Óscar Hahn
ARCHIVO EXPIATORIO. POESÍAS COMPLETAS (1961-2009)
Madrid: Visor. 2009. 324 pp.
Por Roberto Onell H.
Pontificia Universidad Católica de Chile
Anales de Literatura Chilena. Año 11. Diciembre 2010, Nº 14.
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Ante una nueva compilación de poemas de Oscar Hahn, el editor nos anuncia la integridad de la obra en verso del autor chileno, precedida por un prólogo a cargo del catedrático y poeta español Luis García Montero. En la pertinente antesala "Conversación con Óscar Hahn" (pp. 7-19), García Montero nos entrega algunos datos biográficos de nuestro poeta, mezclados con una elogiosa descripción de su poesía y, específicamente, del modo como ésta ha ido transformándose a lo largo del tiempo. El autor español enfatiza la capacidad de Hahn de trabajar alternada y combinadamente los esquemas tradicionales de versificación, por un lado, y el verso libre y acaso más prosaico y característico de la época contemporánea, por otro. Asi. el poeta chileno "elabora su escritura sin miedo en la tensión de las contradicciones, en la frontera que une o separa la gravedad y la ironía, el vitalismo y la conciencia de la muerte, la extrañeza y el sentimiento de la cotidianidad, la capacidad descriptiva y los usos de la imaginación, el amor por la tradición y la impertinencia vanguardista" (8). La más rigurosa tradición y la más suelta contemporaneidad coexisten en una poética pluralista o de integración, según la auto-descripción del propio Hahn en el diálogo que se reproduce en este prólogo. De tal manera, en esta sección leemos además el recuerdo que hace Hahn de su iniciación literaria, sus encuentros con Pablo Neruda, la relación que observa entre enseñanza de poesía y escritura de poemas, la valoración de diversas tradiciones literarias en relación al propio trabajo, y el vínculo entre exilio, muerte y poesía, entre varios otros tópicos de interés en esta conversación.
Después del prólogo de Garcia Montero, el cuerpo propiamente tal del libro se presenta en una ordenación cronológica de los poemarios de Hahn, que vienen desde el pasado hasta el presente. La disposición es una secuencia de secciones que llevan, cada una, el mismo nombre del poemario que incluyen, a saber: "I. Esta rosa negra (1961)" (pp. 21-39); "II. Arte de morir (1977)" (pp. 41-85), sección que incluye el poemario Agua final, de 1967, y que finaliza con los seis poemas de "Imágenes nucleares", un conjunto que fuera publicado en forma autónoma en 1983 y después recogido en Arte de morir (Santiago: Lom, 2000; donde también se incluyó Agua final); "III. Mal de amor (1981 )" (pp. 87-126), sin los dibujos de Mario Toral que aparecen en la edición príncipe y otras, y que esta vez incorpora el poema "Estar sin ti", que apareció por primera vez en la antología Sin cuenta poemas (Santiago: Lom. 2005; ver reseña en Anales de literatura chilena Nº6); "IV. Estrellas fijas en un cielo blanco (1989)'' (pp. 127-143), conjunto que fuera incluido integramente en Versos robados (Santiago: Lom. 2004); "V. Versos robados (1995)" (pp. 145-173), en su primera versión (Madrid: Visor, 1995); "VI. Apariciones profanas (2002)" (pp. 175-219); "VII. En un abrir y cerrar de ojos (2006)" (pp. 221-261), poemario ganador del VIº Premio Casa de América de Poesía Americana, y "VIII. Pena de vida (2008)" (pp. 263-313). Advirtamos que Archivo expiatorio no incluye el volumen Flor de enamorados (Santiago: Francisco Zegers, 1987), que es una reescritura que hiciera Hahn del cancionero medieval homónimo (Barcelona: Casa Claudi Bornat, 1562; anónimo). Esta compilación presenta cada poema en página aparte, salvo el caso de aquellos que forman secuencias, como los de "Imágenes nucleares" (pp. 80-85), los sonetos de "Tríptico" (pp. 141-143) y otros. El libro se cierra con un único y nutrido "Índice" (pp. 315-324), que señala todos los poemas del libro.
