Las infames
Patricia Cerda. Planeta, 2021, 317 páginas.
LUN, 21 de enero de 2022
Dentro de las pocas cultoras chilenas de la novela histórica se encuentra Patricia Cerda, quien posee una perspectiva de la literatura como forma de aprendizaje y, en el caso de las mujeres, como vía de emancipación. A su amplia obra se suma ahora Las infames, un relato en torno a dos mujeres muy alejadas en el tiempo, pero cercanas a través de la escritura. La Colonia, la violencia y las formas de satanizar la educación de las mujeres son elementos esenciales de un libro que consigue enseñar con delicadeza y ausencia de autoritarismo.
Una de las mal llamadas infames es la mulata Mabel Berecedo, una de las protagonistas, nacida en 1718 y fallecida en 1800. Según señalaba la política indiana, "infame" era provenir del adulterio u otras uniones ilícitas, "porque los españoles de honra no se casan con indias o negras, por lo cual los niños de estas uniones nacen con el defecto de la infamia facti, sobre ellos cae la mancha del color y otros vicios".
Infame también es la coprotagonista, la comentadora de unas narraciones extraviadas de la mulata: Serena, historiadora, novelista, chilena de orígenes mestizos nacida en 1961, quien encuentra en una librería de libros antiguos los papeles de Berecedo. Este es el inicio de un trabajo literario donde Serena establece un contrapunto entre la mulata y su propio proceso de escritura de una novela sobre esta.
La presencia de Mabel, quien escribe lo que denomina "confesiones", es extensa comparada con la de Serena. Los aportes de esta última se orientan a dar contexto al periodo vivido por la mulata, una niña amparada por una familia de la élite santiaguina, en específico por Eudoxia, su madre postiza, una mujer apasionada y rebelde, poseedora de la biblioteca más grande y nutrida del Chile colonial. La curiosa e inteligente Mabel, autodeclarada peri-patética, manifiesta un gran deseo de conocimiento, avidez lectora y conciencia de vivir en un orden represivo, que trata de transgredir constantemente.
El relato de la mulata contiene una feroz y constante crítica a la razón imperial, a los privilegios masculinos y las normativas de marginación de las mujeres. Su escritura resulta fluida, seductora, llena de insinuaciones. Su aspecto más valioso, en todo caso, es la mezcla de lo oral con lo formal y su constante picardía. Mabel escribe con relajo, en un tono casi conversacional, aunque exhibe gran austeridad y precisión cuando aborda temas literarios, filosóficos y políticos.
Estas características también se encuentran en Serena, su lectora, quien casi tres siglos después de la muerte de la mulata viaja a la ciudad española de Navarra a recopilar antecedentes sobre la familia Larraín, quienes cobijaron a Mabel. En este periodo no solo investiga, sino que repasa el hecho de ser escritora y el sentido que la literatura tiene para ella. Cerda escribe con seriedad, investiga con rigor, y desarrolla una meditación y estudio profundo del personaje central. El que se haya enfocado en una mujer mulata de la Colonia permite romper con la blancura de los personajes, tan frecuente en las novelas históricas. Otro aspecto fundamental es la vinculación de las voces de ambas mujeres, que son muy distintas, pero que se encuentran unidas, como en una conexión subterránea, por su pasión por la lectura y el conocimiento.
El hecho de escribir sin ambiciones elitistas es uno de los grandes méritos de esta narración. En nuestro país, fundamentalmente para la academia y uno que otro letrado irrisorio, aún se cree que escribir "en dificil" es la mayor virtud de la literatura. Cerda demuestra todo lo contrario.
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Patricia Cerda (Concepción, 1961) ha publicado seis novelas —"Mestiza" y "Bajo la Cruz del Sur" son dos de ellas— y un libro de cuentos. Es doctora en historia y vive en Alemania desde 1986.
La Virgen de la Patagonia
Jorge Baradit. Suma, 2022, 329 páginas.
LUN, 28 de enero de 2022
Este es un libro sin norte, desorganizado, perdido en el exceso: una novela con personajes estereotipados, faltos de profundidad y un punto de vista narrativo paternalista y romanticoide.
Si bien Jorge Baradit no se ha destacado por su excelencia literaria, sus anteriores ficciones de algún modo conseguían sostenerse. En esta ocasión es imposible encontrar una ruta de sentido que logre ir más allá de los tópicos del autor, quien insiste en mezclar un imaginario heredero de Miguel Serrano con el ciberpunk.
La novela se ubica en 1978 y tiene como protagonista a Marta Yagán, joven perteneciente a la cultura yámana. Ella es una estudiante de literatura que regresa a su lugar de origen, Río Rojo, situado en la Patagonia chilena. De su familia solo sobrevive la abuela, ya que sus padres son detenidos desaparecidos. El pueblo está convulsionado por la presencia de una mujer que tiene gran facilidad para comunicarse con los muertos, denominada "la Virgen de la Patagonia".
