Poemarios ganadores y antología de   finalistas
          de la XIII Bienal de Poesía «Premio Copé Internacional 2007»: 
          Por una lúcida amnesia
        Por Pedro Granados
        
        Si abordamos los trabajos ganadores de la XIII Bienal de Poesía «Premio Copé   Internacional 2007» como si fueran todos parte de una única antología, podemos   percatarnos de algunas sugestivas coincidencias. Entre éstas,   quizá la fundamental, es que estos poemas ejercitan una suerte de amnesia   generalizada; no en  pos de negar la memoria, sino más bien —tal como precisa   Nicomedes Suárez— de expandir la conciencia. Aquellos trabajos premiados   habríanse propuesto , por lo tanto, despolitizar lo que resulta aparentemente   político y politizar lo que supuestamente no lo es; entre esto último, las   marcas de megalomanía o autoritarismo del yo poético en su comercio con el   desocupado lector. Es precisamente esta aguda conciencia lo que lleva, por   ejemplo, a Rocío Castro en su Zoo a través del cristal, a limar   sistemáticamente las aristas de asomo de cualquier texto tutor; de cualquier   exabrupto que pueda echar por tierra la frágil pátina por donde mira.   Objetividad, imparcialidad y mesura no contradicen sino, por el contario, afinan   y matizan una mejor calidad en la observación y, acaso, subsecuentes mejores   compromiso y liderazgo para hacer de este mundo algo mejor.
pos de negar la memoria, sino más bien —tal como precisa   Nicomedes Suárez— de expandir la conciencia. Aquellos trabajos premiados   habríanse propuesto , por lo tanto, despolitizar lo que resulta aparentemente   político y politizar lo que supuestamente no lo es; entre esto último, las   marcas de megalomanía o autoritarismo del yo poético en su comercio con el   desocupado lector. Es precisamente esta aguda conciencia lo que lleva, por   ejemplo, a Rocío Castro en su Zoo a través del cristal, a limar   sistemáticamente las aristas de asomo de cualquier texto tutor; de cualquier   exabrupto que pueda echar por tierra la frágil pátina por donde mira.   Objetividad, imparcialidad y mesura no contradicen sino, por el contario, afinan   y matizan una mejor calidad en la observación y, acaso, subsecuentes mejores   compromiso y liderazgo para hacer de este mundo algo mejor. 
        De este modo, similar actitud de despojamiento ideológico y   narcisístico podemos encontrar también en otros poetas incluidos en esta   «antología». Sea a través de la relevancia del «desierto» convocado y anhelado   por Juan Carlos de la Fuente en «Origen»:
        
          
            No saber
              no pensar que esta luna
              que esta calle
              se   levantan sobre ti sin piedad
              para alcanzarte antes de que empieces
              a   salirte del mar y llegues
              a   nosotros
              desierto.
          
        
        Sea a través de cierta anagnórisis que encuentra en la «noche»   el objeto y sujeto del carné de identidad de un migrante sudamericano, como en   «Amsterdam» de Luis Eduardo García:
        
          
            Entonces reparo
              que en los pasillos del Airport   Schipol
              el sol ingresa vestido de rojo, tristísimo rojo.
              La noche ha   llegado y me cubre con amable abrigo,
              con perdurable congoja.
              Tras las   puertas los pasajeros se esfuman lentamente
              y el viento sopla en sentido   inverso a mi destino.
              Será que nadie ha venido a despedirme.
              Será que el   migrante ha descubierto sus íntimos quebrantos.
              Será que será y nunca ha   sido.
              Quiero decir:
              será que en el Airport Schipol nunca termina de   anochecer de verdad.
          
        
        Sea a través de la consagrada poeta mexicana, Jeannette L.   Clariond, de cuyo elocuente poema, «Sequía», copiamos algunos versos:
        
          
            Erotizo mis palabras
              Porque no puedo
              Erotizar mi   cuerpo
            …
                Erotizo mi voz
                  Mis senos contra el vidrio
                  La máscara del   Buda en el buró
                  La pobre cruz de Cristo
                  Su sangre 
                  Sus   espinas
                  Después de todo 
                  Nada es pasión
                  Sino madero irredento
                ¡Solo   un madero irredento!
          
        
        En fin, especie de grado cero del didactismo y de la   megalomanía donde el enunciado pareciera haberse trasladado —desde una letra   institucional, consolidada o autoritaria— a las inseguridades y fragilidades del   yo enunciador. Sin embargo, denominador común que no anula a estos poetas   experimentar ávidos con las virtualidades de nuestra lengua; es decir, no todo   es coloquialismo y existen, en buena hora, otras interesantes propuestas   también. Entre trilceanas y surrealistas algunas de estas últimas; entre   horrísonas y patafísicas, otras; entre depuradas, sabias e inolvidables incluso   algunas otras más, como en el caso de Norman Mendoza Roca y su extraordinario   poema «cuerpo de amar»:
        
          
            ella había una vez y se iba,
              había y cerraba la   puerta,
              había las canciones,
              había una fiesta con sus ropas,
              se había   ella misma
              y me había contra ella
              tatuado en el muro.
              ella había una   vez
              me había al oído una historia
              que se había de mí
              y luego se había   con sus ropas,
              se había sonriendo y se iba.
              ella había una vez,
              había   todos los días una vez.
          
        
        Por último, antología que no es renuente a la frescura y al   sentido del humor, tal el poema inmediatamente anterior, y donde no es   infrecuente se conjugue asimismo este plus de sabiduría con la necesidad de   urdir pequeñas fábulas, tal como el caso de El zoo a través del   cristal, de recurrir a emblemáticos animales quizá en salvaguarda de   nuestra propia humanidad simbólica; tal el caso de «La mosca», de José Tapia   Aza, con el cual vamos dando por terminada nuestra presente intervención:
        
          
            Loca
              vuela por aquí
              por allá,
              poco tiempo   tendrá
              para vivir
              y morir.
          
        
        
          * * * 
        
        
        Texto leído el viernes 1 de agosto de 2008 en la presentación   de los poemarios ganadores El zoo a través del cristal de Rocío Castro   (oro), Entre la sombra y el fuego de Juan Carlos Lázaro (plata) y Bajas pasiones para un otoño azul de Luzgardo Medina Egoavil (bronce),   así como Antología de finalistas de la XIII Bienal de Poesía «Premio Copé   Internacional 2007», en el auditorio Ricardo Palma de la 13ª Feria   Internacional del Libro de Lima.