Detrás de las ventanas de Paolo Astorga
Por Augusto Rodríguez*
Algo que siempre me ha llamado la atención del joven poeta peruano Paolo Astorga (Lima, Perú, 1987) es su movilidad para crear revistas, proyectos culturales, recitales poéticos, antologías, etc., pero lo que más me llama la atención es su poesía. Sus imágenes. Su perseverancia en la creación poética. Su nuevo poemario se denomina Detrás de las ventanas. Se divide en tres secciones. Este libro mantiene el ritmo y las imágenes de otros libros de Paolo Astorga aunque creo que este libro ha ganado más fuerza y madurez del autor. Se muestra más suelto y más a gusto. Su poesía va ganando dureza, estirpe, ganas. Leamos como ejemplo su poema Lejanía:
Se ve lejana mi piel perdida
como una estrella roja
bajo el cielo atardecido de ignorancia.
No es un recuerdo el borde de esta estatua de sal
lo que ha hecho desvestirme, sacar de mi pecho un cuervo enfermo
y velarlo toda la noche hasta que me pique los ojos.
Es la palabra lo que ayer he soñado,
tu lengua
que ahora flota por mi voluptuosa soledad
esparciendo su perfume
entre inútiles cadáveres sin rostro.
La poesía de Astorga penetra en la urbe, en las cosas cotidianas y nos dan nuevas claves para entender sus símbolos, sus superficies, sus dilemas. La poesía de Astorga abarca y cuestiona. Desafía. Pregunta. No deja de preguntar. Escarba en el interior del ser. Revisemos otro poema de este libro denominado El sol verdadero:
Furibundas miradas niegan la cruz en nuestra espalda,
han partido las sombras desnudas de barro entre la niebla.
En vano las fuentes retornan su esplendoroso fulgor
de contemplar inalcanzables mirlos fugando hacia las máscaras.
Llega ya el viento y mi voz se hace leve suspiro.
La hojarasca esconde lágrimas inciertas,
un andrajo de noche que va buscando un camino interminable.
Hogueras infinitas desbordarán sus vestigios
sobre la sangre hostigada de presagios.
Hoy despertaré condenado
a jugar con mi verdugo.
Detrás de las ventanas es un poemario que tiene mucho sobre el tema del amor, las relaciones de pareja, las relaciones humanas pero no sólo se queda en la piel sino que penetra en los orificios de las casas, en las ventanas, en las puertas, en los huesos de la cotidianidad y afila la carne y nos sigue entregando más poemas como el llamado Abismo:
Cualquier palabra mortuoria avivará al viento
la boca abnegada de mariposas mutiladas por la sombra
que ha alcanzado un cuerpo en el desvelo de los signos;
la soledad que ha consagrado el sórdido paisaje de la noche.
Ha de extrañarse el transido vértigo
que es comenzar este galope entre tantos cadáveres
buscando una memoria que no nos provoque
retornar al oscuro precipicio donde desaparecen los rostros
ante el inclemente ruido de las rocas manchadas de sangre
y la carne arrepentida bajo el sabor amargo de un tiempo irreversible.
Astorga nos brinda en este libro poemas sólidos, bien construidos, desafiantes, amargos. Este libro debe ser seguido y comentado. Astorga viene creando una obra que merece toda nuestra atención. Con él y otros poetas que nos sorprenden, estamos seguros que la nueva poesía peruana va por un buen camino. Sigamos leyéndolo.
* * *
*Augusto Rodríguez (Guayaquil, Ecuador, 1979) Periodista, editor y catedrático. Ha publicado los poemarios: Mientras ella mata mosquitos (2004), Animales salvajes (2005), La bestia que me habita (2005), Cantos contra un dinosaurio ebrio (Barcelona, España 2007), Matar a la bestia –recopilación- (Guadalajara, México 2007), La gramática del deseo–recopilación- (La Paz, Bolivia 2009/ Monterrey, México 2009/ Neuquén, Argentina 2009) y Voy hacia mi cuerpo (Lima, Perú 2010).