Todos desean interrogarla para saber el destino de sus familiares o las circunstancias de sus muertes. Sin embargo, la policía captura a la tal Virgen, calificándola como extremista o infiltrada por el ejército argentino. El alcalde y el comisario no solo obedecen al dictador, sino también a la familia más poderosa de la zona, encabezada por la hacendada Julia Kuzmanovic, cuya hija ha desaparecido.
En las historias de Marta y Julia se enfoca preferentemente el relato. Ellas están unidas por la pérdida de un familiar y además comparten una actitud agresiva, un pensamiento intuitivo más que racional y la necesidad imperiosa de un hombre a su lado. En general, todas las mujeres de este volumen destacan por su belleza e irrefrenable deseo sexual, a lo que hay que sumar una clara inclinación a costumbres sexuales poco ortodoxas, las que son descritas con minuciosidad, como ocurre por ejemplo con Julia, que gusta de introducirse carne de caballo cruda en la vagina. Por lo demás, todas las mujeres son configuradas como autoritarias, displicentes y expertas en instrumentalizar a los hombres.
Al más puro estilo de Fuenteovejuna, el pueblo también es protagonista. Para el narrador, la gente de Río Rojo solo comprende el mundo desde el pensamiento mágico, asunto que no estaría necesariamente mal si esta mirada no fuera acompañada por burlas a su ingenuidad, credulidad y primitivas costumbres.
Un elemento que merece atención es la violencia discursiva. La historia expone una cantidad enorme de epítetos racistas hacia los miembros de pueblos originarios. Tras estas actitudes siempre aparece la excusa de querer mostrar el polo de los poderosos como sujetos realmente malos, pero en este caso hay una verdadera compulsión por reiterar un discurso racista, que más que denunciarlo lo refuerza. El uso de un tono paternalista no alcanza para compensar el escarnio, ya que termina mitificando su humildad.
Baradit se esfuerza por darle un carácter ciberpunk, ucrónico, friki o bizarro a su libro, pero un sentimentalismo rancio termina imponiéndose. El amor, de madre o de pareja, todo lo puede, y eso es a fin de cuentas lo más importante. Es esta una novela mediocre, sin ideas novedosas, un refrito sin riesgo alguno. Todo suena a improvisado y añejo en este volumen, que solo puede leerse como la reiteración de los gastados procedimientos literarios e ideológicos de su autor.
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Nacido en Valparaíso en 1969, Jorge Baradit ha publicado un montón de libros, entre ellos las novelas "Synco", "Kalfukur" y "Lluscuma", el conjunto de cuentos "La guerra interior", y la bestsellera serie "Historia secreta de Chile".
Santiago cuerpo a cuerpo
Lucía Guerra. Zig-Zag, 2021, 190 páginas.
LUN, 4 de febrero de 2022
En la historia literaria nacional, el sexo tiene una presencia paupérrima y las pocas veces que aparece es bajo el halo de la culpa, el dolor o el grotesco. Es por eso que Santiago cuerpo a cuerpo, de Lucía Guerra, puede considerarse un claro ejemplo contracultural. En los relatos que conforman este volumen —autónomos pero unidos por la estructura general, los temas y las ambientaciones— el sexo es placentero, sin culpa, y funciona como rito de pasaje.
Lucía Guerra es una de nuestras más grandes críticas literarias e investigadoras de la literatura, además de feminista y novelista. Ha publicado una amplia obra teórica y literaria, esta última, centrada fundamentalmente en la mujer. Ahora, sin perder un ápice de su feminismo, se enfoca en relaciones de parejas. De manera larvada y alejada de consignas logra que sus personajes den cuenta de las represiones que la cultura les impone. El miedo a dejarse llevar por sus deseos es parte esencial de estos personajes; sin embargo, se ven enfrentados a una serie de difíciles decisiones que quizás los podría encaminar hacia una vida menos temerosa.
Un dato importante de este libro es que no posee la más mínima huella de la formación académica de la autora. Esta característica es bastante inusual, ya que cada vez que los académicos escriben literatura se dedican a probar teorías literarias y cargar su escritura de conceptos rimbombantes. Así que es un enorme mérito el que Guerra sea capaz de escribir con soltura, utilizando un lenguaje fluido, con un ritmo incesante en la prosa y un gran sentido de la ironía.
La autora sigue un esquema que se reitera en cada relato, compuesto por un personaje central, su amante-coprotagonista, el trauma que lleva a la relación sexual clandestina y el desenlace, en el momento preciso en que se desencadena un terremoto. Cada historia tiene, además, una introducción relativa a Santiago en diversos momentos de su historia. Un marco que sirve para dar cuenta de la sectorización clasista de parte de los planificadores urbanos.
