Proyecto Patrimonio - 2022 | index |
Patricia Espinosa | Autores |







Crítica Literaria

Por Patricia Espinosa
Publicado en Las Últimas Noticias, del 25 de febrero al 25 de marzo de 2022




.. .. .. .. ..

 



Grafitis humanos
Enrique Herrera Ibáñez. Ediciones de la Lumbre, 2021, 163 páginas.
LUN, 25 de febrero de 2022

Aun cuando ya no es posible pensar que sexo y género están atados unidireccionalmente, hay sectores que persisten en utilizar la violencia contra toda forma de vida disidente. Grafitis humanos, de Enrique Herrera Ibáñez, es una novela en torno a la homo y transfobia y las formas de resistencia que a veces se vuelven frágiles ante tanto abuso.

Pablo Donoso es el encargado de narrar la historia de Mario Marambio y su tránsito a Glenda, una chica oscura, irascible, emotiva, con conciencia política, que coopera con ollas comunes y que realiza activismo a través de redes sociales. Su video contra el presidente del país se vuelve viral y le acarrea incluso amenazas de muerte.

Las relaciones más importantes de Glenda son con su pareja, Gastón Brito, alias El Gato, y Pablo Donoso, amigo de infancia, compañero de mil carretes y confidente amoroso, un tipo pragmático, de buen pasar, alegre, con una amplia red de amigos y un enorme afecto hacia Glenda. Su principal función es servirle de paño de lágrimas. Sus recomendaciones, en cualquier caso, son totalmente ignoradas por su amiga, quien va y viene, tomando decisiones, según Pablo, siempre equívocas.

Pablo funciona en el libro como un supranarrador que se dirige directamente a Glenda, a ella le habla, recuerda y solicita que regrese. A Glenda llegamos a conocerla solo de manera superficial, y no por una incapacidad del relato, sino porque es una incertidumbre, incluso para ella misma. Así, el devenir trans se asocia a una constante y vertiginosa performance.

Herrera Ibáñez narra con la soltura de la oralidad, se apropia de neologismos, elabora diálogos con naturalidad, escribe sin recargamientos, apegado a la frase corta, a la velocidad. Los capítulos están armados como escenas breves, donde Pablo se muestra rudo y siempre dispuesto a recordar anécdotas sexuales con trazas de humor: "Salimos al pasillo y tomamos el ascensor. El tipo andaba con unos mocasines horrendos, pero era peludito, y yo a los ositos les perdono todo. Antes de que se abrieran las puertas, me di cuenta de que el mino tenía semen en el antebrazo del polerón". Pablo, sin embargo también deja espacio a la dulzura. Así se dirige a Glenda: "Prométeme que me avisarás con un temblorcillo frío cuando esté a punto de cagarla. No me dejes solo, amiga"; "Acompañarte en tu anarquía era como abrazar desnudo la punta de un iceberg que se está derritiendo".

Favorablemente, Glenda no es romantizada, lo que permite alejar la historia del imaginario angélico, reforzando su humanización y sus convicciones. Según ella, "operarme es darles la razón a los que piensan que mi cuerpo es un error y que, para ser mujer, debo tener los genitales que la ciencia binaria ha decidido que debo tener entre las piernas". Lo más valioso del libro es la suma de esta postura combatiente con la conciencia de clase que posee Glenda.

Los problemas vienen más bien por el lado del narrador: limitar la homosexualidad al estereotipo de la loca es un error. El relato podría haber ido un poco más allá con Pablo, diseñándolo de una forma menos unívoca y cliché. En todo caso, Grafitis humanos es una novela sobre la ausencia, sobre aquellos que se quedan esperando. ¿Qué pasó con Glenda? Es la interrogante que la narración trata de responder sin cerrar con ello la incertidumbre sobre su destino.

____________________________________
La novela "Grafitis humanos" es el primer libro de Enrique Herrera Ibáñez, quien en 2010 publicó el texto "Réquiem para un hijo" en el volumen colectivo "Informe Valparaíso". El autor nació justamente en Valparaíso, en 1981.

