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Crítica Literaria

Por Patricia Espinosa
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ublicado en Las Últimas Noticias, 5 de mayo a 2 de junio 2023


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Los perros perdidos
Martín Sepúlveda. Santiago-Ander, 2023, 82 páginas.
LUN, 5 de mayo de 2023

El énfasis en las heridas, las golpizas y las violaciones sobre cuerpos de adolescentes, niños y mujeres se repite en cada relato de Los perros perdidos. También hay sangre, mucha sangre. Martín Sepúlveda, el autor del libro, bordea aquí el gore, esa estética centrada en la violencia extrema, para auscultar el terror y el trato vejatorio que sufren esas víctimas.

En cada cuento hay un personaje que ejerce poder e intenta domeñar a sus contrincantes-víctimas mediante castigos. Como ocurre siempre con el sadismo, bajo la excusa de corregir una mala conducta se oculta la búsqueda del placer. La autoridad goza cuando agrede porque satisface su deseo de venganza o salda una deuda personal.

Los relatos de Sepúlveda son convencionales en su estructura, se articulan en torno a un clímax o momento cumbre que emerge una vez preparada la atmósfera y se ha profundizado en los personajes y el conflicto. Aparecen así temáticas como una pérdida familiar que deja un vacío imposible de llenar, una trabajadora marginada socialmente por su actitud arisca, una artista calificada de mediocre que decide usar su cuerpo para crear una pieza de arte imperecedero o un niño frágil convertido en presa fácil para un depredador sexual.

Elaborar cuentos en formato tradicional no es un problema en este volumen, ya que el autor se da maña para mantener expectativas y provocar con sus siniestros personajes. Porque si hay algo atractivo en estas narraciones es la configuración de aquellos seres bestiales y muchas veces enloquecidos por creencias sobrenaturales que les permiten dar rienda suelta a sus oscuros deseos.

"Última marea" expone la desesperación que surge tras la muerte de un ser querido. Un hombre muere por ahogamiento. Su esposa y su hija se obsesionan por buscar un modo de contactar al fallecido. La madre encuentra un fatal rito e involucra a la hija. La historia contiene una cadencia que enfatiza una temporalidad que anuncia la agonía que experimentan ambas mujeres, dispuestas a todo con tal de lograr su objetivo.

Un pueblo aterrado por un criminal es el centro de "Los perros perdidos". Es interesante ver cómo poco a poco la comunidad pasa desde el miedo real a la construcción de un mito que oculta su deseo de venganza. La creencia popular mantiene vivo el miedo, lo que permite que la violencia pueda surgir como una forma de defensa y ocultar las verdaderas motivaciones que están detrás.

"Taxidermia" y "Después" son dos relatos protagonizados por mujeres y los mejores del conjunto. Se trata de personajes que experimentan estados alterados producto del desamparo y una autoestima degradada. El primero nos remite a una chica que disfruta con los cuerpos embalsamados y el segundo a una muchacha que junto al padre y sus dos hermanas sobreviven al fin de mundo. En ambas ocasiones el daño aparece como algo inevitable, naturalizado. Tanto así, que en "Después" es la propia familia la que encarna la corrupción ambiental siguiendo el curso de una crueldad exagerada, donde el padre no solo abusa de sus hijas, sino que las ofrece como monedas de cambio.

Si bien en estos relatos se impone un esquematismo en cuanto a la presencia de los clímax que cierran cada una de las historias, Sepúlveda consigue entretener y empaparnos con la maldad que se enquista en sus personajes, generando un libro doloroso y profundo.

 

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"Los perros perdidos" es el segundo libro de Martín Sepúlveda; el anterior, "El diablo también", apareció en 2021. El autor nació en Santiago en 1993 y es guionista audiovisual.

 

 


La tailandesa
Isabel Baboun. Tusquets, 2023, 183 páginas.
LUN, 12 de mayo de 2023

Durante siglos, Clitemnestra, la heroína de la obra Agamenón de Esquilo, ha sido injustamente despreciada por vengativa e infiel. Ahora, Isabel Baboun retorna esa figura, exponiendo una polémica tesis sobre la violencia. La tailandesa es una novela que escabulle el lugar común de la mujer y que retuerce las emociones de una protagonista compleja, convulsionada y con más incertidumbres que certezas.

Toda una sorpresa viene a ser este libro que expone los sucesivos y permanentes desganos de una actriz, de más de cuarenta años, económicamente quebrada, que abandona el teatro por la docencia en un colegio. Diana tiene como pareja a Máximo, un tipo débil, atrapado en una perversa relación edípica. También son cercanos a ella Nancy, su mejor amiga, una actriz famosa, ex compañera de colegio y de universidad, y el hijo de ésta, Moisés, un chico ensimismado, tímido, que parece aborrecer el mundo, el teatro y a su madre actriz.

