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Crítica Literaria

Por Patricia Espinosa

Publicado en Las Últimas Noticias, del 14 de mayo al 11 de junio de 2021



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Safari
Pablo Toro. Montacerdos, 2021, 296 páginas.
LUN, 14 de mayo de 2021


El año 2010, Pablo Toro tuvo un auspicioso debut como escritor con la publicación del conjunto de cuentos Hombres maravillosos y vulnerables, y eso era todo hasta hoy. Su caso no tiene nada de especial, ya que esta ha sido la tendencia de muchos autores que no pasan de publicar un libro en toda su vida, probablemente porque no pueden escribir de algo que no sea su biografía. Pero ahora Pablo Toro, con su novela Safari, logra escapar de ese destino funesto, lo que compensa estos años de silencio con creces, exhibiendo una escritura madura y profesional. Más aun, ha tenido la enorme capacidad de generar un relato donde el montaje compite en calidad con el magnífico desarrollo del carácter sombrío y la condición repulsiva de sus personajes.

Tres partes en tres tiempos posee este volumen. La primera se centra en dos mercenarios chilenos que trabajan en Irak para una corporación estadounidense. La segunda tiene como centro a un muchacho de clase media que llega a un colegio de élite donde conocerá a un compañero que será determinante en su vida. La tercera, en tanto, nos remite a una mujer que trabaja para una empresa productora de reality shows extremos, cuyo máximo objetivo es que uno de los participantes sea asesinado para satisfacción de un seleccionado grupo de espectadores.

Estas tres historias tienen como eje a Villanueva y Gutiérrez. El primero está caracterizado siempre a partir de su debilidad, falta de coraje y dependencia de Gutiérrez, el cual podría calificarse simplemente como un canalla. Sin embargo, ambos son más que eso. Aun cuando resulta complejo descubrir su lado b, basta con poner atención a sus monólogos, con claro estilo lírico, para advertir que poseen una perspectiva de sí mismos y del mundo al límite de lo poético. Esto es, desarraigada de lo material, orientada hacia sensaciones, impulsos y deseos que los exceden y les otorgan la condición de seres hermosamente repugnantes.

Toro suelta la mano con absoluta seguridad. No hay una sola línea que sobre en esta escritura calma, minuciosa en las descripciones íntimas y contextuales, donde el perfilamiento de los personajes resulta tan impecable como la conformación de las escenas de encierro que experimentan.

En términos estilísticos, la cadencia está tan bien utilizada que la prosa no solo fluye sino que además posee un ritmo interno grandioso, que se derrama y proyecta como un poema en prosa, oscuro y pesadillesco.

Los tres segmentos que conforman el volumen tienen carácter autónomo; perfectamente podrían ser tres novelas, pero interactúan, se retroalimentan, y en conjunto pueden articularse como una unidad secuenciada, lineal, un solo bloque interferido por temporalidades diversas, contextos disimiles y mutaciones de los personajes, que se alejan o acercan en un proceso de puesta en abismo horizontal.

Safari es un libro perturbador que, de paso, establece un cruce con poéticas de diversos autores nacionales, dando cuenta de la imposibilidad de encontrar un origen en la literatura nacional, sino solo cruces y rearticulaciones al infinito. Pero no todo es metaliteratura; también hay una poderosa visión fatalista de la realidad, enclaustrada en múltiples modulaciones del mal, en la imposibilidad de siquiera pensar en un pasado menos pervertido que el presente.

Valió la pena esperar por esta impecable narración y, por supuesto, hay que apostar porque Pablo Toro publique nuevamente, ojalá antes de que finalice esta década.


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"Safari" es la primera novela de Pablo Toro, quien en 2010 debutó en la narrativa con el libro de relatos "Hombres maravillosos y vulnerables", con el que obtuvo el Premio Municipal de Santiago. Nacido en Santiago en 1983, el autor es -además de cuentista y, ahora, novelista- periodista y guionista de series ("La ofis", "Los 80") y teleseries ("Manuel Rodríguez", "Peleles").

