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Miedo a los Aliens Replicantes
Hugo Correa y El que merodea en la lluvia

Por Omar Pérez Santiago

Presentada en el III Congreso Internacional de Narrativa Fantástica “Fronteras del terror: lo monstruoso y lo gótico
en la narrativa fantástica y la ciencia ficción latinoamericanas”
Lima, Perú, octubre 2016



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El miedo es una de las emociones más antiguas y poderosas de la humanidad, y el miedo más
antiguo y poderoso es el temor a lo desconocido.

H.P, Lovecraft, El horror sobrenatural en la literatura.

Noche, exterior, río Mataquitos

Viajábamos de Curicó a Chanquihue: la noche era tenebrosa y fría de invierno, el silencio y la oscuridad de los campos sólo era interrumpido por el chasquido de la lluvia en el parabrisas. Bordeamos el camino al lado del río Mataquito, que amenazaba con subirse al camino.

—Se ve peligroso, dijo mi mujer.

Un letrero apenas visible en un costado del camino decía Curepto, casi por casualidad. Es en un pequeño pueblo costero del Maule, en una zona forestal y decidimos entrar por precaución. Andábamos extraviados con mi mujer buscando la localidad de Chanquihue donde una amiga de mi mujer bautizaría su hijo.

—Deberíamos detenernos aquí, dijo ella.

La plaza de Curepto, como muchas de los pueblos de esta zona del sur de Chile, era pequeña y rodeada por casas de adobe y de tejas de un piso en un estilo que quiso ser colonial, pero deterioradas. La iglesia estaba tapiada, pues el último terremoto la había echado abajo. No andaba nadie en la calle.

Noche, interior, Club Social Curepto.

El Club Social estaba casi vacío y ya estaban por cerrar. Se apiadaron de nosotros y allí comimos cazuela. Y una cosa llevó a otra, mientras dura el temporal y un frío que parte las piedras. Se cuentan  historias asombrosas en Curepto,  una zona forestal y de cosecha de arándanos. Un pueblo reconocido por su encanto por los sucesos paranormales. Quizá se deba a que por aquí corrió mucha sangre. Lautaro, la leyenda mapuche, murió por aquí. Lo mataron por aquí. Murieron muchos mapuches. Y con ellos, con los innumerables muertos violentamente,  quizá los recuerdos, las memorias, de los muertos que andan dando vuelta por los alrededores de Curepto. Alguien anda allá afuera en la oscuridad, en el frío y en el agua de la lluvia que corre.

En una quebrada muy cerca de aquí, la quebrada del diablo, transcurre una  novela sobre una invasión alienígena, una “Cosa” que se expande con el agua de la lluvia y que algunos vecinos de Curepto tuvieron un mortal contacto de tercer tipo. La novela se llama El que merodea en la lluvia  y se publicó en 1961.

No estamos solos

El escritor Hugo Correa nació aquí en Curepto hace 90 años. La familia de Correa tenía una viña  a algunas cuadras de aquí, donde ahora está la Viña Richards, en una tierra de secano, ideal para producir un buen Savingon Blanc orgánico.

Cuando nació Hugo Correa, el año 1926, el pueblo de Curepto tenía apenas 2.000 habitantes. Hoy tiene más de 10 mil.

Expertos chilenos en ciencia ficción consideran a Hugo Corea como  “el más grande escritor de ciencia ficción de Chile” (Omar Vega) y  “el principal escritor de ciencia ficción de Chile” (Marcelo Novoa).

Hugo Correa afirmó que de todas sus novelas, la novela que a él más le gustaba es El que merodeaba por la lluvia, por consideración nacionalista: es su novela más chilena.

Un ser extraterrestre de inteligencia extraña y fuerza demoníaca, venido en un satélite ruso cae en una quebrada de Curepto. Según la novela de Hugo Correa, el satélite ruso Luna VII alunizó en el Mar de las Tormentas y luego cae en el bosque de canelos de la quebrada El Guindo, en Curepto,   llamada también por alguna razón, la Quebrada del Diablo. Ingenieros rusos llegan en helicóptero y limpian el sector. Pero el polvo lunar de la sonda espacial entra en contacto con el agua de lluvia  y origina un invisible y sibilino ser llamado el Acechante o el Merodeador,  una "Cosa", un ser exterior  híbrido de planta o animal, de carácter superior e invisible que desde las sombras ejerce control sobre personas, plantas y animales. El lugareño Pedro aparece muerto ahogado en barro. El terror y el miedo al olor al barro cunden entre los terrestres.

