Óscar Hahn:
«Desde que empecé a escribir, la muerte era el tema que gobernaba mis poemas»
Por Daniela Segovia
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El miércoles 25 de abril, a las 19.00 horas en la Casa del Escritor, será el lanzamiento de La suprema soledad (Editorial MAGO, 2012), el último libro del autor que se presenta como una antología temática que reúne diversos trabajos en torno a un tema recurrente en su obra poética: la muerte, como un concepto con múltiples definiciones y matices.
La suprema soledad es un libro reflexivo y contingente, lleno de imágenes cotidianas, donde el lector podrá explorar el tema de la muerte desde los más variados puntos de vista.
- ¿Cómo surge la idea para escribir La suprema soledad?
- Bueno, La suprema soledad es un libro que se estuvo escribiendo por muchos años. En el fondo, porque son poemas sobre el tema de la muerte, pero el primer libro que yo publiqué sobre esa temática fue Esta rosa negra, en 1961.
Durante décadas he estado escribiendo poemas sobre el tema de la muerte, entre otros. A estas alturas la idea era sacar de los distintos libros solamente los poemas sobre el tema y armar un libro con unidad temática. Como resultado de este proceso nace La suprema soledad, que tiene un epígrafe de Miguel de Unamuno que dice «La muerte es la suprema soledad», entonces a partir de esa idea, nace el nombre del libro.
- ¿Cuál es su relación a nivel personal con el tema de la muerte?
- Es una relación bastante extraña y larga porque, desde que empecé a escribir la muerte era el tema que gobernaba mis poemas. Entonces tú tienes un chico de 16 o 17 años escribiendo sobre ese tema por mucho tiempo sin saber por qué. Pero tu relación con la muerte cambia porque cuando tú eres joven, siempre piensas que la muerte es algo que les pasa a los demás, algo que no te va a pasar a ti. Pero con los años, uno se da cuenta que la muerte es algo que está cada vez más cerca. Así que no es una cosa distante o de los otros, sino una experiencia que uno puede tener en cualquier momento. Entonces la perspectiva con respecto a ese tema cambia.
- Con respecto a la cosmovisión plasmada en su libro y en su obra poética en general ¿Qué cree que hay después de la muerte?
- Es curioso porque es una pregunta, una interrogante que fundamentalmente apunta a no tener una respuesta, una pregunta abierta. Pero yo también me he preguntado muchísimo acerca de dónde estaba uno antes de nacer. Si tu fijas una fecha de una persona cualquiera que nació el primero de julio de 1980: ¿dónde estaba esa persona el primero de julio de 1970? Diez años antes, ¿existía?, ¿simplemente no existía?, ¿tenía otra forma de existencia? Yo, fíjate, me he preguntado más sobre eso, últimamente, que sobre la muerte.
Sobre la muerte hay toneladas de literatura, de estudios, de libros religiosos, etc. Pero sobre la «pre-vida», por así llamarla, hay muy poco.
- Leyendo La suprema soledad me parece interesante preguntarle ¿Cómo han marcado su creación poética las grandes tragedias mundiales como Hiroshima o el atentado a las Torres Gemelas?
- Es una buena pregunta, porque fíjate que es curioso, porque claro, cuando fue el lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima yo vivía en Iquique , nací allá y me impuse de la noticia cuando tenía 7 años, así por azar y me impactó muy fuerte. Tanto así que tenía pesadillas con la bomba atómica todo el tiempo. Veía explosiones nucleares, ciudades en llamas y ese tipo de cosas. Aún así, Hiroshima era algo lejano.
Después con lo de las Torres Gemelas, ahí la cosa cambió porque a esa altura yo vivía en Estados Unidos y con la guerra de Irak, de Afganistán y todas esas guerras. Eran eventos mucho más cercanos a mí. Yo no estaba en Nueva York, pero es fuerte el impacto cuando es en el mismo país porque afecta a la gente que ves todos los días en la calle, en la universidad. No es tan lejano como cuando uno está en Chile y escucha el asunto de las Torres Gemelas o de Irak.
Al igual como pasó con la muerte, con estos fenómenos se produjo una especie de acercamiento, como un close up del tema, quedó como en primer plano en mi vida. Entonces, claro, empieza ese tema, las torres gemelas, Irak, etc. a aparecer en mis poemas también.
