proyecto patrimonio
Nicanor Parra y el último
hombre
Por Faride Zerán
Publicado en Rocinante Noviembre 1998
Estoy cojo y
desmemoriado, disparó por teléfono ante el anuncio sorpresivo de visita.
¿Rocinante?, repitió luego de un silencio donde se podía oír su
carcajada. Bueno, te espero, aunque después de "Aunque no vengo
Preparrado" no tengo nada más que decir.
Parra en su casa en el balneario de Las
Cruces, a una hora de Santiago, es un banquete. Desde la terraza donde
domina el mar, explica las coordenadas: en la casa de su izquierda viven
unos sacerdotes; en la de la derecha, unas monjas que, según él, van a
beber cerveza en el bar que se ve allá, en esa punta. Ni cojo ni
desmemoriado, sino todo lo contrario, va sacando decenas de cuadernos de
tapas verdes que dan cuenta de una creatividad inagotable. Clinton,
Nietzsche, el Tao, los cuernos, la muerte de Octavio Paz, o la vuelta de
los espartanos luego que los filósofos, los intelectuales y los poetas
han sido barridos por el último hombre. Mientras transcurre la
conversación, lo llaman por teléfono para anunciarle que en septiembre
del 99, la nave central del Museo de Bellas artes es toda suya. Recién
ha aparecido destacado en una antología mexicana, y en otra francesa.
Pero, insiste, de aquí no me muevo, "última vez que me presento en
público". Al momento de las despedidas, no se aguanta, y cuando todo
hace suponer que no hay más preguntas, él asume su turno: ¿Y no me vas a
preguntar qué me parece el nombre de la revista? Claro: ¿Qué opinas
Nicanor sobre el nombre de la revista? Bueno, en vez de Rocinante, yo la
llamaría Rocinantito, como los habitantes de Talagante, que para evitar
la rima, decidieron cambiarse por Talagantito. ¡Chao!
—Nicanor Parra está de discurso en discurso: del
discurso de Homenaje a Luis Oyarzún al discurso que estás escribiendo
para cuando te otorguen la Medalla del Abate Molina.
—Pero ese
discurso creo que no va a salir. Tengo la sensación de que "Aunque no
vengo Preparrado" es el último discurso, y así se dice al final.
—Señalas: "última vez que me presento en público". ¿Por
qué?
—Es un estado de ánimo. ¡Bueno, hay que pensar que son 84
ya las primaveras!
—En Parra no se notan.
—La procesión parece que
va por dentro. Las apariencias pueden engañar. "Aunque no vengo
Preparrado" es el homenaje al filósofo Luis Oyarzún, al amigo de la
generación del cincuenta, y a la vez es el homenaje a un tiempo, a un
Chile que ya no está... Homenaje no, esa palabra no me gusta. La palabra
homenaje es una palabra de cuatro letras. Para mi gusto es una palabra
obscena.
—En ese texto evocas a un Chile republicano, de
discusiones y bohemia, de visiones generales...
—Tienes razón.
Es la época de los grandes relatos. Es lo que está en la memoria... Yo
no sé qué querrá decir todo esto. Eso está ahí nomás. Son hechos, porque
el hablante lírico de este discurso, pongámonos un poco pedantes -por
fin ¡ha!- es el autor. En los textos anteriores se cumplía ese dictum de
que el autor está muerto, entonces no se sabía quién hablaba. En el
mejor de los casos era un autor quebrado, pulverizado. Hay que acordarse
de que ya Rimbaud decía: "Yo, es otro". Después alguien dijo por ahí:
"Yo, es nadie", "yo, es un muñeco", "yo, es la Internet". Y,
extrañamente en este discurso, tal vez debido al tema, logré recuperar
ese yo que estaba pulverizado. Y esto es muy grave desde el punto de
vista de la teoría del discurso.
—¿Por qué?