 

 

 


Los asuntos del prójimo
Ramón Díaz Eterovic. Lom, 2021, 226 páginas.
LUN, 4 de marzo de 2022

A nivel latinoamericano, la novela negra tiene entre sus cinco o seis autores más destacados a Ramón Díaz Etérovic. Su saga protagonizada por el detective privado Heredia lleva más de treinta años publicándose, en casi una veintena de entregas impecables. Todo un récord si pensamos en sujetos cuya "carrera literaria" suele constituirse —con suerte— por un par de libros.

Los asuntos del prójimo toca una vez más a los poderes: esta vez la directiva de una iglesia evangélica. Cada una de las narraciones de Díaz Eterovic se centra en instituciones o figuras de autoridad corrompidas, como militares, políticos, policías, el poder judicial e incluso la crítica literaria (si es que la consideramos algún tipo de poder).

Lorena Morán, estudiante universitaria, ha desaparecido. Mientras la policía trabaja para dar con su paradero, su pareja, Helena Vander, contrata a Heredia. La búsqueda de la joven se realizará a dos bandas, ya que él y el detective Chacón comparten información. Este vínculo tiene un carácter afectivo: el joven policía le recuerda a Heredia a un viejo compinche.

La contraposición temporal es uno de los aspectos más valiosos de la novela. El investigador no busca dejar atrás nada, así va por la vida cargado de mitos y utopías, entre ellas la verdad, la justicia y el placer por la literatura. Estos tres vectores confluyen en un personaje símbolo de la derrota, pero también de un optimismo a toda prueba.

Y aunque ya acumula sus años, la actitud seductora del detective no desfallece. Por eso la reaparición de su primer amor es una nueva oportunidad: Griseta Ordóñez vuelve del extranjero y se instala en un departamento vecino al de Heredia. Asimismo, de nuevo concurren otros personajes habituales en la saga, como Anselmo, ex quiosquero y aficionado a la hípica; el gato Simenon, que opera como la conciencia del detective, y el Escriba, narrador de las vivencias de Heredia.

Desde el primer caso, nuestro protagonista le ha contado al Escriba sus avatares, dando como resultado la publicación de una serie de novelas. Ahora el Escriba se encuentra hospitalizado por una grave enfermedad. Es de esperar que no se nos muera, porque hasta ahí llegarían las andanzas del detective. La vinculación de Heredia con la literatura es de nivel superior. Las alusiones a sus autores de cabecera son recurrentes: Honoré de Balzac, Charles Dickens, George Simenon, Jorge Teillier, Rolando Cárdenas, Julio Cortázar, Luis Cornejo. Esta galería conforma el ideario del protagonista y del libro. No son solamente citas, nombres lanzados al azar, sino parte central del discurso del detective.

Cada mención a estos autores es profunda y novedosa. Heredia es un personaje bien situado, en constante interacción con el contexto, lo que complejiza su método de trabajo, que siempre comienza por identificar a cercanos a la víctima y los vínculos con el poder y el dinero. La reflexión del detective es no lineal, va de un lugar al otro, dando saltos que permiten descubrir relaciones entre personajes que parecerían impensables. Sin embargo, logra extraer de ese aparente caos un eje articulador, una verdad.

Nuevamente Díaz Etérovic ha elaborado una narración contundente, con una trama movediza, llena de indicios y con una feroz crítica al poder religioso. En buena hora, Heredia se encuentra en un gran momento y afortunadamente muy lejos de la idea de jubilarse.



______________________________________
"Los asuntos del prójimo" es la decimoséptima novela de Ramón Díaz Eterovic protagonizada por el detective privado Heredia; la primera apareció en 1987. Nacido en Punta Arenas en 1956, el autor también ha publicado seis libros de cuentos y tres de poesía, y numerosos relatos para niños.


