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INDEMNE TODOS ESTOS AÑOS
Camilo Marks
Penguin Random House Grupo Editorial.
Primera Edición: diciembre 2015.
502 Pág.
Por Omar Cid
Crónica Digital
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Camilo Marks, se plantea el desafío de construir sus memorias desde una perspectiva que puede parecer contrapuesta. La remembranza pasada por el cedazo de la ficción, esa es la promesa. Sin embargo los porfiados hechos juegan sus cartas.
El relato comienza en una oficina de La Vicaría de la Solidaridad, primera referencia a nuestra historia, luego la mención del atentado al general Augusto Pinochet perpetrado por el FPMR; para mediatizar lo anterior con una reseña libresca “La cantante calva” de Ionesco. De ahí se abre la ventana y se desplaza un primer velo, donde nos cuenta su distancia con el padre y su cercanía con la madre.
La mención a Freud como libro de cabecera, puede prestarse para malos entendidos, no se trata de una construcción onírica del relato. Tampoco es mágica ni fantástica, si podríamos hablar de un trabajo como transposición lírica de las experiencias.
El tema central en este tipo de faena, es que el héroe es uno mismo. En ese sentido las puertas, los pasadizos y las máscaras: son el juego terapéutico donde paciente y psiquiatra son una misma persona.
Existe en el texto una estrategia paralela -con estímulos asociativos- donde: infancia, adultez, juventud, presente y pasado, se intercalan con referencias literarias y de cine, en un estilo ampuloso, barroco.
“Muchísimo tiempo después, cuando llevaba veinte años ejerciendo de crítico literario, tuve que tragarme las mil quinientas páginas de Borges de Adolfo Bioy Casares, que para muchos resulta una cantera inagotable para descubrir las distintas facetas del genio y a mí me produjo una lata infinita, por la infinita cantidad de nimiedades que describe” (Pág.142)
Sin embargo, el lector podrá encontrar un testimonio agudo sobre diversos temas: La Unidad Popular, El Comité Pro-Paz, su exilio, la hora del regreso enhebrada a los ojales de la Vicaría de la Solidaridad, eso es parte del largo viaje de este abogado “upeliento” defensor de los Derechos Humanos, crítico literario y escritor, según sus palabras (tardío).
“El cuadro que traduce esta desolación - ¿deberé llamarla traición?- moral está a la vista: la Unidad Popular se ha convertido en tabú, el gobierno de Allende fue una locura pasajera”…Y el panorama de la política hoy por hoy, abúlica, desprestigiada, fome, sin brillo alguno, con escasísima o nula participación de la ciudadanía” (Pág.163)
Camilo tiende a ser vehemente, plantea una defensa didáctica del proceso amputado de la Unidad Popular, en el sentido que bajo contradicciones profundas, hubo un espíritu creativo, hubo interés -y ese brío social no ha podido ser recogido por la literatura- tal vez, por la incapacidad de confrontarse con el fracaso o por el oportunismo del olvido que sedujo a tantos.
“A estas alturas, me asiste la certidumbre de que nada de eso interesa a nadie, sea porque ya lo olvidaron por completo, sea porque han renegado íntegramente de su participación, en aquel proceso.” (Pág.162)
La foto de portada es curiosa, es en blanco y negro, se trata de un hombre de mediana edad, apoyado en un pie, con los brazos cruzados y el ceño fruncido, me recuerda la carta XII de los arcanos del tarot, en su descenso al inconsciente.
Marks, nos entrega un testimonio, una revisión de su historia y de su tiempo que no se agota en hechos, fechas o meras anécdotas, eso es para otros. Se trata de un gesto donde la memoria nos convoca, con nombres, lugares, textos, películas y música que el autor considera que tienen algún interés para los lectores.
La cita de Robert Browning no hay que pasarla por alto, es una pequeña llave entregada para los detectives más avezados.