[Y las cosas algunas]
                        Y las cosas algunas
                Y la tinta que corre
                Y regreso al papel
                Mi papel
                Mi rosa encarnada
                Jugarme
                Entre estos entrecortados
                Minutos
                Clavados sobre la hoja
                Con una cabeza
                Aún más grande que esta habitación
                Y unas manos gigantes
                Separando, una,
                Distribuyendo los naipes,
                La otra.
                
                Si muero ahora, si no respiro
                Previa una bocanada
                De perfume
                Previa una mirada
                A mi rosa
                Previo el cielo más ancho
                Aún que mi cara
                Y que mis manos
                Afanadas
                En poner el último leño
                En poner la última letra
                A la boca del fogón
              
          
                  
                      [Definir]
               Definir. Puede ser.
                Mejor predecir.
                Dejar constancia de los hechos
                entrevistos a medias.
                El viaje. El tacto.
                La espesura de tu cuerpo
                teórico y práctico.
                Es falsa la ardilla.
                Camuflado el rinoceronte.
                Y en tránsito el conejo.
                ¿Qué te trae así la vida
                de entre las sombras?
                Me odias porque no hago uso
                de los heterónimos.
                Coger con mi red
                las estrellas.
                El juguete próximo.
                Tu figura de ola rodeada
                por mi trémulo abrazo.
                Hurgar y predecir.
                Chau. Adios. Hasta siempre.
                Hasta no verte
                y hasta no conocerte
                y hasta olvidarme
                de cómo existía en ti.
                No definir.
                Tu experiencia la cubre
                tu palma así extendida:
                hacia el escritorio
                o hacia el ocaso.
                Mi cuerpo se mide
                hasta tu útero 
                y otras palpitaciones,
                aunque sin específico espacio.
                No he inventado ser peruano:
                nuestra cara de triste obligatoria.
                Pero quiero inventar ser caribeño:
                fulgor de culos macizos,
                de juego eterno y de alegría.
                No me quieres
                porque no me doy en heterónimos.
                Y no me puyas.
                Y tu marco teórico
                me lleva el pie, la pinga,
                el tamaño costado.
                No elegí nacer en un barrio pobre.
                Ni, mucho menos,
                dentro de un hogar archimillonario.
                No fui lo que no soy.
                Pero me interrogo.
                Y a ratos te follo.
                Y a ratos te cojo las tetas,
                las sopeso así,
                goloso y deslumbrado.
                Qué bonito cuerpo tienes,
                de una sola ola,
                voluptuoso y quebrado.
                No definir. No hacer caso de los heterónimos.
                Porque han de ser ciertas
                estas mismas sensaciones:
                tus muslos me llevan
                a otros. Tus besos
                a unos que di, cuando adolescente,
                al lado de un fétido basurero.
                Transporte de orgasmo y de alegría.
                C'est tout.
              
                        
                [Sobre el cemento fresco]
               Sobre el cemento fresco
                  
                del mudo mar de mi ciudad
                
                --entre los tristes botes
                
                del muelle de pescadores--
                
                echo mis redes. Desanudadas
                
                mis preguntas
                
                son unos desechos más
                
                sobre la imantada superficie.
                
                Sombras efímeras
                
                mis anhelos.
                
                Quiero morir. Morir.
                
                Ponerme al día,
                
                como dijo alguna vez de viejo
                
                mi cansado padre.
                
                Quiero morir
                
                y hacer todo de nuevo.
                
 
                . .. .. . .... .. .. . .. .. . .. .. . .. .. .. . .. . .. .. . . (Escrito probablemente en 1984)
                
              
                        
                    ¡Rompe Saraguey!
               No creo en gelman
                  
                No creo en kozer
                
                No creo en zurita
                
                Menos en milán
                
                Tampoco en otro garcía
                
                Aunque sea montero.
                
                El maquillaje
                
                Los traiciona. La mirada
                
                Los delata.
                
                No son poetas. Jamás
                
                Lo han sido. Su obra
                
                Es un desperdicio del tiempo.
                