- ¿Cómo se manifiesta en su poesía la presencia de la época medieval? Hay varios poemas que están hechos sobre la base de la Danza de la muerte.
- Sí, es cierto. Sobre todo en mi primer libro que se llama Arte de morir. Le diría que ese es un libro que tiene mucha influencia de la literatura medieval española.
Lo que pasó fue que cuando yo tenía unos 16 años, a esa altura ya no vivía en Iquique, sino en Rancagua y me acuerdo que una vez estaba en la biblioteca del liceo no haciendo nada, esperando a un amigo simplemente, habíamos quedado de juntarnos ahí. Y como él se demoraba en llegar y yo no tenía otra cosa que hacer, me puse a mirar los libros que estaban ahí y saqué uno por curiosidad, más que nada por el lomo, porque era un libro muy viejo y de cuero antiguo, entonces me llamó la atención y lo saqué para mirarlo. Lo abrí y vi que había una serie de poemas medievales sobre el tema de la muerte y me puse a leerlos, entre ellos estaba la Danza de la muerte. Desde ese momento me interesó este asunto, aunque fíjate que yo no tenía nada que ver con la literatura en ese tiempo. Era un chico cualquiera que estaba ahí y me interesó, me atrajo y empecé a mirar los otros poemas y a conseguirme otros libros.
Finalmente, en el que yo considero mi primer libro, que es de Arte de morir (1977), ahí tú puedes ver claramente la influencia de la poesía medieval. Hay dos o tres Danzas de la muerte.
- En esta misma cosmovisión de la época destaca la muerte como una condición que nos iguala, pese a nuestra clase social, raza, religión u otro. Todos vivimos la muerte igualmente solos…
- … Claro, La suprema soledad, la muerte nos iguala en el sentido que el multimillonario se muere igual que el indigente que vive debajo del Mapocho, se mueren exactamente igual, ahí quedan igualados. Esa es una idea que aparece en los poemas medievales y que los expertos de esa época llaman «la idea democrática de la muerte» y, claro, después también aparece en mis poemas.
Lo otro es que el primer poema que está en el libro se llama «La suprema soledad» y es curioso porque ese poema es uno de los más recientes que yo tengo y ocurrió casi por casualidad. No casi, sino por casualidad. De repente tenía ese poema y también este libro que estaba armando, entonces dije «este poema tiene que encabezar el libro» y lo puse ahí y está esa idea de que uno se muere solo, o sea, no comparte la muerte con otras personas, aunque se mueran todos juntos en una misma pieza. Pero al fin y al cabo, cada cual se muere solo en esa misma pieza, por eso la suprema soledad de la cual habla Unamuno.
- ¿Cuál es la influencia de otras artes en su creación poética? Por ejemplo en el poema «La muerte de una obra maestra» hace referencia a una pintura de El Bosco y también sé que el jazz tuvo una fuerte influencia en su obra, por ejemplo.
- Absolutamente, desde luego la pintura, el cuadro que tú citas «Extracción de la piedra de la locura», los cuadros de El Bosco en general, también Goya. Tengo un poema dedicado a Van Gogh, otro a Fra Angelico, que es un pintor italiano del renacimiento. Así que sí, la pintura influyó mucho. El jazz, también, aunque no tempranamente, porque ya llevaba en Estados Unidos cerca de 20 años y no tenía idea acerca del jazz y de repente lo descubrí, así casualmente. A partir de ese momento, noté que comenzó a influir en mis poemas. Hay dos o tres de ellos que tienen que ver directamente con el jazz.
Otro factor que yo mencionaría de otras artes es el cine. Yo creo que me influyó mucho desde siempre, por ejemplo en mi poema «Visión de Hiroshima» influyó la película Hiroshima mi amor, de Alain Resnais y es curioso porque no se nota. Sin embargo, yo recibí una vez una carta de un norteamericano que estaba haciendo un análisis de «Visión de Hiroshima» y me preguntó, directamente, si la película había influido en el poema. Yo le contesté que sí, que había influido. Pero además de la temática, la forma de armar los poemas –y hay un artículo sobre eso- es bien cinematográfica, si tú te fijas, son como imágenes visuales que narran la historia igual que el cine. Hay una especie de montaje en mis poemas.