 

 


Violeta
Isabel Allende. Sudamericana, 2022, 393 páginas.
LUN, 11 de marzo de 2022

Los cien años de la vida de un personaje recorre Isabel Allende en esta, su nueva publicación. Violeta es una novela épica que abarca la historia de un país latinoamericano, de una estirpe y de una mujer privilegiada, pero no por ello menos expuesta a una cadena de sinsabores.

Entre dos pandemias corre la vida de esta mujer que nace en el seno de una familia rica en 1920 y que muere un siglo después. Los malos negocios del padre los llevan a la pobreza y al descrédito social, por lo que se trasladan a un poblado sureño e inician una nueva vida. El hermano mayor será el encargado de sostener a la madre, hermanos, tías y servicio doméstico.

El relato es llevado por Violeta, quien ya en la ancianidad se dirige a Camilo, su nieto, el gran destinatario de sus recuerdos. Este recurso, de diálogo unilateral, otorga a la memoria un lugar de vital importancia. Violeta tiene la urgencia de dejar como legado la escritura de su vida. El paso de los años permite a la protagonista sopesar algunos de sus errores y encontrarle un verdadero sentido a su existencia.

La narradora es presentada en diversos momentos de su larga vida, lo que permite el repaso de muchos hechos históricos relativos a un país que, si bien no es mencionado, es asociable fácilmente con Chile. La novela establece así vínculos con terremotos, golpes de estado, crisis financieras y pandemias. Todo de manera más bien trivial y apresurada. Solo en la dictadura hay un poco más de detenimiento, aunque el recuento superficial continúa.

Es innegable que con esto el libro gana en rapidez, y si a ello le sumamos la permanente inclusión de múltiples tensiones, tenemos los dos rasgos más valiosos de la novela. De ese modo, el relato se deja leer a toda velocidad provocando incertidumbres a cada momento, tal como ocurre en un melodrama por entregas, hecho para atrapar lectores. Sin embargo, lo meritorio puede ser también una desgracia. En este caso, los sucesos son abordados desde un punto de vista general, como una mera escenografía por donde se desplaza la protagonista.

Respecto a ella, habría que señalar que su rebeldía pasa por la amplia cantidad de parejas que tiene hasta una avanzada edad, cierta desatención en el cuidado de sus hijos y su testarudez por los negocios que la llevan a enriquecerse. Tres características culturalmente asociadas a los hombres que no resultan suficientes para calificar a este personaje como progresista. Más aun, Violeta busca constantemente la validación masculina, con lo que su pretendida rebeldía solo logra generar algo cercano a lo excéntrico o poco común.

Isabel Allende es una máquina generadora de novelas con una gran preocupación por las figuras femeninas, pero su punto débil sigue siendo la superficialidad, de punta a cabo, de todo aquello que produce. Este volumen parece haber sido escrito con apuro, obligado a ligarse a la contingencia del país y del mundo, ya que incluye pandemia y feminismo; sin embargo, no pasa de ser un libro pegado a una representación de la mujer de una élite, lejana incluso a sus contemporáneas que se la jugaron en diversos frentes por conquistar derechos para las mujeres. A Violeta la historia de las luchas feministas le pasa por el lado, porque se encuentra dominada por un modelo de vida masculino.

Leer una narración pretendidamente feminista y para peor atrapada en un formato tan retrógrado como la épica no constituye aporte alguno, sino una oportunidad derrochada por una autora tan leída como Allende.

 

__________________________________________
Isabel Allende nació en Lima en 1942 cuando su padre, un diplomático chileno, estaba destinado en el Perú. Su primera novela, "La casa de los espíritus", apareció en 1982 y se convirtió de inmediato en un bestseller. Desde entonces ha publicado sin parar más y más novelas y varios libros de corte autobiográfico, vendiendo todo como pan caliente.