                No sus mañas.
                
                Políticos, funcionarios,
                
                Árbitros y racioneros
                
                De la imaginación
                
                Por estos feudos.
                
                Te descuidas y te endilgan
                
                Alguno de sus halagos.
                
                Y entonces,
                
                Escapas de la caverna
                
                De la opinión para figurar
                
                En el entremés como telonero.
                
                Voceadores profesionales
                
                Demiurgos al centavo.
                
                Preferible creer en la anti-poesía
                
                Pero no de don de Nicanor Parra.
                
                Creo en Rafael Cadenas
                
                Creo en Alejandra Pizarnik
                
                En varios versos de Javier
                
                Sologuren
                
                Que hasta el día de hoy me acompañan.
                
              
                        
                Deja sonar la música
               En medio de ciudad tan triste
                  
                y de nuestras propias miserias,
                
                éstas del cuerpo...
                
                Como un niño acorralado
                
                y sin regalos.
                
                Con un huevo de años
                
                sin mirar a Dios
                
                directamente a los ojos.
                
                Asómense.
                
                Sin un culo espléndido
                
                llenándonos la cama.
                
                Sin ese Dios y sin ese culo,
                
                entonces.
                
                Y con todos estos años
                
                traídos como en carretilla.
                
                Alturas ya vertiginosas
                
                las del acumulado deseo.
                
                Cima que es acaso
                
                nuestra talla verdadera.
                
                Denso, oscuro y blasfemo incienso.
                
                
                
                
                Para Billie Holiday
                        Si no fuera por tu sentido del humor,
                querida.
                Si no te inhibieras en destruir, oradar
                mi corazón con tus canciones.
                Creyera que el corazón
                de verdad existe.
                Me creyera
                el corazón
                y me creyera yo mismo
                a esta hora.
                Pero esa manera
                de hacerme llorar
                sobre la leche derramada
                y consolarme luego
                porque nada ha pasado
                en verdad
                absolutamente nada
                sobre este valle
                de fantasmas erizados.
                Y mi hermano mayor que no acepta
                vayan a tener que limpiarle
                el culo cuando más viejo.
                Y todo el resto de mi familia
                fallecida ya, toda
                en un vagón de tren
                que me queda un poco lejos.
                ¿Qué clase de carrusel es éste?
                ¡Señores, qué vueltas me voy dando!
                Sin ti el aire sería de verdad aire
                y no esta pista que no tiene aire
                ni tiene tiempo
                felizmente
                
                y sí tus blandas manos, más bien
                y el cariño acorde
                con la batería y el saxo.
                Nada es de verdad, qué va.
                Solo esta música que lo envuelve a uno
                por completo.
                Y todo lo consuela.
                
              
                        
                [desamarrarme los zapatos]
               desamarrarme los zapatos
                  
                agujetas pasadores amarras
                
                de los pies fronteras tabiques
                
                candados secretos inquisiciones
                
                una pajarita de papel
                
                mejor si eres crítico y no sabes leer
                
                el perfil de aquella lejana montaña
                
                bajo nuestro tacto
                
                la palabra que es apenas una palabra
                
                y ya no es más una palabra
                
                una suerte de movimiento rotatorio
                
                más bien
                
                un gesto animado una succión
                
                al borde del único respiradero
                
                lo siento
                
                pero no puedo ser ya más didáctico
                
                como exagero
                
                a veces ante mis pacientes estudiantes
                
                salvaguardado por lo negro
                
                de mi alma por lo africano
                
                de tan oculto al sol de tan oculto
                
                y efervescente e inundado
                
                y ya mismo sumergido
                
              
                        
                [Por consideración con mis estudiantes]
               Por consideración con mis estudiantes
                No enseñaré más
                Por compasión con ellos
                No me verán más en el aula
                He comido del fruto prohibido
                Qué le vamos a hacer
                He desflorado
                Y tenido en una sola mano
                La cabeza atónita
                De la medusa
                