- El poema “Tumba del soldado desconocido” habla sobre la muerte en la guerra, como miles que suceden diariamente. ¿Usted cree que la muerte, por ejemplo, en los medios de comunicación, las muertes masivas, las muertes bélicas se han naturalizado?
- Sí, totalmente porque, mira, hay una especie de insensibilidad con respecto a las muertes que se producen en la guerra. Si hay un tsunami en alguna parte y mueren cien mil personas, de inmediato hay un gran escándalo mundial y sale en primera página de los diarios, videos, en la televisión y los muestran a cada rato. La gente junta ropa, comida para los damnificados y todo eso.
Pero resulta que el día anterior ya habían muerto cien mil personas en la guerra de Irak y nadie mueve un dedo. ¿Has visto alguna vez en Chile a gente juntando ropa? ¡Nunca! Y aparece casi como una noticia menor. No aparece así destacado «Cien mil muertos en Irak». Hay una insensibilidad de la prensa, de los medios de comunicación y hasta del público, porque cuando tú ves que existen frases como «en la guerra todo está permitido», es una frase de un cinismo increíble. O sea, ¿está permitido matar?, ¿mutilar?, ¿dejar ciega a la gente? Está permitido, ¿por qué? La guerra es una de las pruebas de que la humanidad no ha salido de la barbarie todavía.
- En su opinión ¿Cuál es el rol que cumple la poesía en un país como Chile?
- Mira, en primer lugar hay que aclarar lo siguiente: pensar que la poesía va a ser algo masivo, es un error porque, contrariamente a lo que dicen ahora, como «hoy la poesía está moribunda» o «a nadie le interesa la poesía, en cambio antes…». No es cierto, porque en el siglo diecinueve no había videojuegos, ni televisión, ni Internet , ni celulares. No había absolutamente nada de tecnología y los lectores de poesía eran pocos. Uno diría, si no tenían otra cosa que hacer, tal vez serían muchos, pero no. Eran pocos, de hecho, John Keats -que es un poeta muy famoso- se quejaba de que se habían vendido sólo 17 ejemplares de uno de sus libros.
Siempre ha sido así. Ahora, dado el hecho de que la poesía es para pocos, y ojo, no se trata aquí de «élite» en el sentido social o de clases, no. Somos personas de todas las clases, de todos los sexos, de todos los géneros, de todos los estratos geográficos. La poesía llena una necesidad del ser humano. Estoy segurísimo de eso, porque yo me he encontrado con personas absolutamente inesperadas que te empiezan a hablar de poesía.
Por ejemplo, ayer fui a una farmacia y se acercó un chico muy joven -no debe haber tenido más de 16 años- y andaba con un libro mío en la mano, Pena de vida, y para que tú veas que él conocía bien mi poesía, me dijo: «ha ocurrido algo como en su poema “Coindidencias”, porque mire, yo entro a esta farmacia, sin saber que usted está acá, con su libro en la mano (que lo acabo de sacar hace 10 minutos en Metro Tobalaba), entro aquí a la farmacia y lo encuentro a usted, el autor del libro, ¡qué coincidencia!», me dijo. Y luego me empezó a hablar de mis poemas, y yo lo encontré sorprendente porque un chico cualquiera que pasa por la calle, que entra a una farmacia y que lee poemas ¿no?
Entonces así hay gente que, efectivamente lee, y la poesía cumple esa función, que es llenar una necesidad espiritual que tienen ciertos seres humanos y que no puede ser llenada por la religión, por el amor, ni por otras cosas.
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Según las palabras de Óscar Hahn, La suprema soledad es una antología temática sobre la muerte que puede darle al lector una visión sobre el tema, no en forma monótona, sino desde distintas perspectivas. Hay poemas que ven la muerte como una abstracción, como una especie de meditación metafísica, otras que no hablan de «la muerte», sino de «los muertos», es decir, de personas específicas que se mueren. Este libro habla de la muerte individual de una persona común y corriente que se muere en su casa, pero también habla de estas grandes matanzas en las guerras, de las muertes colectivas. El lector recibirá una obra donde el tema de la muerte es enfrentado desde muy variados puntos de vista.