—Porque todavía estamos bajo la
creencia de que no es posible hablar en primera persona. Si realmente se
quiere decir algo, algo que aspire a un sentido, no se puede hablar en
primera persona. No hay sujeto y, extrañamente, en este discurso aparece
un sujeto de carne y hueso que se llama Nicanor Parra, y que responde de
todos los desaguisados que se producen en este discurso.
—No sé si desaguisados, pero qué significa cuando dices,
a propósito de Luis Oyarzún, que en materia política: "Sería injusto
decir que cayó/ en el escepticismo acomodaticio/ De los intelectuales/
Autodenominados liberales/ ¿Habrá alguien en Chile me pregunto/ Más
sexual democracia que él? / ¡Importante!".
—Bueno, estoy
repitiendo algo que se dijo en una época sobre los intelectuales
liberales norteamericanos. Se decía, que esta era una posición
acomodaticia a pesar de que todos estos liberales eran marxistas
desencantados. Estoy refiriéndome a esa acepción del adjetivo liberal,
no a la acepción que tiene en nuestro idioma, en Chile. Yo uso la
palabra liberal en su acepción norteamericana. Creo que tengo derecho a
hacer esto porque yo viví entre esos intelectuales, tengo muchos amigos
intelectuales norteamericanos que están felices de llamarse liberales.
En EE.UU., ser liberal es progresismo, pero no marxista ni
marxistoide.
—En tu discurso aparece la bohemia: "Que lo digan los
muchachos del Bosco/ Los soñadores del Café Iris/ Los insomnes del
Parque Forestal/ & muy en particul(i)ar/ Los incorregibles
noctámbulos madrugadores/ De la Posada del Corregidor/ Entre los cuales
nos contamos todos".
—Eran lugares de encuentro. Prácticamente los
escritores, los candidatos a escritores de la época éramos noctámbulos.
Dormíamos en el día y despertábamos cuando el sol se estaba poniendo y
nos íbamos al centro de la ciudad y recorríamos en la noche varios de
esos lugares hasta el amanecer. En cada uno de estos lugares había un
grupo, eran los habitués. Pero había otro, al cual pertenecía yo, que
éramos más volátiles. Ibamos de seca en meca y pasábamos la noche. La
mayoría volvía a sus casas borrachos como piojos. Yo era abstemio.
—¿Sí?
—Cuasi abstemio. Era por curiosidad y por
sociabilidad que yo salía. En ese tiempo estaba en el Barros Arana.
—"INBA/ Sto. Domingo 3535/ Década del 30/ Costado norte
de la Quinta Normal/ Edificio grandote de 2 y 3 pisos/ Matucana/ todo
eso.../ ¿Será posible hoy tanta belleza/ Para empezar no teníamos adónde
caernos muertos/ Por algo nos llamaban los Inmortales."
—Allí
estoy aludiendo a un tiempo. Son imágenes fantasmagóricas que vienen a
la mente, son los recuerdos. De todas maneras claro que hay una
estructura en el discurso, no puede no haberla. Leyendo ese discurso se
puede uno dar cuenta de los puntos que calza el autor tanto política
como literariamente, y hasta filosóficamente.
—Digamos que es un liberal que dispara.
—Liberal
en el sentido americano.
—Y con ironía, como cuando dice: "Independientemente del
sistema/ Los de arriba se sientan en los de abajo". ¿Siempre ha sido
así?
—Parece que sí. Siempre ha sido así, y a lo mejor va a ser
siempre así.
—O sea, estamos fritos
—No lo sé. Pero aquí voy a
contestar esa pregunta con una respuesta que le escuché una vez a
Sebastián Piñera, en una entrevista de televisión. Le dijeron: "Bueno,
usted se retira de la política pero esto no quiere decir que usted
renuncie a su idea de ser Presidente de Chile. "Y el pícaro de Piñera
respondió: "no hay que descartar nada, pero tampoco hay que aferrarse a
nada". Parece un intelectual liberaloide, por lo menos en ese momento.
