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DESARRAIGO RELIGIOSO EN EL POEMA: “DIOS” DEL POEMARIO LOS GEMIDOS
DE PABLO DE ROKHA.

Lucía Norambuena Marambio
Profesora de Castellano y Licenciada en Educación

Norambuena.lucia@gmail.com


 



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Resumen

En 1922 Pablo De Rokha publica su primer poemario titulado Los Gemidos, el cual fue duramente desacreditado por los críticos literarios de la época, debido a que el poeta aborda temáticas en contra de la modernidad y, además, cuestiona el cristianismo y, a su vez, se identifica un desarraigo del poeta en cuanto a la visión que tiene de Dios. Es por esto, que el posterior ensayo dará cuenta en su análisis del cuestionamiento que emplea el hablante con respecto a la imagen divina bajo dos aspectos fundamentales; el humanizar a Dios y otorgarle una carga moral que priva al ser humano de adquirir su libre albedrío.

Palabras claves: Desarraigo- Dios- Pablo De Rokha- Gemidos.

 

El ser humano, desde que se constituye como una civilización a través del sedentarismo, ha manifestado la necesidad de pertenecer a un lugar. Por lo mismo, verse obligado a dejarlo, ya sea real o simbólicamente, generará lo que es considerado como desarraigo, cuyo concepto implica extinguir por completo una idea o una costumbre enraizada en la vida de las personas, o bien, implica un proceso en el cual se crea un cuestionamiento por parte de los seres humanos para dejar la concepción pasada y retomar una nueva visión del mundo. El desarraigo tiene relación con el concepto de exilio, debido a que ambos generan una ruptura biográfica, Luis Pradenas en su texto Exilios, el hombre bicéfalo afirma que el exilio “supone enfrentar una situación de ´crisis´, en la que cada persona es confrontada al desafío de reconstruir su sistema de creencias y el conjunto de sus modelos de conducta, ´condicionamiento mental´ heredado de sus pertenencias sociales y culturales” (Pradenas 2006). De acuerdo a lo expuesto se puede establecer una similitud en la percepción que tiene un individuo al enfrentar un exilio o desarraigo, pero no refiriéndose a ambos conceptos como un modo territorial, sino que a un abandono personal que guarda relación a las creencias o valores adquiridas en la vida y que en otra etapa se despojan a modo de criterio personal.

Pablo De Rokha comienza su desarraigo religioso al ser expulsado del Seminario de Pelayo de Talca por leer a autores prohibidos para los eclesiásticos, como por ejemplo; Rabelais, Nietzsche, Heráclito, entre otros, quienes ayudan a originar una cosmovisión en la literatura del poeta alejada de los textos sagrados que leía en un comienzo. Recordemos que el primer apodo de De Rokha fue Job Díaz por su cercanía y conocimiento de la Biblia, en el caso de Los Gemidos (1922) es el primer poemario del poeta y tiene un fuerte carácter rupturista, y, además, critica al modernismo que envolvía el contexto histórico de las vanguardias. Además, dicho poemario se diferencia de los textos publicados por sus coetáneos Vicente Huidobro, Gabriela Mistral y Pablo Neruda, provocando el inicio de la diatriba entre la forma escritural de los autores. Comienza para De Rokha la marginación literaria por parte de los críticos de la época y así, el inicio de la rebeldía en sus letras que nunca dejó, hasta sus últimos días de vida. Por esto, decide crear su propia editorial llamada Multitud, para no ser callado ni pisoteado por la literatura ligada a una función más esteticista y alejada de lo realmente importante para Pablo De Rokha, la función social.

El presente trabajo analizará el desarraigo religioso presente en el hablante en el poema titulado “Dios” del poemario Los Gemidos de Pablo De Rokha publicado en 1922, que se justificará con los planteamientos teóricos de Descartes, Nietzsche y Russell. Se identificará dicho desarraigo con dos características fundamentales que utilizará el hablante para demostrar dicho concepto como lo son: la humanización de Dios y la moral que impide al ser humano a desarrollar su libre albedrío.

