El reto de la obra de Omar Cid, publicada por Zuramérica el año 2023 se plantea en componer una historia a partir de dos narraciones homodiegéticas yuxtapuestas. Se trata de dos registros, un diario de vida y unos apuntes, de Gustavo y Eloísa, respectivamente ambos escritores pertenecientes a un círculo específico que tiene como centro la Sociedad de Escritores de Chile en Santiago.
Lo que resulta de este reto es sumamente interesante, al acabar generando una estructura de puzzle. El lector se ve entregado de manera inevitable a intentar comprender una totalidad argumental llenando los vacíos en cada una de las secciones, ofreciendo una expectativa que sabe proyectarse en todo el transcurso. A esto colabora la aparente generosidad con que ambos personajes entregan sus registros, aparente, desde el momento en que se va sintiendo la inquietud por la ausencia de alguna reafirmación por parte de una voz extradiegética, y que la introducción expresa de “cabos sueltos” sabe acrecentar la intriga.
¿Cuál es la esencia de la intriga de Todo por nada? En el plano más superficial, la respuesta es sencilla: el carácter y los detalles con respecto a una comunidad secreta dedicada a la exploración de diversas prácticas sexuales. No obstante, al pensar en el segundo factor que reúne a los personajes (tanto los narradores como los aludidos por ellos), esto es, el oficio literario, resulta imposible dejar de pensar en una relación entre la exploración sexual y la escritura. Así, la autosatisfacción erótica imposible parece ser el gatillante de la práctica literaria de ambos narradores, y los temas que los obseden tienen que ver con el erotismo en sus aspectos más extremos. Así, en vez de ser el sexo y la literatura dos ejes en el argumento, resultan más bien ser caras de una misma fuerza constructiva tras la composición, en que la febril especulación mental tiene su reflejo en la intensa especulación física a la que se entregan ambos narradores de manera diversa.
Bien se puede ampliar lo anterior a proporciones más intrincadas con el nudo argumental: la “comunidad” literaria en Todo por nada representa al fin, precisamente, un juego de economías asimétricas en que el abuso, las dobles intenciones y el secreto vergonzante actúan en ambos planos. La homología entre la sociedad literaria y la erótica parece darse por descontada. Ambos narradores se sienten atraídos hacia esta(s) sociedad(es), aunque reconocen claramente, en distintos momentos y de distinta forma, lo destructivo que les resulta ser parte, aunque sea momentáneamente, de esta(s), siendo precisamente el carácter autodestructivo de ambos lo que los vuelve más deseables para quienes manejan la particular sociabilidad que la obra acierta en representar.
Los misterios, en el libro, proliferan, es decir, se desarrollan orgánicamente unos desde otros. Con ello, Cid sabe crear una atmósfera densa, en que se las arregla para sugerir una especie de “Misterio Final” que no es, al fin de cuentas, identificable ni parece ser necesario en la estructura. Un acierto particular, en este sentido, es la aparición del personaje de Ivette, una investigadora francesa que desea reconstruir la historia de Eloísa; su perspectiva hace que los focos sobre las partes en silencio de la composición tomen interés por fuerza propia, sin parecer en principio, paradojalmente, aspectos centrales (por ejemplo, el pasado literario de Gustavo en una agrupación de poetas). Cabe señalar, en todo caso, que este tipo de misterios proliferantes puede ser excesivo para algunos lectores, particularmente para los habituados a la novela de suspenso, que enfoca y centraliza técnicamente la atención del lector hacia la resolución; a este género Todo por nada no pertenece.
La novela de Cid resulta interesante por lo último que mencionaba: sus misterios no se tratan como expectativas que cumplir, sino precisamente como halago de los instintos; funciona como un juego de deseos, que ponen al lector en el mismo lugar que el escritor/experimentador erótico, esto es, en una expectativa imposible de satisfacer. Es en esto acaso en que se podría apreciar una cierta debilidad en la homologación del tono en el libro: ciertos fragmentos de carácter cómico, así como algunos abusos en el detalle cotidiano y obvias referencias a personajes existentes, dejan leer una escritura distinta, que no guarda la misma concentración de lenguaje que se muestra en las mejores partes, y rompe de alguna forma la progresión de la expectativa, virtud esencial de Todo por nada.
Cid, autor antes de crónica y poesía, no pierde del todo los pasos al incursionar en la narrativa de ficción. Su prosa es ágil y saca buen partido de la profundidad poética aplicándola al proceso de narración, haciendo en general realista la escritura de dos intelectuales que habitan al límite de la emocionalidad y racionalidad cotidianas, y cuya visión de la realidad está torcida por su mismo oficio/deseo erótico (ya concebidos estos como fenómenos reflejos y complementarios en el mundo interior de la novela). La capacidad de intriga y la indudable capacidad de representar la enfermiza alteración e introspección psicológicas, hacen de la lectura de Todo por nada, o el halago de los instintos una experiencia legítimamente placentera, si no en la forma del suspenso que se resuelve, desde ya en la exposición de las últimas posibilidades de la vivencia personal, al modo de la narrativa surrealista de Breton o Leonora Carrington.
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"Todo por nada, o el halago de los instintos", de Omar Cid.
Zuramérica, 2023, 148 págs.
Por Carlos Henrickson