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Pienso que dejar un libro sí es interesante
Sobre "La indiferencia" de Óscar Orellana /
Das Kapital, 2013
Por Pablo Lacroix
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¿Qué nos resulta indiferente? ¿La publicación de un libro? ¿El lector ideal? ¿La rotura familiar? ¿La pérdida materna, la mascota preferida, el padre que nos ronda? ¿Qué nos resulta indiferente? ¿La literatura, la poesía, el amor, el acto de escribir?
La indiferencia es el primer libro del talquino Óscar Orellana, una obra que más allá de su estilo, prosodia y confección retórica, sitúa al lector, desde su titular hasta el último poema, en un espacio confuso y carente de equilibrio. Al mover las hojas, al apreciar la portada, al leer cada poema y mirar la contratapa, uno recae en la extrañeza del correlato, comprendiendo que nos enfrentamos a una amalgama de ideas, confusas, que sugieren pero no sabemos qué. Es ahí el desafío. Sucede, que en este libro la palabra indiferencia al parecer encaja, siendo buen título, pero también resultado de una ingrata experiencia.
El hablante de este libro es lejano, como una voz en fibra óptica, como una cámara morbosa de su propio infortunio “estoy mirando hacia la fisura inmensa. / algo que pasa: otro yo menos distante.” (27). El hablante podría ser Óscar. Podríamos estar leyendo un pedazo de su vida o lo que alguna vez fue. Pero nos queda la duda. Ingenioso juego el del autor, porque en definitiva, sea premeditado o no, las cualidades de este hablante dejan al lector en constante conflicto y por lo tanto, este libro debe ser leído desde diversas directrices.
La indiferencia, entendida como ese estado de ánimo en que no hay inclinación hacia una persona, situación, objeto, hecho, etc., es el factor clave, la bruma que envuelve el proceso de lectura. El lector debe trabajar, indagar y organizar sus ideas, hasta concluir y establecer qué es lo que para este hablante, para esta voz o para este sujeto resulta indiferente. Sabemos desde ya, que escribir o publicar un libro no lo es, porque si lo fuera, nunca leeríamos esto. Nunca hubiese existido La Indiferencia y menos este comentario.
“Pienso que dejar un libro no le interesa a nadie”
MiyóVestrini (7)
No se trata, no hay que ser iluso, que el autor es un sujeto indiferente a la escritura. Que incluso, le es indiferente publicar un libro, este libro, convivir con lo literario, mostrarnos un fragmento de su mundo. La cita de la poeta venezolana no es una sentencia, es la pista que demuestra los resultados negativos que configuran actualmente al hablante. Que dejar un libro ya no sea importante no es porque escribir le sea indiferente, sino porque la vida es una completa indiferencia. Lo que sostiene la obra de Óscar Orellana es parte de un conflicto mayor, una especie de falla vicaria, de doppelganger que inevitablemente venció a su doble o más bien, al originario y primitivo, el que dio inicio a su historia, historia queel vicario o el doppelganger inevitablemente terminará.
toco, para olvidar que más abajo eres tú quien todo lo sostiene. (18)
y el cuerpo que llevamos puesto
es nuestro único lugar en todo el universo.
y nuestra victoria
se reduce a esquivar a alguien. (21)
Sucede que en muchos lugares de este libro se insertan correlaciones con el otro. La presencia de un sujeto externo, parece explicarnos que son ellos o mediante ellos como se entiende o refleja mejor la vida del hablante. Personajes como Osvaldo Ulloa Sánchez, Jürgen Bartsch o El poeta premiado, dan vida y registro a una experiencia perdida, a una vida disipada donde el futuro resulta indiferente y el presente levemente agobia. La incapacidad del hablante al momento de girar las manecillas del reloj en el orden contrario le resulta molesto, aceptar/aceptarse es un desafío.
mientras a nosotros nos duelen los codos
aburridos de esperar tanto
congelados en esta alegría sin peso
hasta ese minuto en que te preguntas
si no será acaso tu propia respiración
la que empaña la mañana (51)
Es una obra que provoca pero que no revoluciona nuestra conducta o visión sobre la poesía chilena. La recepción del libro es muy cercana a la presentación del hablante; desinteresado por lo que viene, por lo que puede o no perder. Este libro, nos demuestra que en nuestro interior existen extractos (que pueden ser potenciados) de esa personalidad tan difícil y conflictiva que sacaron a flote íconos literarios como Gregorio Samsa, Raskolnikov o el señor Meursault. La indiferencia es un poemario donde cada emoción fue adormecida hasta el límite, dejando solo el hastío, la desolación, el silencio y las ganas irrenunciables de lejanía como único mecanismo de viaje.
¿pero dónde el secreto?
¿dónde el esplendor de la palabra que lo dice todo?
la palabra es no saber
(88)