El tema de la novela de Hugo Correa es el mito del Miedo al Otro alienígena replicante, un miedo a lo desconocido venido de afuera, con ciertas pretensiones pulp. El tema tiene precisos antecedentes en la literatura.

La ejecución o el modo de la novela fue considerada por los críticos estrenados, como  defectuosa. En verdad, sus recursos narrativos son algo toscos. Y también la impresión general de su resolución estética, (lo que Susan Sontag llama “erótica del arte”), la experiencia sensorial de la obra, y, claro, lo que más importa de una obra.

La actitud de Hugo Correa de mirar hacia los astros —en una región del mundo donde se dice que toda novela debe ser escrita con ladrillos de adobe—, es valorable. Es decir, Hugo Correa huye de la novela realista que domina en Chile.


Laminiarum

Los mitos literarios o poéticos se encuentran, se revelan o se re-articulan a partir de una tradición por sobre las naciones y por sobre las épocas. Según la Teoría de Las Placas Tectónicas, (Tectonic Laminiarum) los mitos literarios se crean a partir de placas de la literatura internacionales interconectadas y en permanente movimiento. Los libros de los escritores vivos y muertos, alientan a los nuevos libros. Los mitos literarios no nacen, no pueden nacer en una tabula rasa. Los lenguajes literarios son capas tectónicas intercaladas, que conviven entre ellas, a veces tiene grandes colisiones, y crean terremotos y temblores, y a veces una de ellas se monta sobra la otra. Siempre en juego, siempre intercomunicadas y en extensos caminos subterráneos se acumulan incalculables riquezas. Esos mapas sobre el sistema de túneles o conexiones literarias, donde han transitados los sabios, los grandes escritores, son la fertilidad del abono cultural, un lugar de misterios y de secretos, en el que crece cualquier mito literario. En ese sentido, una obra literaria está convencionalmente relacionada y en movimiento. Los impulsos literarios siempre vienen de lecturas previas.

Si el sistema literario es un sistema interconectado, sin regiones encerradas en sí mismas, entonces los resultados literarios son producto de cómo esas redes literarias neuronales, ese cableado de relaciones literarias, trabajan, se unen y se fragmentan. Normalmente las ideas literarias  provienen de un bricolaje, ideas de ideas, reciclamiento y combinación de ideas anteriores.


Importancia política del miedo

Según la epistemología del miedo de Luis Martínez de Mingo en Miedo y Literatura, una parte central de la literatura es el miedo, “sin miedo no hay literatura”. Juan Pablo Anaya ha mencionado la importancia política que tiene el miedo a los extraterrestres  basándose en la filosofía de Inmanuel Kant en su extraordinario libro de ensayos Kant y los extraterrestres. Aún el físico de Stephen Hawking aporta al miedo, al considerar que deberíamos evitar el contacto con extraterrestres, pues constituirían una amenaza. ¿Por qué? Simple. Basta mirarnos a nosotros para saber cómo se comportaría un extraterrestre inteligente.

Ha pasado su tiempo desde que Tzvetan Todorov definió lo fantástico como un género literario del real maravilloso, en que el lector vacila frente  a la naturaleza de un acontecimiento extraño. El escritor polaco Stanislaw Lem lo corrige y amplía el concepto, incluyendo a Borges, a Verne, a Wells.  Un punto importante de la crítica de Lem es  sobre la pretensión de Todorov de pasar por encima de los problemas de la estética. Un libro debe ser medido con la vara de estética. Su maldita visión estructuralista —afirma Lem— le prohíbe a Todorov burlarse de los libros que son una basura. Así de ese modo Todorov introdujo la abominable mentalidad del todo vale en la literatura. Darko Suvin incorpora unos conceptos útiles para  la crítica como por ejemplo, el “extrañamiento cognitivo” y el “novum”, elementos disruptivos como los viajes en el tiempo, las mutaciones, la inteligencia artificial. El profesor peruano Elton Honores propone una enmienda sobre la conceptualización de la literatura fantástica en su libro “Narrativas del caos” y le otorga una amplitud, profundidad y ductilidad al concepto al proponer una nueva noción: la “narrativa de lo imposible” o “narrativa del caos”, para hacer mayor la contraposición con la literatura realista.  “Lo que define a la literatura fantástica es lo imposible”.