 

 


Tierra larga
Felipe Sasso. Ediciones del Gato, 2021, 137 páginas.
LUN, 18 de marzo de 2022

El paisaje es parte esencial de estos relatos de Felipe Sasso. Tierra larga es un libro sombrío, donde la vida se experimenta de modo aletargado, somnoliento, y en el que cada personaje se ve arrastrado por los espacios que los acosan y que determinan sus vidas presentes y futuras.

Lo que impresiona es que, pese a esta atmósfera decadentista, lo que menos hay en estas narraciones es desesperanza. Sasso presenta a una serie de personajes que, si bien parecen perdidos o faltos de un propósito, poseen una enorme voluntad de sobrevivencia, unida a una capacidad de asombro, por lo que pasan de la indiferencia a la fascinación como etapas de un proceso de auto-conocimiento siempre abierto.

Junto con los contextos, uno de los niveles mejor elaborados del volumen son los personajes. "Margarita Arancaya quiere ir a Marte" es una de las grandes piezas del conjunto. La protagonista es una niña aymara, estudiosa, cumplidora, que disfruta con el aprendizaje. Por ello, con total delicadeza ha dedicado su tiempo a elaborar su tarea —una réplica a escala del planeta Marte—, pero le queda un largo viaje hacia la escuela. Con una prosa desnuda y una mirada siempre pegada a la protagonista, la historia nos adentra en la grandeza de lo cotidiano sin glorificar ni menos victimizar al personaje.

La fuerza de lo rutinario está siempre presente en estos relatos, que tienden a focalizarse en hombres solitarios. En "Bosque de olivillos", otro de los puntos altos del libro, el narrador observa al protagonista que acaba de salir de la cárcel y señala: "Le gustaba eso, tener un objetivo, aunque fuera algo insignificante como encontrar una dirección; era un cambio importante respecto a su vida en la cárcel, donde la monotonía de la rutina lo ahogaba casi tanto como el encierro mismo". Este y otros protagonistas no buscan eliminar la rutina, sino cambiarla por otra, permitiendo que emerja una idea casi paradójica de la libertad. La rutina les otorga arraigo, seguridad, desvinculación con los riegos del día a día.

Un personaje frecuente en estas narraciones es un joven periodista. Se trata de un tipo entusiasta, pero algo ingenuo, pues posee altos valores sobre el ejercicio periodístico. "Circo pobre" nos ubica en un diario regional, donde hay pocas ventas y todos hacen de todo, particularmente en lo que respecta a un estudiante en práctica. "La cueva" también tiene a un periodista protagónico que trabaja para una revista de viajes y que vive una extraña experiencia en un bosque de la Patagonia. La descripción de la naturaleza es profunda, detallista, lo que permite que se pueda leer en clave fantástica. El tercer relato con un periodista, esta vez de coprotagonista, es "La visita". La historia está centrada en un anciano que vive aislado por voluntad propia. Su vida calma es interferida por la llegada de un afuerino, el periodista. Si bien el perfil del anciano es acertado, todo lo demás es frágil y apurado en su resolución; además, no se profundiza en el personaje secundario.

Hay relatos breves que requieren sin duda reelaboración; sin embargo, al mismo tiempo, hay otros destacables en su factura e incluso impecables, como "Lo malo del fin del mundo". En su conjunto, el volumen posee más aciertos que debilidades y destaca por una prosa íntima, que va mezclando velocidad y calma, para construir un enfoque minimalista que termina iluminando existencias y vindicando la soledad.

 

___________________________________
Felipe Sasso, periodista de profesión, nació en 1986 en San Vicente de Tagua Tagua. "Tierra larga" es su primer libro.


 

 


Islas de calor
Malu Furche. La Pollera, 2022, 137 páginas.
LUN, 25 de marzo de 2022

La ciudad hierve, la temperatura frisa los cincuenta grados. Los habitantes de la ciudad se muestran aletargados, delirantes, mientras intentan sobrevivir al calor y a la falta de agua y alimentos. Una crisis ambiental y personajes femeninos potentes son el núcleo de esta primera publicación de Malu Furche.

