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Chile: Desorden del gallinero a la rebelión de la granja

Por Omar Cid*


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La capacidad de convencer es poca. El inquilino de La Moneda, intentó barajar las cartas y practicar su ritual de ilusionista, frente a un pueblo que aprendió a desconfiar. Poquita fe, se le tiene al gobierno y sus medidas, diría un revoltoso.

Las moderadas propuestas destinadas a las lánguidas capas medias, recibieron el aplauso de los tecnócratas de siempre. Esos, los que no hacen colas de supermercado, ni tienen claro cuánto ha subido el kilo de harina, el arroz, los tallarines, las frutas y verduras. Los que no son llamados de manera inmisericorde por deudas en bancos, empresas de retail, pagos de contribuciones, gastos comunes. Los que no imaginan, dentro de su vocabulario la palabra desalojo, corte de servicios básicos, han dicho que retirar el 10% es una tontería. Vaya, novedad. Están de acuerdo.

No obstante, el clamor de las cacerolas se podía apreciar desde diversos puntos del país. Expresaron de manera categórica su rechazo, a los anuncios del presidente empresario. Algunos, se escandalizan por los hechos de violencia que existieron. En La Cámara de Diputados, minutos atrás, un congresista conservador, ha dicho que no aceptarán presiones de los violentistas. Anoche, el rapeo, el grito de indignación de las ollas eclipsó el silencio del confinamiento. Los de medio pelo, los negados, los menospreciados, los estafados con el cuento del tío: han hecho sentir su presencia.

¿Amenaza? Los que votaron en primera instancia, a favor de la iniciativa siendo parte del oficialismo, están sudando frío. El gran privado y sus operadores, tienen sus métodos. Los fondos de los afiliados, intentan ser destinados a otro fin más noble. Recurrir al salvataje de los grandes consorcios financieros chilenos, para que nos representen en la lista Forbes [1].


La rebelión de la granja

En tanto, los habitantes de la ciudad se sacuden. Me viene a la memoria un texto de Orwell, muy usado por liberales y los llamados conversos: Rebelión en la granja[2].  Pienso en Jones, demasiado borracho, deja abierta las ventanillas del gallinero. La degradación del propietario, es la pérdida de legitimidad de la élite, para la posible irrupción de una nueva. Podría conformarme, en el cuestionamiento al socialismo histórico en su variante stalinista que efectivamente existe -y la intencionalidad de George, era cuestionar esa realidad desde su mirada.

Las redes sociales, irrumpen con videos y fotografías de barricadas. Insisto, en Jones. La gran pesadilla de los animales, es como los líderes de la rebelión terminan reproduciendo a los humanos: a los dueños de la tierra. Hasta ahí la lectura en términos eurocéntricos.

Lo que olvida u omite Orwell, es que la granja concreta, tuvo su territorio de experimentación en los pueblos y tierras conquistadas desde 1492. Derechamente, ubicando en una misma línea de acción a humanos y animales. Pasó largo tiempo, para el reconocimiento heleno-cristiano del alma, en los nativos del continente bajo ocupación. Con una salvedad, los africanos siguieron condenados a la tiranía del color de la piel. Aquí, tuvimos campos de concentración, trabajos forzados, esclavitud, genocidios, epistemicidios, a partir del siglo XV en adelante. Sueltos de cuerpo, se escucha a intelectuales serios afirmar que los horrores de Hitler, Stalin o Mussolini, son los más estremecedores de la historia humana. Con ello, entablan el pacto de silencio de las atrocidades europeas en sus colonias. Tampoco, nos han faltado los Snowball y Napoleón, empapados en la lógica de los conquistadores, continuando el contrapunto con el inglés anarquista.

La emancipación del siglo XIX, más conocida como período independentista, siempre destacable, cultivó nuevas formas de avasallamiento. Bajo repúblicas débiles, sensibles a los intereses económicos de Inglaterra, Francia y luego norteamericana. En nuestra historia  particular, el ciclo económico de dependencia: ha sido el de granero, extracción de plata, salitre, cobre.


Desorden en el gallinero

Los diputados, acaban de aprobar el segundo trámite de la ley de retiro de fondos de las AFPs, buena noticia, ya veremos qué pasa en El Senado.

La granja está revuelta. La advertencia de George sigue sobre la mesa, el granjero es más que una hegemonía, una estructura, un poder fáctico. Se trata, de una antropología construida en esta lectura, a partir del sacrificio humano. Pueblos, sociedades, saberes, ciudades, son los sacrificados si es necesario, en beneficio del rancho mayor. 

Los economistas colonizados, los voceros de la época en crisis, aseguran que la salida es humanizar a Jones. Cuya subjetividad construida a partir del genocidio, el patriarcado, su sentido racista, su antropocentrismo y pretensión de superioridad que nos puede llevar a liquidar nuestra propia especie, es posible apaciguarla. Tras toda esa coraza existe una necesidad de belleza y orden. Pretender una alteración más profunda, supondría el cúmulo de desgracias relatadas en la alegoría. 

La pandemia, ha evidenciado la voluntad de la élite colonizada, por sacrificar a su pueblo. Borrachos de ambición, degradados hasta la saciedad en el empeño de resguardar sus privilegios; consideran artículos sagrados de su culto los recursos de las AFPs. De ahí, que el clamor de acogotad@s, celebre como si hubieran vuelto a ganar La Copa América este triunfo. Esta cicatriz, en la anatomía del modelo, nos abre la interrogante sobre el Chile que queremos, soñamos y tenemos la oportunidad histórica de construir. 


Escritor*
Subdirector Crónica Digital
Santiago de Chile, 15 de julio 2020

 



 

 

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