La literatura fantástica que aborda el Mito del Miedo, mediante el incidente de unos alienígenas que invaden la tierra y amenazan a los terrícolas, tiene su propia y precisa placa literaria. 

Construir una lámina o placa literaria no consiste en revisar simplemente la literatura sobre un tema. Se trata de encontrar los vínculos con los mitos literarios, en este caso con el mito del Miedo al Otro.


El Mito del Miedo al Otro alienígena

El mito del miedo al enemigo galáctico, el invasor alienígena que viene del espacio o el monstruo alienígena que amenaza a los humanos, tiene su protohistoria en la única  novela del gran portal llamado, Edgar Allan Poe, La narración de Arthur Gordon Pym, (The Narrative of Arthur Gordon Pym of Nantucket, 1838).

El geólogo Arthur Gordon Pym se embarca  en el barco ballenero Grampus. Sobrevive a motines, naufragios, canibalismo, guerras con nativos, para internarse en parajes  de los mares antárticos, hasta que sufre una revelación. La trama deriva hacia los viajes de exploración del Polo Sur, y una cultura aborigen en las proximidades del Polo, de cuyas crueles tretas acabaran siendo víctimas.

La guerra de los mundos es una novela de ciencia ficción escrita por H. G. Wells publicada por primera vez en 1898 donde se describe una invasión marciana a la Tierra.  El 30 de octubre de 1938, Orson Welles (1915-1985) y el Teatro Mercury, bajo el sello de la radio CBS, alertaron que los marcianos amenazaban Nueva York y estalló el pánico y el miedo interno frente a los marcianos.


Lovecraft y el miedo al Otro alienígena

El mito esencial sobre el miedo generado por un susurro en la oscuridad, por un Otro innoble escondido en una cueva, por un Otro venido desde lejos, se consolida en tres historias de Lovecraft: El color que cayó del cielo, El que Susurra en la Oscuridad y En las montañas de la locura. Las tres historias narradas en primera persona sobre unos investigadores de la Universidad de Miskatonic. Lovecraft en las tres historias narra la llegada de un Otro perturbador. Lovecraft es el constructor moderno de una mitología esencial, quien, —aplicando ciertos esquemas, ciertas fórmulas y ciertas simetrías que le ayudaban a acercarse a la perfección—, apuntaló el mito literario del Miedo al Otro venido de lejos. El miedo de Lovecraft al Otro, si le vamos a creer al curioso ensayo de Michel Houellebecq sobre Lovecraft, habría procedido del racismo  ya que Lovecraft, “siente por las demás razas un lejano desprecio.” 

La historia de Lovecraft El color que cayó del cielo, (The Colour Out of Space, 1926), trata sobre la historia de un meteorito que se estrelló cerca de una granja de Arkham, un marchito y embrujado erial, un yermo maldito, donde algo extraño, el Otro, "La Cosa", está escondida en el fondo de un pozo. La historia es contada en primera persona por un ingeniero que debe hacer un estudio para edificar un embalse en Arkham. Consulta a algunos ancianos que le informan que todo comenzó en el año 1880 cuando cayó un meteorito al lado de una granja. Toda una familia murió. Unos investigadores de la universidad de Miskatonic observan que la piedra irriga calor y luminosidad.

El que Susurra en la Oscuridad (The Whisperer in Darkness) es una novela de 90 páginas, dividida en ocho capítulos. Es narrada en primera persona por un profesor de la Universidad de Miskatonic sobre tres ríos inundados que arrastran por la riada los MI-Go unos extraños cuerpos de forma indefinida, una raza extraterrestre venida de una colonia en el planetoide Plutón, “seres rosados de unos cinco pies de largo, con cuerpos revestidos de un caparazón provisto de grandes aletas dorsales o alas membranosas y varios pares de patas articuladas, y con una especie de intrincada forma elip­soide, cubierta con infinidad de antenáculos”. Esto conduce a una investigación sobre su origen y a un intercambio de correspondencia entre el narrador y un investigador que poco a poco va desentrañando pistas sobre los misteriosos seres, monstruos extraterrestres que viven en los bosques. Fue publicado en la revista Weird Tales en agosto de 1931.

