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Crítica Literaria

Por Patricia Espinosa
Publicado en Las Últimas Noticias, 30 de septiembre al 4 de noviembre de 2022


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Isla Podestá
Juan José Podestá. Narrativa Punto Aparte, 2022, 121 páginas.
LUN, 30 de septiembre de 2022

Un lugar de cuya existencia se duda, quizás porque nunca existió o bien porque fue borrado de la historia: eso es Isla Podestá, un territorio maldito que, se dice, alguna vez fue un sitio ocupado como cárcel o lazareto. Isla Podestá es justamente el nombre de esta impecable novela de Juan José Podestá, que nos remite al tema de la desaparición y, en estrecho vínculo, a la obsesión de rastrear aquello perdido como una forma de contrarrestar el poder de la ausencia.

La novela se centra, en primera instancia, en los testimonios de quienes supuestamente vivieron allí. Su emplazamiento difuso, sin embargo, impide apostar por la veracidad de sus palabras.

Esos habitantes están hoy desaparecidos, pero sus declaraciones aparecen junto a las de quienes están encargados de seguirles la pista. Es así como van alternándose las voces de presos políticos, del hermano de una luchadora social —el Manco—, del amigo del hermano y, finalmente, del escritor del libro.

Este conjunto conforma un coro de discursos amargos, viscosos y profundos, expuestos en una temporalidad que se distiende, ahondando en sensaciones dolorosas, pequeños goces y enormes incertidumbres. Así, la novela gira en torno a un centro imaginario o real, cuyas huellas prácticamente se han borrado para siempre.

La conformación del volumen mediante seis monólogos, más que encajonar y forzar los relatos, propicia su apertura, su movilidad. Porque cada segmento es no conclusivo y por eso mismo crea la ansiedad de llegar a un punto donde se elimine la ambigüedad. Sin embargo, ese estado de tensión se ve incrementado incluso por la variedad de registros que la novela convoca: cartas, correos electrónicos, cuentos, diarios.

Por lo mismo, uno de los aspectos mejor resueltos es el modo de poner en duda las ideas de ficción y realidad. Ambas parecen ser solo máquinas generadoras de signos abiertos a distintas interpretaciones que obligan a que sus fronteras se debiliten. De ese modo, el relato afirma y niega su carácter ficcional, dejando a los personajes y lectores enfrentados a una constante incertidumbre. En otras palabras, la realidad varía de acuerdo al punto de vista y al lugar desde donde se mire.

Más aun, en el capítulo final aparece un personaje consignado como el autor. Sus palabras solo confirman que las seguridades se han desvanecido hace mucho: "Durante mucho tiempo estuve —¿estoy?— obsesionado con Isla Podestá [...]. No viene al caso reproducir los entretelones de la investigación, puesto que de alguna forma están presentes en la ficción que acaban de leer. Hay mucho de verdad". Buscar lo desaparecido o a los desaparecidos implica ingresar en un territorio opaco, lleno de incertezas, donde las dudas entre lo real de la historia y las obsesiones personales obligan a transitar una vía marcada por la inseguridad y el fracaso.

Isla Podestá es un libro metaliterario que —como pocos— consigue ir más allá del ensimismamiento al vincularse con la historia de un país marcado a fuego por las desapariciones y las búsquedas frustradas. Juan José Podestá ha elaborado una narración no solo muy bien escrita y aguda, sino que funciona como una estupenda maquinaria de imprecisiones. Y no podría ser de otra manera, si estamos hablando de aquello que está al borde de lo impenetrable, donde se juega por completo el encuentro de un sentido vital.

 

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"Isla Podestá" es la segunda novela de Juan José Podestá; curiosamente, la primera, "Chonpen", apareció este mismo año. Nacido en Tocopilla en 1979, el autor también ha publicado los volúmenes de cuentos "El tema es complicado" y "Playa Panteón" y los libros de poesía "Novela negra" y "Derechos de propiedad".




 

Los límites y el mar
Esteban Catalán. Montacerdos, 2022, 301 páginas.
LUN, 14 de octubre de 2022

En 2014, Esteban Catalán publicó su primer libro, Eslovenia, un conjunto de relatos donde predominaba el rechazo a todo aquello que resultara terminal. Ahora, en su segunda entrega, la novela Los limites y el mar, sigue un derrotero totalmente distinto, porque la tragedia y la extinción son parte central de la narración.

Aunque el autor no ha variado su esencia entre uno y otro libro —una trama de vidas cruzadas, caladas por la adversidad y apuntaladas por un enfoque intimista—, esta vez ha dejado en un cajón el estricto minimalismo que funcionaba como eje estético de su trabajo anterior y, en un giro de 180 grados, se ha sumado a esa corriente literaria para la cual la novela funciona como un gran bazar, como un extenso y abigarrado territorio habitado por múltiples personajes, historias interrelacionadas, digresiones, citas y sueños diversos.