Baboun demuestra seguridad en el planteamiento del personaje central y en la estructuración de su historia. La protagonista se disocia en dos rutas. La primera enfocada en sí misma y, la segunda, en función de sus cercanos. Lo grave de todo esto es que en el pequeño mundo de Diana la violencia impera y hace eco en su vida. Esto la lleva a albergar ira, pero ni la violencia ni la ira se vuelcan hacia los otros, sino hacia sí, en una suerte de autocastigo.

Con ello, la amenaza del descontrol comienza a tomar forma. Lo extraño es que este descontrol no sea azaroso o fruto de una pérdida de voluntad, sino que es buscado por la propia Diana. Para ella el dolor físico representa un estado casi extático. Una de las formas en que canaliza el deseo de dolor es la práctica de boxeo tailandés. Así, su cuerpo se convierte en un territorio de combate, donde cada golpe recibido es una especie de medalla de guerra. La resistencia creciente al dolor implica que el personaje adquiera poder y autoridad sobre su propio cuerpo. Mediante esta experiencia, la protagonista intenta abandonar el rol de subordinada, sometida a guardar silencio y nunca discrepar.

Buena parte del volumen se concentra en un monólogo que Diana ofrecerá en un evento de celebración escolar en torno a la importancia de las mujeres. Tiene que actuar frente a su comunidad, obviamente dentro de los márgenes del buen criterio que la institución propone. Sin embargo, Diana decide realizar una performance autobiográfica. Torturada por el deber, descubre que su existencia debe ir más allá de la mera reflexión.

La protagonista es instrumentalizada por todos los que la rodean. Es literalmente un cuerpo sometido a un extractivismo constante y perpetuo, todos sacan provecho de ella a cambio de simular el vínculo afectivo que Diana necesita. Sin embargo, ella no está dispuesta a soportar más los afectos hipócritas.

El libro se balancea en el filo de la provocación respecto al discurso de las mujeres, pasando por alto los supuestos pactos de no agresión propios del discurso feminista. Tanto así que el mínimo placer que obtiene Diana es producto de un acto sexual con un hombre; de las mujeres solo obtiene daño.

Bajo la sombra de Clitemnestra, Baboun ha escrito una narración que obliga a reflexionar y a tomar partido, planteando además una poética sobre el teatro. Aunque lo más importante que ha hecho es explorar a una mujer trabajadora inserta en un contexto de violencia y desposesión constante. La ira, uno de los grandes temas del libro, es abordada con una intensidad que se agradece. De lo políticamente correcto estamos hasta la tusa y Baboun parece saberlo.

 

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"La tailandesa" es la primera novela de Isabel Baboun, quien antes publicó el conjunto de relatos "Un hermano muerto" y el libro de poesía "Todos los árboles". La autora, que además de escritora es actriz y doctora en Literatura, nació en Santiago en 1984.


 

 


Teratofilia
Soledad Véliz. Imbunche, 2022, 116 páginas.
LUN, 19 de mayo de 2023

El nombre de esta autora viene a ubicarse de una a la cabeza de un género literario al que le cuesta bastante despegar en las letras nacionales. Teratofilia de Soledad Véliz es un volumen de relatos ciber-punk donde predomina una mirada de un mundo degradado y atrapado por las redes de la alta tecnología.

Teratofilia es un término que alude a la atracción por lo monstruoso. En este caso resulta bien aplicado, ya que el libro nos presenta un exuberante y valioso imaginario de lo monstruoso. La autora escarba, entre otros, en un burócrata atrapado por la tecnología, una madre desesperada por dar movilidad a su hija inválida, otra que da a luz un monstruo, una profesora orgullosa de un proyecto que otorga vida a la memoria de los muertos, una anciana antropófaga que deambula por la ciudad buscando niños y hasta una pequeña que debe conformarse con esperar a su padre, el cual permanece encerrado en una habitación que esconde algo terrible.

Impera en las formas de vida y contextos un estado ominoso, donde hay cuatro aspectos fundamentales: los protagonismos femeninos, el sometimiento de los personajes a una estructura de poder sustentada en la tecnociencia, la ruptura de los límites entre el bien y el mal y la total caída de la noción de realidad única.

Las actuaciones de los personajes dejan entrever el fin de la más mínima idea que permita levantarse al sometimiento y la caída de la estructura familiar o de cualquier tipo de soporte afectivo. Esto significa que cada protagonista resulta aislado y que cualquier afán de rebeldía será de inmediato sancionado de manera brutal.

