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          Presentación en sociedad de escritores de chile			
        Mauricio Torres Paredes
        
        
          
            
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        La temporalidad deja de ser tal en el poema, en el momento en  que se escribe, se cincela, se agarra de la materia angustiosa que pide en  silencio una marca o la repetición casi alcanzable de la marca que está viva,  también en su lectura, que fue y que es, que se presenta y esconde, pero que  acuciosamente busca tratar de alcanzar lo experimentado. El experimento, la  creación, el modificar la naturaleza con un fin estético, desde las  percepciones que tratan de alcanzar con la palabra, algo que si bien no se sabe,  se presiente.
         Los lagos son, están, se muestran,  contienen gran parte del espacio y circulan por nuestro planeta, así como por  nuestro sur, como arterias donde fluye un cuerpo de agua dulce, espejos de la  existencia mirado desde el espacio. Pero cada vez que pronuncio o escribo agua,  no se me vienen, como años atrás las imágenes de la lluvia, de las pozas  estancadas, de un vaso frio lleno de ella dispuesto a bajar mi sed, yo  dispuesto a probarla. Sino los lagos del sur, los hielos del sur, los mares del  sur y todos los paisajes cada vez más destruidos, depredados y despojados de su  naturaleza, ya no con la sintonía de su lucidez, sino al contrario, se muestran  asesinados en pos de la avaricia o como diría Ezra Pound, de la usura de  algunos.
         Es en esta dislocación permanente en el  hoy, donde la poesía de esta región, enseñar los dientes, gruñe, anuncia y  pronuncia por muchas décadas su escritura en este hábitat. Una poesía llena de  tránsito, que acumula el paisaje como base para metáforas que se sustraen a lo  cotidiano, estando llenas de cotidiano. Es como si plasmaran la cartografía  precisa que espera del imaginario y toda su potencia en el paisaje, mostrar a  la gente tratando de abrigarse con su entorno.
         La antología Los Lagos/Imaginarios Sur,  compilación realizada por Paola Andrade, disputa variadas ideas de lo que puede  llegar a contener, más allá de una cantidad de poetas de la región de Los Lagos  de Chile y de su poesía tan bien lograda, nos entrega los imaginarios del sur,  pero a la vez un corte en como la imagen tiene una importancia en los trabajos  que contiene.
         Permanecer en esta situacionalidad, muchas  veces difícil, hace que los temas que aborda la poesía, vayan teniendo un  tilde, un tachado que armoniza en el comienzo del libro, pero poco a poco,  conforme pasan las hojas y los poetas y sus poesía, van encontrando idas y  venidas, vueltas y revueltas en donde el sujeto comienza a ser más permanente y  más que nunca en un conflicto por lo que acontece fuera del ritmo constituido,  defendido y significado.
         No es fácil mantener o alcanzar un  imaginario, se constituye no solo en la cultura que se ejerce, sino que además  debe mantener la visión de posibilitar ser regenerada. Y así ha sucedido con la  poesía del sur de Chile. La imagen paisajística ha sido mixturada, en un  comienzo, desplazamientos y choque con los artefactos como diría Nicanor Parra,  aquellos que se hacen parte del cotidiano y en donde todo el paisaje inmenso y  único de nuestro sur va siendo repintado desde dinámicas de turismo, autos y carreteras  acercándose a la imagen de la ciudad metropolitana, como ficticia salvación del  inconmensurable silencio o sonido de todo lo natural que rodea.
         El poeta Nelson Torres nos describe dos  dimensiones de los cambios de imágenes que se plantean en la proyección del  nuevo siglo, es así como con su Poema al borde 2000, nos hace reflexionar en  las variadas dimensiones que se dan entre los paisajes, artefactos y ficciones,  estas últimas son las que han dejado en el pasado también a los paisajes y  artefactos. Cito poesía…
        
          Poema al borde del 2000
              Cuando no existan árboles
                y nuestros niños los estudien
                en revistas  en libros multimedia
                será difícíll explicarles
                cómo  cuándo  para qué cantaba el pitío
                el tordo  el churrete.
                Desde sus casas de cristal  con  luces láser
                y espectaculares puestas de sol   provenientes de chips
                a miles de millones de colores   no sabrán
                del canto de las aves
                de los bosques de tepuales
                de los gatos colo  güiña y del  chingue
                la cantaria o el monito del monte
                y no podrán llegar al hueso  a la  raíz
                para captar esa señal relampagueante.
                Aunque  quizás  llegado ese momento
              tampoco sea necesario.
            
