Proyecto Patrimonio - 2021 | index |
Patricia Espinosa | Autores |






Crítica Literaria

Por Patricia Espinosa
Publicado en Las Útimas Noticias, del 5 de marzo al 02 de abril de 2021




.. .. .. .. ..

 


Oye Gabriela
Elisa Clark. Los Perros Románticos, 2020, 187 páginas.
LUN, 5 de marzo de 2021

Los mistralianos son una enloquecida estirpe afanada en acumular material de Gabriela Mistral, entrometerse en su vida íntima y odiarse entre ellos: eso plantea esta novela de Elisa Clark, quien realiza una original entrada a la vida y el legado de la Premio Nobel y, a la vez, un descarnado dibujo de los hinchas de la poeta, especies de aves de rapiña que se disputan hasta la más mínima posesión de su autora fetiche.

Oye Gabriela es un relato que tiene como eje a Mistral y las vidas de una corte de fanáticos obsesionados por ella. Académicos, poetas, periodistas culturales, tesistas, toda una horda de aprovechadores, cínicos, bravucones, capaces de cualquier cosa con tal de conseguir un pequeño tesoro de la escritora.

Uno de los niveles mejor elaborados en este volumen es la estructura centrada en Regina Coelli, una investigadora puertorriqueña, embarazada de un tembloroso poeta, quien pasa sus días encerrada en el segundo piso de la biblioteca central (así aparece en el libro) de Chile, cerrada al público por un terremoto. Mientras la ciudad arde con las protestas ciudadanas, intenta redactar "la mejor ponencia que se haya escrito sobre la Premio Nobel". Pedro Pé, funcionario de la biblioteca, le ha permitido ocupar ese espacio clandestino desde donde realiza entrevistas y solicita información a mistralianos, ocultando el odio que siente por todos ellos.

El relato de Coelli sobre su proceso de escritura y su estado mental (incluso intenta contactarse con la difunta Dalia Moreno, la mujer que "recogía del piso los papeles a Gabriela") es intercalado con focalizaciones en sus fuentes como Hortense, biógrafa de la poeta; Solitario, el zalamero crítico literario más famoso de Chile; Rosalía Barcaza, una amiga serenense, y el mencionado Pedro Pé, quien publicó un pésimo volumen de las cartas de Mistral a Doris Dana, intentando ocultar la relación amorosa entre ambas.

Elisa Clark configura con agradable ponzoña el perfil de estos personajes, habitués de congresos internacionales y postulaciones a becas de investigación bajo el falso objetivo de mantener el patrimonio de la gran Gabriela. Resulta interesante que lo que más placer le provoca a esta manga de sinvergüenzas sea enterarse de las intimidades de la Nobel; por lo mismo, las cartas son sin duda el material más preciado, ya que es allí donde creen distinguir la esencia de la poeta.

Así, el libro se desplaza desde Regina Coelli a múltiples personajes, que transitoriamente diluyen el centro narrativo, permitiendo ingresar a una variedad de identidades y, de paso, demostrar las diversas formas que asume la condena fatal que es contagiarse de la obsesión por la poeta. Pero esa condena no la sufren solo los mistralianos, sino que todo fanático o fanática pasará a formar parte de una raza detestable, simples buitres que buscan un miserable provecho personal.

Clark escribe mezclando la premura con la calma, hay segmentos intensos, apasionados, incluso recargados de imágenes, mientras otros están imbuidos de serenidad, despojados de rabia y mundanidad. Los matices en la prosa son ejecutados con exactitud, como también la degradación de la protagonista. Esta primera y valiosa novela de Elisa Clark posee, además, un memorable tono irónico que permite la entrada de aire a una historia que pudo clausurarse en la alabanza a Gabriela o derechamente en el desprecio a sus depredadores.

 

_______________________
Elisa Clark, que en verdad no se llama así, nació en Santiago en 1973. Con ese mismo nombre de batalla publicó anteriormente el fanzine "eL Paper Magazine". La autora es periodista.