NIETZSCHE; NIETZSCHE;
NIETZSCHE:
—A propósito de candidaturas, ¿cómo se ve desde Las
Cruces el panorama político chilensis?
—Tengo muy poca
información, solamente la que aparece en los llamados medios de
comunicación, que no es ni el diez por ciento de la información que
manejan ustedes en Santiago, porque lo que ocurre realmente es lo que va
de boca en boca. Yo no me dejo seducir por las imágenes de los medios de
comunicación; el naipe no se agota en ellos.
—Sin embargo está de moda ser un hombre mediático, pero
Parra huye y se encierra en Las Cruces.
—Lo que pasa es que en
esta materia estoy tratando de aprender la lección de Nietzsche con la
ontología hermeneútica, que es la filosofía de la vida diaria. El
terminó con la jerga metafísica, por eso algunos lo califican de
antifilósofo, y dice que los que más saben en materia de vida diaria son
los antiguos maestros hindúes. Me extrañó mucho leer que él dice que los
hindúes sabían más que los chinos y más que los judíos, o sea más que la
Biblia y más que el Tao-teh-king, porque hasta ese momento los hindúes
para mí eran más bien gente sospechosa. Después de esto me fui de hacha
al código de Manú, que es el libro al que estaba haciendo referencia
Nietzsche, uno de los libros más antiguos de la India, que felizmente yo
había mirado y lo tenía como un documento exclusivamente literario, así
como uno tiene la Biblia en su casa. Pero ahora me di cuenta que esto es
más que literatura.
—¿En qué sentido?
—Es un tipo de sabiduría. Qué
es lo que dicen los viejos Rixis sobre la vida del sacerdote Uraman, que
para ellos es el hombre superior. De los hombres para ellos inferiores
no se dice nada, pero las edades del sacerdote Uraman para ellos son
cuatro: La primera es la del neófito o lector de las sagradas
escrituras. La segunda, galán o fundador de familias. Hasta aquí vamos
bien, pero en la tercera ocurre una discontinuidad en relación con lo
que en occidente pensamos que son las vidas del hombre, porque en
occidente son dos nomás. Neófito y padre de familia, y se acabó. Después
viene la de viejo verde, pero eso no se teoriza mucho. Para Manú, la
tercera etapa es la del anacoreta. El anacoreta es el padre de familia
que renuncia al mundo, renuncia primero a la mujer, en seguida a los
bienes materiales y a la búsqueda de la fama. El mundo estaba
determinado por esas tres dimensiones, entonces hay que renunciar,
volverle la espalda a todo eso.
—¿Nicanor Parra está en la tercera etapa?
—Estoy
tratando de aprender esta lección. No es fácil.
—¿Y cual es la cuarta?
—La cuarta es la de asceta.
En la cuarta etapa el sacerdote brahmán ha llegado a la meta. Salió
rima, salió verso sin esfuerzo. Cada vez me parece que es más correcto
ese planteamiento, por algo viene avalado por Nietzsche, que según
muchos es la única voz que se escucha en la actualidad después del
derrumbe de las ideologías, o del fin de la historia, como la llaman. Se
dicen cosas muy antipáticas sobre Nietzsche, que no tenía amigos, que
era un hombre solitario, que no tenía formación filosófica sólida, que
su formación era a base de calendarios, que al único autor que leyó en
sus fuentes fue a Platón y que lo entendió mal, que tuvo amores
incestuosos con su hermana, etcétera. Posiblemente tengan razón, pero es
la única voz que se escucha.
—Veo que sigues fiel a Nietzsche, y desde hace mucho
rato.