Para sustentar el posterior análisis del poema “Dios” del poeta chileno Pablo De Rokha, es necesario referirse teóricamente a la idea que algunos filósofos tienen con respecto a su visión de Dios o la religión cristiana que guarda relación al desarraigo similar que padece el hablante lírico del poema ya mencionado. Para esto, se considera la filosofía como un estudio teórico fundamental que sirve para sustentar el desarraigo religioso que se origina con Descartes y el cuestionamiento propuesto en su libro Meditaciones metafísicas (1641) donde plantea la duda metódica que implica radicalizar el conocimiento mediante el escepticismo que implica el cuestionamiento de las cosas en base a la duda, pero no así de la negación absoluta de estas. Si bien no se niega la existencia de Dios pero sí se cuestiona mediante  el cogito que es la primera verdad para Descartes: pienso, luego existo cuya interpretación es más que la mente autoconsciente que se construye en base al Genio Maligno [1] cuya hipótesis afirma que nos ha creado un Dios que intenta engañarnos de los conocimientos evidentes.

no tengo razón alguna para creer que haya algún Dios engañador, y que no he considerado aún ninguna de las que prueban que hay un Dios, los motivos de duda que sólo dependen de dicha opinión son muy ligeros y, por así decirlo, metafísicos. Mas a fin de poder suprimirlos del todo, debo examinar si hay Dios, en cuanto se me presente la ocasión, y, si resulta haberlo, debo también examinar si puede ser engañador; pues, sin conocer esas dos verdades, no veo cómo voy a poder alcanzar certeza de cosa alguna. (Descartes 1641).

En la cita se demuestra la duda planteada por Descartes, donde se cuestiona en primera instancia la existencia de un Dios creador, y que si este existiese, sería un Dios engañador que nos limita constantemente a la evidencia de nuestro propio conocimiento. Es por esto, que se duda si Dios existe realmente gracias al planteamiento pienso, luego existo, debido a que no somos creados para luego convertirnos en seres pensante, sino más bien, nacemos razonando - único rasgo que nos diferencia del resto de los animales- para luego existir.

Es por esto que Descartes duda con respecto a la existencia del ser, lo cual queda evidenciado en la siguiente cita:

Entonces, ¿de quién existiría? De mí, sin duda alguna, o de mis padres, o de otros entes cualesquiera menos perfectos que Dios, puesto que nada hay más perfecto que Él mismo, ni se puede pensar o idear un ser igualmente perfecto. (1641)

Descartes plantea que Dios no puede crear al hombre, debido a que este es perfecto para crear al humano. La lógica nos demuestra que de existir Dios, es imposible que cree a un ser igual a él. Entonces, Descartes afirma que “quizás aquel ser no es Dios, y he sido engendrado, ya por mis padres, ya por causas cualesquiera menos perfectas que Dios” (1641).

Por otro lado, Bertrand Russell sí plantea la no existencia de Dios, pero además, propone una fuerte crítica con respecto a las iglesias, debido a que estas han retardado el progreso por culpa de la moral impuesta. En ¿Por qué no soy cristiano? (1957) afirma que el ser humano se aleja de la felicidad cuando se le impone lo moral:

la Iglesia, por su insistencia en lo que ha decidido en llamar moralidad, inflige a la gente toda clase de sufrimientos inmerecidos e innecesarios. Y claro está, como es sabido, en su mayor parte se opone al progreso y al perfeccionamiento en todos los medios de disminuir el sufrimiento del mundo, porque ha decidido llamar moralidad a ciertas estrechas reglas de conducta que no tienen nada que ver con la felicidad humana (17)

Desde la perspectiva de este autor, es claro que la moralidad que impone la iglesia en general, limita el libre albedrío del ser humano, negándole la posibilidad de elegir. En muchos casos las reglas de conductas descritas por el teórico, son la clave para que la sociedad este absolutamente limitada y, con ello, padezca de sufrimientos que son innecesarios y que se viven hasta el día de hoy. Russell además de referirse a la moralidad como elemento que determina el sufrimiento del ser humano y, el cual se identifica en la iglesia, también agrega el concepto de miedo como la base de la religión, aseverando que

El miedo es el padre de la crueldad y, por lo tanto, no es de extrañar que la crueldad y la religión vayan de la mano. Se debe a que el miedo es la base de estas dos cosas. En este mundo, podemos ahora comenzar a entender un poco las cosas y a dominarlas un poco con ayuda de la ciencia, que se ha abierto paso frente a la religión cristiana, frente a las iglesias, y frente a la oposición de todos los antiguos preceptos (18)

El autor, aparte de ligar a la iglesia con el miedo y la moral descrita anteriormente, propone que la ciencia o el conocimiento cabal de esta, será la única que ayudará al hombre a desligarse de la religiosidad celestial que se le ha impuesto durante siglos. La ciencia será la liberadora de los miedos producidos por la religión he ahí su importancia. No es menor detenernos en el planteamiento de Russell, debido a que hasta en nuestros días las personas no tienen la capacidad de visualizar la manipulación que tiene la iglesia con respecto a temas que le concierne al ser humano propiamente tal. El cristianismo y la religiosidad privan hasta el día de hoy al sujeto de actuar bajo sus propios criterios, cargando con el miedo a ser castigados con el infierno o a ser apuntados bajo la suprema moral.