Lovecraft   veneraba a Edgar Allan Poe. De hecho, le dedica todo el capítulo 7 de su ensayo sobre el horror del año 1927, donde repasa uno a uno sus cuentos y reconoce “el tremendo valor de su obra y la persuasiva potencia de su intelecto como creador de visiones artísticas”.  Lovecraft venera La narración de Arthur Gordon Pym y lo comienza imitando en su obra En las montañas de la locura, (At the mountains of madness, 1931) publicada por primera vez en 1936 en tres números de la revista Astounding Stories. Narrada en primera persona por un geólogo de la Universidad de Miskatonic junto a un equipo de especialistas realiza una expedición al continente antártico en dos antiguos balleneros de madera, reforzado para navegar entre hielos, el Arkham y el Miskatonic. En  una cordillera oscura llena de maldad, se encuentran con una "Cosa" de color blanca, de un metro ochenta. Bien sabido, los personajes del cuento de Lovecraft son aficionados a los libros extraños, y principalmente a la narración de Edgar Allan Poe sobre un viaje al Polo Sur y "sobre el enigmático e inquietante Arthur Gordon Pym".

 


Boom de películas de invasiones alienígenas

El imaginario extraterrestre se puso de moda en los años 50. Son numerosas las películas sobre invasión alienígena amenazante que la industria realizó en los años 50. Nombremos:

El ser del Planeta X (The Man from Planet,  1951). Director:  Edgar G. Ulmer.
La guerra de los Mundos (War of the Worlds, 1953) Dirigida por Byron Haskin.
La marciana diabólica e infernal (Devil girl from Mars, 1954) dirigida por David MacDonald.
Asesinos del espacio (Killers from Space, 1954). Director: W. Lee Wilder
Una isla, la tierra (This Island Earth, 1955).  Director: Joseph M. Newman.
La Tierra contra los platillos voladores  (Earth vs. the Flying Saucers, 1956). Director: Fred Sears.
Emisario de otro mundo (Not of This Earth, 1957).  Director: Roger Corman.
 Los Barbaros (The Mysterians, 1957). Dirigida por Ishirō Honda.
Me casé con un monstruo del espacio exterior (I Married a Monster from Outer Space, 1958)
La invasión de los hombres del espacio (Invasion of the Saucer Men, 1957) Director: Edward L. Cahn
Batalla en el espacio exterior (Battle in Outer Space, 1959) Director: Ishiro Honda
Kronos 1957, 78 min. Director: Kurt Neumann

 


El Eternauta

La historieta o ficción popular de El Eternauta -la más destacada historia latinoamericana de invasión alienígena- fue escrita por Héctor Germán Oesterheld (1919-1978) y dibujada por Francisco Solano López (1928-2011). Los cuentos  de ciencia ficción escritos por Oesterheld han sido compilados por Mariano Chinelli & Martín Hadis, en el año 2014.

En El Eternauta, unos marcianos atacan  en Buenos Aires, extraterrestes de horror como los Manos o los cascarudos.

El Eternauta amplía los marcos normales de la literatura a ejercicios de transmedia. El Eternauta es parte del Canon latinoamericno y es llamado libro sacro de la historieta de ciencia ficción latinoamericana. Fue publicado inicialmente en la revista Hora Cero Semanal entre el 4 de septiembre de 1957 y el 9 de septiembre de 1959, en capítulos semanales. Es la época de oro de la historieta argentina, entre mediados de los ‘40 y comienzos de los ’60 (Juan Sasturain).

Las inspiraciones literarias de Oesterheld son evidentes y han sido ampliamente estudiadas. Se inspiró en la novela La Guerra de los Mundos “The War of the Worlds”  (1898) de Herbert G. Wells (1866-1946) y el modo en que la contó Orson Welles por radio en 1938. También  en La máquina del tiempo “The Time Machine”  (1895).

