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"Rodas" de Juan Cristóbal Romero
Ediciones Tácitas, Santiago, 2008. 59 páginas

Notable rigor métrico

Por Pedro Gandolfo
Revista de Libros de El Mercurio. Domingo 01 de Febrero de 2009



Rodas de Juan Cristóbal Romero (1974) es un conjunto de poemas que, desde una primera lectura, llama la atención debido a la rigurosidad de su factura. El tono cotidiano de algunos poemas se combina con la inclusión, en otros, de personajes históricos, tales como Luis de Molino, Duarte Barbosa, Felipe II o Juan Rodríguez Mafra, por citar algunos, inclusión que se halla plenamente justificada. Y es que Rodas, a pesar de todas sus referencias y temas, no pretende demostrar cierta cultura (un riesgo evidente) ni tampoco encandilar por su dominio del lenguaje. Desde su inicio, con la décima "Muchacha Descalza", ya sabemos a qué atenernos. Porque en ella, precisamente, se genera un temple y una sensibilidad, que es lo esencial, el común denominador que atraviesa este poemario.

Juan Cristóbal Romero ha publicado anteriormente Marulla (2003) y la traducción del Libro Segundo de las Cartas de Horacio (2006), aparte de sus notables trabajos como antologador de la obra de Armando Uribe y Alberto Rubio. Tenemos, en consecuencia, los resultados de un poeta interiorizado en la versificación latina y en los recursos fónicos y fonológicos de la métrica española (pensamos en el influjo de Armando Uribe y, en general, de la poesía del Siglo de Oro español).

Planteado como un solo cuerpo, sin capítulos o divisiones, Rodas está compuesto por cuarenta y tres poemas. Su factura, ajustada a la sensibilidad del autor, crea un espacio de lectura intenso, en el que predominan poemas estructurados y medidos de la manera tradicional. Hay también en él textos que responden a un ritmo más personal, no dejando de lado, eso sí, el precepto de Eliot (y que el mismo autor cita en la introducción de su antología de Armando Uribe, "El Viejo Laurel") de que "todo verso debe ser contado". Así, por ejemplo, nos encontramos con "Ciclistas", un poema de corte íntimo y anecdótico (y que no se contrapone a otros textos del libro, donde Romero asume distintas voces): "Volvíamos al refrescar el día/ por jardines con rejas de altas lanzas/en rendición./ Que no te prometí en esa abundancia./ La edad pasó. Los tiempos no han dejado/ más ocasión para ofrecer promesas". En este poema (que no hemos reproducido en su totalidad) los endecasílabos son mayoría, sin embargo, también el ritmo es alimentado por un octosílabo, un eneasílabo y un pentasílabo (el penúltimo verso), logrando de esta manera una suave musicalidad en correspondencia a su contenido.

En este sentido, la presencia de la métrica -que es una especie de leit-motiv- sobresale afianzando aspectos que, de otra manera, podrían permanecer a la deriva. El autor de Rodas ha querido ocupar variados recursos de la lírica tradicional (incluidas también las "falsas rimas", en palabras de Uribe, o "rimas sordas" en sus propias palabras) para establecer una suerte de red que envuelva y retenga los elementos conceptuales y poéticos del texto sin que por ello éste adquiera una atmósfera falsamente arcaizante.

No podemos obviar un poema que rescata la estrofa manriqueña, ajustado con exactitud a los requerimientos de dicha fórmula. Se trata, sin discusión, de un conjunto de versos plenamente logrados, "Túmulo a Magallanes": "Cinco heridas graves guardo/ y en todas, la de menos/es mortal./ Me han herido cinco dardos/ con su filo y su veneno/ por igual". Finalizando: "Bajo las flores del huerto/ blancos gusanos me ahondan/ la mollera./ Ni una fosa me han abierto/ donde allegar mi redonda/calavera". Y es que el navegante portugués forma parte de una manera transversal, se advierte, junto a otros célebres personajes, del itinerario poético de Rodas, cuyo título insular nos lleva hacia una valentía en el decir, ensanchando nuestro joven panorama poético, sentando un precedente en el lenguaje, enriqueciéndolo, y otorgándole nuevas y sólidas posibilidades.

Notable nos parece también el poema "Ercilla", donde el autor de La Araucana, a través de Romero, y con una buena dosis borgeana, expresa haber "ambicionado la gloria y la riqueza", habiendo "cosechado", por el contrario, "la nada, el menosprecio y la vergüenza". El remate del poema, además, realiza con plenitud las expectativas del lector, porque "el premio no consiste en alcanzarlo/ sino sólo en haberlo merecido".

En resumen, un poemario en que se despliega buen oído, oficio y rigor en el gobierno de su arte y una sensibilidad que oscila con originalidad y lucidez entre lo cotidiano y doméstico, de un lado, y la historia y las referencias clásicas, del otro.


 

 

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"Rodas" de Juan Cristóbal Romero.
Ediciones Tácitas, Santiago, 2008. 59 páginas.
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