"Antes de que yo muera", Germán Marín. Ediciones Universidad Diego Portales, 2011, 186 páginas.
Nostalgia, dolor, calma
Por Patricia Espinosa
Las Ùltimas Noticias, viernes 29 de abril de 2011
Antes de que yo muera es un volumen que recoge diversos episodios de la vida de Germán Marín, quien además de autor opera como narrador y personaje de este libro perteneciente a las escrituras del yo: una narrativa no ficcional, que en este caso conjuga rasgos del género memoria y la autobiografía, organizada en tres grandes capítulos contenedores de múltiples relatos finalizados siempre con un breve párrafo que aclara o completa el texto mayor.
La primera de la secciones en que se divide este libro es “Pantalones cortos”; dedicada a experiencias de infancia, da cuenta de accidentes domésticos, primeras lecturas, películas, amistades y el encuentro del autor-narrador Marín en un patio colegial con una sexy Marta Brunet, que fumando con una larga boquilla de marfil lleva al niño a experimentar por primera vez una experiencia erótica cuasi sublime.
“Horóscopos vencidos”, a continuación, contiene narraciones que cubren la juventud de Marín; con anécdotas como su ingreso a la Escuela Militar, donde conoce al iracundo capitán Augusto Pinochet y también a su alocada sobrina, con la cual mantiene un pequeño flirteo. Los 50 son años de ocio y jarana que finalizan con el viaje del narrador a Buenos Aires; con sólo dieciocho años, Marín decide iniciar una nueva vida en la más absoluta soledad. Recorridos de barrios, sus estudios en la UBA, sus mágicos encuentros con Borges y el regreso a Chile cierran este apartado.
Finalmente, “Mareas bajas” es un segmento centrado tanto en personas muy cercanas al narrador como en sus viajes: a China en los 60, a México y Barcelona en su exilio tras el golpe militar y luego su regreso a Chile, un país que ya no era el mismo tras trece años de distanciamiento. Las narraciones de este período, en lo medular, muestran personajes ligados al mundo literario chileno, desde una mirada más bien lúdica y afectuosa, que sólo explota cuando recuerda a María Luisa Bombal, a quien hace picadillo (“era, debido tal vez a su alcoholismo, una señora irascible, fácil de perder los estribos”), para luego agregar que su escritura era de “una frágil delicadeza, rayana en la cursilería, de sus ambientes de tocador..., flor añeja de las letras”.
Nostalgia, melancolía, dolor y calma transitan libremente por este libro que da cuenta de una historia personal y de una época narrada como si la vida fuera una ficción, con un tono de derrota y fragilidad profunda, cercana y a la vez íntima. Por cierto, este volumen se complementa con la rabiosa obra ficcional de Marín, en especial con la trilogía Historia de una absolución familiar, porque hay retazos de historias que se amplifican o reducen en uno y otro texto, sin que por ello Antes de que yo muera deje de autosustentarse con total plenitud.