                No soy de esta época
                Excesivos han sido mis años
                Son mis recuerdos
                La luna cobijada como un pollito
                El diablo, el pobre, no el poderoso
                Apilado entre las calles
                Ubicuo
                Y yo escondiendo lo vivido
                Lo deseado
                Como una herida de muerte
                
                No soy del presente
                Cuido una flor
                De cementerio
                Y peino las canas
                Del poema
                Y lo engomino
                Porque lo necesita
                
                Por eso es que dejo
                de enseñar y dejo 
                mis bártulos y mis agujas
                de cazar moscas al vuelo
                de capturar arañas
                y auscultar mi corazón
                de mercurio mi alma
                de éter insoluble
                a este aire nuestro
                
                Y estas sabidurías
                ociosas y como extravagantes
                y también inútiles
                o poco prácticas
                e inaplicables
                y dolorosas y demasiado henchidas
                e invariablemente ocultas
                
              
                        
                Bondades del otoño
               A los poetas del 27
               Árbol amarillo,
                  
                árbol rojo,
                
                fruto del pino,
                
                en esta marea tan alta, tan alta
                
                sin vaivén
                
                ¿por qué somos diferentes?
                
                Mejilla de mi mar, amada,
                
                ¿por qué estás tan lejos?
                
                En este mundo intrauterino
                
                donde sabemos que el verano y
                
                el invierno son un juego. Todo está
                
                absolutamente calculado.
                
                Y el sol que no ocultan los naipes de las nubes aquí
                
                son brillantes jugadas de brillantes dados allá
                
                en lo alto de la noche.
                
                En este estado de cosas, muerto Lorca
                
                y también Cernuda y tantos otros
                
                y el prodigioso Guillén
                
                y Pedro Salinas con quien empecé a escribir
                
                y quizá incluso concluya,
                
                ¿qué aroma de las flores retener
                
                que se esfuma?, ¿qué agua
                
                que se escapa?
              
                Árbol amarillo,
                
                árbol rojo,
                
                fruto del pino,
                
                ¿habremos de volar al mar?
                
                ¿habremos nacido como el toro
                
                para el luto? 
                
                . .. .. .. .. .. .. . .. .. . .. .. .. . .. .. . .. . (Ithaca, New York, 1989)
              
                  
                  
                  Curso 316 (A John Kronik, i.m.)
               Fórmula de la poesía,
                  
                la vieja fórmula de Staiger:
                  
                uno en el otro.
                
                Este muchacho realmente mereció
                
                el novel eterno, el asombro permanente
                
                ante todas las cosas.
                
                Recuerdo mi primera experiencia
                
                poética:
                
                andaba apartado de un pequeño
                
                grupo de amigos (éramos adolescentes),
                
                caminaba en una noche rústica,
                
                crepitando algunas ramas secas
                
                y también mi corazón
                
                bajo mis zapatos.
                
                Me apoyé sobre una piedra grande,
                
                la noche se concentró en un punto (en mí)
                
                y alguien bebió dentro
                
                de mi pecho,
                
                y algo apagó sus manos
                
                en la noche (en mí).
                
                Uno en el otro,
                
                el otro en uno,
                
                como el viejo Staiger formulara.
                
                Y ahora que estoy por entrar
                
                al salón de clases,
                
                donde debo presentar a Bécquer
                
                y hablar del primer simbolista
                
                y del misterio y de todo eso,
                
                se me ocurre que Emil Staiger
                
                debería estar entre nosotros.
                
                O, si no, el amor.
                
                ¿Cómo vive esa rosa que has prendido
                
                junto a tu corazón?
                
 
                . .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. .. .. .. .. . (Poema escrito en Ithaca, N.Y., 1989)
              
              
                
          
                  
                      Salvarse por la salsa
               Encabúyalo y vuelve y tira.
                Como tu paso que al calor
                de los muslos de la hembra
                va y viene. Sin amordazarla.
                Permitiendo que se defienda.
                Midiéndola sin medirla.
                Un tirabuzón común descorchando
                al pasito
                las vastas ofrendas de la noche.
                Una comunidad donde el error
                se supera a punta de ritmo.
                Y donde dos son uno:
                hollándose y atravesándose
                a pesar de las sombras.
              
