PODERÍO
Atravesamos muros
y vemos debajo del agua
hablamos con seres de otras edades
y adivinamos el porvenir
encontramos una aguja en un pajar
y la perdemos
. . . . . . . . . oh dios.
GRAN HIMALAYA
Es un hecho que no subiré jamás a las cumbres del Gran Himalaya;
está escrito que los hombres allí se vuelven dioses
y el poder temible de la naturaleza disminuye a los seres: sus pasiones,
a una blanda indolencia.
Pero yo no subiré al Gran Himalaya,
tropezaré con las piedras del camino,
me embriagaré con deleznables licores,
seguiré maldiciéndome con ternura.
LAS HORAS DEL LOBO
Difusos habitantes escudriñan
. . . . . . . Nada
mueven los labios en un idioma que casi olvidé
aunque sé que estás aquí
al alcance de mi voz
a menos de un millón de kilómetros de distancia
debajo de tu blusa de lana
debajo de tu blusa de luna
caliente y hermosa.
Si todas las mujeres tiemblan bajo una blusa de lana
tibias en sus porosidades
si todas tiemblan
feas y lindas
qué puedo decir de ti
que eres mía y te amo
aunque no existas.
He vivido tantos años lejos de ti
rodeado de tu ausencia como una
. . . . . . . isla
en las viejas casas de madera
en la tierra que no pisamos juntos
en la hierba en que no nos tendimos a mirar
. . . . . .las estrellas
he vivido tantos años lejos de ti.
Pero qué habría hecho sin tu ausencia todos estos años
qué habría sido de mí
hubiera podido incluso ser feliz.
Debo apresurarme,
se me hinchan las piernas
tú sabes
y en el cuerpo me aparecen unas fantásticas
placas aureoladas.
Me pregunto si llegaré a tiempo a tu cuerpo
tu cuerpo que se contrae con mi jugo de limón
debo apresurarme.
Debo apresurarme a pensar que debo apresurarme.
Tú que eres razonablemente feliz
¿has pensado en lo que nos espera?
Hay lugares que son sólo nombres
y otros
son sólo recuerdos
y nosotros buitres de los recuerdos.
He ahí esos despojos
un gesto
. . . . . una sonrisa
al paso del tren frente al suave lomaje
un furtivo paseo por el pueblo natal después de tantos años.
Algo queda.
No es un festín
los huesos están roídos
. . . . . . . . . . . . . . . . casi pulverizados
pero puedes buscar bajo las piedras
o lamer el polvillo.
Mas hay amor mío
lugares y destinos que parecieran estar
al otro lado del mapa
invisibles pero ciertos
con tranquilos crepúsculos
y en la distancia
cuerpos que se deshacen en dirección al sol
mientras salan sus cuerpos en la espuma.
Habremos envejecido junto a un cenicero repleto de colillas
mirando algún retrato ya sin rostro
amarillo
y algún otro tesoro rescatado del tiempo.
Tú que podrías haber sido razonablemente
. . . . . . . . Feliz.
TOQUE DE QUEDA
Quédate
Le dije
Y
La toqué.
EN UN TREN YUGOSLAVO
1
A mi lado hablan los hombres,
dulces y agredidos,
fumamos y el humo nos une,
no entiendo qué dicen
pero cruzan las manos
en un gesto
que me es familiar.
2
Durante varias horas nos ha acompañado
un pequeño río
de grises y duras aguas.
Quisiera saber cómo se llama
¿cómo se llama este río?
Sonríen,
cómo se llama este río,
sonríen.
Este río se llama Sonrisa,
no hubiese podido irme sin saber su nombre.
ENCUENTRO EN PORTOCALIU
En ese tiempo yo corría detrás de una sombra.
Desde el décimo piso en el barrio de Drumul Taberei
yo miraba a través de una niebla caliente,
a través de una humedad humosa,
a través de las reverberaciones de agosto
una figura venía caminando
desde la parada de autobuses.
Una figura parecía dirigirse a mí,
yo la veía perfectamente desde el décimo piso
en el barrio de Drumul Taberei:
era la odiada figura conocida,
su aborrecible rostro estaba ahí y su pelo
que el sol no incendiaba y con él todo su cuerpo.
Yo miraba petrificado la escena,
los indolentes pasos y su entorno:
árboles, cosas en movimiento,
el asfalto que el sol
ondulaba.
Yo miraba esa escena con su centro precioso...
En esos tiempos yo escribía un poema titulado
«Encuentro en Portocaliu»,
era necesario encontrarme rápidamente
porque -pensaba yo- ¿la poesía para qué puede
servir sino para encontrarse?
Eso fue después de escribir muchas cartas
preguntando
¿dónde estoy? Nadie sabía donde estaba
y no podían decírmelo,
de modo que empecé a decir a diestra y siniestra
protégeme con algo el corazón.
Protégeme con algo el corazón
seguía repitiendo
y como no me entendían
comencé a escribir unos poemitas insidiosos
relativos al río Dimbovitza,
relativos a la columna del infinito,
relativos al plan quinquenal.
Hasta que un día en Portocaliu.
Un día en Portocaliu
(en Portocaliu hay un sol amarillo como cáscara de
naranja)
una tarde en Portocaliu
(en Portocaliu hay unos grandes pájaros con dos patas
larguísimas y picos en forma de corazón)
una noche en Portocaliu
(estaba escrito que no te encontraría
en Portocaliu
pero guardo el recuerdo de esa espera y huellas
de picotazos en forma de corazón).