 

 

 


Gente encerrada
Pablo Padilla. Hueders, 2020, 72 páginas.
LUN, 12 de marzo de 2021

Una embestida al pasado realiza Pablo Padilla en esta breve novela, estableciendo contrapuntos temporales entre un ayer épico y un hoy sin utopías, donde los deseos de cambio desaparecen o quedan reducidos a pequeños arrebatos, vehemencias transitorias que solo permiten revivir lejanamente viejas glorias. Gente encerrada es un libro que remite a un pasado guerrero y entusiasta que es contrastado con un presente individualista, cercado por el exitismo y la falta de compromiso social.

El narrador del volumen es uno de cuatro jóvenes que habitan una vivienda social en Valparaíso durante los años 80, conformando una célula que ha optado por la lucha armada. El personaje central es uno más de los cientos de luchadores o soldados que no solo ayudaron a botar la dictadura, sino que allanaron el camino para que en el futuro muchos de sus compañeros se instalaran en lugares de privilegio del aparato partidario. Este es el relato de un sujeto que no participó en esa forma de acomodo y que se mantuvo al margen del poder, lo cual lo autoriza contar la historia desde el lugar de los vencidos.

Con nostalgia no disimulada, el protagonista recuerda su alegre militancia, cosa extraña, ya que en general en la narrativa sobre procesos revolucionarios prima la severidad miliciana y el goce no tiene un lugar relevante. Pero no todo fue disfrute, principalmente porque al interior mismo de su comunidad habitaba la figura del traidor. Con ello, el relato logra compensar en algo cierto exceso de ingenuidad e idealización del pasado.

Ingenuidad que tiene su causa en el carácter buenista del personaje. Como joven revolucionario, afirmaba, por ejemplo, que no todos los "pacos" eran bestiales. Es decir, una mirada tan cándida del enemigo que llega a ser irrisoria, lo cual termina tiñendo toda la narración de un romanticismo poco realista y, de paso, permite avizorar el porqué de su derrota. Su candidez se complementa con la morosidad narrativa y la presencia constante de imágenes y estados emocionales íntimos.

La incapacidad para ver el pasado sin mitificarlo confirma las limitaciones del protagonista para los propósitos que debía cumplir y, alegóricamente, de una sociedad no preparada para la guerra. El libro no señala esto como un problema mayor, es más bien cauto con las críticas y tampoco insiste en que la historia pudo ser de otra forma.

Así, la sutileza y falta de fervor con que el personaje central aborda la tragedia es quizás uno de los puntos débiles de la novela. Si bien se comprende que es parte del estilo autoral, el lirismo lleva a la narración a perder consistencia. No hay enjuiciamiento ni rabia a los poderes ni estructuras partidistas. Solo pequeñas incursiones irónicas permiten al relato escapar ligeramente de su actitud pasiva, entreguista al curso de la historia.

Gente encerrada es un libro bien escrito. La prosa de Padilla tiene una simpleza valiosa y su trabajo con la temporalidad es destacable. Logra con unas cuantas pinceladas otorgar profundidad a su personaje y darle un impulso simbólico bien controlado. Esto lleva a que la falta de suspicacia o de malicia del protagonista se pueda leer como un gran defecto o un gran punto a favor. Aun así, se podría haber profundizado en otros personajes y abrir el espectro de voces y puntos de vista, sin por ello aminorar su presencia.

 

______________________________
Pablo Padilla es autor de los libros de poesía "Propaganda" y "Si no es ahora, cuándo" y de los volúmenes de crónicas "Ciudades invisibles" y "El libro blanco del rock". "Gente encerrada" es su primera novela. El autor nació en Santiago en 1965, y escribe con asiduidad reseñas sobre música en diversos sitios internéticos.