 

 

 


Isla Decepción
Paulina Flores. Seix Barral, 2021, 361 páginas.
LUN, 21 de mayo de 2021

El año 2015, cuando Paulina Flores recién había publicado su exitoso primer libro, el conjunto de relatos Qué vergüenza, el periodismo cultural chileno comenzó enseguida a presionarla para que sacara pronto otro libro. La autora se tomó su tiempo: han pasado seis años y Flores presenta ahora Isla Decepción, que, pese a ciertos desniveles, permite confirmar que estamos ante una narradora que, entre una y otra obra, ha crecido y consolidado su escritura.

Isla Decepción es una novela focalizada en tres personajes: Marcela, aspirante a cineasta; Miguel Vargas, su padre, pescador; y Lee Jae-Yong, joven coreano, trabajador de un buque factoría asiático. Los hechos suceden en Punta Arenas, donde vive Miguel y recalan Marcela y Lee. El volumen se divide en tres zonas, dedicadas a cada uno de estos personajes, conformados desde una perspectiva que se desplaza desde el interior al exterior o sencillamente se queda en el exterior, como es en el caso del coreano.

Miguel es un padre solitario que realiza trabajos esporádicos. En su última jornada de pesca ayuda a rescatar al joven oriental, casi agónico, de las frías aguas sureñas; lo cobija y oculta de la policía en su casa. Marcela, joven enrollada y banal que sufre por un quiebre amoroso y la cesantía, también encuentra refugio en la casa de su padre, con quien tiene una relación cordial pero resentida.

Lee es el detonante de todo. Un centro que no posee discurso y al que solo conocemos mediado por la voz de quienes lo rodean, observan y atestiguan su proceder. Pese a ello, es un gran personaje, desarrollado de manera excepcional por Flores. Sus silencios, entre otras cosas porque no habla español, son interpretados por Marcela y Miguel de modo compulsivo. Ambos se transforman en traductores, lectores y creadores de Lee; increíblemente construyen su pensamiento, llegando a tener enormes diálogos figurados con él.

La falta de dramatismo es el mayor logro de Flores. Aunque su narración contiene escenas de violencia extrema, como las peleas en un navío lleno de sujetos con pinta patibularia, el libro no enjuicia, sino que expone la violencia y el deseo como parte de los códigos de la convivencia, ya sea en circunstancias laborales extremas o al interior de la familia.

La autora escribe con dominio, alternando escenas oscuras, difuminadas, con otras claras, al borde de la transparencia. Además, diversifica con gran eficacia su voz para elaborar personajes rotundos, pero también ambiguos o ingenuos. Resulta magnífico el trabajo con las imágenes de corte cinematográfico, el lenguaje depurado y, a la vez, sin temor a los coloquialismos, autoconsciente de los clichés.

Solo hay dos aspectos que habría sido necesario controlar. El segmento dedicado a la vida del barco donde trabajaba Lee bien pudo comprimirse, al igual que el bloque relativo al ceremonial mapuche y el ataque policial. Este último tramo resulta fuera de lugar, forzado incluso en su carácter explicativo para el lector no chileno.

Isla Decepción es una novela bien articulada, segura en su escritura y en el modo de elaborar un centro que parece vacío; pero lo más llamativo es la forma de entrar detenidamente en la realidad, incrustando la mirada en una materialidad sucia, llena de secretos que bloquean toda escapada, donde siempre cabe la posibilidad de un despliegue lírico mediante un escrutinio torcido que devuelve a los personajes al interior de sí mismos.


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"Isla Decepción" es la segunda publicación -y la primera novela- de Paulina Flores, quien en 2015 publicó el libro de cuentos "Qué vergüenza", que ganó el Premio Municipal de Santiago La autora nació en Santiago en 1988.



