A lo lejos se escucha la sorda sirena de un barco mientras que la porteña fría noche de agosto en la Quinta de Olivos está cargada de obsesiones.
La luz de la lámpara del escritorio proyecta sombras inquietantes en las ojeras hundidas del presidente de Argentina en pijamas. Su obsesión y dependencia de horas y horas en redes sociales hegemónicas, le ha provocado una sima de ansiedad e insomnio, de soledad y neurosis. Un semblante malhumorado y perturbado.
El presidente repite en voz alta su frase preferida de Margaret Thatcher, otra de sus obsesiones:
"No existe la sociedad. There is no such thing as society.”
Esa obsesión se llama onomatomanía, repetir unas palabras constantemente.
—Amo a Margaret Thatcher, dice obsesivo y fetiche.
—Amo a Margaret Thatcher, repite.
Cuando era niño y por defender a la Thatcher que invadió Las Malvinas argentinas en 1982, su papá lo golpeó y lo dejó desolado. Varios años han pasado, pero aún retumban con sangre y tumba, hondos dolores del recuerdo del martirio y las palizas a un chico de 11 años.
Los analistas han descubierto otra obsesión del presidente: las señoras mayores. Dicen que el presidente sufre de gerontofilia, la atracción hacia minas de cierta gloria pasada, pero mayores de edad. Las razones psicológicas tras la gerontofilia es una compulsión poco estudiada. Los psicólogos lo atribuyen a cierta fijación infantil, cierto complejo de Edipo o, la presunción de que el presidente sufre de evitación de la intimidad emocional y física con señoras o minas que sexualmente son menos amenazantes o demandantes. Pero que igual le ceban el mate.
—Amo a Margaret Thatcher.
Entró su hermana Karix. Traía los ojos muy abiertos, exoftálmicos.
—Llegó un informe ultra secreto de los servicios de inteligencia de la Armada Argentina. Están preocupados por los conflictos con Chile.
—¿Con Chile?
—El titulo dice “Riesgo con Chile: riesgo en la Antártida, la alianza con los chinos, el riesgo con el litio, conflicto con los mapuches en el sur.”
Como si un rayo le cayera en su peluca, su expresión se tornó acalorada.
—Lee, lee, Karix, por favor.
—Los servicios de inteligencia detectaron una reunión de alto nivel entre el ministro de Defensa de Chile y altos funcionarios de China. Las conversaciones giran en torno a una alianza estratégica.
Javo se llevó las manos al rostro, masajeando sus sienes y con su voz ronca de falsete exclamó:
—Una alianza... ¿Justo ahora? ¿Y qué hay de las garantías de paz? Esto cambia todo.
Se levanta de su asiento y comienza a pasear, visiblemente perturbado.
—Esto pone en riesgo nuestra seguridad nacional. Desestabiliza la región. Y a mí... me pone en una posición vulnerable. ¿Me pueden dar un golpe de estado, Karix?
—No sé, voy a tirar el Tarot, para estar segura.
—Pero, Boric no es más inteligente que yo.
La idea le pareció intolerable.
—Yo soy más inteligente que Boric. ¿No, Karix?
—Tú eres el presidente más inteligente del mundo, Javo.
—Entonces, pondré fin a las ínfulas de Boric.
Le ha surgido otra obsesión: la juventud de Boric.
Karix lee:
—La cena en la embajada china de Santiago, en la avenida Pedro de Valdivia 550, contó con políticos de derecha e izquierda. Comieron exquisiteces de la tradicional comida, la milenaria gastronomía preparada por un veterano cocinero chino, de fama mundial.
—¿Una cena? Y en ese lugar... Esto es grave.
—Luego analizaron las relaciones entre Chile y China. Chile fortalece su relación con todos los poderes actuales: Rusia, Estados Unidos, China, e India. Son pragmáticos. Chile fortalece también el polo latinoamericano.
—¿Polo?
—Amistad con Lula de Brasil y Claudia Sheinbaum de México. Argentina quedaría aislada frente a una guerra en la Patagonia. Vulnera la Seguridad Nacional.
El presidente argentino se sulfura, suda, le aparecen sus tics en el ojo derecho. Tira papeles, golpea la mesa.
—¿Vulnerables? ¿Seguridad Nacional? Esto podría ser el principio del fin. No solo para mi país, sino para mí. Tenemos que actuar rápido.
—Sí, Javo.
Alterado se apoya en su escritorio, mirando fijamente un punto indeterminado.
—Podríamos perder extensos territorios.
—Sí, Javo.
—Pero, yo no soy un hombre temeroso.
—No, Javo. Tú eres un guapo che Mano Brava.
—Exigiré respuestas.
—Sí, Javo. Pero quizá debemos mantener la calma.
—Estoy calmo, gritó irritado.
Agregó:
—Conecta una videollamada con el ministro de Defensa para que haga un plan de emergencia.
—Lo haré yo misma, dijo Karix.
—Pero, hermana, tú no eres experta militar.
—No es difícil, Javo. El arte de gobernar es mandar a los desencantados, los que más obedecen y se agachan.
—Y dile a unos de mis periodistas domésticos que venga a hacerme una entrevista. Acusaré públicamente a Boric.
Impulsivamente tuiteó a Boric.
Con su ansiedad apocalíptica, que agrada a los teóricos de la conspiración, con sus sueños mórbidos y maniqueos de escenificar conflictos de ruptura, Javo gritó:
—Con esta crisis cambiaré la geopolítica de la región. Será un punto de inflexión simbólico.
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dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com SECRETOS EN LA QUINTA DE OLIVOS VIII.
Obsesiones y la Conspiración Chile.
Por Omar Pérez-Santiago.
Off The Record, Agosto 2024