 

 


Tríptico de Granola
José Miguel Martínez. Tres Puntos, 2020, 254 páginas.
LUN, 19 de marzo de 2021

En el apogeo y la caída de un antihéroe nos sumerge José Miguel Martínez en este libro. Tríptico de Granola es una novela impregnada de códigos del gansterismo y del western, en especial de ese excepcional subgénero que es el wéstern otoñal o crepuscular, donde el protagonista se va transformando en un vejete cada vez más enraizado en sus recuerdos y reflexiones metafisicas. Martínez ha elaborado un relato bullente de acción, movedizo, centrado en una estirpe maldita de hombres que se nutren de violencia y que simbolizan, además, un submundo que ha logrado consolidarse armando redes cada vez más férreas con el poder.

La novela está concebida como el cuaderno de una investigación llevada a cabo por el ex policía Bernales, quien alguna vez se batiera a duelo con Antonio Granola Castagnoli, personaje central del libro. Bernales convierte a Granola en su doble y su héroe. El resultado de sus entrevistas a todos los cercanos a Granola es esta historia. Si bien la narración adopta la diversidad de voces, deja en entre paréntesis la del ex policía, lo cual es una oportunidad desperdiciada, ya que lo limita demasiado.

Granola es nieto de inmigrantes italianos avecindados desde la segunda década del siglo XX en la localidad sureña de Capitán Battista, un pueblo de italianos ubicado en la Araucanía. Todos los hombres de su familia han tenido una vida y un destino común: violentos, asesinos, delincuentes, muertos con las botas puestas, en medio de una pelea con el bando enemigo, la familia Cavagnaro. El volumen se encargará de detallar la confrontación entre Cavagnaro y Granola, líderes de sus estirpes, que se odian, agreden y desafían durante décadas, aunque también trabajan en conjunto; en todo caso, esas treguas no sirven para aminorar sus rencores.

La tensa relación entre ambos tipos es una bomba de tiempo que se mantiene siempre activa. Hay decenas de indicios que remiten al momento en que se realizaría un duelo, situación que en ningún caso daña las expectativas que provoca la historia. Si bien los vástagos de estos pater familias también conforman un punto de tensión importante —pues de ellos depende que el destino se tuerza o afirme—, la narración lo soluciona con elasticidad, apegándose al romanticismo.

Martínez posee una escritura segura y una enorme capacidad para ficcionar; además, matiza la acción con un profundo enfoque en el protagonista, un tipo pérfido por naturaleza, sociópata por todos sus costados, que ha hecho del mal una filosofia. Como todo relato elegiaco, aquí se tiende a ensalzar al protagonista, a comprenderlo en sus traumas, su orgullo y su sentido de la violencia. Sin embargo, lo fundamental es la no saturación de las características de Granola. Hay zonas ambiguas en su personalidad que potencian su extrañeza; a fin de cuentas, es un tipo raro y, por momentos, incomprensible incluso para sí mismo.

Aminorar la genealogía habría sido un gran punto a favor de la narración: hay un preámbulo excesivo en torno a los antepasados de Granola, que alargan la entrada triunfal de este al relato. Otro aspecto que pudo haber sido más desarrollado son los excelentes personajes femeninos, la madre de Granola y Camila, su pareja, que traspasan su lugar secundario con unos discursos no solo valiosos sino que con un enorme ritmo y plasticidad narrativa. Martínez escribe con conocimiento del género wéstern y logra con ello generar una historia oscura y perversa de muy buena factura.

 

_________________________________
"Tríptico de Granola" es el tercer libro de José Miguel Martínez. Anteriormente publicó el conjunto de cuentos "El diablo en Punitaqui" (2013) y la novela "Hombres al sur" (2015). También ha traducido obras de James Baldwin y Craig Zahler. El autor nació en 1986, en Santiago.

 

 

 

 

Ambiente familiar
Maivo Suárez. Ediciones de la Lumbre, 2020, 133 páginas.
LUN, 26 de marzo de 2021

Hace poco más de un año, Maivo Suárez publicó Sara, una novela que entonces consideré más que meritoria. Ahora nos entrega un conjunto de relatos, y vuelve a acertar con creces. Ambiente familiar es un volumen que confirma su gran talento, mediante un estilo calmo e introspectivo, donde pulsa con sutileza la amenaza de tragedia que ronda en los relatos.