              
          
                  
                      [Asumimos el reto]
               Asumimos el reto
                  
                Una oriflama
                
                Justo a nuestra orilla
                
                Pensar está prohibido
                
                Hasta el baso sientes
                
                Hasta el corazón
                
                Controlas
                
                Cómo ser de esta época
                
                Cómo ser de otra época
                
                --desde estos anteojos--
                
                Hasta la cicatriz
                
                Que cándidamente borras.
              
                Enseñar poesía
                
                Saber torcerle el pescuezo
                
                Al gallo
                
                Menear el culo
                
                Sorber por emergencia
                
                La felicidad en emergencia
                
                No decir, rodear
                
                Y no decir
                
                Mezquinamente
                
                No decir.
                
                
                Amo a freud
                
                Amo a germán
                
                Ante cuya lápida estaré
                
                Hoy mismo
                
                Un poquito más tarde
                
                Un obrero haciendo psicoanálisis
                
                Un magnífico psicoanalista
                
                Ejerciendo de obrero.
                
                Se equivocó vallejo
                
                Se equivocaba
                
                Partir, entonces,
                
                Justo desde su error
                
                No, desde sus sonados aciertos
                
                Amamos la alegría.
                
                Amamos la noche
                
                Del pensamiento
                
                Y nuevamente la alegría
                
                Ben gala sobre estas oquedades
              
              
          
                  
                      [Ser una exquisitez una hostia]
               Ser una exquisitez una hostia
                Diría mi amigo Alan Smith
                Precipitado
                Malamente
                Bienvenido
                Es muy claro que el amor vino
                Esta vez
                Para quedarse
                Hechos grumos aquí
                Fulminantes entre las ramas
                De estos árboles
                Monstruosos
                Cual el picaflor aquél
                Bellos e impredecibles
                Pero qué se hizo
                El fruto
                El río levemente
                Encantado
                De la vida
                Olvídame
                Estoy en el cielo
                Danzando
                Mejilla con mejilla
                Pero la catadura
                De mis paisanos
                Es dura y rugosa
                Untar escrupulosamente
                El molde
                Les quiero hablar de la muerte
                Mezquinándome el oxígeno
                Y el amor de mis semejantes
                Solo y herido
                
                Y como empotrado
                En este paisaje lábil
                De lima
                Y peligroso
                Porque no pasa
                Absolutamente nada por aquí
                Me siento en la cama
                Y no sé por dónde
                Escaparme
                Decía el Perry
                Todos somos indígenas
                Por aquí
                Vistiendo la ojota española
                Y el mantón de manos
                Inhábiles
                Para hacer feliz
                A un ser humano
                El que ha conocido
                Una negra
                Y ha sido cocinado con ella
                Quizá pueda entenderme
                Pero sin embargo
                Tú dices tometo y yo digo
                Tomato
                Y se me caen las mandíbulas
                Por seguirte e intentar
                Dar contigo a expensas
                De lo que tú gustes
                Decirme
                Miren es muy fácil
                Dios está aquí
                Y punto y acabo
                El poema que se torna
                Excesivo por demasiado
                
                Elocuente
                Y punto con dios
                Que no es tan omnipotente
                Ni tan maravilloso
                Como creo
                Sino así nomás
                Como la poesía
                Que me halla
                Enganchado más bien
                Grapeado a aquella
                Negra de perfiles
                Cubistas
                Playa ante casi invisible
                Caña de pescar
                Pero quisiera soy
                De veras
                Similar a una hostia
                De puro agradecido
                Hechizos los del viento
                Sobre las ramas
                Y sobre mi cabeza
                Sin pelo
                De acuerdo acepto
                La fe y la esperanza
                Pero en el fondo de mí
                No creo
                Sólo palpo las cosas
                Y no retrocedo
                Por más que me halle
                Anonadado
                A ver a que te toco
                Como un insecto nocturno
                Sin hacerte notar mi poesía
                A ver cómo te infecto 
                Sin que te des ni cuenta
                Lector que jamás he necesitado
                Y a quien no conozco
                Pero quiero que sepas
                Que dios es lo de menos
                Que lo tienes de verdad
                Ya aquí contigo
                Y no es bonito ni alegre
                Sino algo así nomás
                Que no es digamos
                Como tú siempre
                Hubiste pensado
                Y sentido en la infancia
                Que no es tu amigo
                Qué va
                Ni un tu enemigo tampoco
                Sino alguien que te encuentras
                Por ahí y tú recoges
                Y termina necesitando de ti
                Como una alma en pena pues
                Como la ranita sin agua pues
                Como el picaflor que siempre te busca
              
