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Esperando que germine un aromo desde la calavera de Teillier
Por Omar Pérez Santiago
Presentación de Paralogismos de la Sombra sin Mundo de Fabián Burgos.
Los Perros Románticos, Junio, 2014.
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Yo quiero alertarlos de entrada. Pues si uno no va alertado a la lectura de este libro, uno puede morir; uno puede morir por sobredosis de cultura.
No quiero repetirme. Ya se ha dicho que detrás de este libro están las vanguardias, la neo vanguardia o la posvanguardia, da lo mismo. Como los vanguardistas hay aquí un deseo de hacer un libro-poema con el uso de sus variadas técnicas, hábilmente usados aquí.
Fabián Burgos no es sólo poeta, se dedica a enseñar filosofía. Y eso se nota. Fabián Burgos nos trae ventaja, al traer la vieja disputa platónica de la poesía con la filosofía. Nos lleva ventaja, por lo menos a los como yo, que se ubican de la vereda de la literatura y no de la filosofía. Mucho se ha hablado de los orígenes y de los horizontes que comparten la poesía y la filosofía. Según Platón, la poesía sería más imitativa que la filosofía, y la filosofía estaría más cerca de la verdad. Platón expulsó de la ciudad a los poetas considerados imitativos y que deformaban las raíces de la cultura y de la verdad. La poesía quedó errante, rebelde, e inconveniente, por siglos. Por cierto. Pero es cierto también que, desde el griego hasta aquí, los filósofos no han gobernado ninguna república.
El libro de Fabián Burgos es un libro vibrante y delirante que trata sobre la verdad, tema que sería de gusto del señor Platón y muy de gusto de los poetas filósofos. La verdad en contra de la engañifa, en contra vidas aparentes. La impostura de una ficción de autosuficiencia, de un pagado de sí mismo, de un ser que ve desde el exterior o desde arriba.
Este libro toma parte pues de una cruzada desesperada y sangrante que dieron poetas a través de la historia por la verdad, para acercarnos, por un momento al menos, por segundo, una fracción, a aquello que verdaderamente somos.
Una sombra atraviesa sin complejos todas las páginas de su libro, una sombra siempre desencajada. Siempre en disputa con algo que no cuadra, algún hueco por vaciar, algún agujero abierto, algo que no funciona. No hay reposo para la sombra. No hay tampoco lugar de llegada. La sombra es un no-lugar, una dislocación, un vacío en una costra monstruosa y hambrienta.
El desencaje son dos cosas: la soledad y la mierda. Es una verdad, por tanto, que duele y que huele mal. “La Sombra sin Mundo es el excremento”. La sombra destapa la vileza, la bajeza y la crueldad. Y eso es lo que hace Fabián al destapar nuestras vergüenzas. Porque nosotros también sangramos.
“tú también te perdiste entre esta gente.”
Y nos pone ante el escándalo de descubrir nuestra propia esclavitud y nuestras propias miserias disfrazadas de bonhomía, de nuestra vida protocolar, de la charlatanería latinoamericana.
Fabián Burgos no quiere que las fronteras entre la verdad y la mentira sean vagas. Por eso puedo decir de Fabián, que él es un moralista. Busca la verdad destripada, lanza una “puñalada al aire buscando un universo”, a este circuito miserable, este chiquero nacional, la cultura patriótica militar, la cultura de almas en penas.
¿Hay elección? “Cómo hacerlo cuando ya ni siquiera existen ni muñones para dejar una marca en el barro.”
Al final, incluso Fabián le da una vuelta a la cosa en esta vida de mierda. Incluso Fabián busca una salida y un abrazo.
Incluso Fabián tiene necesidad de calor en el mar de mierda.
La poesía, esa sociedad paralela e infiltrada, expulsada de la ciudad por Platón, asume nuestra vida en común .Somos todos unos desaparicienses, una sombra:
“Destejeré
el
canto
de
la
época
gritándoles al oído con un lenguaje rarísimo
que devuelva a la tribu en forma de palabra”
La tribu. Ven. Aquí aparece de pronto la palabra tribu en el poema. Para buscar la verdad, hay que tener tribu, romper la burbuja individual. Los desparicienses llegan a la conclusión que ya no hay una gestión individual de los riesgos. La sombra nos ha devuelto la experiencia directa de la vulnerabilidad y de la precariedad de la vida.
Fabián encuentra una luz neoplatónica, una chispa de un redescubrimiento de la interdependencia, de que no nos salvaremos solos en esta sociedad. Podemos intentar construir una vida en común.
La actual filosofía neoplatónica, una cierta filosofía de la ciudadanía, postula que ya vivimos en un mundo común e interdependiente.
La Araucanía, La Pampa, Los Andes, Las Torres del Paine, Otrora MachuPichu, Tenochtitlán, las riveras del Nilo, la Babilonia.
Ahora, ahora mundo…
Ya estamos enlazados. Ya vivimos en esas relaciones de dependencia.
“huesos sobre huesos frotándose.”
Huesos sobre huesos frotándose que desplazan a larga los antiguos imaginarios y busca otras maneras de vivir. Optar por una dignidad en una sociedad paralela y a la vez infiltrada, que va creciendo, que se va mudando sus condiciones de vida, en lo invisible, lo cotidiano. Salto ético y político que nos permitiría ser de otra manera. El desafío es ver que la cultura tampoco queda ilesa, que deja su estampa y su pisada, y que lo que hagamos a nivel cultural nos hace ser quien somos.
En palabras de Fabián Burgos:
“¡ARRIMADO A LOS ÁRBOLES DEL CEMENTERIO DE LA LIGUA ESPERANDO QUE
GERMINASE UN AROMO DESDE LA CALAVERA DE TEILLIER!”