Finalmente, Nietzsche en su texto Más allá del bien y el mal reafirma lo que propone Russell con respecto a la moral impuesta por la religión, creando además, un mundo ficticio cargado de todos los simbolismos que caracterizan a la religión en sí:

Este mundo, de pura ficción, se distingue perjudicialmente del mundo de los sueños, en que desvalora, niega la realidad […] todo aquel mundo de ficción tiene su raíz en el odio contra lo natural (contra la realidad); es la expresión de un profundo disgusto de la realidad. […] El predominio de los sentimientos de desplacer sobre los de placer es la causa de aquella moral y aquella religión ficticias; pero ese predominio suministra la fórmula de la decadencia.
(Nietzsche 23)

Desde su visión, el mundo ficticio descrito por el filósofo estaba relacionado a los elementos que componen la religión católica, como por ejemplo lo son el reino de Dios, el juicio final y la vida eterna. Estos, según Nietzsche, se alejan de la realidad, la menosprecian por estar fuera de lo natural definido por la moral que ataca contra el placer mundano y provoca una decadencia en el ser humano.

Por último, es necesario establecer una relación entre los tres teóricos citados; el primero intenta cuestionar mediante la duda metódica la existencia de Dios como creador del ser humano estableciendo la primera instancia de reflexión ante el desarraigo del hombre con Dios que se definirá aún más con los planteamientos de Russell y Nietzsche, quienes afirman que la religión y todos los elementos que la envuelven, están fuertemente cargada por la moral y el miedo que provocan sufrimiento al ser humano, debido a que lo privan de toda libertad.

Sin duda, el poemario Los Gemidos marca el inicio de la forma escritural rokhiana, donde se mezcla la presencia de los ismos Europeos y el rescate de la identidad nacional y popular descrita en el espacio poético que nos enmarca el poeta a lo largo del poemario. Además, y mediante este rescate a la ruralidad -que se potenciará aún más en 1929 con el poemario Escritura de Raimundo Contreras- el poeta critica y denuncia fuertemente a la modernidad que impera en el contexto histórico donde se encuadra la obra poética. Por ello, es trascendental identificar en algunos poemas, no sólo la denuncia que el poeta hace con el modernismo en poemas como “Poema del automóvil”, “Paradoja del mercader contemporáneo” o “La ciudad”, sino también la fuerte crítica a la religión cristiana, o simplemente al desplome que construye al afirmar la no existencia de Dios en los poemas “Cristianismo” y “Dios”.

Naín Nómez es uno de los pocos estudiosos que ha ahondado en la escritura del poeta, por lo que no hay una mayor diversidad en el análisis de los poemarios de De Rokha. Nómez en su artículo “Vanguardismo y/o identidad nacional: una lectura de los gemidos de Pablo de Rokha” (1997) define el poemario como:

la ruptura y la restructuración de las significaciones se da a través de una búsqueda de la totalidad de lo fragmentado, mostrando lo uno y lo otro. El sujeto poético aparece como el ordenador de un mundo que compartimentado en la política, la economía, la religión, la sexualidad, la vida cotidiana, la represión social, se resignifica como una totalidad. El discurso poético establece relaciones de ruptura, haciendo de la propia escritura una interpretación personal de la vida como totalidad no fragmentada (5)

Con respecto a lo planteado por el estudioso, Los Gemidos adquiere un grado rupturista para la época, debido a que se distingue en él una fuerte crítica a la religión y con ello, a la imagen convencional de Dios. El poeta destruye ese concepto divino tornándolo terrenal, con características Dionisiacas, porque está cargado de vicios del hombre, la idea de aquello es demostrar que Dios no existe. De acuerdo a lo expuesto anteriormente, este estudio se especifica en el poema “Dios”, cuyo nombre adquiere la primera carga simbólica con respecto a la idea de esa divinidad que tiene el hablante. Se creería que el poema al titularse de esa forma, debiese tener como elemento primordial el enaltecimiento de la deidad y que a lo largo de todo el poema este estuviese idealizado por parte del hablante. En el siguiente análisis se evidenciará el desarraigo religioso mediante las reiteradas rupturas en la concepción de Dios que se tiene como generalidad.