De modo muy general, quiero destacar dos aspectos de esta publicación. En primer término, y como es costumbre de Visor Libros, es ésta una edición muy cuidadosa del conjunto de lo visual, lo textual y lo objetual del propio volumen. Mientras dicha preocupación no sea hábito en las publicaciones, pero especialmente en la edición de poemas en nuestra América, hemos de señalarla como un feliz acontecimiento, porque contribuye a la divulgación y la relectura de las obras que gozan de ese cuidado. Será también el gozo de los lectores. Recordemos que aspectos como cesuras y lineas en blanco, versos desplazados a derecha e izquierda, letras mayúsculas y minúsculas en diversas partes de los poemas, presencia y ausencia de puntuación, entre otros, no son afeites de esta poesía, sino determinaciones suyas: son también la poesía. Dimensiones como las señaladas están de tal manera cargadas semánticamente, que tenemos que subrayarlas como momentos de significación tan clave como las palabras, y que muy pocas veces ello es bien comprendido. La poesía escrita en verso siempre pide esa atención y cuidado, que no son otros que la atención y el cuidado propios del trabajo editor bien hecho. Quien así cuida de la poesía es quien la escucha: de esta manera, hará que otros la escuchen a su vez. La disposición de un solo poema por página que este libro presenta, salvo los poemas en series que se extienden por varias carillas, es asimismo bienvenida. Tengamos presente que el espacio en blanco, en la poesía escrita, equivale al silencio. Por lo tanto, cada poema, al disponerse en página aparte, está antecedido y sucedido por el bienhechor espacio que lo libra de la saturación visual y la consiguiente ruina de su significación: por el bienhechor silencio que lo ayuda a manifestar en voz alta su intensidad específica. Textos y blancos alternan, en Archivo expiatorio, en una dinámica que sólo cabe describir como justa, de justicia para con el poema, es decir, para con el lector.
En segundo lugar, ésta es otra oportunidad de contemplar el todo parte por parte, para mejor desplegar lecturas diversas: temáticas, formales; fonéticas, visuales; diacrónicas, sincrónicas; aleatorias, sistemáticas, y otras posibles. Nueva instancia para lectores en general, entonces, de recibir un trabajo poético que aquí ofrece su itinerario tan temporal como espiritual, su integro decurso por vastas y pequeñas zonas de la circunstancia humana. En este sentido, esta publicación contribuye a la visibilidad que Hahn merece en el ámbito, por lo menos, hispanoamericano. Es verdad que el poeta ha sido premiado varias veces, dentro y fuera de su país de origen; pero las características de globalidad de este libro instan a apreciar el conjunto de esta poesía en el concierto de la poesía en castellano, de ayer y de hoy, donde Hahn confirma no sólo su nombre, sino sobre todo su competencia como hacedor. Escuchados de cerca, sus poemas también evidencian la atención y el cuidado propios del artesano para con su oficio. Ya en el más conceptista soneto, ya en el más prosaico coloquio, el poeta sabe que debe menos a sus propias ganas que a aquello que pugna por manifestarse. Y sabe que la brecha entre ambas realidades es recorrida por el rigor. Es la distinción de un poeta que sigue haciendo audible su tono personal, en positivo diálogo con su época, de entre la multitud que escribe. Por eso, celebremos el que Archivo expiatorio aparezca casi simultáneamente con la compilación Señales de vida (Óscar Hahn; Santiago: Fondo de Cultura Económica. 2009): antes y después del debate acerca de la superposición de publicaciones similares, es una convergencia que puede alertar a los lectores sobre una obra poética que sigue dándose a conocer, procurando más lecturas. Y que continúa a la mano y al oido, para mayor provecho de los amantes de la buena poesía.