—A mi me llama mucho la atención, así como le llama la
atención a todos los sujetos que están interesados en responder a la
pregunta de qué cresta pasa en este momento en el mundo. No es un
capricho mío. Cada vez que me enfrasco en la lectura, en el estudio de
una investigación sobre que es esto de la posmodernidad me encuentro con
que los nombres que más se repiten son: Nietzsche, Heidegger, Derrida. O
sea, Nietzsche, Nietzsche, Nietzsche. ¡Qué de raro tiene que yo también
me interese en Nietzsche! Todavía estamos en eso que se llama el debate
de la posmodernidad, y aquí estamos hablando sobre el pensamiento
posmoderno central, Nietzsche estaría en el centro de ese pensamiento
maduro euroamericano, y ahora está circulando otro: el pensamiento
posmoderno periférico. Lo más sólido que yo he leído al respecto es un
ensayo de una mujer que se llama Olga Schutte, que es una "gusana"
cubana que vive en los Estados Unidos, que está publicado en la "Revista
Casa de las Américas". Aquí hay varias sorpresas sucesivas: La revista
cubana se supera a sí misma. Desde luego, en Chile no tenemos una
revista que le haga el peso, y además está muy oxigenada y muy aireada.
Y algo que me ha llamado la atención son sus fuentes. Junto a García
Canclini aparece la Nelly Richards, y nosotros suponemos que es una
gringa media loca nomás, pero resulta que ella es una de las fuentes,
según Olga Schutte, de la teoría del pensamiento postmoderno periférico,
y nosotros no teníamos idea. ...¡Esos textos los quiero leer!
¿HORAS TRABAJADAS?: CERO
—¿Y, cómo está la escritura de los "calcetines
huachos"?
—Hay muchos borradores pero nada del otro mundo, nada
del otro mundo, porque te repito que estoy bajo la impresión de que es
última vez que me presento en público, o sea, el texto por el cual yo
espero que se me juzgue es el discurso "Aunque no vengo preparrado". A
posteriori, me di cuenta de que satisface los tres requisitos del
discurso propiamente tal según Nietzsche.
—¿Cuáles son esos tres requisitos?
—El primero es
que el discurso debe ser sano, saludable. El segundo es más raro
todavía: debe ser tolerante. Y el punto tres: conciliador. ¡Estoy
sorprendido! ¡Estoy sorprendido! ¿Qué será lo que pasará ahí? Es un
discurso que acabo de escribir, es lo único que puedo decir, y que en
relación con el resto de la obra parece que el autor aquí logra
aterrizar. Es un discurso aterrizado, digamos, ese adjetivo lo acepto.
Es un discurso aterrizado.
—En el cual reiteras una de tus tesis, a propósito de
discursos periféricos: "Muchos los problemas/ Una la solución:/ Economía
Mapuche de Subsis-tencia: / Hay que cambiarlo todo de
raíz".
—Extrañamente, el asunto es que como yo hice ese artefacto
hace algunos años...Aparentemente soy un precursor de esta visión.
LA VUELTA DE LOS
ESPARTANOS
—Volvamos a tu discurso "Aunque no vengo preparrado", en
el que evocas a maestros como Jorge Millas, a Eugenio González, y en el
que te interrogas para qué sirve la filosofía, o escribes: "CHILE ES UN
PAIS DE PELOTARIS / advierte Luis Oyarzún en su Diario / Más en lo
cierto no se puede estar: / Hágase futbolista compadre / De lo contrario
no le dan pelota". Fin de los discursos, fin de los grandes relatos,
¿fin de los grandes hombres y las grandes ideas...?
