Crítica literaria
Por Patricia Espinosa
Las Últimas Noticias, 19 y 26 de Octubre 2012
.. .. .. .. .
La Hermandad Halloween
Ignacio Fritz. Das Kapital Ediciones, 2012, 292 páginas.
LUN, 26 de Octubre de 2012
La exacerbación de la realidad parece motivar esta nueva novela de Ignacio Fritz. Y lo consigue, porque La Hermandad Halloween es una novela discursivamente exagerada, estilísticamente sobrecargada y cercana incluso a la alegoría milenarista, a la que sin duda le sobran páginas, pero a la que, por suerte, también le sobra intensidad crítica.
El libro cubre el periodo 1984-1995, se sitúa en Santiago de Chile y es protagonizado por Yonquigirl y Maldadoso, una pareja de jóvenes violentos que se conocen en una clínica de rehabilitación. El volumen pone énfasis en configurar a sus degradadas familias, estableciendo una línea viciosa, un determinismo que deriva en que los hijos hereden el mal de sus padres. Maldadoso asesinó a un sacerdote pedófilo de su colegio y luego a su propio padre, ayudado por su progenitora. Yonquigirl, por su parte, desde niña fue obligada por sus padres a protagonizar películas porno.
Mediante un estilo recargado, sucio e hiperbólico, el relato va más allá de la anécdota centrada en una pareja de adolescentes perdidos. La crítica al conservadurismo religioso de estas familias, al igual que su adicción al dinero y a la figura de Pinochet, consigue sustentar su propuesta ideológica. Todos los personajes operan como símbolos de un orden que promueve la violencia y la decadencia de los valores. El trasfondo de la novela es criticar la radicalización del neoliberalismo a través de una secta apocalíptica, llamada Hermandad Halloween, que intenta crear un nuevo mundo, en el que los individuos limitarán su existencia a dormir y consumir.
Lo anterior es el eje discursivo de esta historia, cuya forma asemeja un laberinto sin salida, donde permanentemente se transita por los mismos sitios, reiterando diálogos y situaciones, como la muerte del padre de Maldadoso por envenenamiento, la escena donde el cura veja a uno de los protagonistas, la secuencia en que los padres de Yonquigirl abusan de un niño pobre, al que luego obligan a tener sexo con su pequeña hija, o la continúa exposición del proyecto de dominio de los líderes de la secta.
La mirada orientada a cuestionar el sistema económico, religioso, social y las diversas articulaciones de la violencia también da lugar a una discusión sobre el género literario en el que se inscribe el texto de Ignacio Fritz, porque éste somete su escritura a la confrontación entre una explicación psicológica y la real existencia del decadente mundo que nos presenta. Esta problemática que el autor propone, y que desarrolla muy bien, desliza la novela hacia una interesante zona de reflexión metaliteraria dentro del género fantástico. Teóricamente válida, la opción no interviene en el resultado final de la novela, porque el relato logra generar complicidades, en especial con Yonquigirl, quien padece, de un modo u otro, esta espeluznante historia: es un personaje bello en su dolor, que ha internalizado el terror al que ha sido sometida y que, a pesar de todo, busca alguna forma de contrarrestar el apocalipsis que hace mucho rato llegó a su existencia.
Dynamuss
Luis Felipe Torres. Chancacazo Publicaciones, 2012, 160 páginas.
LUN, 19 de Octubre de 2012
Harry Dynamuss, funcionario de la policía de investigaciones, hoy PDI, es el protagonista de la primera novela de Luis Felipe Torres. Una feroz crítica a la represión política de la dictadura permite que el enrarecido y oscuro contexto del relato ocupe un lugar mucho más relevante que descubrir los sucesivos hechos criminales. Dynamuss es un neopolicial que, con simpleza, rapidez y variados toques de humor negro, logra escenificar la tensión de la época y de paso construir un interesante personaje.
Estamos en la década de los 80 y Dynamuss, un detective que trabaja formalmente para la policía chilena, vive al borde de la catástrofe. Es un solitario, alcoholizado, que tiende a desobedecer a sus superiores. De modo casual, se ve involucrado en el crimen de una profesora universitaria y la desaparición de un extranjero, del cual se sospecha que está secuestrado en Colonia Dignidad.
El detective desconfía del corrupto sistema legal en el que está inserto, claramente dependiente de la dictadura; por tanto, suele tomar resoluciones de manera autónoma. Su figura es la de un fracasado cuya vida gira en torno a su función detectivesca, ya que Dynamuss vive obsesionado por los casos policiales en que se ve inmiscuido.
Un aspecto llamativo del personaje es que posee una inteligencia común y, además, se muestra bastante torpe y arrebatado, lo cual da mayor verosimilitud a la narración, alejándolo de la imagen del detective racionalista, analítico, cauto en las operaciones que trama. Sin embargo, la figura del perdedor tiene un tope, porque la novela conduce de forma demasiado restrictiva el desarrollo de Dynamuss, cerrando con ello lo que pudo ser el inicio de una saga centrada en un personaje que desde dentro de la institucionalidad impone sus propios códigos de justicia.
La novela formalmente se muestra rígida, aborda y cierra un caso para luego comenzar con el otro. Esta partición tan categórica de cada uno de los casos en que trabaja el detective, genera una estructura similar al de los capítulos de una serie de televisión, donde los hechos policiales no dialogan entre sí, sino que revelan demasiada autonomía.
De todas formas, lo más destacable del libro es generar un detective que se preocupa por desentrañar responsabilidades e intervenir en sancionarlas de manera directa, sin el más mínimo intelectualismo, porque Harry Dynamuss es un personaje que opera más bien por sus pasiones y sus desaciertos. Es esto lo que a pesar de todo lo vuelve interesante. Desgraciadamente, la novela pierde fuerza con el desenlace, ya que rompe todo el ideario de libertad del protagonista, toda su ideología de orgulloso fracasado, demostrando, en un pequeño párrafo, ser uno más de los que terminan insertándose en la comodidad del sistema.