Analizando la matriz del poema, se identifica la negación de la existencia de Dios por parte del hablante

¿quién fué, quién fué jamás, quién fue
mas amado que él?.., él, él fué lo mas amado y no era nada, nadie, él  no fué nunca, nunca, nunca fué, nunca, nunca, nunca fué..?..!..” (De Rokha 154)

Es pertinente destacar que la isotopía “nunca” reiterada siete veces en la cita demuestra la insistencia por parte del hablante para afirmar la inexistencia de Dios. Al inicio se cuestiona que el hombre haya idolatrado la imagen de Dios, siguiendo sus cánones morales, siendo que esa imagen fue inventada por el mismo hombre, es por esto que en algunas instancias no aparece la palabra Dios con mayúscula, sino más bien aparece con minúscula como una forma de humanizar la imagen divina.

Se reitera la idea donde el hablante aplica la estrategia de humanización para referirse a Dios, dejando atrás su imagen divina para asemejarlo al hombre, y así, argüir esta idea de que Dios no existe, o de existir, sería tan humano como las  personas comunes

Aquella gran caricatura humana, Dios, Dios, llena los cielos
Vacíos las tristes conciencias, las tristes congojas /… /
en su actitud corriente y desconcertante (153)

Además, el yo poético no solo humaniza a Dios mediante lexemas como “caricatura humana” o “actitud corriente” que adoptamos los seres humanos, sino también lo identifica con los vicios comunes que tiene todo hombre “Dios que tiene/ pasiones y gestos, virtudes y vicios, mancebas o hijos adulteri-/ nos” (153). Como en nuestra cotidianeidad, el hablante intenta caracterizar a Dios como un ser en equilibrio, como la dualidad que propone Nietzsche entre Dionisio y Apolo en la cual los seres humanos nos enfrentamos en constante contraposición; la primera, es la idea de Apolo, quien busca la perfección y la virtud, como bien dice el hablante en la cita con un único concepto que es la “virtud”, o bien, caer en la imperfección o en los vicios terrenales del Dios Dionisio donde se identifican en la cita con conceptos como “pasiones”, “vicios” o “hijos adulterinos”.

Por otro lado, al comienzo del poema, se identifica un hablante lírico desarraigado absolutamente de Dios, debido a que este afirma que no es Él quien crea al hombre, como bien aparece en el libro de “Génesis” en la Biblia, sino que es el hombre quien crea o fabrica a Dios. Y, a su vez, se advierte una inversión en los roles, dando cuenta de un hablante que se despoja del teocentrismo para afirmar que el hombre es el centro, él es quien crea las cosas y, por ende, es mucho más poderoso que el Dios que se dice creador del mundo, demostrando un carácter antropocéntrico de este. Ya no será Dios quien domine ni cree, sino que será el hombre.

Lo fabricó el hombre, lo fabricó á su imágen y semejanza, y es
una gran congoja y un hombre inmenso, un hombre inmenso, con-
tinuación de todos los hombres, todos los hombres, los hombres mas
hombres, continuación de todos los hombres
… (153)

En la cita anterior, la palabra “hombre” aparece ocho veces como una isotopía insistente por parte del hablante lírico, para reafirmar que Dios no es una divinidad o una deidad perfecta, sino más bien, un hombre más, un ser imperfecto y terrenal que sufre congojas, que tiene pesares como todo sujeto, pero a su vez, lo describe como la “continuación de todos los hombres” como una prolongación de los errores del hombre en la tierra.

Siguiendo con lo anterior,  el yo poético advierte que la tierra tuvo que sufrir para crear a Dios, debido a que hasta en nuestros días se percibe esa moral y miedo que nos impone la religión y, con ello la necesidad de creer en Dios a modo de salvarnos cuando llegue la muerte. Se reitera el lexema “cuánto dolor” como una exacerbación del sufrimiento que aún nos pesa como humanos esgrimidos por los planteamientos que nos impone la religiosidad. Poe ello, la cita tiene una fuerte carga política, ya que en ella reconocemos a un hablante ateo que critica el sentir del humano visible en el lexema “Gesto de la angustia del mundo”, un mundo pesaroso y devastado por la creación de este ser que intenta dominarlo todo, incluido a los individuos.