Oesterheld se había educado con historias cortas en folletines de circulación masiva y del pulp fiction de Verne, Salgari,  Stevesson,  Dafoe, Melville,  Conrad. Luego estaban todos esos autores que él ayudó a publicar en Buenos Aires, como Andersson, Asimov, Bradbury, Clarke y Philip K. Dick, superclásicos de la ciencia ficción aparecidos en los 48 números de la revista Más Allá, entre 1953 y 1957.

El mismo ha afirmado que detrás de El Eternauta inicialmente estaba el náufrago inglés que pasa 28 años en una remota isla tropical, Robison Crusoe, de Daniel Dafoe.

Además, al publicarse El Eternauta, Argentina ya tenía una tradición de literatura fantástica. Borges, Bioy Casares y Silvana Ocampo habían editado la Antología de Literatura Fantástica en 1940. Oester­held y Borges se conocieron y compartieron sus intereses. Tenían una diferencia de edad de casi veinte años, pero tenían muchos gustos com­partidos. Según contó Elsa Sánchez, la mujer de Oesterheld, un sobrino le pidió ir a ver a Borges a la Biblioteca Nacional, donde Borges trabajaba y pasaban horas hablando con él. 

Es decir, Oesterheld cumplía con la premisa número uno: estar en el lugar correcto en el momento correcto: era una abejorro en la zumbante colmena de la literatura  fantástica.


El tropo Novo: los Alienígenas Replicantes

Un novum, un concepto nuevo o diferente que no existía en la literatura, aparece de pronto:  El alienígena replicante. Esto aparece en tres relatos de tres autores diferentes: John W. Campbell, Jack Finney y John Tucker Battle. Ya no basta que los alienígenas representen los miedos al Otro, otro desconocido y que ese Otro invada países y la tierra. Ahora ese otro era capaz de penetrar en tu intimidad y tomar el control de tu cuerpo.

La aparición de este novum ocurrió en la era que Peter Nicholls  llamó como la Edad de Oro de la Ciencia Ficción, la etapa comprendida entre 1939 y 1966 y este auge fue impulsada desde la revista Astounding Science Fiction.  John W. Campbell (1910-1971) fue editor de la revista desde julio de 1939 hasta septiembre de 1960 y desde esa plataformaimpulsó la llamada Edad de Oro.

Campbell será reconocido por su novela corta ¿Quién anda ahí? (Who Goes There? (1938), donde unos  investigadores encuentran  una nave espacial en la Antártida. Hay  un extraterrestre enterrado en el hielo. Reviven al extraterrestre piloto, un ser capaz de copiar la forma, los recuerdos y la personalidad de cualquier ser viviente que devora. Campbell había creado el  replicante alienígena.  La novela corta fue publicada en la revista Analog Science Fiction and Fact.

Jack Finney (1911-1995) publicó un clásico de la ciencia ficción,  Los ladrones de cuerpos, The Body Snatchers, bajo forma serial en 1954 en la revista Collier’s Magazine. La novela fue publicada en 1955. Los emigrantes invasores engendran una semilla para duplicar un ser humano  con exactitud y así poder sobrevivir en un nuevo planeta. El pueblo ha sido invadido por criaturas extraterrestres. Durante la noche cada habitante de Santa Mira ha sido reemplazado por un duplicado perfecto de sí mismo, creado a partir de esporas y semillas cósmicas que pulverizan al original.

Estas réplicas de humanos solo alcanzan los cinco años de vida. No pueden reproducirse, lo cual pone al planeta frente a la extinción total en un plazo de cinco años si los extraterrestres no son derrotados.

John Tucker Battle escribió Invasores de Marte (Invaders From Mars, 1953) y Richard Blake lo guionizó, convirtiéndolo en un film de culto de las invasiones alienígenas replicantes. Aunque el texto no fue publicado en una revista especializada. La película cuenta la historia de un niño aficionado a la astronomía, el pequeño David, que junto a la ventana de su habitación siempre tiene preparado su telescopio para observar cualquier fenómeno extraño en el cielo. Y una noche de tormenta su búsqueda tiene éxito, pues el niño ve como una nave espacial aterriza justo detrás de la colina que hay cerca de su casa. A la mañana siguiente el padre de David va a investigar el extraño suceso, pero ya no vuelve y su mujer decide alertar a la policía. Sin embargo el padre reaparece, aunque enseguida David advierte que ya no es el mismo (además de la marca característica en la parte posterior del cuello). Y así, uno tras otro, los habitantes de la pequeña ciudad van siendo conducidos hasta la misteriosa colina, donde son atrapados en agujeros de arena que los engullen, para más tarde reaparecer convertidos en peones sin sentimientos que actúan por orden de un poder invasor. Y todos tienen en común la marca en la nuca, gracias a la intervención quirúrgica necesaria para ser dominados.