 


Pelusa Baby
Constanza Gutiérrez. Alfaguara, 2021, 129 páginas.
LUN, 28 de mayo de 2021

Quizás cierto sentido del humor a la antigua, con pretensiones de parecer inteligente, como en algunos programas televisivos de los noventa, sea lo único posible de rescatar de este libro. Constanza Gutiérrez entrega un volumen donde destaca una actitud supuestamente cándida, pero que más bien solo disfraza la incapacidad para generar escenas robustas, alejadas de lo gratuito y lo autorreferencial.

Pelusa Baby es un conjunto de relatos a los que por desgracia no se les puede dar más de una vuelta, porque todos sus narradores son parejamente ingenuos y se solazan en contar disparatadas historias con un pedagógico y edificante sello de fábula, tal como sucede en "La buena estrella de Isabel Mebarack", que comienza con "Érase una vez". Este esquemático modelo, sumado al tono ejemplar, la precariedad estilística y el majadero deseo de ser escritora que manifiestan varias protagonistas conducen todo a un desastre.

El libro se abre con un relato o declaración de principios, titulado "En la colonia tolstoiana", donde la protagonista se enfrenta a los fantasmas de D'Halmar y Santiván, que la enjuician por abandonar la literatura. Tras una serie de cursis enseñanzas, la mujer señala que D'Halmar "me agarró de la mano y emprendimos el vuelo [...] esparciendo [...] semillas varias sobre la tierra". Las razones por las que la narradora cuenta esto sería "con el propósito de animar a otras jóvenes que sientan que late dentro de ellas una escritora y están esperando quién sabe qué para ponerse a escribir. He decidido enfrentar salvaje y plenamente el milagro de vivir [...]. Lo digo sin vergüenza: soy Constanza, soy escritora".

Clanes familiares son recurrentes en esta escritura con abuelos brujos y tíos esotéricos, como se ve en "Mi abuelo el fugitivo" o "Mi tío Cacho". También las parejas, donde el hombre es flojo pero atractivo, y por lo mismo aguantable, como en "Historia del desocupado y la cautiva" o "Copiando a Gogol". Los títulos con citas a escritores canónicos servirían solo para que éstos se revuelquen en su tumba.

A propósito, el último relato mencionado, que cabe en la categoría de "rareza" (al igual que el de un joven que nace con cola o ese de una chica que anhela ser como su gata), se refiere a un hombre que pierde el pene y lo busca desenfrenadamente: tremendo ejemplo del humor añejo que se desarrolla en este libro y de los límites narrativos en los que se inscribe. ¿Es tema transgresor, para alguien, decir "pene", hablar sobre el pene?

Gutiérrez tiene la capacidad de higienizar todo lo que narra, incluso la propuesta de dos de sus mujeres protagonistas, que logran la dicha mediante el dinero. Y esto es porque no hay crisis en su propuesta, no hay opacidades, fondo, ya que todo se juega en lo literal; los conflictos son debiluchos; la autora escribe con un tono forzosamente literario, impostado, "de escritora a sus lectores", y además lo hace a partir de tópicos sobajeados hasta por la tradición del cuento popular.

Más allá de temas, enfoques, montajes, la escritura de Gutiérrez no logra cuajar, ir más allá del ejercicio de taller literario, asuntos que —parece decirnos la autora—debieran ser un pelo de la cola, porque lo que en verdad tendría que importarnos es el tesón, las ganas y el entusiasmo por escribir. Así que felicitaciones por el entusiasmo, las ganas y el tesón, pero eso no basta.


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"Pelusa Baby" es el segundo libro de cuentos de Constanza Gutiérrez; el anterior, "Terriers", apareció en 2017. La autora, nacida en Castro en 1990, también publicó la novelita "Incompetentes" en 2014 y un miniperfil biográfico del músico Jorge González en 2020.