Los limites y el mar ha sido promocionada como una "pieza narrativa conformada por dos novelas", pero en realidad es solo una novela bimembre, es decir, está conformada por dos segmentos, "Pájaros de Chile" y "Nunavut", entre los cuales existen numerosos elementos en común que evidencian una dependencia entre las partes. Así, no solo hay reiteración de personajes, sino también de temáticas, como por ejemplo el dolor y la fuga como intento de reiniciar una nueva vida.

"Pájaros de Chile" tiene como protagonistas a Amaia, actriz que trabaja de garzona; Celeste, estudiante de Derecho, y Xiomara, estudiante de Periodismo. En sus horas libres, estas amigas se dedican a crear una obra teatral sobre la posibilidad de una catástrofe. Roles importantes cumplen también Rosa, hermana gemela de Celeste, y Reina, una chica de un hogar de menores, a quien Rosa lleva a vivir a la casa familiar. Junto al registro de las vidas de estas mujeres, el país está siendo asolado por una cantidad impresionante de femicidios. Frente a eso surge una extraña figura, la Linchacos, que actúa como vengadora de las asesinadas. Por desgracia, este personaje, al igual que la niña indígena de la segunda parte, es muy poco abordado.

"Nunavut" está centrado en Braulio, oncólogo chileno que trabaja en Canadá, donde conoce a su pareja e hija. Braulio es reclutado por el gobierno de ese país para participar en un proyecto militar que les traerá a él y a su familia enormes beneficios económicos. Sin embargo, el costo es que deberá trasladarse a Nunavut, un territorio ártico desolado y peligroso. A todo esto, Braulio es hermano menor de Juan de Dios, enfermo mental quien fuera pareja de Amaia, la actriz que aparece en el primer segmento del libro.

Pese a que resulta llamativa la capacidad del autor para ir sumando relatos, también es cierto que el exceso de microhistorias, la reiterativa descripción de un terremoto y las citas científicas sobre el dolor terminan por perjudicar un poco al conjunto. Hay extensos tramos sobre los personajes y sus amoríos que no aportan al desarrollo de la trama, a lo que hay que añadir la apelación a constantes sueños y delirios, que, más que reforzar las perturbaciones de los personajes, distienden en exceso sus conflictos particulares.

No está de más agregar que llevar al personaje a un lugar "salvaje" o exponerlo a un cataclismo son tópicos literarios asociados a la locura que acá no escapan al lugar común. No obstante esos excesos, es valorable el entusiasmo de Catalán, un buen contador de historias al que le faltó poner algunos límites y enfocarse más rigurosamente en la estructura de su novelón.

 

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Nacido en Santiago en 1984, Esteban Catalán, periodista de profesión, debutó como escritor en 2014 con el libro de cuentos "Eslovenia". "Los límites y el mar" es su primera novela.


 


Para que florezca la maravilla
Ana Ugarte. Forja, 2022, 245 páginas.
LUN, 21 de octubre 2022

Entre abril de 2020 y febrero de 2021, una mujer escribe un diario donde registra su experiencia con la pandemia del covid-19 que golpea al país y el sufrimiento ante el fallecimiento de su hija. Para que florezca la maravilla, de Ana Ugarte, es una novela con aire testimonial, emotivo, triste y metaliterario, ya que incluye reflexiones sobre la función de la escritura y el hacer literario.

Olga Rodríguez protagoniza y narra esta historia. Profesora de literatura, devota de María Luisa Bombal y casada con un empresario, tiene tres hijos y un enorme dolor a cuestas. La muerte hace cuatro años de su hija Olivia, en un accidente en el mar, ha destruido su vida. En busca de consuelo, Olga escribe cartas a Olivia, a quien intenta mantener presente en cada momento de su vida.

El retrato de la pandemia es bastante fidedigno. El miedo al contagio, los cuidados domésticos y el aislamiento son expuestos con precisión fotográfica. De igual manera se plantea el proceso psicológico que experimenta la protagonista, que siente dramáticamente cómo se intensifica su angustia frente a la pérdida y su rebeldía para aceptar la fatalidad. Por ello se entrampa en constantes discusiones familiares cuando atisba que el olvido se impone.