Estas tres obras forman una trilogía que Vicente Ruiz Calpe denomina como Trilogía de los Invasores Alienígenas Replicantes.


 “La Cosa Replicante” del cine a las series

El tema del miedo provocado por  la invasión alienígena demoníaca y replicante, La Cosa, fue un descubrimiento sobresaliente y constituyó una explosiva y significativa producción indsutrial en la moda cultural de los años 50. Ya en 1951 se realizó una película basada en el relato de John W. Campbell. El film se llamó El enigma de otro mundo, The thing of another world, una gran y veloz película  dirigida por Christian Nyby y Howard Hawks y rodada  en plató.

La película La Cosa, The Thing, de John Carpentier del año 1982, sigue aún más de cerca  la novela de John W. Campbell.

Una vinculación retroactiva, una precuela de la película de Carpenter se realizó en el 2011, dirigida por Matthijs van Heijningen Jr., escrita por Eric Heisserer, y protagonizada por Mary Elizabeth Winstead y Joael Edgerton en los papeles principales.

La actual serie de televisión Stranger Things (2016) de los hermanos Matt y Ross Duffer, es una recreación vintage del tema de La Cosa y el agua, en este caso un Demogorgon, un diablo con cuello de serpiente.

Invasores de Marte (Invaders from Mars, 1953)
El film fue dirigido por William Cameron Menzies. Desde la ventana de su habitación, el pequeño Jimmy divisa un platillo volador que aterriza cerca de su casa. Debido al extraño comportamiento que a partir de ese momento experimentan las personas que le rodean, acude en la ayuda de la doctora Pat Blake y su amigo el astrónomo doctor Kelston, llegando a la conclusión de que todo forma parte de un plan de invasión desde el planeta Marte.
Esta película tiene también varios remake como el de Tobe Hooper en 1986.

Los invasores de ladrones de cuerpos  (The Body Snatchers, 1956)
El libro de 1955, del escritor Jack Finney, fue adaptado al cine un año después, en 1956, por la mano de Don Siegel. Le siguieron varios remakes homónimos como el de Abel Ferrara en 1963, el de Phillip Kaufman en 1978,  el de Robert Rodríguez en 1998 con su película The Faculty, y el más reciente del 2007 con Naomi Watts y Daniel Craig: The Invasion de Oliver Hirschbiegel.

 


Alienígena replicante en Chile: Hugo Correa

Hugo Correa parte de la idea de Lovecraft del cuento El color que cayó del espacio sobre un alienígena selenita que muta en plantas y en perros.

La idea, científicamente hablando, no parece descabellada. Ya se han encontrado meteoritos con restos fósiles de bacterias. Es la conclusión a la que llegó el Dr. Richard B. Hoover, un astrobiólogo que trabaja en el Centro Espacial Marshall de la NASA, tras analizar una serie de meteoritos caídos en la Antártida, Siberia y Alaska. El experto confirmó en The Journal of Cosmology la existencia de restos de bacterias que demuestran que hay vida más allá del planeta Tierra.

Si bien Correa se inspira inicialmente en Lovecraft y su horror cósmico, sobre un alien invasivo a la intimidad, el miedo no queda desarrollado claramente del todo. El miedo es relativo y su personaje Salvador parece más preocupado de las aventuras de la mujer, que de la amenaza alienígena. 

Era la época de la Guerra Fría. La Unión Soviética había puesto su primer satélite artificial en función, el Sputnik, en el año 1957, cuando parecía que los rusos ganarían a los norteamericanos en la guerra espacial.