—De nuevo a
Nietzsche, que a fines del siglo pasado ya advirtió lo que iba a
ocurrir, y es lo que está pasando en este momento, él dijo que el
superhombre, que es la Escuela en la que nos formamos todos y que no es
otra cosa que el hombre que quiere ir cada día un milímetro más allá de
sus narices, el intelectual greco-latino, él dijo que el superhombre
será barrido del mapa por el último hombre. Eso lo dice en el prólogo de
Zaratustra. Conformismo pasivo más hedonismo complaciente, eso es lo que
ocurre en el mundo. Esto mismo también se puede decir de otra manera, se
puede decir que estamos presenciando la vuelta de los espartanos y que
los atenienses han sido barridos una vez más de Atenas. Los filósofos,
los poetas, los intelectuales, esos no cuentan, y lo que cuenta es el
deporte, la música y las armas. Esos eran los espartanos. Esta es la
vuelta de los espartanos diría yo también. Son hechos que han ocurrido
antes y que a lo mejor se repetirán en un futuro hipotético, en un
futuro no inmediato, salvo que esto quede para siempre así. Nietzsche
dice el reino del último hombre, o sea, no habría regreso de esta
situación. Aquí tengo dos textos, uno del superhombre y otro del último
hombre.
El superhombre habla:
"ALGUIEN ANDA DICIENDO POR AHÍ
Que hay 2 maneras de volverse loco:
Por exceso
O por defecto
de presión social
Hamlet es un lunático por exceso
Don Quijote
Descriteriado x derecho propio
Que otra cosa podría esperarse de él *
En esos peladeros de Castilla la Vieja
Raro que no se haya
suicidado.
* Un pobre viejo loco & solitario".
El último hombre dice:
"QUÉ BOLINA DE LIBROS
A mí me
basta & me sobra
Con el Libro de la naturaleza:
Libro +
contundente
Que el libro de la Naturaleza no hay
-Te tragaste un
filósofo maricón reculiao
Ya no se puede conversar contigo
Déjame
leerte un poema mejor será
Antes que me dé un ataque de risa
-Pero rápido porque estoy que me meo."
TOLERANCIA CERO
—¿A proposito de tu cercanía con los liberales
norteamericanos, qué dice Parra de Clinton?
—Yo resumo todo lo
que ha ocurrido en una sola frase. En la tele vi unas manifestaciones a
favor de Clinton, y me llamó la atención un letrero grandote que decía
"Who cares? ¿A quién le interesa la vida privada del señor Clinton, sus
amoríos? ¿A quién le puede interesar esto? Who cares? Y yo creí que ese
punto de vista se iba a imponer, y parece que no. Parece que son los
puritanos... Por algo existe una palabra: WASP. El hombre superior en
los Estados Unidos es un wasp, tiene que ser puritano. Diría:
Puritanismo trasnochado / Tolerancia cero. En el puritanismo no corre la
mentira piadosa del catolicismo, ni el dictum: "el que esté libre de
pecado que lance la primera piedra." De todas maneras mis simpatías
están con Clinton.
—Está difícil la cosa ahí.
—Está muy difícil la
cosa y las repercusiones son grandes. Esto que llaman la crisis asiática
es la crisis Clinton, diría yo. Es la crisis Clinton, porque todo lo
determina Wall Street, la economía del mundo está en Wall Street y si
ahí no hay estructura, entonces se desestructura todo el planeta.
—¿No sientes que hay un caos en este fin de siglo, y que
estamos cambiando de milenio en medio de un despelote total?
—Esto
no es ninguna sorpresa, el caos está de moda incluso en la ciencia. La
gran ciencia actual se llama la ciencia del caos o caótica, pero según
los teóricos del caos en el caos hay orden, de manera que en este
despelote tiene que haber también algún orden. Nietzsche ya dice algo
sobre este momento, este es el reino del último hombre.
—¿Y cómo asume la antipoesía en este contexto de
creación en el caos?
—La antipoesía aterrizó en el discurso
"Aunque no vengo preparrado", y me extraña mucho que nadie lo haya
dicho. Antes, repercutían los hechos literarios, antes había un crítico,
por ejemplo estaba José Miguel Ibáñez que tomaba nota de lo que ocurría
en la narrativa chilena. Ahora no hay eco. Trabajamos todos en el aire y
a nadie le importa nada. Nadie dice nada sobre nadie.
—Nadie dice nada sobre nadie.
