Derechos
de autor y piratería
Por Omar
Pérez Santiago
He leído recientemente en la prensa que la empresa Motion
Picture Licesing Corporation ha anunciado que venderá licencias
de más de 40 estudios, para las exhibiciones comerciales de
películas; tema que, al parecer, aún no había
sido regulado en Chile.
Sin embargo, con sorpresa leo además, que esta empresa anuncia
que de ahora en adelante, todas las universidades, centros comunitarios
y culturales, clubes deportivos, y otras instituciones de carácter
social y sin fines de lucro, deberían pagar licencias por las
películas que exhiban. La empresa ha colocado una tarifa anual.
Mi extrañeza se produce por el simple hecho que ese cobro de
licencias no está de acuerdo con la actual ley 17.336 de derechos
de propiedad que en su artículo 47 postula que: "Para
los efectos de la presente ley no se considera comunicación
ni ejecución publica de la obra, inclusive tratándose
de fonogramas, su utilización dentro del núcleo familiar,
en establecimientos educacionales, de beneficencia u otras instituciones
similares, siempre que esta utilización se efectué sin
ánimo de lucro. En estos casos no se requiere remunerar al
autor, ni obtener su autorización."
Como vemos estamos aquí frente a un exceso del uso de la ley
de propiedad intelectual y no es admisible ni permisible legalmente
que una empresa, cualquiera que esta sea, se asigne facultades para
el cobro de licencias en estos casos. Cobrarles por la sola exhibición
de una película a institutos culturales sería como cobrarles
derechos de autor a las bibliotecas por que prestan libros gratuitos
a sus usuarios.
El tema del derecho de propiedad intelectual está en el centro
del debate, principalmente por el tema de la piratería. Lo
que, sin embargo, no sería posible permitir, y sería
un desenfreno, es que algunas instituciones educativas, con el argumento
del apoyo educativo, comenzaran a copiar videos, software u otras
obras de creación. Pero esto ocurre, de modo muy real y desde
hace muchos años, con los libros. La infracción a las
normas del derecho de propiedad intelectual se produce ampliamente
en el ámbito universitario, concretamente con reproducciones
y fotocopias de las obras literarias, sean éstas de carácter
técnico, científico o literario.
Los escritores debemos reprochar la fotocopia de los libros que se
aviva desde los institutos superiores. Las universidades e institutos
chilenos tienen el mal hábito de instalar fotocopiadoras en
sus recintos, dejando así de pagar los derechos de autor. Ese
es una infracción a la industria del libro -escritores, editores
y distribuidores- que hasta hoy, muy pocos se han atrevido a cuestionar.
Mientras se mantienen campañas muy diligentes en contra de
la piratería de libros en las calles, se omite que uno de los
centros de piratería de libros, son instituciones educativas
de prestigio, como las universidades.
El problema del acceso a los libros, -o de películas y CD-
en los institutos superiores se resuelve -si estos desean cumplir
con su rol educativo- por la vía de que esas corporaciones
compren libros, películas o CD y mantengan actualizadas sus
bibliotecas, hemerotecas y videotecas, para uso gratuito de sus alumnos.
Es decir, exigirles a las universidades e institutos en general que,
efectivamente, protejan bibliotecas modernas y contemporáneas.
Pero esto no tiene nada que ver con los propósitos de una empresa
de cobrar licencias a instituciones culturales y sociales sin fines
de lucro, como ha sido anunciado ahora por la prensa.