 


Demonio
Roberto Ampuero. Sudamericana, 2021, 425 páginas.
LUN, 4 de junio de 2021

Usando los mismos procedimientos de los enfebrecidos terraplanistas o antivacunas, este libro levanta una maquinación descabellada en torno a los hechos ocurridos en Chile a partir del 18 de octubre de 2019. Demonio, de Roberto Ampuero, es una novela donde el género neopolicial es solo una mascarada, porque lo verdaderamente importante es un ansioso y penoso discurso político de corte mesiánico.

Cayetano Brulé, el viejo detective cubano arraigado en Valparaíso, es el protagonista de esta narración, tal como en otras siete novelas de Ampuero. Si bien nunca ha sido un tremendo personaje, sus pequeñas gracias anteriores han desaparecido aquí por completo. Es más, Ampuero se encarga de destrozarlo definitivamente, porque todo está supeditado a la tesis política que constituye la razón de ser del libro.

El relato se inicia con el clásico detective privado contratado para investigar una muerte, un asesinato, en extrañas circunstancias, en este caso de un ciudadano chileno llamado Edmundo Galaz. Para lograr su cometido, el detective entrevista a una amplia gama de personajes que pudieran darle pistas sobre el difunto; sin embargo, su preocupación cambia pronto. Ya no le interesa Galaz, sino la red a la que habría pertenecido, una suerte de logia ultraizquierdista cuyo propósito sería apoderarse de Chile y convertirlo en una réplica de Venezuela. Estas fuerzas del mal, en su afán de sembrar el caos, intentarán -entre otras acciones- envenenar el agua, secuestrar a los parlamentarios y lanzar misiles a aviones comerciales.

Brulé, entonces, se contacta con decenas de personajes ligados o no al asesinado; los menos, proclives a la izquierda; los más, ligados a la derecha. La novela otorga un sitio preferencial a estos últimos, y sus reiterativos discursos insisten en la intervención de Nicolás Maduro en el caos que vive Chile. La tesis no es nueva, pero acá alcanza un nivel superior, extremo. Las más de cuatrocientas páginas del libro tienen como única finalidad demostrar ese punto.

Hay que reconocer que Ampuero aún mantiene vivo ese gesto casi vanguardista de poner la literatura completamente al servicio de una causa política o ideológica, llevando el panfleto a su más acabada expresión. Nada más importa: a los lectores se les debe comunicar la verdad verdadera; se los debe iluminar para sacarlos de su ignorancia. Un punto a su favor es que esta es la primera ficción post 18 de octubre orientada a dar una mirada no celebratoria, sino ultracatastrofista de la revuelta. Eso, sin considerar el enorme desprecio que manifiesta por la ciudadanía.

Como en todo relato panfletario, este volumen no tiene matices; solo va uniendo enardecidamente una barbaridad tras otra. Llega a dar lástima el pobre Cayetano, forzado a entrometerse en una conspiración ajena a sus intereses comunes. Lo mismo pasa con Margarita, su eterna novia, y Suzuki, su leal secretario. De ellos no queda nada, solo una sombra debilucha de lo que alguna vez fueron.

El resultado de todo esto es una abultada y mediocre novela conspiranoica, cuya primera víctima es el propio Cayetano Brulé, quien se convierte prácticamente en un funcionario policial, perdiendo cualquier independencia y voluntad propia. La segunda víctima, qué duda cabe, son los lectores. El libro no es nada más que una diatriba sin sentido, lleno de un odio pocas veces visto. Ni los más oscuros e insensatos posteos en Twitter se han atrevido a tanto.

 

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"Demonio" es la octava novela de Roberto Ampuero protagonizada por el detective Cayetano Brulé. Nacido en Valparaíso en 1953, el autor ha publicado otras tres novelas -"Pasiones griegas", "Los amantes de Estocolmo" y "La otra mujer"- y un par de libros de memorias.