—Es terrible, pero
al mismo tiempo no deja de ser estimulante porque uno comprende que
efectivamente tiene que rascarse con sus propias uñas. A lo mejor, esta
es una etapa más democrática, más horizontal.
—¿Qué pasa con las mujeres, Nicanor?
—"Cuando el
hombre llega a viejo / la cosa se pone fea / los pacos lo llevan preso /
y la mujer lo gorrea". Esa es una copla popular chilena que recopilé
aquí en Las Cruces, y viene muy bien para el caso.
—Ese es un tema recurrente. Hace rato que estás hablando
del gorreo. ¿Por qué?
—Esa es la obsesión de Hamlet.
—¿Es la traición, la obsesión de la traición?
—Esa
es la obsesión de Hamlet. A él le pesan los cuernos del papá, los
cuernos que le puso la mamá al papá. Ese es el problema central de todo
hombre.
—¿Y qué hacer frente a eso? ¿La abstención
total?
—No, no hay que hacer eso. ¡No a la libreta de matrimonio!
Es el único modo de evitar los cuernos, salvo que uno sea el rey Itaca.
Pero la solución está en el cristianismo, extrañamente.
—¿Por qué?
—Porque la Sagrada Familia está
constituida por la mamá, por un papá que es un caballero que no es el
papá, y por el hijo. Y le echan la culpa al Espíritu Santo. Bueno,
entonces lo que dice el cristianismo es que lo importante es el niño, el
hijo, sea quien sea el padre, y la Sagrada Familia esta constituida
entonces por estos tres elementos, y si rescatamos el mensaje de la
Sagrada Familia cristiana desaparece el conflicto de los cuernos,
desaparece, desaparece el problema más insoluble del hombre occidental:
los cuernos, el problema de los cuernos, el problema de Hamlet. Pero
ahora hay una posibilidad.
—¿Cuál?
—Hay una manera de relacionarse con las
mujeres que es de "pasa y bola" que llaman abajo en el pueblo. Eso
significa un idilio sin compromiso, aquí nadie es dueño de nada, de
nadie, lo que cuenta es el momento nomás. La cosa se complica cuando se
forman parejas. Como lo digo en un poema, en la pareja hay sólo
derrota.
—Hablemos de la muerte de Octavio Paz.
—"Ultima
pregunta ¿cómo le afectó la muerte de Octavio Paz? / Pérdida irreparable
para las letras del siglo XX / La peor noticia que puede recibir un
lector exigente desde la muerte de Rubén Darío / Con un punto a favor de
Octavio / que se mantuvo lúcido hasta el fin / No se dejó tragar por el
poder / Hubo un malentendido entre nosotros / pero toda la culpa la tuve
yo / Que la verdad no quede sin ser dicha".
—Un tema sobre la memoria: este año se cumplieron 25
años del Golpe de Estado...
—Hay que recordar el año 1776, la
expulsión de los Jesuitas o sea de los revolucionarios de la época. ¿Por
qué el interés de la Colonia Española por suprimir a los Jesuitas? Eso
es tan raro, se ha dicho siempre que España es la sede del catolicismo,
de la iglesia de Cristo. Bueno, lo que yo tengo que decir al respecto no
es ninguna novedad, pero estoy convencido de que los Jesuitas fueron
expulsados porque ellos estaban a punto de dar un grito de
independencia, de independencia que tuvo que esperar unos treinta o
cuarenta años, no más que eso. O sea la expulsión de los Jesuitas es
comparable al golpe militar del año 73.
—¿La Unidad Popular es equivalente a los
Jesuitas?
—Exactamente. Los Jesuitas fue la Unidad Popular del
siglo XVIII.
—Nada nuevo bajo el sol en esto de la
historia.
—Aparentemente.
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letras.mysite.com , proyecto patrimonio, Entrevista : Nicanor Parra y
el último hombre por Faride Zerán
Publicado en Rocinante Noviembre 1998
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