Las diez historias que conforman este libro se centran en seres comunes y corrientes. La falta de rutilancia de las vidas abordadas, al igual que el modo de aproximación a los personajes, adherido a la intimidad, permite que emerjan detalles que operan como una bomba de significados. Este procedimiento se debe a la mirada acuciosa de la voz narrativa, fijada en gestos, vestimentas, movimientos apenas ejecutados que dejan entrever un trasfondo oscuro e incluso perverso, como la traición, el abuso sexual o la muerte.

El relato que abre el conjunto recuerda el anterior libro de Suárez. "Fiestas Patrias", con un impulso satírico bien equilibrado, presenta una escena dieciochera de una familia de clase media. El narrador es un dueño de casa que envalentonado por el alcohol coquetea con una de las visitas. Sin embargo, la historia se abre a la infidelidad de la esposa y la ausencia de culpa, desde una mirada cómplice, cínica y además graciosa.

Una suerte de continuación del relato anterior, aunque con un énfasis totalmente distinto, es "El informe de los niños muertos", un título seductor que presenta a un matrimonio de clase alta que decide apadrinar a una niña de un hogar de menores. El relato surge de la imaginación de una escritora que alguna vez trabajó en uno de aquellos mal llamados centros de resguardo de la infancia. La convivencia con la pequeña Marilyn resulta una experiencia horrorosa para la pareja. La niña, por su parte, si bien pudo explorarse narrativamente con mayor fuerza, opera como símbolo de una realidad que no se quiere ver en su crudeza. Tanto la pareja como la niña son expuestas desde una mirada brutal. El cuento no se guarda nada y reproduce la violencia desde dos zonas, los guardadores y la propia niña.

"Las pintoras de flores" es uno de los grandes momentos del libro: un paseo veraniego en bus, dos niñas de nueve años, sus madres y el señor Castillo, un respetado y antiguo miembro de la parroquia. Todo se ve perfecto, el ambiente rezuma alegría, pero hay una tensión dramática enorme. Con una simpleza abismante, la autora consigue que cada acto esté cargado de insinuaciones terribles y que al parecer obedecen a una suerte de designio maldito. Suárez hábilmente da cuenta de una suerte de perversidad natural de los seres humanos, demostrando que basta con fijar un poco la mirada para advertir sus nefastas actuaciones.

"Mi primer viaje con Lady Di" es el gran relato de este conjunto. Sus personajes son una adolescente que narra en primera persona —modo que la autora domina con propiedad— su hermana de edad cercana y la madre de ambas. Luego, un atropello y la posibilidad de muerte. La chica que lleva el relato observa y mira más de lo que debiera. Y es precisamente su mirada la que recoge fragmentos de una realidad sobrecogedora en su simpleza. Excepcional es la manera en que la adolescente enjuicia a su madre, recogiendo pistas, observándola de perfil, interpretando hasta sus más mínimos movimientos de dolor o seducción. ¿Hay odio o resentimiento en esa mirada escrutadora?

Ambiente familiar confirma a Maivo Suárez como una gran narradora, de quien esperamos con entusiasmo sus eventuales próximas obras.

 

_____________________________________
"Ambiente familiar" es la cuarta publicación de Maivo Suárez. Las anteriores son el volumen de cuentos "Lo que no bailamos", el libro infantil "Entre dos casas" y la novela "Sara". Nacida en Talcahuano en 1964, la autora vivió su infancia y juventud en la República Argentina.

 

 

 


Las heridas
Arelis Uribe. Emecé, 2021, 110 páginas.
LUN, 02 de abril de 2021

La editorial señala en su contratapa que es no ficción. La autora, por otro lado, informa en una entrevista que "son historias autobiográficas que componen una novela" (CNN, 15 enero, 2021). Esta vaguedad del género de Las heridas de Arelis Uribe permite, con total derecho, la posibilidad de leer el volumen como ficción y como no ficción. Desgraciadamente, lo que podría ser un asunto que enriqueciera el libro, se vuelve menor, debido al exceso de autorreferencialidad de una escritura atrapada en el eslogan y el lugar común.