Los personajes que circulan por estas páginas son una trabajadora social, un médico, un profesor universitario, un taxista, una trabajadora sexual, una mujer con sobrepeso. Cada uno de ellos arrastra un extenso historial de fracasos amorosos y traumas sexuales. Además, varios están casados y ven la infidelidad como la única solución a sus males. En uno de los casos, la infidelidad es recomendada incluso por un psiquiatra. Las mujeres se sienten dolidas por su fisico, la virginidad, la rutina matrimonial, el comercio sexual. Los hombres, por su parte, se sienten flagelados por su soledad y la falta de sexo; solo uno
parece disfrutar de su condición de donjuán.
El volumen privilegia los nexos entre diversos ámbitos de las narraciones. Todos acuden al mismo motel, todos experimentan un sismo y para todos el acto sexual es el medio para consolidar su autoestima. Hay solo un personaje que ocupa una posición diversa dentro del esquema vinculante. Se trata del administrador del motel, un anciano que representa la memoria del país.
Guerra se aproxima a la parodia, incluso a la comedia, ya que las tribulaciones de los personajes poseen un carácter bufonesco. Sin embargo, los relatos no pierden seriedad, constituyéndose una suerte de denuncia contra la represión sexual, el doble estándar matrimonial y lo que se podría denominar la cultura "motelera", con todos sus códigos y sentidos. Aun cuando el libro excluye a las parejas no heterosexuales, una verdadera lástima, su lectura contribuye a abrir zonas inexploradas por la timorata actitud frente al sexo gozoso de la mayoría de nuestros escritores y escritoras.
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Lucía Guerra nació en Santiago en 1943. Entre sus obras de ficción, destacan las novelas "Las noches de Carmen Miranda" y "Travesía del hombre lobo", y el conjunto de cuentos "Frutos extraños" También es una de las más destacadas investigadoras sobre escritura de mujeres en Hispanoamérica, tema que ha volcado en numerosos libros.
Zona de promesas
Javier Rodríguez. Provincianos, 2021, 159 páginas.
LUN, 11 de febrero de 2022
Narrar experiencias de trabajo es quizás demasiado terrenal o mundano para los escritores nacionales. El mundo laboral aparece escasamente con fuerza en la literatura local de los últimos años. Esto hace, de algún modo, que Zona de promesas, de Javier Rodríguez, se convierta en una novela particular, pues se enfoca en el trabajo, las tensiones producidas entre el sustento económico y los principios.
Pablo es un joven periodista, soltero y sin pareja. Su padre le consigue su primer trabajo: asesor comunicacional de Jaime Álamos, diputado de extrema derecha, de origen alemán, que pretende llegar a senador.
Desde las primeras páginas del libro, el protagonista manifiesta su incomodidad con el ambiente y el trato que recibe. Tanto el diputado como su círculo íntimo hacen notar a Pablo la brecha de clase y la función menor que este desempeñaría en el equipo.
La presión que siente el protagonista se va acrecentanda a lo largo del volumen y, aunque cumple muy bien con sus labores, no logra encajar el trabajo con su vida. Este descalce, tal vez buscado por el periodista, lo lleva a explorar otros ambientes, donde ocupan un lugar importante Rosario, estudiante universitaria, y Rita, drag queen profesional. Ambos personajes contribuyen al despertar de Pablo, ya que son tenaces en presionarlo para que vaya más allá de su vida de burócrata.
Un terreno importante en esta narración es el periodístico. Con bastante detalle se describen las costumbres y las formas de relacionarse entre los profesionales de la prensa. El aspecto más paradojal es la mala fama que adquiere quien trabaja para un político de ultraderecha. Interesante resulta que el libro denuncie una suerte de doble estándar: Pablo percibe una suerte de crítica constante por llevar la prensa y redes sociales del diputado, incluso de colegas que también trabajan para la ultraderecha.
Así el joven oculta su trabajo, se avergüenza de él, pero no ve otra posibilidad de sobrevivencia. Está claro que él no es un tipo de izquierda y, aunque piensa algunas cosas que no son de derecha, no tiene mucho interés en tomar alguna definición partidista. Desgraciadamente, el volumen no termina por explorar en profundidad este aspecto y eso afecta su desarrollo, ya que no sabemos si en los sucesos en que se ve involucrado el protagonista actúa plenamente consciente o se deja arrastrar. En contraste, la historia destaca su melancolía, una sensación que denomina "rara", que lo atrapa cuando sospecha el fin de las
breves situaciones de felicidad.