Ingenieros rusos llegan en helicóptero y limpian el sector. Pero el polvo lunar de la sonda espacial entra en contacto con el agua de lluvia  y origina un invisible ser llamado el Acechante o el Merodeador,  una "Cosa", un ser exterior  híbrido de planta o animal, de carácter superior e invisible que desde las sombras ejerce control sobre personas y animales. El lugareño Pedro aparece muerto ahogado en barro. Luego Diego, otro guindano, un cazador de conejos, muere. El terror y el miedo al olor al barro cunden en el pueblo. Así surge la leyenda del Merodeador, El Oculto o el Acechante, tres nombres para el mismo fenómeno. ¿Qué se conocía bajo ese nombre?  Un organismo disgregado, que permaneció en estado latente en el Mar de las Tormentas de la Luna, muerto a primera vista, pero que el agua, como “divino soplo, volvió a la vida.”

“Todo era demasiado confuso como para formarse una idea clara sobre él; los supersticiosos guindanos, que nunca lo vieron, consíderábanlo un engendro satánico, el cual se arrastraba ruidoso en las noches de lluvia, esparciendo un penetrante hedor a cieno, y cuyo sitio preferido para realizar sus incursiones era, precisamente, la quebrada y sus aledaños.”

"En El Guindo un perro rondaba los ranchos. Las percepciones del Acechante, debilitadas por la falta de agua eran no obstante lo suficientemente poderosas para influir sobre el animal. Lo guió entre las casas y lo indujo a escarbar el suelo."

En breves 25 capítulos y 210 páginas la novela es contada a dos voces. 

Primero,  por Salvador, un personaje de 20 años pero que parece de 30, desconfiado, paranoico, celoso, medroso y triste misógino. Celoso de Celinda, de sus escotes, de sus “enervantes perfumes”, de sus coqueteos, de sus ojos negros y vivaces. “Una puta”.

La segunda voz es del Acechante, un organismo disgregado la invisible criatura extraterrestre, cuyos  textos van en cursiva, y que visualiza los hechos desde las facultades superiores del Merodeador.

La novela de Hugo Correa es un intento de literatura pulp sobre una nave rusa que cae cerca de Talca y la construcción de un ente invisible creado a partir del polvo lunar y que adquiere la capacidad de influir en otros seres vivos. 


El demonio acecha en el campo

Hugo Correa une  su fascinación por imaginar historias asombrosas y la obsesión por lo desconocido, con su infancia en Curepto, un pueblo reconocido por su encanto por los sucesos paranormales.

La obra de Hugo Correa fue un pulp y, sin duda, pudo haber sido un buen guión para un cómic o un film. La novela apareció en la época de oro de la cultura de masas y del comic en Chile, que duró desde los años 50 hasta el año 1973, hasta el 11 de septiembre de 1973, día del golpe militar de Pinochet. Aunque tardíamente, Hugo Correa participó de ese movimiento  que no le era en absoluto ajeno. Su serie para infantes llamada El amigo de los discos voladores, fue publicada en la revista "Mampato" entre los números 259 y 271, a partir del año 1975. Son una decena de cuentos de 3 a 4 páginas, con textos de Hugo Correa y dibujos de Jorge Pérez Castillo. Un muchacho chileno llamado Alejandro, que en ocasiones era acompañado por su fiel perro Toqui, y que había sido elegido por los Discos Voladores para viajar por la tierra y otros planetas, ayudando a humanos y extraterrestres.

El año 1988, con el surgimiento del comic para adulto en Chile, uno de sus cuentos sería llevado al comic por uno de sus hijos. Es el cuento Meccano publicado en International Science-Fiction: Vol 1 No 2 (Junio de 1968) y que fue transformada en una historieta por su hijo Francisco Correa, y publicado en el número 1 de revista "Acido", en 1988.


El otro como enemigo

La novela revive en el campo chileno la paranoia frente al extraño, la repugnancia a lo desconocido, el otro como enemigo, que adquiere la categoría de replicante, pues tiene capacidad de asumir las formas vivas terrestres. Habría que investigar más sobre este tema viejo en Curepto, donde corrió la sangre mapuche. Y luego, durante la guerra fría en los 50 y los 60 quizá ocultará el miedo a la infiltración comunista rusa.

Efectivamente, uno de los aspectos centrales de la novela es el desplazamiento por la zona de uno de los ingenieros rusos, Dimitri, que carcome el coco de celos del paranoico protagonista Salvador, asociándolo con un asesino invisible. 

