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Del libro Pachas

Oscar Saavedra Villarroel

 

 

[dice: soy una playa desnuda detrás de una roca]

 

Ese Mujerón se jacta de posmodernidad,
en el quinto mundo hasta las costras son posmodernas
-incluyendo letras-idioma  /cicatrices o tatuajes en la lengua
o en un cartel publicitario, a lo más arte pop,
grita Pacha Hombre, mientras se tapa los ojos con un dólar
-uno de cien-;
se aparecen sus paparazzis mentales, sus cerebros
occidentes
                   y quiere otra copa de sauvignon
a la altura de la carne asada, a esta hora de la noche
en que la jarana eurorreinata a comenzado como una samba
tecno,
                   una balada cumbianchera o simplemente su rock
                   en un buen español anglicano.
Como la cosa es con ácido,
siente la luna florecer en la retina nublada o erosionada,        
que de puro power dictador:       
agarra a ese Mujerón, que sigue jactándose de posmodernidad,
y le mete los dedos – o le gatilla- en su corazón críptico vestido de amapolas  cortadas por el aire,
le mete la serpiente en sus mares de arena militar, madre,
ese Mujerón reflexiona y dice:
soy la puta más usaísta y cara de este submundo,
de este subsuelo, de este subnormal territorio
en donde he caído
como parásita que avanza según el gusto del sol
y su oropelado semblante reflejado en la pared
                            que me fresca de vidrios v/s simulacro.

 

Ese Mujerón tiene diamantes en sus senos de cobre,
copihues en su surrealismo pintado con arena sobre el cuerpo,
ciudades dibujadas en sus retinas,
una postal playa de arena-agua  como publicidad que Mr. Estado
ha cancelado a cadenas televisivas del cielo: un corte en las nubes,
bisturí en las noches estrelladas,
                            incisión/ escisión de la próstata de su lenguaje,
                            ron y cervezas - a esta hora de la jarana-
                            un jeans ajustado bien usaísta,
                            bien hollywoodense, bien trasero operado,
                            redondo, casi un fenómeno. 
Porque ese Mujerón sabe que en el quinto mundo
-entre el banco mundial y la economía familiar: un céntimo-
la tierra se fatiga o se seca la garganta
y dan ganas de echarse un par de mares, un poco de paisajes,
algo de cerros
                            pero sobre todo pachas o tribus
                            relativo al ego de la roca por moldear.


Ese Mujerón es una Inti pintada de Arauco
Europa-lila-rosa.
Dice que sus senos son los cerros.
Que sus senos son la láctea del mar y las Espunkas
que los Pachas consumen, Mama, dice
hazme tu mantra, tu tantra, sumatra;
hazme lluvia la cama de mi valle.
Dime si quieres india oropelada.
Dime si quieres plebeya neandertal muy cascada.
Porque yo seguiré el semen venenoso de mi origen.
Seguiré cantando junto a elle Europa
mi canción sorda, muda, ahuecada
bajo un catre de estrellas
en donde me acuesto como reina
y apuñalo los sueños karma
que mi ethos
                            me siglo apuñala en un quirófano
                            plagado de paisajes: una playa desnuda, un roca
                            detrás de la playa,
                            o más realista: un bisturí y unos ojos haciéndose
                             globales
                                               como Asia.

 


Ese Mujerón ríe como un cielo dictador afiebrado de poemas
mediáticos tirados desde el cielo
como una lluvia ácida, como un papel ahuesado ABC1,
bien rucio
                   bien rociado
                                               bien rumiado
                                                                           a lo sol.
Porque ese Mujerón
                            ríe y su risa son mil mares de excrementos
                            que caen sobre Montparnasse La Victoria
-la tribu se deja llover, se deja mojar la identidad-
y vuela queriendo alcanzar la suma de las cimas
                                      de su mortaja apretada hasta la estética.
Ríe
mientras Pacha Hombre masturba y danza su tecnopacha,
masturba la citadina mirada de la costa, de las costras que bailan
el baile
                                      sideral de los parques céntricos
                                      o instituciones pintadas a lo facho
                                      de cualquier ciudad.
Ese Mujerón ríe como un cielo dictador afiebrado de poemas
que babosean,
                            que saben de lobby o de “ok mi querido
                            presi”,
o de “Ok mi querida Insti”.
                   o de vámonos a tomar una coca, ahí a la esquina,
                   y parlamos del best seller vampirezco
                   que leemos en las micros verde rocío.