Rodríguez es mesurado en sus descripciones de ambientes, personajes y estados emocionales. Su prosa es dúctil y la estructura de la trama se basa en una progresión del personaje que resulta acertada. Igualmente es adecuada la presencia de las dos mujeres que vendrán a cambiar la vida del protagonista. El único exceso es la inclusión de un extenso relato escrito por Rosario, aspirante a escritora.
La ingenuidad de Pablo, su dependencia familiar, el estar atento al qué dirán, su sensación de fracaso y la falta de capacidad crítica y autocrítica son algunos de los aspectos mejor elaborados en esta novela. Su intimidad es narrada con una pesadumbre que no alcanza la tragedia. Este último aspecto resulta importante en cuanto rasgo generacional. Más que un salario exacerbado, lo que el personaje anhela es un trato digno. Bastante bien ha resultado esta primera novela de Javier Rodríguez. Habrá que seguir su pista.
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Javier Rodríguez, periodista de profesión, nació en Santiago en 1989. "Zona de promesas" es su primer libro.
Souza
Nina Avellaneda. Komorebi, 2021, 62 páginas.
LUN, 18 de febrero de 2022
Convengamos que parece absurdo afirmar que una novela puede ser literaria o no literaria. Sin embargo, este aparente desatino tiene una justificación teórica, porque existen las novelas literarias (también llamadas metaliterarias), cuyo tema principal es la propia literatura; es decir, en ellas hay una fuerte reflexión sobre el arte de la escritura y la figura del autor o la autora. Souza, de Nina Avellaneda, es una novela literaria donde se interpela al género a través de una historia enigmática y oscura.
Cercano a los cuarenta años, nacido en Brasil y avecindado en Chile, donde trabaja desde hace mucho como albañil, J. M Souza es el protagonista de este volumen. Un hombre solitario, poco sociable, fanático de la bossa nova, que un día cualquiera conoce a Luiza. Aun cuando la narración se enfoca en Souza, la mujer, que es actriz, tiene un lugar importante. Ella es todo lo opuesto a Souza: dramática, arriesgada y dialogante. Pese a esta abismal diferencia de caracteres, ambos comparten una enorme sensibilidad artística. Este rasgo les permite construir una singular amistad, en la que la individualidad se mantiene siempre resguardada.
El relato, en tercera persona, contiene breves fragmentos donde se expresan dos voces en primera: la autoral y la de Luiza. No son excluyentes, eso sí, lo cual permite que los dos personajes se unifiquen y distancien, y nosotros dudemos cuándo narra cada quien. La ambigüedad engrandece la propuesta de Avellaneda, ya que nos lleva a sospechar sobre la coincidencia posible entre Luiza y la autora.
Así aparece uno de los temas preferidos de las novelas literarias: el doble. No solo la autora y la actriz se enfrentan a su doble, sino también Souza. Esta secuencia de espejeos entre los personajes convierte a la novela en una suerte de caja de resonancia, donde cada individuo tiene eco en otro. La cadena de duplicados podría implicar que, en último término, todos los personajes sean las caras de una figura única.
En la página 49 se lee: "Amar abierto a la posibilidad de ser arrasado, me parece que eso es lo que Souza ha elegido cada vez que conoce". Destaco acá esta expresión: "me parece". Dicha por la posible narradora-autora que en primera persona enfatiza su subjetividad ante su personaje y, principalmente, sus límites: no es omnisciente y por lo tanto no puede acceder por completo a Souza. La voz amoral tiene un tope con su propia creación. Sin
embargo, en ese mismo gesto, el libro exhibe un grado considerable de mesura, porque no permite que los personajes se independicen y comiencen a actuar por su propia cuenta.
Al eludir la tentación de caotizar el relato, Avellaneda da cuenta de una madurez importante, ya que pretende resaltar la imposibilidad del narrador de abordar la totalidad de un personaje y, en una de esas, de todo lo narrado. En todo caso, el gran acierto del volumen es negarse a reproducir el amor romántico como centro excluyente de la historia, más aun, el conflicto tiende a escabullirse constantemente.
Avellaneda ha crecido literariamente una enormidad desde sus anteriores libros. Ha dejado atrás su estilo lírico, sumergiéndose en una articulación filosófica y metaliteraria de manera impecable. Acá hay lecturas, reflexión y, por sobre todo, un estilo ficcional elegante, austero y tan ambiguo como sus personajes.
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"Souza" es la tercera publicación de Nina Avellaneda. Las anteriores son los volúmenes de cuentos "Heroína" y "La extravía". La autora nació en Limache en 1989.
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Crítica Literaria Las infames,
Patricia Cerda; La Virgen de la Patagonia,
Jorge Baradit; Santiago cuerpo a cuerpo,
Lucía Guerra; Zona de promesas,
Javier Rodríguez. Souza,
Nina Avellaneda.
Por Patricia Espinosa
Publicado en Las Últimas Noticias, del 21 de enero al 18 de febrero de 2022