              
          
                  
                      La mecha
               (César Vallejo en Valencia: Congreso de Escritores Antifascistas, 1937)
               Con el rabillo
                A contracorriente
                Arañas el flash.
                
                Rodeado de antifascistas.
                Húmedo y cóncavo para el pan.
                Desfondado ante las palabras
                Y sin pelar el diente
                
                Sorprendido
                En plena cultura
                Occidental
                
                Aunque tu cabeza sean dos:
                Es lo que no muestra
                Esta fotografía.
                Como a la Sudamérica
                De tu sien izquierda
                Corresponde el África
                Blanco oscura
                De la otra cien.
                
                Como al diablo sucede
                Alguien que llora
                Es tímido y acaso sonríe.
                
                Última cena de América.
                Y la primera de este mundo
                Multifásico en tres cuerdas
                En tres alas impúdicas
                Que arrastran y vuelan también.
                
                Vallejo enfermo
                Vallejo sano
                
                Miga que ya se ha hecho grande
                
                Vallejo
                Izquierdo
                Quemado
                Paralizado
                O erecto
                
                En la línea mortal
                Del equilibrio.
              
              
          
                  
                      'Ante las piedras de riesgo darwineano'*
               Parado en una piedra
                Como esperando
                A la espera
                De ver de ver
                Te procuro
                Y me aliño
                Para la cita
                
                Piedra antigua
                Y porosa
                De labios
                Y oídos
                Y gestos
                Inacabados
                De cariño
                
                Parado en una piedra
                Como un espermatozoide
                
                El beso más íntimo
                Y contundente
                Y acaso
                Nada personal
                Y un tanto librado
                
                Al acaso ala
                Casualidad
                
                Parado en una piedra
                Cabeza con cabeza
                Nuestro pensamiento
                Una pizca de humano él aquélla
                Una pizca de piedra
                "Ante las piedras de riesgo darwineano"* En: César Vallejo, Contra el secreto
                  profesional. Obras completas. Tomo primero.(Lima: Mosca Azul, 1983) p. 19
              
              
            
                        
                [Yo también he recibido]
               Yo también he recibido esos jugosos
                Y puntuales cheques
                Y visto la nieve
                Y vivido, más o menos,
                Como una persona decente.
                Y una mujer muy hermosa
                Me ha esperado
                Con sus caderas de péndulo
                Contra mi vientre
                Con su cadera y su leve
                Compás
                Allí donde uno
                Es un hombre muy feliz.
                
                También he cruzado el lago
                Congelado
                Y, por qué no,
                Huido con el humo más vivo
                De alguna chimenea
                Colocada en el vasto camino.
                
                Sin duda que he sido feliz
                Que soy feliz todavía.
                Sólo que
                Vivo mal por un recuerdo
                Y no puedo prescindir de él.
                Los poetas vivimos por un recuerdo.
                No para hacer el bien o el mal
                A la gente
                Ni para acertar
                Con el mundo.
                
                Me importa un comino el mundo
                Aunque guste del condimento
                Y del brote primero de tus ojos
                Cuando te hayas en estación
                De entender de escuchar de fijarte
                Que he sido
                Que soy el hombre más afortunado
                Contigo.
                
