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Omar Pérez Santiago | Autores |

 






The Swedish way: la Academia Sueca
y la tarta de ruibarbo, dos orgullos suecos

Por Omar Pérez Santiago


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La actual crisis de la Academia Sueca es un asunto que no hace reír a los suecos.
Los suecos tienen dos grandes orgullos: La Academia Sueca, famosa en el mundo pues designa al ganador del premio Nobel de literatura  y la tarta de ruibarbo.
Desde su  infancia los suecos y nórdicos comen un postre con un ingrediente típico en verano: el ruibarbo. Una fruta-verdura casi desconocida en el mundo,  mas para los nórdicos es un ingrediente central en muchos postres y pasteles de verano (o lo que ellos llaman verano). El ruibarbo es en realidad una verdura, pero no le diga eso a los nórdicos, pues ellos lo usan en repostería como si fuera una fruta. Se parece al apio. Es una planta con un tallo largo y rojizo y una hoja grande verde y su sabor es ácido y fresco. Lo ofrecen caliente pero con helado de vainilla encima. De tal modo, que usted no bromee cuando un sueco le ofrezca su orgullo gastronómico veraniego, la tarta de ruibarbo.
Su otro orgullo, sobre el cual tampoco debes bromear, es la Academia Sueca, representante del verdadero Swedish way.
La Academia Sueca  fue fundada el 20 de marzo de 1786 con el objeto de fomentar el uso del idioma sueco, por el rey Gustavo III, un monarca excéntrico y lleno de vitalidad que fue asesinado con una pistola de clavos una noche en el baile de máscaras en la Ópera de Estocolmo, por unos conjurados de la misma aristocracia. Durante el baile tres nobles conspiradores enmascarados, animados por pasiones comunes, rodean al monarca y  le disparan a quemarropa.

Desde el inicio se estableció que la Academia Sueca constaría de 18 miembros elegidos de por vida.
El año pasado, en medio de la campaña MeToo aparecieron 18 mujeres que denunciaron abusos y vejaciones sexuales, ocurrida a veces en las mismas dependencias de la Academia por Jean-Claude Arnault. Monsieur Arnault, acusado de ser un verdadero gigolo francés y que habría perseguido suecas por los pasillos del palacio, dramaturgo francés residente en Suecia desde hace décadas, está casado con Katarina Frostenson, destacada poeta y miembro de la academia sueca.
Eso desató la actual crisis de la Academia Sueca, un asunto que no hace reír a los suecos. La academia sueca es uno de sus orgullos y por eso la mayoría de los suecos opinan hoy desde el auténtico estupor moral.
Hoy  quedan activos sólo 13 de los 18  suecos de la Academia Sueca. Cinco se han restado del trabajo.
En 1989 la Academia sueca se negó a condenar la  Fatwan contra el escritor Salman Rushdie. Por esas razones, la estupenda escritora Kerstin Ekman,  en marzo de 1989,  dejó de asistir a la reunión de la Academia. Luego diría ella que la Academia era muy parecida a una secta.
Otra mujer, miembro de la academia, la escritora Lotta Lotass no ha participado en su trabajo durante varios años. ¿Por qué abandonó la academia? Por el bulliyng laboral al interior de la academia. Ella tenía 45 años cuando fue elegida miembro de la Academia. Dijo ella: “Hubo muchos que se pusieron muy tristes cuando fui elegida en la academia. Muchos querían ver una continuación de la tradición de tener un abogado principal en la Cátedra 1 y muchos pensaron que no merecía una cátedra en la Academia.”  Lotta Lotass fue exiliada de la vida social en torno a la Academia, de las  exclusivas cenas en Gyldene Freden en el barrio antiguo de Estocolmo y de  los banquetes del Nobel. Pronto,  Lotta Lotass entendió que no tenía la “educación social requerida”. Y renunció el 2016.
Ayer, viernes  6 de abril, renunciaron tres destacados escritores a la Academia: Klas Östergren, Kjell Espmark y Peter Englund. Los tres son admirados escritores suecos. Tienen voz en la sociedad y sus obras son realmente leídas.
Así, de los 18 miembros de la Academia, quedan sólo 13.
Esto, institucionalmente es muy grave y muchos suecos se avergüenzan del espectáculo, y dicen que la Academia más parece un charco de patos (ankdamm). Cuando un sueco usa la imagen  “charco de patos”, significa que todo está podrido.
Si renuncian dos más, la Academia sueca ya no podría tomar decisiones, pues, por reglamento se necesitan, al menos, 12 miembros. Los miembros de la academia lo son de por vida, lo que significa que no pueden ser reemplazados mientras vivan. Es decir, la Academia sueca estaría cerca de la muerte.
¿Está la Academia enferma y condenada a muerte?
Tal vez no. Pero vive una melancólica catástrofe, como si le hubiese caído una bomba y destruido una pared del palacio en el barrio viejo de Estocolmo.
Hay voces patriotas suecas que lo lamentan y se sienten afectados pues suponen que esto afectará la Marca Sueca, una ideal forma de vida. Es su imagen en el mundo y les duele. Están muy preocupados de lo que piense el mundo sobre ellos. Esto es, para un amplio sector cultural sueco, un asunto  de importancia nacional.
Para otros escritores, es sin duda, la peor crisis en la historia de la Academia y exigen una profunda renovación interna.
Por ahora  ha quedado en evidencia que la Academia es un hervidero de intrigas, pasiones, fastuosas fiestas y mascaradas,  y está internamente fracturada.
Hay quienes focalizan y afirman que todo el mal descansa en el supuesto  gigoló francés, una interpretación muy novelística.  Habría que convertirlo en un perfecto chivo expiatorio.  Un Judas aislado y externo que habría podrido una ejemplar institución nacional. Se trataría entonces de castigar al intruso, el gigoló francés, y  convertirlo en el real culpable. Así la academia podrá dormir en paz. Los asuntos de crisis institucionales  lo transforman en un asunto de debilidad moral.
Cuando se destapó el asunto el año pasado, la Academia solicitó un informe.
El diario Aftonbladet reveló que hubo esta semana  una votación secreta sobre las conclusiones del informe, lo que habría resultado en beneficio de Katarina Frostenson, la mujer del supuesto gigoló. Todo quedaría en nada. Serían más fuertes los lazos de amistad. La corrupción sería encubierta.
Cuando el jueves por la noche la Academia quería adoptar un comunicado de prensa, tres destacados miembros decidieron abandonar la reunión. Se habría votado según un viejo procedimiento de echar bolas negras o blancas en un recipiente.
La mayoría estuvo por proteger a Katarina Frostensson y su marido francés, monsieur Arnault. No han podido expulsarla de la academia. El chivo expiatorio francés hace resistencia, pues no está solo.

Así están las cosas. Alta presión sobre la poeta Katarina Frostensson, la esposa del eventual gigoló, para que renuncie y mejore las condiciones de la Academia.
El rey, sí,  el rey Karl Gustav ha convocado a una reunión de crisis. Y cuando se involucra al rey, ay, es porque el reino de Suecia está en problemas.
Los suecos tienen un suave humor irónico y distante. Los suecos saben sonreír. Sí. Mucho.
Pero, ustedes ya saben que hay dos cosas sobre las que los suecos no bromean, la tarta o paj de ruibarbo y la academia sueca.

Abril, 2018.



 

 

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