Las heridas es narrado por una voz denominada Arelis Uribe. El tema central es ella y sus sensaciones, ella y sus amores, ella y su padre, ella y el mundo. La narradora posee un egocentrismo impactante. Sólo importa lo que le acontece a ella, incluso la presencia de personajes secundarios se justifica únicamente en cuanto al efecto que le provoquen. Un ejemplo de cómo actúa la protagonista en su convivencia diaria es éste: "En el camino de vuelta hacia el hospital, me fui conversando con mi sobrino. Le pregunté cómo se sentía y no recuerdo su respuesta, pero sí lo que dije a partir de su respuesta". El sobrino da lo mismo, es sólo una excusa para seguir hablando de sí misma, porque ella no dialoga, no intercambia opiniones, sino que usa la palabra del otro como mero detonante de sus propias reflexiones.

Arelis, la protagonista, es una mujer joven, profesional universitaria, que proviene de una clase media empobrecida. Tal como en un relato épico o en un cuento infantil, la narradora se remonta a su origen, el pololeo de sus padres y primeros años de vida. Luego vendrá una enfermedad grave (suya, por supuesto), el colegio, su condición de buena alumna que le permite acceder a estudios universitarios y sus amores: padre y pololo.

Resulta llamativo que la protagonista, aun declarándose feminista, haya construido una vida en torno a una mirada complaciente de lo masculino. Su padre es el ancla de su narración, su todo, el héroe que incluso sobrevivirá a la muerte. No como la madre, que tuvo diversos amoríos y que era inestable y descuidada. Pero el engrandecimiento de lo masculino no termina ahí, sino que se expande a las parejas de la narradora. Todos chicos bien portados, inteligentes, tiernos y de izquierda.

Esa teoría feminista sobre el amor romántico como invención del dominio patriarcal es reducida a polvo en este volumen, donde la narradora se sumerge con entusiasmo en una relación donde el sujeto es un verdadero faro en la oscuridad. Sacándole lustre al ego masculino, señala: "Me enamoro de ti porque eres todo lo que yo quisiera ser", "muero de ganas de pensar como tú". De hecho hasta su ideología se la debe al pololo: "tomando once y pasando navidades en esa casa, aprendí que ser de izquierda es vivir la alegría de poner la voluntad personal al servicio del colectivo".

Mirarse el ombligo es el acto principal de esta escritura, lo cual se realiza a través de un discurso consignista, literal, que no deje lugar a dudas sobre qué es ser de izquierda, feminista y romántica. El gran problema es, precisamente, no dejar nada, pero nada, a la imaginación y, de paso, florear la masculinidad (más allá de toda pifia) y exacerbar el narcisismo de la protagonista. Esto último deriva en un feminismo sustentado en el eslogan y nada más. Arelis Uribe, la autora, escribe aquí desde un punto de vista donde hasta lo más profundo adquiere matices superficiales.

 

____________________________
"Las heridas" es la primera novela de Arelis Uribe, quien antes publicó el volumen de cuentos "Quiltras" y una selección de columnas de opinión, "Que explote todo", escritas originalmente en diversos medios. La autora nació en Santiago en 1987, y es periodista.



 

 

Proyecto Patrimonio Año 2021
A Página Principal
| A Archivo Patricia Espinosa | A Archivo de Autores |

www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza.
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
Crítica Literaria
Oye Gabriela, Elisa Clark; Gente encerrada, Pablo Padilla; Tríptico de Granola, José Miguel Martínez; Ambiente familiar, Maivo Suárez; Las heridas, Arelis Uribe.
Por Patricia Espinosa
Publicado en Las Últimas Noticias, del 5 de marzo al 2 de abril de 2021