                A la poesía
                Porque existe
                En medio de las necesidades
                Y la esquiva bonanza.
                A la poesía. A la madre
                La hija
                Y la hijastra.
                A la poesía
                Que no impone
                Cambiar tu vida
                Ni otorga acaso ningún perdón.
                A ella, la linda
                La que viene, por lo común,
                Con nuestros muertos
                Pero que no está muerta.
                Pero que no es avivata.
                
                Una nube de hule
                Un cielo de hule
                Una ciudad de hule
                Poesía, cuchillo viejo
                Pegas a penas
                Y lo hechas todo a perder.
                  
              
                        
                [La dulzura de sentirte]
               La dulzura de sentirte
                viento aurora mar
                contra los párpados
                
                premeditado el bache
                al ir contra la corriente
                en el Perú qué tonto
                qué absurdo en el mundo
                ir contra la corriente
                
                no soy cristiano, pero sí un católico
                no soy un peruano, pero sí
                del par de avenidas que entrecruzo todos los días
                
                interrumpido en la visión
                entre estos edificios
                interrumpido
                
              
          
                  
                      MAR DE INVIERNO
                    
                    I
                    
                Mar de Lima
                Gruesas pinceladas
                O sábana.
                Innumerable
                Como la lluvia
                O los recuerdos.
                
                Mar incógnito
                Gato y sabueso.
                Parado estoy
                Frente a ti.
                Tendido estás
                frente a mí.
                
                Contrito y confeso.
                
                II
                
                Tu pecho viene
                como el mar de Lima.
                
                Tu pecho blanco
                blanco y erizado
                una y otra vez.
                
                Tu pelo viene ya
                con la noche
                con la noche
                que aún no es todavía.
                
                Y tus piernas hermosas
                que me impiden mirar
                
                con serenidad el paisaje
                como verás
                no han menoscabado.
                
                Vienen muchas veces
                --desnudas, sigilosas--
                de entre el hondo deseo.
                E invariablemente
                dan conmigo.
                
                Así, pues, y siempre
                tu pecho blanco
                y tu cabello negrísimo
                y esta suerte de alba cálida,
                esbelta y acogedora,
                pegada a mis párpados.
                
              
          
                  
                      ¿Nada más pasará?
               Mano a mano
                Nada menos
                Que una piedra pequeña
                Y recién partida
                Entre mis manos.
                El amor la dicha
                La vergüenza peluda
                De la felicidad.
                Que te amo que te adoro.
                Y al alcance
                Del gatillo seguro
                Del tiempo
                Seguro.
                ¿Pero habrá más?
                Más amor todavía más dicha
                Y no sólo esta forma
                De la piedra chica
                De sendas piedras pequeñas
                Ahora mismo
                Como abandonado
                Y cobijadas
                Entre mis manos.
                
              
          
                  
                      [Poeta busca empleo]
               Poeta busca empleo
                muy bien remunerado.
                Cura almas. Menos la suya.
                O permite ponerlas
                sobre cualquier papelito
                para que ya no molesten.
                Colabora en hablar con Dios
                todos los días
                como si fuera la cosa más simple
                de este mundo.
                Y aquí no ha pasado nada.
                Tú sigues siendo tú
                y Dios continúa siendo el mismo
                aunque ahora con algo así, entre ambos,
                como de un acuerdo entre caballeros.
                Dejas de preguntar, deja de atormentarte.
                Pero de todo corazón.
                A las feas el poeta
                les permite ser lindas.
                Y a estas últimas disfrutar, también,
                con el imaginarse ser de lo peor.
                Aunque, ahí mismo, volver a la realidad
                frente a la más próxima y golosa
                de las miradas.
                