Islas de calor es un volumen sobre una catástrofe ambiental que está recién empezando. Una temperatura que no para de subir asola a un conjunto de angustiados personajes. Las mujeres son las protagonistas de estas narraciones que pueden leerse de manera autónoma o como capítulos de una novela. Tal configuración resulta ejecutada con precisión; los vínculos entre las distintas partes son expuestos casi al pasar, como indicios muy menores, pero orientados a dar cuenta de una trama interconectada.

Son cuatro historias, de larga extensión, construidas a partir de una voz narrativa en tercera persona concentrada en delinear un personaje distinto cada vez. La autora no se apoya en ningún cliché para presentar a mujeres complejas, que no se muestran con facilidad y que poseen una voluntad férrea para conseguir sus objetivos.

La muerte, la descomposición de los cuerpos enfermos, la locura, el desvarío y el sexo conforman un circuito enlazado por la maldad. Los personajes ejercen el mal o son acosados por este. Su presencia es sinuosa, torcida; incluso pareciera que el enfoque del libro manifestara una suerte de placer en mostrar su despliegue. En "Vivir así", el narrador describe a la protagonista, una asesora del hogar, quien se enfrenta al cadáver de su jefa de la siguiente forma: "Rozará su cuerpo jorobado, le pasará la nariz por el cuello, las axilas, los pies. No habrá olor. Meterá los dedos en su boca blanca, nariz chueca, vagina cerrada. Las sentirá áridas, marchitas. Acariciará el cuerpo con ganas, como a ella le gustaría ser tocada". Por desgracia, cierto tono clasista se filtra en el relato, afectando su desarrollo.

Furche tiene el don de dar un tono repulsivo a cualquier situación, por más anodina que esta sea. Enorme acierto que permite clausurar el sentido común y la crítica a la perversidad. En cualquier caso, no es una apología del mal a lo que nos enfrentamos, sino a una estética despojada de símbolos, una estética material donde se conjugan el deseo con la profanación de lo sagrado.

"La Atacama (o los que no vuelven)" es un punto alto en este conjunto, donde se entrelazan la historia política del país con la vida de un pequeño grupo de marginados que, en apariencia, solo pretenden sobrellevar la hecatombe generada por el calor. Una fuente de soda, de esas de la vieja guardia, es el sitio por el que circulan diversos parroquianos, a los que se suma un pequeño grupo de músicos que tocan por alcohol y comida. Tiare es una joven habitué, la Rusia es la garzona y Susi es la dueña, el personaje central, una mujer en sus cuarenta con aspecto de postpunk, ruda, pero de manera verosímil. No es un esperpento de agresividad, tiene un lado afable, pero también posee un vínculo secreto con militares y represores de la dictadura. Este último aspecto permite que el relato dé un giro espeluznante, bastante bien ejecutado.

Un primer libro tiene dos posibilidades: mostrar que hay talento o que lo mejor será seguir publicando para los amigos. Malu Furche, en su inicio literario, demuestra pertenecer a la primera categoría. En su escritura hay madurez al momento de trenzar la novela con el cuento y originalidad en la forma cómo aborda la maldad.

 

________________________________________
Malu Furche nació en Temuco en 1988. Magíster en literatura creativa, es guionista del documental "Robar a Rodin" y de la serie televisiva infantil "Zander". "Islas de calor" es su primer libro.




 



 

 

Proyecto Patrimonio Año 2022
A Página Principal
| A Archivo Patricia Espinosa | A Archivo de Autores |

www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza.
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
Crítica Literaria
Grafitis humanos, Enrique Herrera Ibáñez; Los asuntos del prójimo, Ramón Díaz Eterovic; Violeta, Isabel Allende; Tierra larga, Felipe Sasso; Islas de calor, Malu Furche.
Por Patricia Espinosa
Publicado en Las Últimas Noticias, del 25 de febrero al 25 de marzo de 2022