"La máquina política insuflaba al hombre desde la niñez que el objetivo de la existencia es entregar su talento al Estado".

En fin, un enredo de la guerra fría.


Mala crítica

Referente a los asuntos de la estética del que habla Lem o la “erótica del arte” de Susan Sontag, asunto central en la literatura, hay que decir que la novela no tuvo recepción crítica en su primera edición. En su reedición del año 1968, fue criticada duramente por el crítico Ignacio Valente en El Mercurio: "Imperfecciones formales", "no es siempre buena prosa castellana", "Demasiados "dirigiese", "entablóse", desplazábanse".

El profesor Hugo Montes lo hace notar a su modo: “Hugo Correa ha escrito una obra amena, apasionante incluso, pero algo pobre en su desenlace y ambigua en su infinidad de explicaciones del monstruo lunar. Estas revelan por momentos, más que el desconcierto de quienes no saben de él, una cierta inseguridad creadora del propio autor.”

Además, los personajes anodinos y no ayudan a levantar la trama.  La historia deviene aburrida, artificial y sin tensión dramática, y se debilita por un estilo prosaico  de vocabulario, su extraña sintaxis, su falta de ritmo que no permite crear una real atmósfera sobrenatural.

La obra de Hugo Correa no logró constituir una mitología chilena.


Novela pulp

La novela tenía ciertos méritos, sin duda. Si bien la novela  ralentiza los hechos,  tiene algunos méritos, como por ejemplo, el montaje  narrativo de los capítulos con un toque de suspenso sobre fantasmas astrales.  

Lo interesante de la novela de Hugo Correa era la posibilidad eventual de construir una literatura pulp, vinculada a fenómenos de masas, como la historieta y las películas b. El pulp son obras baratas y de consumo popular de  narraciones e historietas de ficción. El personaje Salvador pudo funcionar bien como un personaje de comic en su misoginia. Celinda, la mujer fogosa, es un personaje de comic en su pasar sexuado. Personajes algo unidimensionales e ingenuos, ideales para un comic.

La brillante portada y contraportada del libro del reconocido artista chileno, Pedro Olmos Muñoz (1911-1991), anunciaba la estética de Hugo Correa: el pulp mixto de ciencia ficción y tradiciones campesinas. 

Esa mixtura puede aún hoy ser una bomba. Un especie de terror lárico o terror rural que elabora hoy, por ejemplo, el escritor chileno Aldo Astete Cuadra, autor de Mente Suicida y otras muertes.


Su relevancia como objeto de investigación. 

La importancia de la investigación sobre Hugo Correa, aparte de destacar y difundir la literatura de Hugo Correa,  es iluminar un camino, es decir, el Miedo Huaso a lo desconocido, las leyendas de Curepto y su relación con el género pulp chilena o el terror lárico o rural.

La novela  El que merodea en la lluvia  buscó el encuentro entre dos puntos vitales, desentrañar el mensaje enigmático y misterioso que sus palabras esconden en las raíces culturales del autor. Un mapa previo insinúa de trayecto, reconstruir los itinerarios posibles, mediante  la inducción, la deducción, el análisis, la síntesis y la comparación, y sus criterios de protocolaridad.


Bibliografía

Libros

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VIRGIL. Correa, Hugo, Que merodea en la lluvia  La Tarde (Santiago, Chile)-- sept. 14, 1968.

Tesis y disertaciones

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Sitios web

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http://www.alconet.com.ar/varios/libros/e-book_q/Quien_hay_ahi.pdf
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HUGO CORREA: DE CUREPTO A LAS ESTRELLAS . Una aproximación a la vida y obra de Hugo Correa. http://mediorural.cl/de-curepto-a-las-estrellas/
MOLINA, Hebe B.  LA CIENCIA LITERARIA Y SU MÉTODO DE INVESTIGACIÓN


 

 

 

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Miedo a los Aliens Replicantes
Hugo Correa y El que merodea en la lluvia
Por Omar Pérez Santiago
Presentada en el III Congreso Internacional de Narrativa Fantástica “Fronteras del terror: lo monstruoso y lo gótico en la narrativa fantástica y la ciencia ficción latinoamericanas”
Lima, Perú, octubre 2016