                Todos los problemas de gramática
                o comunicación
                los resuelve, además, entre los hombres:
                pobre diablo, farsante, comemierda
                se mencionarán al desgaire
                --de ida y vuelta--
                y esto vaya si libera.
                ¿Cómo iba a ser de otro modo?
                Para pagarle
                pónganse las dos manos
                en el pecho
                y dejen libres los bolsillos.
                Nadie ha de devolverles su dinero,
                qué va. Aunque el poeta ya sabrá
                disfrutar como un chancho con ello.
                Los más concientes se sentirán justos,
                ecológicos, realizados. Ojo
                no sólo así se sentirán,
                sino que muy de veras lo serán.
                Y los denominados corruptos,
                si es que a un verdadero corrupto
                pudiese interesarle también la poesía,
                caerán en la cuenta que estuvieron detrás
                de un misio chancay de a veinte.
                Que los grados de manipulación acaso 
                son insondables. Se mirarán el propio ombligo, entonces,
                luego el de su prójimo, a través de tan distintas ropas,
                por cierto, y comprenderán
                que junto con ellos perdimos
                inadvertidamente el tiempo.
                Denle su dinero al poeta, su lugar
                en este no lugar. Él sabrá convertirlo,
                de modo puntual, en incienso muy fino.
                A más caudales, más nítido
                y permanente el humo.
                Dense el espectáculo, para nada gratuito,
                de verlo gozar como el chancho que es.
                
                        
                
                [El viaje]
               El viaje
                El momento
                El agua
                Y la cerradura
                Los días se van
                Cumpliendo
                Dilapidados
                Por una mano
                Amiga
                El aire
                La corriente
                La realidad
                Inhaladas
                Por la respiración
                La avenida
                Trabada
                Por un árbol
                Majestuoso
                De pestañas
                Irizadas
                Y miradas
                Inteligentes
                Pedro y su destino
                Tú y tu destino 
                Tampoco
                Sino sólo
                Así
                Como la inteligencia
                Que tenemos
                De todas las cosas
                Para nada
                Profunda
                Sino exultante
                A pesar de ser poco
                A pesar de ser nada
                
              
          
                  
                      Paul Gaugin, camino del Gólgota
                Núm. 534 ("Autorretrato")
                    
                Sobre el recorte de su túnica clara
                se otea otra túnica.
                Más burda y también más oscura.
                Algún otro cordero.
                    
                Cielo-coro
                de evasivos polizontes:
                máscaras, torsos desnudos,
                pliegues, tambores sordos.
                Múltiples miradas.
                
                Un ojo mudo.
                Una honda cicatriz.
                Una boca.
                Una larga y paciente espera.
                
                Los pechos y los brazos
                fuertes todavía.
                
                Hace días que ha muerto.
                Los pájaros volaron
                a través de él.
                La noche y la maleza
                
                sortearon muy fácil
                aquella puerta semi abierta.
                
                ¿Cuál de todos nosotros va
                camino del Gólgota? 
                
              
                  
                  A mi tío Epifanio, i.m.
               Las manos
                Extendidas
                Exhaustas
                Muertas
                Resurrectas
                Siempre extrañas
                Y no menos
                Esquivas
                Y, sin embargo,
                Disponibles
                Pañuelos
                Flechas al viento
                Anticipadas
                
              
          
                  
                      Cuerpo sin dolor
                      Para R. B.
               Gel
                Menta
                Olor a cañas
                Del lugar
                Una escena:
                Mis padres
                Y sus sonrisas anchas
                Ilimitadas
                La infiltración
                Va haciendo
                Su efecto
                Cuajando va
                Poco a poco
                En el poema
                La alegría
                Un cielo sin dolor
                Donde poder escribir
                ¿a quién?
                Todo el mundo sin dolor
                ¿y para qué?
                Retorno
                Me conformo
                Gel
                
                Menta
                Mi mujer
                Al lado
                A oscuras
                A la que no escribo
                Pero que está allí
                Como el dolor
                Que no está
                Y por eso puede escribir
                Mi cuerpo
                
              
          
                  
                      [Mudo por elocuente el sendero]
               Mudo por elocuente el sendero
                A lo lejos la frente gris de Lima
                Y al fondo lágrimas encendidas
                Lágrimas de fuego
                
                Y sobre lo más hondo aún
                Sobre el tope de todo lo visible
                O imaginable
                Mi acaso involuntario
                E indeclinable amor por ti.