Afuera un río atmosférico provocó torrenciales lluvias. El cambio climático y la desintegración de los ecosistemas reventó en todo el mundo.
Adentro Irita estaba en un sillón abrigada con una glamorosa manta estampada con “La noche estrellada” de Van Gogh. Lee el libro “Mi marido es de otra especie” de la millennial japonesa Yukiko Motoya, sobre una mujer que dejó de trabajar para cuidar a su esposo.
De pronto, Irita sintió un chiflón de aire helado.
Gabbe, el presidente de Chile, entró a la casa.
—¡Necesitamos vacunas de honestidad! —gritó.
—¿Qué pasa, Gab?
—La Secta de los Narcisos infiltran todo, Irita, dijo Gabbe consternado.
Y como si una pulga le hubiese picado el cuello, vociferó:
—¿De dónde salió nuestra embajadora en Londres, por ejemplo? ¿Quién la recomendó? Ahora dice que el rey Carlo II del Reino Unido se conmovió con sus ficciones. “You touch my heart”.
—Calma, Gab. Te traeré un té de pasiflora.
Gabbe se sacó el abrigo húmedo, tiró sus botas. Se hundió en un sillón mullido.
El té venía hirviendo y ella sopló la taza para enfriarlo.
—Irita, vamos directo al iceberg como el Titanic si nadie pone límites.
—No seas tan duro contigo mismo, Gab, dijo ella compasiva.
—Me saco la cresta días enteros en el barro junto con gente que pierde sus casas en el agua. Mientras los narcisos andan tras un botín. No ocupan un puesto para ayudar, sino para cobrar. La pudrición de las instituciones es tierra de cultivo para la maleza de grises mercenarios.
—Serénate, querido Gab.
—Y ahora, es fácil escribir loas a Salvador Allende. Pero olvidan que Allende odiaba a Pedro el Atrevido.
—¿Pedro el Atrevido?
—Pedro el Atrevido era un vago estructural, un simulador y un adulador, pariente de Alí Babá. Por eso, las primeras medidas del programa de Allende eran para el control de la plaga como Pedro el Atrevido. ¿Recuerdas cuáles fueron las primeras medidas en el programa del presidente Allende, Irita?
—¿Medio litro de leche?
—No. Era suprimir los sueldos fabulosos de los funcionarios de confianza, suprimir los gestores, traficantes de influencia y asesores políticos, suprimir el favoritismo en la administración pública, los viajes fastuosos.
—No sabía eso, dijo Irita.
—Allende conocía Chile y sus confines. Sabía que la corrupción empeora la salud mental de nuestro pueblo. Yo veo todos los días el aumento del estrés, el desaliento. Son desencadenantes que reprograman las células del cuerpo y que conducen a la enfermedad. Debemos ser más activos en las batallas cognitivas-conductuales. Debemos buscar el bienestar de Chile, nuestro hogar. Reconectarnos con nuestros valores de rectitud. Somos leves: somos viento entre pinos y tréboles, viento entre juncos.
—No sé cuándo te amo más, Gab. Si apasionado o inspirado.
—Aún me queda corazón…
—¿Quieres más té Pasiflora, Gab?
—Gracias, Iri.
—Llevas noches de mal dormir, Gab, dijo ella.
Lo cubre con su manta de noche estrellada de Van Gogh. Tierna y con un rostro de sol le dijo:
—Te he comprado un anillo.
—Oh.
Ella le puso el anillo en el dedo anular con ademán solemne.
—Este anillo, Gab mío, te salvará de los peligros.
—Tú, tan dulce como hermosa.
Cómo si fuese el mágico anillo de “Las Mil y Una Noches” que cura todo, desapareció su rabia.
Y al presidente de Chile le surge un aire melancólico, cierta ambigua nostalgia del violín de sus raíces croatas.
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dirigida por Luis Martinez
Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Los Millennials del Barrio Yungay 7
Pasiflora
Por Omar Pérez Santiago
Revista Off The Record, septiembre 2023.