El martes 10 de septiembre de 1968,  
        a las 10.10 hrs., en Valladolid 106,  
        Stgo. de Chile, de un tiro 44 en la  
        boca que dijo esta palabra, y  
        exactamente a los 73.  
      
        Aquí yace Juan, el carpintero; vivió setenta y tres años sobre la tierra, pobremente, vio grandes a sus nietos menores y amó, amó, amó su oficio con la honorabilidad del hombre decente, odió al capitalista imbécil y al peón canalla, vil o utilitario; —juzgaba a  los demás según el espíritu. 
      Las sencillas gentes honestas del pueblo veíanle al atardecer explicando a sus hijos  el valor funeral de las cosas del mundo; anocheciendo ya, cantaba ingenuamente junto  a la cuna del rorro, un olor a frutas de álamo o quillay, maqui, litre, boldo y peumos geniales perfumaba el ambiente rústico de la casa, su mujer sonreía; no claudicó jamás, y así fue su existencia, así fue su existencia.  
      Ejerció diariamente el grande sacerdocio del trabajo desde el alba, pues quiso ser humilde e infantil, modesto en ambiciones; los domingos leía a Kant, Cervantes o Job; hablaba poco y prefería las sanas legumbres del campo; vivió setenta y tres años sobre la tierra, falleció en el patíbulo, POR REVOLUCIONARIO. R.I.P.