Véliz escribe sin recargar sus relatos de lenguaje científico, sin que por ello el peso de la información que entrega se aliviane. Su prosa consigue rápidamente involucrar a sus lectores mediante entradas poco elusivas que exhiben sin rodeos el conflicto y la atmósfera perturbadora en que se desarrollarán los hechos. Uno de los aspectos más seductores de estas historias es su capacidad de enfocar los sucesos desde una mirada minimalista y precisa. El detalle no queda nunca al azar y permite que vayamos descubriendo que el mundo narrado no se divide en buenos y malos, sino que cada persona puede desarrollar el germen de la podredumbre moral.

La visión pesimista sobre el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) es medular en este volumen. La autora nos presenta contextos donde la IA se ha apoderado de los seres humanos y de todos los aspectos de su existencia. No hay, por tanto, vidas privadas ni momentos donde los personajes puedan sentirse fuera de su dominio.

Entre varios de los relatos destacables, "El vínculo" resulta llamativo por su manejo del ritmo narrativo y la permanente tensión implícita en una historia que parece común. Una mujer está pariendo, con apenas 25 semanas de embarazo, un ser que más que humano parece algo de origen marino. El cuento describe el proceso posnatal con acierto, en especial la perplejidad de la madre ante este extraño niño, si es posible denominarlo así. El punto más escalofriante es la naturalidad con que los médicos tratan al pequeño ser y la actitud de la madre, quien guarda su recelo y temor, sin que se le mueva un pelo.

Soledad Véliz aborda la sci-fi con seriedad, es creíble en sus argumentaciones y en la representación de un mundo que ya no se ve tan lejano. Un libro que claramente pasa a ocupar un lugar de privilegio, una de las mejores apuestas del género en los últimos años.

 

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"Teratofilia" es el primer libro de Soledad Véliz, quien desde hace dos décadas viene publicando relatos de ciencia ficción en diversos fanzines, antologías y revistas. La autora -psicóloga de profesión- nació en Santiago en 1982.


 

 



Litoral
Miguel Ángel Gutiérrez. Alquimia, 2023, 145 páginas.
LUN, 26 de mayo de 2023

En un balneario del litoral central se ubican las cuatro voces que protagonizan esta novela de carácter policial.

Litoral, de Miguel Ángel Gutiérrez, tiene un aura de angustia, de inminente catástrofe que se filtra por cada uno de sus costados. Y es precisamente la atmósfera de pesadumbre, de derrota anunciada, lo que le da toda la tensión al volumen.

El libro se construye a partir de los monólogos de cada personaje y también de cartas enviadas a la prensa por el director de una asociación ecológica, más documentos de la Armada, archivos del Ministerio de Defensa, relatos de testigos, resultados de investigaciones policiales y un examen toxicológico. Esta diversidad de formatos permite que la historia zigzaguee constantemente entre realidad y ficción, generando una duda creciente sobre el desenlace.

Los hechos se remontan a 1977, fecha en que la dictadura entregó la concesión de un importante territorio a la llamada Cofradía Náutica. Esta entidad construyó un club de yates que trajo consigo numerosos problemas con la biodiversidad del sector. A más de cuarenta años, el poder de la cofradía ha ido en aumento; sin embargo, diversas voces pretenden denunciar los vínculos de la entidad con los altos mandos militares en dictadura y posdictadura.

Gutiérrez ha encontrado un original modo de narrar la corrupción regional y, de paso, mostrar cómo las leyes y decretos de la era Pinochet se mantiene vigentes. Para ello, convoca a dos personajes oriundos del lugar: Saúl, aseador de las instalaciones del club de yates y encargado de exterminar todo tipo de fauna que moleste el desarrollo de sus actividades, y Silvia, dirigente vecinal y activista.

Por otro lado están Laura, una joven periodista, contratada por una agencia comunicacional para lavar la imagen de la cofradía, y, finalmente, Boris, un antropólogo que visita el pueblo para turistear y olvidar sus penas amorosas. Este último personaje, aunque no tiene en principio nada que ver con el asunto, poco a poco se ve involucrado en una historia que desconoce. Su participación es tangencial, pero los datos que recopila permiten conocer el turbulento origen del pueblo.

Como en toda pesquisa policial o periodística, el cúmulo de evidencias obliga a varios de los protagonistas a entrar en una disputa frontal con la cofradía. A riesgo de sus vidas deciden actuar, apenas intuyendo que los resultados de sus denuncias podrían marcar de manera definitiva sus existencias.

Litoral es una narración de aquellas basadas en hechos reales. Por tanto, hay un componente de periodismo investigativo de base y la intención manifiesta de sacar a la luz una verdad oculta. No obstante, tal como ocurre en una novela negra, todo el sistema, incluida la justicia, se pondrá del lado de los poderosos. Y si bien la sospecha de la inutilidad, e incluso de la derrota, siempre está presente, el enfrentamiento se produce de todas formas por una cuestión de dignidad y no de cálculo.