EN LA LAGUNA GATA
En la laguna gata de mis pies
sin nada que tocar con la mirada
abro el escote vago de la nada
y todo me dijera que después...
Pende el columpio arriba en su revés
el sueño aún no se encierra en el abismo
que jugaba a espantarse de lo mismo
y nada me dijera que después...
Hago un nudo en la nada
y ya no es
sino apenas cobranza y arrogancia
del alimento estéril que las ansias
me hartaron prematuro de después.
DÍA DE MUERTOS
Bebo el vinillo triste de Imperial
con mi madre que amadra sin descanso
aquello que no sabe y no sabiéndolo
lo vuelca de un sentido sin sentido.
Una muerta en la boca me deslumbra,
una sombra
. . . . . . . .un sonámbulo tributo
el despertar confuso de otra sombra
que difunde mi aliento en la penumbra.
Una muerta que viene con el río,
una sombra que finge de estar viva.
Nos vamos y llegamos en un círculo
que al fin encontrará su punto cero
y no habrá verso
. . . . . . . . . . . . vino
. . . . . . . .. .. . . . . .. ni suspiro.
Cómo será sin lluvia y sin abrazo...
Será como esa piedra o esa hierba
o será como el viento que fatiga
la calle solitaria de Noviembre.
DIARIO DE VIAJE
Yo vivía en un barco
en el rincón más dulce de ese barco
en cubierta crujían las sogas y los fierros
en el cuarto más dulce yo escuchaba
escuchaba a cubierto de lluvias y de vientos
adorando como un náufrago a la dueña del viaje
a la que doy
. . . . . . . . . . temblando
. . . . . . . . . . . . . . . . . . mi precario bagaje.
Ella es mi salvadora
por lo tanto
mi dueña.
Me pregunto si sabe que es mi dueña
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . si sabe
que hay un náufrago entre el vino
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .y el viento
si se da cuenta
que en cada beso le doy mi última humedad
casi mi vida.
Es una frase grande
. . . . . . . .. . . . . . . reconozco
pero un náufrago
se puede permitir ciertas licencias
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .y además
¿quién podría decir que no es verdad?
. . . .Amo ese barco.
. . . .Amo el susurro de los árboles
. . . . . . . .. . . . . . . . . ... . . . . . .lejos
. . . .en la ribera.
Amo el sonido de sus pies sobre el suelo
. . . . . . . . .desnudo
sobre todo
. . . . . . .. . .cuando viene hacia mí
amo su gesto
. . . . . . .. . . . . . . . de hacer el pan
de encender el fuego
de mirar en la noche. Amo
su piel amada
. . . . . . .. . . .su cintura en mis labios
. . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . .amo sus ojos
en el éxtasis
. . . . . . .. . la dulzura final
. . . . . . .. . . . . . . . . ... .el milagro sagrado.
Hasta amo
sin quererlo
sus silencios.
Yo vivía en un barco
. . . . . . .. . . . . . . . . .de hecho
sigo ahí
. . . . . .para siempre. Y si mi cuerpo se hunde
pienso que algo insistirá
. . . . . . .. . . . . . . . . ... .insistirá
. . . . . . .. . . . . . . .. . . . . . .. ... .insistirá.
y alguna vez
tal como en esas viejas casas de madera
un aire loco
. . . . . . .. . enloquecido
susurrará esa palabra que sólo ella conoce
que sólo yo conozco
y quedará
por un momento
quieta
y pensará
otra vez ese loco con su loca locura
ese susurro enamorado.
Otra vez.
Otra vez.
CÓMO SE HACE UNA TARDE
Éramos dos libélulas en torno al dulce vino
Éramos dos libélulas en la tarde quietísima
Volábamos
. . . . . . .. . Volábamos
Enredadas las alas
En la música antigua
Yo contaba tu sueño
Ese que me soñaste
Ese sueño de mí construyéndome en ti
Volaba el vino antiguo y yo lo trasegaba
En la boca de quién en el aire de quién
Éramos dos libélulas trastornadas y ciegas
Mientras la tarde armaba su pedestal ubérrimo
Su escalera su trino su nostalgia su plan
Su secreta artimaña
La tarde nos hacía a su amaño y su gracia
Nos besó y nos bendijo
Nos tomó de la mano nos condujo nos hizo
Brevemente tan sabios como esas dos libélulas
Que demoran su vino en la tarde estancada.
MADRE, ELLA ERA
Madre
ella era
la ola más bella
de tu río
y yo la amaba
como ama el campanero su infinito
o el errante los caminos polvosos
o el abigeo la luna furtiva
o el niño su ronda
o
el aire su voluptuosidad
o la bala su abismo
o el río su delta
o la luz su danza
así yo la amaba
así yo la amaba
la ola más linda en la tarde
sinuosa y efímera.
Eran
madre
los tiempos
del alto runruneo de los álamos
de la noche pesada de Nohualhue
de los caballos chúcaros de Juan
eran los tiempos
madre
del río sin aliento de Jesualdo
y los tambores de áspero llamar.
Entonces yo me iba a la ribera
a mirar
la mirada
de la ola
y hubo días que estaba
y
días
cuando estuvo más allá de mis ojos.