Yo sí: caída libre y fuerza ascendente a la vez. Como el viento” así se inicia esta historia maravillosa, uno de los inicios de relato más bello que haya llegado a mis manos. “Quizás si esto fuera un cuento de hadas, tendría alguna participación el milagro o el sortilegio. Y eso que estaba ocurriendo, aunque los personajes no eran gnomos ni seres alados emergidos de las leyendas. Tan solo el viento y un cartero” leo ya casi al final esta última frase que parece resumir la historia, sin embargo, como en toda buena literatura, no se puede reducir lo contado a unas cuantas líneas.
No es un cuento para niños, aunque también (y ojalá lo lean muchos). Es una historia con diversos ingredientes que parecen fantásticos: un rey, la rosa de los vientos, un zarapito boreal, un cartero cuya vida opaca, casi humillante, logra valor en la pasión de llevar y traer palabras en medio de condiciones terribles. El pueblo de Opasnot lo recibe como héroe y él se siente como tal, con ese deber impuesto desde el interior, desde ese recóndito lugar en donde nos reconocemos con otros pero que al mismo tiempo nos hace únicos, íntegros. Barrientos nos dibuja un personaje humano, creíble y al mismo tiempo excepcional; un ser humano que se eleva sobre lo mediocre y sobre las exigencias de su lugar/tiempo. Por su empeño en una empresa aparentemente menor, nos enternece, lo acompañamos en su salvaje vuelo y —sobre todo— avanzamos con él en la comprensión de un mundo particular donde el viento o la naturaleza establece un trato duro con los habitantes y los va moldeando.
Tanto que los poetas tememos a la adjetivación; Vicente Huidobro grabó a fuego en nuestros lápices la máxima del adjetivo asesino, sin embargo, eludiendo el miedo a romper con el mandato del prócer poético, Oscar Barrientos logra envolvernos adjetivando el clima patagónico donde el viento es personaje y domina con su compleja forma de reinar en esos territorios. Para hacerlo va elaborando párrafos descriptivos que son movimiento y sensualidad en tanto uno termina oyendo, oliendo, sintiendo las ráfagas, los ritmos. Rebusca en su capital de lecturas y experiencia todos los nombres del viento, todas las maneras en que se percibe, se siente, se sufre este primer elemento de los espacios patagónicos.
Óscar Andres Barrientos Bradasic nació el 20 de marzo de 1974 en Chile. Estudió en la Universidad Austral de Chile Magíster en Filología, mención Literatura Hispánica e hizo el Doctorado en Educación en la Universidad de Salamanca. Actualmente es Director y Profesor del Departamento de Educación y Humanidades de la Universidad de Magallanes (UMAG).
Fue fundador de la revista Ciudad Circular, y del grupo literario “La Bandada”. Ha publicado los libros de poesía Espadas y Tabernas (1988), Mi ropero es un mar sombrío (1990) y Égloga de los cántaros sucios (2004). De relatos: La ira y la abundancia (1998), El diccionario de las veletas y otros relatos portuarios (2003) Cuentos para murciélagos tristes (2004) Remoto navío con forma de ciudad (2007), la novela El viento es un país que se fue (2009) y Quimera de Nariz Larga, Paganas Patagonias en Lom (2018) y Saratoga, las 4 novelas de la tetralogía de Puerto Peregrino, Emecé, 2018. Contiene El viento es un país que se fue, Quimera de nariz larga, Carabela portuguesa y Dos ataúdes, que se publica por primera vez. Ha recibido la beca de creación literaria del Fondo del Libro y la Lectura (2001), El Premio Municipal de la Ilustre Municipalidad de Valdivia “Fernando Santiván” (1998) y la mención honrosa del mismo premio el año 2002, Premio Nacional de Narrativa y Crónica Francisco Coloane 2014 por Carabela portuguesa así como el premio Iberoamericano de Cuentos Julio Cortázar en La Habana, en 2015.
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dirigida por Luis Martinez
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"El Correo del Viento", Óscar Barrientos, LOM, 2022
Por Rosabetty Muñoz
Publicado en El Insular, 29 de junio de 2022
vientos, un zarapito boreal, un cartero cuya vida opaca, casi humillante, logra valor en la pasión de llevar y traer palabras en medio de condiciones terribles. El pueblo de Opasnot lo recibe como héroe y él se siente como tal, con ese deber impuesto desde el interior, desde ese recóndito lugar en donde nos reconocemos con otros pero que al mismo tiempo nos hace únicos, íntegros. Barrientos nos dibuja un personaje humano, creíble y al mismo tiempo excepcional; un ser humano que se eleva sobre lo mediocre y sobre las exigencias de su lugar/tiempo. Por su empeño en una empresa aparentemente menor, nos enternece, lo acompañamos en su salvaje vuelo y —sobre todo— avanzamos con él en la comprensión de un mundo particular donde el viento o la naturaleza establece un trato duro con los habitantes y los va moldeando.