¡Cuánto dolor, cuánto dolor necesitó la tierra para crearte
Dios, para crearte!..- ¡Cuánto dolor!-. Gesto de la angustia del
mundo, enfermedad de la materia y enorme, enorme manía de
enormidades!.. … …(153)

En la cita anterior aparece el concepto de un Dios inmenso que claramente es símil al concepto de esta cita, donde se habla de un Dios enorme, que aplasta la tierra, que nos inunda de males hasta el día de hoy

Dios aplastó la tierra,
oh! Hipopótamo sagrado, Dios aplastó la tierra con las patas in-
mundas, y, hoy las huellas perduran, perduran sobre los caminos
y la panza trágica de los mundos. (154)

De acuerdo a los conceptos inmenso y enorme, se puede establecer una semejanza con el tamaño del animal con el cual es caracterizado Dios. Hay un alto nivel simbólico con las huellas que describe el hablante donde se desprende la pisada sucia que significa la moral impuesta por Dios y, a su vez, la religiosidad que se impone en la vida del hombre para ser una prolongación de Dios en la tierra. Ambas quieren marcar al hombre para privarlo del libre albedrío que todo sujeto tiene al momento de nacer, como único derecho. Cabe agregar que el hablante caracteriza a Dios como un animal torpe e “inmundo”, cuyas huellas nacen desde aquel nauseabundo ser, propagando esa semilla de represión hasta el día de hoy, donde la huella cruel de la moral, intenta mantenernos al margen de la ansiada libertad

La siguiente cita guarda relación a lo expuesto anteriormente, debido a que es Dios quien nos priva del derecho único que nos otorga la vida, la libertad:

Tragedia de Dios, Dios, Dios, la mayor infamia de los siglos,
la mentira, la patada FENOMENAL á los derechos de la vida, Dios”. (154)

Es así como se repite la isotopía Dios, cuatro veces como una manera de reafirmar aquello que se está negando, y cómo se potencia con la palabra “fenomenal” que aparece con mayúscula para intensificar que un concepto positivo se nos priva el simple derecho que tiene todo sujeto, el derecho a la libertad. No es azaroso que en la cita se identifique a Dios como una “infamia”, una “mentira” o una “tragedia”, debido a que los tres conceptos tienen relación a la visión real que tiene el hablante hacia Dios, una falsedad o afrenta que fue creada por el hombre para salvar su alma al momento de morir o bien, una tragedia, porque al ser creada irrumpió en la vida libre del ser humano, limitándolo a la palabra de la Biblia.

Es así como en la siguiente cita, el hablante realiza una fuerte crítica los sujetos que creen en Dios y que propagan su imagen por el mundo –como es el caso de algunas religiones existentes en la actualidad- nombrando claramente a “las viejas” y “los pueblos” y cuestionándose conjuntamente si Dios existe para luego  revertir tajantemente esa afirmación

-`Dios, Dios, Dios, existes? …….. Dios! , Dios!, Dios! ….. `
aúllan los pueblos y las viejas, las viejas y los pueblos por las lla-
nuras teológicas- callad! .. idiotas, callad! …  callad! … Dios sois vosotros”.(155)

Las marcas textuales juegan un rol importante en la cita, debido a que en primera instancia aparece un signo de pregunta advirtiendo una posible duda por parte del hablante donde tal vez o, en algún momento de su vida, sí se cuestionó la posible existencia de Dios. O bien, se percibe la actitud apelativa donde el hablante le pregunta a un otro que nunca le responde, idea que exacerba la inexistencia de Dios, porque de existir ¿Por qué no me responde? Pero luego, el signo de interrogación desaparece y el yo poético comienza a reafirmar la crítica que aparece como matriz del poema, porque primero se cuestiona, pero posteriormente critica a aquellas personas que sí creen y que además, propagan este sentir a modo de aúllo, no de palabras o voz. Por lo que queda en evidencia que este yo poético ironiza con los religiosos y los animaliza, culminando la cita con la afirmación de que Dios son ellos mismos, no la deidad que nos imponen las religiones desde tiempos inmemoriales. El hablante se detiene al referirse a Dios más de una vez mediante los puntos suspensivos para advertir que no existe una respuesta por parte de aquel Dios, y con ello reafirma la inexistencia de este.