 

 

 


Crin
Rodolfo Reyes. Overol, 2021, 88 páginas.
LUN, 11 de junio de 2021

La actitud, una manera de escribir donde el realismo aparece estriado, intervenido por un tono brumoso, es lo primero que hay que destacar en esta novela de Rodolfo Reyes. Se trata de un relato fresco, pero a la vez oscuro, con personajes intensos, diálogos secos y ásperos, y con una protagonista —una niña y luego adolescente llamada Cintia— construida de un modo tan singular como eficaz.

La madre abandona a la familia cuando Cintia y su hermano todavía son chicos, por lo que quedan al cuidado del padre. Una caleta al sur del país es el escenario principal de esta historia que va más allá del crecimiento y evolución de la muchacha.

A la vida de Cintia accedemos de manera secuencial, mediante tramos donde se conjugan sus pensamientos y sensaciones con sus experiencias. Ella observa a su alrededor y el contexto parece afectarle demasiado, pero los tropiezos o daños que sufre (como el acoso sexual de algunos muchachos) y hasta la interacción más pequeña los reconvierte y los dota de otro significado, un signo oscuro que solo Cintia parece comprender.

Lo mejor es que este itinerario se encuentra despojado de enseñanzas explícitas; la chica intuye algo valioso, pero no lo dice.

Ella es fuerte, firme, explora sin temor en todo lo que pueda, acumulando imágenes, sensaciones, palabras, desafectos y pérdidas. Aunque no solo hay dolor en su existencia: tenuemente, ciertos momentos de goce agrietan el muro de determinismos que parece atraparla: "Los potros relinchan. Quieren echar el portón abajo. Se muerden entre ellos, se lanzan al galope irritado de ida y vuelta. Los ha visto al trote por la playa. Le gustan la vibración y el pliegue de sus músculos, las huellas que dejan en la arena. Los compara con el andar cansado de los caballos viejos y sudados que se arriendan a los turistas para paseos de media hora. Comprende que la vida es injusta, que envejecer es cruel".

Uno de los aspectos mejor elaborados por Reyes es el tratamiento del tiempo. La narración parece tener todo el tiempo del mundo, se detiene, explora en detalles y gestos donde se cristalizan los perfiles de los personajes secundarios. El padre que envejece y enferma, el abandono de su botillería, la relación con su posible amante-amigo, el trato con sus hijos resultan siempre sugeridos, sin perder por ello potencia. Igualmente pasa con el hermano de Cintia, con discapacidad mental, un niño ensimismado, ajeno a la vida familiar. Además, la madre es abordada sin enjuiciar, sin corromper su decisión, sin que la hija sienta que le ha roto la vida.

Reyes comprime y excava en estos seres a la deriva, que parecen haber perdido toda expectativa, elaborando escenas como fotogramas, donde el lector quisiera quedarse largo rato, sin necesitar nada más que la templanza, la calma y la ausencia de tragedia que impregnan estas vidas.

Resulta imposible dejar pasar el villorrio, habitado mayormente por hombres fracasados, borrachos sin esperanza, inconscientes de su condición: un pueblo-isla donde vive una protagonista construida en un filo novedoso que partiendo del realismo logra romper el curso "natural" de los acontecimientos con enorme delicadeza, sin necesitar experimentalismos rimbombantes o abstrusos.

Así, Reyes podría estar abriendo una nueva veta para explorar en el viejo y tozudo realismo. Ojalá lo confirme.

 

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Rodolfo Reyes nació en Punta Arenas en 1988. "Crin" es su primera novela. Además, ha publicado cuatro libros de poemas: "La proximidad del tsunami", "Nogales", Yanacona" y "Manchas de humedad".


 



 

 

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Crítica literaria
Safari, Pablo Toro; Isla Decepción, Paulina Flores; Pelusa Baby, Constanza Gutiérrez; Demonio, Roberto Ampuero; Crin, Rodolfo Reyes.
Por Patricia Espinosa
Publicado en Las Últimas Noticias, 14 de mayo al 11 de junio 2021