ahora  mira el panorama: alguna tela, alguna costura o por
decirlo con brocha
                            el óleo imperfecto del ojo,
que ve cómo escribe el cielo la suma sideral de las miserias
o los hechos sumados –bien aristotélico-,
en un plasma,
                            sentado en un sillón floreado
                            toma su buen Jack y fuma un habano
                            cubano,
junto a los dinosaurios del poder y su poema capitalista,
a la intemperie de las vidrieras: entre cobre y postal,
entre oro pobre
                            o alquimia huachaca, detracito de la tribu,
es decir
frente al monóculo de la pantalla
pinta:

                   un cielo gris, que nace de sus dedos,
                    similares a los tubos de escape de la ley.

 



El poder, grita.
El poder, casi una tormenta.
La llanura, mi mama rosa mis labios.
La ultratumba: Espunkas que me hacen seducir mi sol.
Casi Codelco el vestido rojo capitalismo que rueda
como un neumático en bajada, digamos Cajón del Maipo.
Casi Angelini, la saturación de su tarjeta
de barro-técnico, a lo Baudelaire contemporáneo.
Casi Friedman la salud mental de la güita o la tormenta eléctrica
de los cajeros autómatas
                                      con cerebro y corazón, ay.

Estoy aquí –dice-
mameando al niñocerro
de mi corazón rock tirado a las rocas
de ese Monstruo Andes.
Tirado
sobre alfombras de nieve,
sobre cerros capitanes del aire y sus caballos
de hielo
                   que se derriten
como flores de seda.


: soy una playa desnuda detrás de una roca
                                                                  que me dice:
lo que las olas botan la arena lo recoge en imagen
como mis ojos que de puro cámara fotográfica del sentimiento
comienzan a fumar
                                      pasos, pisadas, plisadas olas
que se rompen en la cerca de cemento,
                                      a la orilla de la arena acumulada como castillos media agua,
                                      entre Montparnasse La Victoria
                                      y el cerro París
bien lejos de mis oleajes, bien lejos de mi música o sol
detracito
                   de la roca, bajo un sol fusil o un sol que acaricia
                   la piel y hace yagas
o sea: duele.
Una playa desnuda dije, con vergüenza
o si soy sincero:
                            ese Mujerón me pasa por su facha.


Tengo la culpa, grita el Mujerón.
Tengo la lengua clonada de los Pachas.
El rasurado anglicano del cristiano Estado.
Y qué: camino cuando las horas no dejan
                                    de respirar una tierra.
Siento que el agua de mis cielos roza
el lente que visiblemente me ve
                            al lado de mi Hombre,
                            al lado de su serpiente-padre:
bebiendo su leche de día, blanca musa moderna, bebiendo
la leche de noche, blanca musa moderna,
bebiendo y bebiendo:
este paisaje  tiene una piel que choca
histórica
                                       contra los ojos de las piedras.

 

: Y me piedra. Y me solarium Viña del Mar. Y me golfo Bolivia.
Y me preño Austria. Y me bajo la Irlanda Minifalda.
Y me bronceo lonco. Y me taco Italia.
Y me ayuno India. Y me puro largo Cabo de Hornos.
Y me Marea el recuerdo. Y me Marea llamo.
Y me Mujora usaísta. Y me quirófano los ojos.
Y me Perú los dientes. Y me Miami las cortinas. Y me bailo
Colombia. Y me Mr Estado el Poder.
Y me globalizo los ojos como Asia.
Y me pongo
                            África. Y me África maligna me
arranco. Mujerzuela Norte, me dicen.
Y me puro dilato las neuronas y me puro preño ártica
Antártica
                   me pongo bien Alaska. Y me Boston los
músculos. Y me clono Neandertal. Y me pongo en cuatro:
para que vengan,
                            para que sientan:
Lo papel arrugado tirado al basurero que soy.
Lo poema capitalista que soy.
La postal de un edificio que tapa el firmamento y su luz.

 

 


Oscar Saavedra Villarroel. (Santiago de Chile) Poeta Andesground

Poemas publicados en
http://circulodepoesia.com/nueva/2011/02/foja-de-poesia-no-272-oscar-saavedra-villarroeal/


 

 

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Del libro Pachas.
Oscar Saavedra Villarroel.