Conclusiones
El desarraigo al igual que el exilio rompe con la biografía de las personas, debido a que se extingue una visión de mundo o una idea que se tiene enraizada. Esto sucede con el hablante del poema “Dios” analizado en este trabajo, debido a que este niega la existencia de Dios en base a diversos argumentos, como por ejemplo; afirmar que no es Dios quien crea al hombre, sino que es el hombre quien lo crea y se impregna de toda la carga moral y el miedo que nos traspasa esta creación. Por lo mismo, el hablante utiliza la actitud apelativa para que su pregunta sea respondida por Dios, a modo de reafirmar tal inexistencia, debido a que esa pregunta no ha sido respondida. Y, por último, el hablante humaniza a la deidad caracterizándolo con rasgos dionisiacos propios de las personas, llena de vicios terrenales.

De acuerdo a los datos biográficos que de una u otra forma ayudaron a esclarecer el análisis, se divide la poética de De Rokha en tres trayectorias poéticas claves. Sin duda, Los Gemidos se inserta en la primera trayectoria poética donde hay una ruptura religiosa del poeta, quien abandona la religión católica para convertirse en ateo. Situación que se potencia con el descubrimiento de la ideología política anarquista en la que se involucra el poeta hasta inscribirse en 1935 en el Partido Comunista. Además, y de acuerdo al contexto histórico-social de los años 20´ donde imperaba la religión católica, Pablo De Rokha debió enfrentar fuertes críticas debido a su inminente ateísmo y con ello, un desarraigo absoluto de la religión que traspasó sus letras y como se vio reflejado en este ensayo. Su poemario Los Gemidos publicado en 1922, nos muestra esa faceta del poeta chileno, cargado de una fuerte crítica a los rasgos eclesiásticos y al modernismo imperante.

De acuerdo a lo propuesto en la hipótesis, en el poema “Dios” sí se evidencia el desarraigo religioso del hablante y así, la fuerte crítica que entrega no sólo a las personas que creen y que masifican la enseñanza de la Biblia, sino además, rompe con un contexto en que el criticar a Dios era sumamente riesgoso y aberrante para la sociedad chilena. Por ello, es valioso analizar no sólo desde una mirada transgresora por parte de De Rokha, sino por la valentía aguerrida que siempre plasmó en sus escritos, criticando no sólo a Dios, sino también al capitalismo que se originaba silenciosamente en aquella época, o la modernidad que arremetía en los espacios rurales que el poeta tanto defendió como un símbolo constante de resistencia desde todos los enfoques que eran latentes en el contexto histórico.

Es necesario continuar un estudio desde el concepto de desarraigo religioso en el poema “Cristianismo” del poemario Los Gemidos  para reafirmar lo propuesto en la hipótesis de este ensayo, y así anudar el concepto bajo la mirada de un Dios que se propaga por el mundo con sus garras morales producidas a través del miedo gracias a la cristiandad que ha sido causal no sólo de traspasar temores, sino además de producir las guerras más aberrantes y las ansias de destrucción como lo ocurrido en el llamado proceso de colonización y evangelización otorgada a nuestros pueblos originarios en Latinoamerica.

No podemos cargar con las huellas morales y éticas que nos impone Dios, debemos dar un paso firme de resistencia ante tanta privación de libertad. Es inhumano dejar que nuestras vidas sean moldeadas y manipuladas por ideas obsoletas, debemos dejar de ser títeres no solo de la concepción otorgada por las ideas de Dios y La Biblia, sino que además, debemos ser capaces de enfrentar este sistema capitalista y de consumo, con una mirada crítica y rebelde como lo quiso y lo canalizó Pablo De Rokha a lo largo de todos sus poemarios y escritos políticos. 

 

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Bibliografía

- De Rokha, Pablo. (1922). Los Gemidos. Santiago de Chile: L.O.M. Impreso.
- Descartes, René. (1641). Meditaciones metafísicas. Madrid: Alianza.
-
Nietzsche, Friedrich. (1886). Más allá del bien y el mal. Leipzig: C. G. Naumann.
- Nómez, Naín. (1997). Vanguardismo y/o identidad nacional: una lectura de Los Gemidos de Pablo De Rokha. Santiago de Chile: USACH.
- Pradenas, Luis (2006). Exilios, el hombre bicéfaloTeatro en Chile: huellas y trayectorias. Siglos XIV y XX. Santiago de Chile: L.O.M.
- Russell, Bertrand. (1957)¿Por qué no soy cristiano? Buenos Aires: Edhasa.

 

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[1] El concepto tomado por Descartes representa al Dios cristiano, por esto se opta por escribirlo con mayúscula.



 



 

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Desarraigo religioso en el poema: "Dios" del poemario "Los Gemidos" de Pablo De Rokha.
Por Lucía Norambuena Marambio