Miguel Ángel Gutiérrez ha escrito una historia reflexiva, oscura y verosímil, donde la heroicidad se vuelve un gesto inútil, casi vacío. Una novela sobre una serie de personajes que se involucran en una batalla que no pueden ganar, pero que les restituye algo de sentido a sus vidas en medio de la inminente y definitiva decadencia.

 

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Miguel Ángel Gutiérrez, psicólogo de profesión, es editor de la revista digital "Oropel", de contenidos culturales diversos. "Litoral" es su primera publicación. El autor nació en Santiago en 1995 y actualmente vive en Buenos Aires.


 

 



No reinas
Bernardita Bravo Pelizzola. Alfaguara, 2022, 149 páginas.
LUN, 2 de junio de 2023

La protección o desprotección de la niñez es uno de los indicadores más transparentes de cuán avanzada o retrasada está una sociedad. Por eso mismo, el infanticidio es uno de los crímenes que más rechazo genera en la población en general. En términos literarios, es una temática soslayada, tal vez porque se asume que la condena más categórica sería la única forma de narrarla. Bernardita Bravo Pelizzola se atreve a introducirse en una trama brutal con una novela protagonizada por una mujer que asesina a su pequeño hijo, tratando de sacudirse la obligación de la culpabilidad como única perspectiva.

No reinas es una novela marcada por una temporalidad funesta. Hay un antes y un después del crimen que permea todo el volumen. Asistimos así a la vida de M.A., dividida en diversas etapas que aparecen de manera aleatoria, un método que sirve para evitar la concatenación lineal y dar cuenta de una vida que solo es posible de ser leída como un bucle. Se le da bien a Bravo esta conformación de episodios breves que van reconstruyendo un cuadro mayor, donde lo que impera es la ruina.

M. A. ha tenido una infancia y adolescencia violenta. De adulta, acoge a dos niños con grandes problemas que deambulan sin destino y que el pueblo denomina "aparecidos". Con ellos conforma una familia hasta que establece una relación con un desconocido que se corona con un embarazo. El hombre la abandona y M. A. debe criar a su hijo y mantener al resto de su familia, trabajando como aseadora y dependienta en un motel. Con el tiempo, Chivi, una de los huérfanos acogidos, también trabaja y aporta a la precaria sobrevivencia.

Desde sus inicios, la historia se refiere al crimen y al modo de cometerlo. Un crimen que la propia protagonista se encarga de denunciar a la policía. En este sentido, el relato no trabaja la incógnita y por eso da pie a sospechar cuál es el gran tema del volumen. M. A. es el centro, no cabe duda. Igualmente, su condición de infanticida es también un aspecto central. ¿Pero qué más?

La mujer, pese a todo, es un personaje lleno de matices, de silencios, de acciones que parecen no tener abiertamente un motivo. Si bien el crimen es un punto álgido que la saca del anonimato y la lleva al juicio público, el libro jamás deja de mantener la incertidumbre sobre M. A., lo que potencia las incógnitas sobre su proceder. Esto se remarca más por medio de la voz de un narrador que por momentos es omnisciente y en otros un miembro de la policía. La voz de M. A., por tanto, aparece mediada y sus motivaciones estarán siempre veladas.

Aun así, el peso de la narración está en la protagonista. Más que en el crimen de Cristóbal, el niño, cada palabra y acontecimiento se dirigen siempre a ella. No hay salida posible a su claustrofóbica existencia, donde no existen deseos y menos goce, futuro o esperanza alguna. M. A. es una mujer que vive con lo mínimo su día a día y que ha sido mutilada en un sentido muy profundo, y por ello la idea del monstruo le va ganando a la del ser humano. Por lo mismo, su monstruosidad, su inhumanidad, no tiene tanto que ver con el crimen, sino con su ser mismo.

Bravo escribe con sigilo, más que sobre una madre, sobre una mujer, pasando por el lado del juicio sobre su locura como principal explicación al crimen. Particularmente llamativa resulta la suerte de corriente subterránea en que se mueve la historia, en la cual se juntan la monstruosidad y el amor, bajo una perspectiva delicada, lírica incluso, abriendo una nueva ruta para relatar el horror.

 

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"No reinas" es la primera novela de Bernardita Bravo Pelizzola, quien en 2018 publicó el libro de cuentos "Estampida". Magíster en Literatura, la autora, nacida en Santiago en 1980. trabaja como coordinadora de programas de fomento lector en bibliotecas escolares.

 

 

 

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Los perros perdidos, Martín Sepúlveda; La tailandesa, Isabel Baboun; Teratofilia, Soledad Véliz; Litoral, Miguel Ángel Gutiérrez; No reinas, Bernardita Bravo Pelizzola.
Por Patricia Espinosa
Publicado en Las Últimas Noticias, 5 de mayo a 2 de junio 2023