        Ese “sea necesario”, que plantea el poeta,  en estos momentos, es más necesario que nunca, si bien puede haber sido que a  fines del siglo pasado no se vieran con tanta nitidez los desastres y el  deterioro del entorno en el sur, ya sabemos que la catástrofe está con nosotros  y nos acompaña en mayor amplitud, mostrándonos las míseras formas y retratos  que describiera Artaud Rimbaud cuando vio como se remplazaban las siembras por  las fábricas, el nuevo templo se constituye del trabajo esclavizado de la vida  moderna.
         Es así como la poeta Sonia Caicheo nos plantea este avance  de esta tipología de modernidad:
        
                        Correo del sur
            Subió el  azúcar el pan la yerbamate
            Relampaguea  noroeste en bronquios
                  del más chico
            en el cuarto  de arriba. Escasea el amor
            solo esta  sal desborda el cuerpo
                  de tu carta.
            
        Subió el azúcar, el pan, la yerbamate,  como todos los alimentos básicos que han estado presente en estos lugares por  muchos años y que han sido parte de la cultura permanente, pero además nos  muestra como el paisaje ha pasado a un segundo plano, desarticulado en que el  sujeto comienza a entender que algo se ha escapado, que la necesidad ha  surgido, que esto interrumpe la búsqueda que tenemos cada uno y que llega a ser  escaso el amor en estos escenarios.
         En los últimos 30 años, nuestro país ha  tenido variados cambios producidos en su mayoría por el cambio de modelo  económico y cultural que se dio desde la dictadura y se procesó en los  gobiernos democráticos que le siguieron, es así como las formas, los paisajes,  las costumbres, los recuerdos, las conversaciones y hasta las formulas de vivir  cambiaron. Todo rincón del territorio fue agenciado, todo rincón de cada una de  las casas que habitan este espacio de tierra fue transformado y sigue siendo  modificado para los fines del neoliberalismo, formándose día a días ficciones  de emprendedores que no han dejado fuera el mundo de la poesía.  
         Imaginen algún libro o película, o video  juego de ciencia ficción, en donde el imperio del momento comienza a tener  colonias virtuales en los más recónditos lugares del planeta, y traspasa el  formato de los artefactos por el de la virtualidad y la depredación comienza a  ser constante y las imágenes van sucediendo, aconteciendo en la trasformación.  La televisión, la imagen virtual llenó de nuevos temas a la palabras, y hoy el  sur de chile llena de imágenes a los televisores, a las redes virtuales, lo que  no sabían era que de un momento a otro el sur se vería en esas imágenes  lidiando por sus recursos, invadidos por las máquinas del imperio y  sobreviviendo en el más cercano de los lamentos.
        
                        En un día como hoy
            En un día  como hoy cabría todo el tiempo en una mano;
            todos los  temores cabrían en una mano,
            todas las  noticias;  los pacos y las esquinas,
            los milicos  y sus cuarteles;
            todo el  silencio y la duda;
            los codazos  a mansalva y los golpes a la maleta;
            cabría —no  hay duda— toda la incertidumbre en una mano,
            toda la  furia, toda la muerte que se esconde turbada
            ante la  proximidad de tanta muerte próxima.
            Todo lo que  hay detrás de esta cortina
            cabría en  una mano, en una sola mano,
            si no me la  tuvieran amarrada a la otra. (Carlos Trujillo).
            
        El tiempo desaparece en las nuevas formas del espacio, como  podría haber sucedido en los momentos en que la contemplación de los  imaginarios del paisaje sucedía y de un momento a otro fueron adquiriendo otras  características y dimensiones, que han cambiado la cercanía, la vuelta, el  viaje, las aguas, las especies, y las costumbres.
         La poesía que se encuentra en Los Lagos/ Imaginarios Sur,  muestra de manera certera y con una visión cronológica y espacial desde la  poesía, como las aguas siguen teniendo la importancia máxima en una globalidad  económica y hegemonía cultural que arrasa con todo lo que se le cruza.
         Celebro  el trabajo desarrollado con este libro por Paola Andrade, su selección de  diversos temas poéticos y autores, entregando un aporte a la poesía, así como a  los territorios del sur para visibilizarse en la mundana época que  presenciamos.
        
        LOS LAGOS/IMAGINARIO SUR
          Antologadora: Paola Andrade Cantero
          230 pag. Santiago de Chile. Editorial Etnika. 2016