Proyecto Patrimonio - 2021 | index | Autores |
DIARIO DE UNA FOTO: TALLER DE POESÍA SECH 1981
Por Omar López
.. .. .. .. ..
En junio de este 2021, todavía infante, la foto adjunta cumplirá cuarenta años: todos integrantes del Taller de Poesía de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH 81), convocado y dirigido por Jaime Quezada, poeta de vasta y documentada trayectoria; hombre generoso y amable en su arte de educar y respetar un oficio que muchas veces es asumido como expresión o dispersión de ciertas vanidades. Aquí aparecen amigos que hasta el día de hoy siguen sumando letras en el laberinto de la creatividad y el desasosiego permanente que en forma certera definió en su obra Fernando Pessoa, en la primera mitad del siglo veinte. Las circunstancias eran especiales y las confianzas también. Todavía no emergía la contundente y dramática protesta nacional (1984) que sacudió a todo el país como primer gesto de rebelión contra la dura dictadura pinochetista.
De pie, desde la izquierda una poeta de apellido honorable: Allende, no recuerdo su nombre de pila. Luego Jaime Quezada y luego Jaime Lizama, poeta agudo derivado luego en notable ensayista. A continuación, Hernán Ramírez, poeta enamorado y ágil (por ese tiempo estudiante de pedagogía y hoy digno director de un colegio en la comuna de La Florida). Luego, una compañera de nombre Delia Vidal, poeta de simpatía pura y primavera latente. A su lado, Aliro Moraga, hombre de alta voz en sus versos de denuncia en los abusos del sistema imperante y defensa de los perseguidos. Al centro del bote, de boina y seriedad impecable, creo recordar que su nombre es Marcos Mellado (hijo del recordado poeta Carlos Mellado, que fue de activo afán cultural de la SECH), de humilde activismo testimonial, con sello de fraternal cariño y amor por el arte de escribir.
Sentados en la arena: Horacio Ahumada, gran amigo y compañero leal cuyo talento lírico ha tenido esporádicos reconocimientos, pero cultiva con igual pasión y solvencia artística la pintura y otras manifestaciones de arte, por ejemplo, los grabados. Luego una sonriente y desafiante Carmen Berenguer, tal vez la voz poética de mayor expansión cultural en nuestro país y a nivel internacional junto a Jaime Quezada, que ha surgido del taller mencionado. Al lado de Carmen un escritor de Chillán, invitado especial de ese momento, Juan Gabriel Araya; después Jorge Lloret (Jordi), poeta altivo, gestor y provocador incesante de actos y muchedumbres culturales; creador de revistas y otras expresiones de urgentes preguntas y cuestionamientos necesarios. A continuación, Isabel Valenzuela, gran amiga y poeta del colectivo Andamio con el fraternal abrazo de don Enrique García, abogado y conversador innato de gran cultura y padre de un joven músico que se perfilaba muy bien en el ambiente artístico de ese tiempo (Nino García). Finalmente, en el extremo izquierdo, quien perpetra esta nota, Omar López, junto a Adriana Jara, por esos intensos años, polola y luego compañera de vida, pasión y muertes de familias compartidas.
Esta fue una gran jornada de dos días y medio de duración en un recinto del Episcopado de la iglesia católica que existe en Punta de Tralca. Ahí se discutió, se habló, se recitó, se escribió, se compartió mar, arena, mesas y desayunos como expresión de unidad y cariño por el derecho de existir, de ser y estar en años donde la muerte acosaba a la libertad y el dolor oculto de la población se escondía bajo una alfombra de falsa institucionalidad. Se presentaron algunas ponencias, pequeños ensayos como punto de partida para el diálogo y el encuentro de diversas posiciones en torno al oficio y el alcance de escribir, como ejercicio testimonial o simplemente, humano.
Lo hermoso de esta fotografía es que seguimos aferrados al bote: como otro camino de navegación existencial y el mapa siempre inagotable de la poesía. Vale la pena abrir de nuevo la ventana.
Puente Alto, enero 1 de 2021.
