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Crítica Literaria
Por Patricia Espinosa
Las Últimas Noticias,
2 y 9 de Noviembre de 2012
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El asalto al universo
Federico Zurita. Eloy Ediciones, 2012,140 páginas.
LUN, 2 de Noviembre de 2012
Sorprende Federico Zurita. Y digo que sorprende porque demuestra talento no sólo para generar ficciones, para introducirnos en un espacio literario multifocal, fragmentario, lleno de espejos, sino también para adentrarnos en una forma especial de movilizar la estructura del libro, haciendo que aquello que en un primer momento se toma por un conjunto de relatos independientes pase a ser, en definitiva, una novela en la que se ha roto la cronología, como si se tratara de las piezas de un puzzle difuso o de una novela mosaico.
Puerto Azola, Liceo San Benito, Hospital Rufino Mardones y el Barrio Sotomayor son los lugares centrales por donde transitan las once historias que componen El asalto al universo; territorios carentes de extrañezas o rasgos que los vuelvan “especiales”, al igual que sus personajes. Y esto es precisamente lo atractivo: el énfasis en las vidas mínimas, en lo trivial, en la posibilidad de fractura de esa normalidad por medio de situaciones casuales.
Las narraciones están ancladas en la permanente interacción entre la muerte y el azar, cuya presencia quiebra cualquier orden cotidiano. Lo casual puede venir de la irrupción violenta de la naturaleza: la caída de un rayo, el primero en setenta y tres años, en el Barrio Sotomayor. Y al igual que esa caída de un rayo, acontecimiento que tiene lugar en seis de los once relatos del volumen, en los que genera un efecto dominó, está el choque de una camioneta que se incrusta en una casa o el atropellamiento de un niño en bicicleta.
Así, un aspecto central de este libro es la presencia de reiteraciones o también espejeos de sucesos, elementos, lugares que emergen en diversos momentos, abordándose desde diversos puntos de vista. Las reiteraciones van tejiendo una red de conexiones entre los relatos, como si miráramos una misma situación, por ejemplo, desde dos sujetos, ubicados en posiciones diferentes, con enfoques que a veces convergen o se distancian.
Pero no sólo esos hechos se reiteran; también la presencia de algunos personajes, como es el caso de Valentina Cisneros, que aparece en dos segmentos, enfocada desde dos perspectivas divergentes y a la vez complementarias. En “Valentina Cisneros o la desaparición de un cuerpo olvidado”, el mejor relato del libro, narrado por su ex novio, emerge esa muchacha multiorgásmica, lectora compulsiva, viajera obsesiva que un día cualquiera señala: “Ya está, he tenido todos los orgasmos que debía tener en mi vida, estoy completamente satisfecha y feliz”. El cuento tiene no sólo un sentido de la ironía notable, incluso hasta hilarante, sino que al mismo tiempo expone una perturbadora filosofía de vida.
El asalto al universo es un libro sin pretensiones, que no vacila jamás en su propuesta narrativa y que consigue proponer una estética particular, en la que no deja de pulsar un ánimo irónico unificado con una camuflada tristeza. Un enorme mérito de este primer libro de Zurita.
Sanhattan
Ricardo Wurgaft. Catalonia, 2012, 319 páginas.
LUN, 9 de Noviembre de 2012
“Las tribulaciones de un joven ABC1” podría ser el título de esta novela. Se centra en Sebastián, hijo de unos inmigrantes que partieron desde abajo; en 1996, al egresar de ingeniería comercial en la UC, se ve enfrentado a un futuro tecnócrata que le importa bastante poco. Sanhattan es una novela que se enfoca en un personaje que deambula por una errática y permanente búsqueda identitaria, al mismo tiempo que construye un cuadro de costumbres sobre la élite chilena desde una mirada fuertemente crítica.
Si hay algo destacable de este primer libro de Ricardo Wurgaft es que se concentra en una zona que nuestra narrativa ha abordado poco: la élite económica chilena. Sanhattan está habitada por aquellas familias orgullosas de su clase, de sus apellidos, ostentosas de su poder, porque desde siempre han manejado el país y han despreciado a todo aquel que discrepe de sus juicios excluyentes. Un Chile en que la fronda aristocrática manda: ése es el que Wurgaft aborda. La novela no tiene reparo alguno en denunciar las lacras de la élite, su pasión por el dinero, el lujo, su indiferencia ante cualquier realidad social dispar a la suya y sus relaciones endogámicas. Con mucho detallismo, el volumen expone las violentas formas de interacción entre los miembros de la élite, que opera al modo de una mafia, donde siempre encontrarán refugio incluso los miembros descarriados de la tribu, como le sucede al protagonista.
Sebastián es un bueno para nada, que a pesar de todo no resulta detestable porque no daña a nadie más que a sí mismo. Es un tipo torpe, desmadejado, clasista, con sentido del humor, algo ridículo y ligeramente cursi. En conclusión, estamos ante el estereotipo joven rebelde “hijo de papá”, que vive amurrado con su entorno social y laboral, y que ha heredado un modo de ver el mundo, del que se desvía construyendo su libertad en el sexo desenfrenado y las drogas.
El relato sigue al personaje durante una década; así, lo vemos desde cuando era un joven fascinado con la filosofía de Castaneda hasta cuando se convierte en un exitoso bancario. El punto donde Sanhattan tambalea ocurre cuando intenta construir un personaje con características heroicas. Sebastián pasa por múltiples aventuras amorosas fracasadas, pero en lo laboral y económico triunfa; además, logra mantener cierto respeto y apoyo familiar, lo que le ayuda a superar las continuas crisis por las que atraviesa. Sus comportamientos más que trágicos pasan a ser los de un extravagante al borde de lo banal y, a pesar de su permanente desacomodo, la narración no entra en su psicología, enfocándose en la exterioridad del personaje, diluyendo las razones de su crisis.
A pesar de que pierde peso dramático por la ligereza reflexiva del protagonista, Sanhattan se arriesga a entrometerse en la sagrada intimidad de las élites, abordando con humor e ironía la década del noventa, cuando el país se vendía desenfadadamente como el jaguar de Latinoamérica.