Olga había publicado un libro que tuvo muy poca circulación. Esto provoca su desgano a la hora de repetir el intento, pese a la insistencia de su hija Constanza, estudiante de literatura que oficia como crítica literaria de las escrituras de su madre. Uno de los temas en los que hace hincapié la hija es en la clase social: "Los autores como tú —dijo, clavando sus pestañazas en mí— son capaces de construir personajes llenos de poder y de plata, pero que en vez de veranear en Zapallar o Cachagua se van a Maitencillo. Patético". Y agrega: "Me enferman los cuicos que se las dan de escritores. O sea, para ser honesta, me revientan los cuicos en general [...]. La plata les juega en contra a la hora de escribir"; "Si se te ocurriera escribir una autoficción, mamá, no sé cómo lo harías si vivieras en Vitacura, porque Vitacura, La Dehesa, La Parva, Portillo, Zapallar y Cachagua son lugares que no existen en la literatura".

Estas observaciones resultan valiosas pese a que en un primer momento podrían sonar a una suerte de extraña estigmatización y victimización de los escritores "cuicos", para quienes estaría vetado escribir sobre su clase. Pero lo interesante es que la novela no pasa por alto este hecho, convirtiendo la relación entre clase, dinero y dolor en uno de los aspectos más importantes del volumen. No solo la pandemia sino que incluso la muerte de Olivia se viven según un orden de casta. Así, el desconsuelo de la narradora se ve acrecentado porque en su propia familia el dinero y la posición social están por sobre la pena ante la hija muerta.

Ana Ugarte escribe cargando de verosimilitud su prosa, dándole forma a una especie de bitácora de una memoria que se va diluyendo; además, consigue con naturalidad y simpleza abordar un estado emocional de máxima crisis. Su tono es marcadamente lírico, pero también rudo al momento de afirmar su posición. El relato sobre su hija posee una enorme riqueza trágica, la cual pudo expandirse, derivando incluso a un policial. Sin embargo, lo más relevante en este libro es su perspectiva crítica sobre el lugar que ocupa una escritora de la élite.

 

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Ana Ugarte nació en Lota en 1959. "Para que florezca la maravilla" es su tercera novela. Las anteriores son "Casa colorada" y "Acerca de las cosas perdidas", publicadas en 2013 y 2017, respectivamente.

 

 


Una historia perdida
Juan Pablo Meneses. Tusquets, 2022, 259 páginas.
LUN, 28 de octubre 2022

Un niño que fue testigo del bombardeo a la casa del ex presidente Allende y del hospital de la FACH es el punto de origen de Una historia perdida, de Juan Pablo Meneses. Una novela que entrecruza de manera permanente ficción y no ficción, dando lugar a una historia bullente en los múltiples matices de la tristeza y donde recordar es un acto reparatorio en la vida de su protagonista.

Pablo, así sin más, es periodista viajero y protagonista de esta narración. Se gana la vida desde muy joven elaborando crónicas y moviéndose por diversos países en busca de notas llamativas para revistas culturales, las que increíblemente le han permitido vivir de lo que escribe.

Su madre ha muerto y tras varios años Pablo regresa a Chile con el fin de realizar una investigación sobre el bombardeo al hospital de la FACH el mismo día del golpe militar. Recuperar un suceso casi inexistente en la historiografia nacional y del cual él fue testigo es el tema de este libro tanto como la crisis del protagonista, un tipo que ha hecho del desarraigo y la soledad sus máximas de vida, pero que calladamente anhela algo más.

El gran problema de Pablo es elegir el punto de vista para narrar los hechos. Haber sido testigo conduce casi por obligación a la primera persona, pero él tiene pudor de exhibir la vida personal y no quiere que todo gire en torno a un yo dañado: "Sentía que un relato así, en primera persona, podía ser más cercano y directo, aunque él no fuera el protagonista de esa primera persona, sino solamente el redactor de una primera persona ajena. Como un médium. Como alguien que hace propio algo que le contaron. Un ladrón de autoficción".

Meneses encuentra la fórmula precisa para ir elaborando un contrapunto entre la historia personal y la del país. Dos historias que en cierta forma son una. Tanto que se podría decir que el periodista es un hombre que podría considerarse triunfador, pero que más bien es un derrotado, un desarraigado en todos los sentidos imaginables, sostenido en un deseo de fuga casi tan potente como el deseo de permanecer ligado a su país de origen.

El autor escribe con velocidad, genera en su personaje un discurso confesional amargo, salta de una escena a otra con precisión y diversifica los enfoques de la trama. Y si bien la inserción de crónicas elaboradas por Pablo permite contrastar estilos de prosa, resulta un tanto excesiva su presencia. De igual manera la figura del ayudante de investigación, un joven periodista que imita en demasía a su jefe, parece sobrar o, por lo menos, debiera haberse independizado un poco más.

Aun así, el aspecto más valioso de este volumen son los vaivenes. Por una parte, quiere a toda costa evitar la emotividad, pero la emoción brota, se despliega y se apodera del relato de Pablo. Por otra, las idas y venidas para elegir entre privilegiar la ficción o la no ficción, la novela o la crónica, enriquece un relato tan quebrado como el del propio protagonista o el del país.

No es fácil cambiar de género cuando tantos años se han dedicado con solvencia a la crónica, como sucede con Metieses. Sin embargo, Una historia perdida consigue su propósito: exponer una escritura híbrida en la que conviven con armonía variados registros y texturas. La nostalgia y el dolor no dan tregua en este intenso libro de Meneses, que logra traspasar la barrera que artificialmente separa lo personal y lo colectivo.

 

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Juan Pablo Meneses es autor de una decena de sustanciosos libros de corte periodístico-literario, entre los que destacan "Un dios portátil", "Niños futbolistas", "Hotel España" y "Equipaje de mano". El autor nació en Santiago en 1969, y "Una historia perdida" es su primera novela.

 




Teatro de muñecos
Marcelo Mellado. La Pollera, 2022, 251 páginas.
LUN, 4 de noviembre de 2022

Una verdadera sorpresa ha sido este libro. Marcelo Mellado ha vuelto a las pistas y bastante renovado. Teatro de muñecos es una novela que deja atrás el monólogo reiterativo, la clausura de una anécdota y, fundamentalmente, tacha a su decadente protagonista, ese viejo cascarrabias, al borde de la demencia.

Este volumen se aproxima a las primeras obras de Mellado, aquellas donde se imponía un tono delirante y jocoso de alto calibre, con un absurdo mesurado. En esta ocasión queda atrás el monólogo sobre sí mismo, dando lugar a una serie de personajes, voces y tramas. La diver-sificación de focos permite que la historia gane velocidad, matices, sin olvidar el eje y la crítica social, sello del autor.

Teatro de muñecos posee una estructura coral, sostenida por un narrador panóptico; es decir, que todo lo sabe. A través de su voz surgen los personajes principales. Lautaro Bascuñán, el audiovisualista "cuico" (como señala el volumen), Jesús Valdebenito, apodado el niñito Jesús, Hamlet Astudillo, amigos, dramaturgos y actores, dedicados a elaborar un teatro de muñecos efectista y una dramaturgia comprometida.

Mellado es un autor que ha insistido en construir, en la mayoría de sus novelas, un narrador limitado a repetir un inaguantable discurso pastoral, cargado de un deseo de higiene social que, más allá de lo aparente, termina por despreciar a todo aquel que pertenece al mundo popular. En esta oportunidad hay un cambio, ya que, en un claro intento sacrificial, modera su voz y deja a sus personajes la función de criticar el mundo.

Sin embargo, hay también otro aspecto que definitivamente es el gran giro en la obra melladistica. El narrador se sentimentaliza. El personaje que permite ese desborde emotivo es Lautaro Bascuñán, el pije viñamarino que se dedica a documentar con un fin artístico-político la vida de los marginales del puerto.

El autor, que por lo general no deja títere con cabeza, abre un paréntesis y entroniza a Bascuñán y lo define como poseedor de una actitud heroica, capaz incluso de enfrentar a un grupo de matones dispuestos a asesinarlo. Todo esto por medio de una mirada emotiva, dulce, tierna. Lo que resulta extraño es que en medio de toda esa pregonada bazofia portuaria el elegido sea precisamente el extranjero, el artista cuico. Pero bueno, así son las alianzas entre dos sujetos cuando reconocen que comparten una misma estética, clase y perspectiva política.

De este modo, la tesis de la novela podría ser que la producción de un arte comprometido solo es posible para quien posee una "fina epidermis". Los miserables del puerto, por más arte que realicen, jamás estarán a la altura del joven artista y de su sensato linaje, ya que fueron precisamente sus padres quienes le enseñaron a creer en el trabajo y en el arte.

El narrador así delinea el deseo de Bascuñán: "Necesitaba de la supuesta belleza original de un mundo que se desplegaba desde las sombras de ciudades costeras".

La prosa barroca y la furibunda crítica del autor permanecen inalterables, son parte de su sello. Sin embargo, los cambios en su discurso son poderosos. Entre ellos, la ausencia del trato despectivo con las mujeres, el abandono de la homofobia y ciertos límites en el desprecio hacia lo popular.

Albricias por esta cototuda mutación en la escritura de Mellado, un autor que se renueva, como los matinales de TV, demostrando que aún puede sorprender con su escritura.

 

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Marcelo Mellado ha publicado una quincena de libros, entre ellos las novelas "Monroe", "La batalla de Placilla" e "Informe Tapia", los volúmenes de cuentos "Madariaga y otros", "Armas arrojadizas" y "Ciudadanos de baja intensidad", y el conjunto de ensayos y crónicas "La ordinariez". El autor nació en Concepción en 1955.

 

 

 

 



 

 

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