LA FORMA FINGIDA DEL GRANIZO
TORPEDOS, Yanko González, Ediciones Kultrún, 2024, 928 pp. Por Pedro Gandolfo Publicado en EL MERCURIO, 21 de julio de 2024
Torpedos se presenta, de entrada, ante el lector como un artefacto que pone en cuestión de modo lúdico la identidad misma de lo que debemos entender por libro y, más particularmente, por poesía. Su existencia es sorpresiva y provocadora. A medida que lo vamos experimentando a través del tacto y de la vista, se aparece como un objeto visual y manual que se abre a la comprensión en distintas capas con ingenio y generosidad. No es un objeto hermético ni pretende serlo. Sus páginas están dedicadas a fotografías de utensilios "de escritorio" de distinto origen y de torpedos escolares cubiertos con inscripciones textuales misteriosas. A medida que se avanza en hojearlo, aparecen perforaciones en sus hojas, las cuales guardan objetos que contienen a su vez torpedos con inscripciones misteriosas. El objeto principal escondido en estas perforaciones es un libro llamado a su vez "Torpedos" que contiene a su turno inscripciones textuales misteriosas: los poemas. Ese segundo libro, ese libro que está dentro del otro libro, es un libro de poemas en su sentido más tradicional. Pero la poesía que ofrece Yanko González Gangas en esta obra es la suma, el todo, el libro mayor y el libro más pequeño contenido en el mayor, entre los cuales existe un diálogo y una continuidad. A diferencia del torpedo escolar que contiene "materias" que memorizar, un conocimiento objetivo, racional y supuestamente útil, los torpedos de González encierran otro tipo de conocimiento, el poetizar, un tipo de lenguaje que se plantea como discrepante y diverso comparado con el lenguaje que el torpedo tradicional atesora.
El libro es una obra largamente meditada y producida casi artesanalmente durante 14 años. Ese trabajo de concepción y de ejecución rinde sus frutos por la consistencia y solidez precisas que se advierte entre su lógica y sus resultados, y por el esmero y belleza del objeto que viene a luz de estos ejercicios y operaciones. La obra Torpedos reúne distintas cualidades que la hacen memorable, sin necesidad de ser memorizada. Está, desde luego, como se dijo, la belleza de su factura —es un libro de arte— y el carácter lúdico e irónico de las operaciones que se llevan a cabo en él. El "torpedo" en su pequeñez y picardía, y en su universalidad, guarda una poesía del ocultamiento ingenioso, de la escritura en la dificultad y la clandestinidad. Esa poesía está resguardada con humor en este libro, humor que, con distintas tonalidades, emerge también en los poemas textuales.
La poesía, en la tradición que se inscribe este libro, no se limita a textos, sino
que está contenida en objetos que reivindican distintas lecturas, incluyendo como parte principal la lectura de un texto. Porque, de esto no cabe equivocarse, todo en el libro Torpedos conduce a la lectura del libro de poemas "torpedos", el libro dentro del libro, que es como su corazón.
Este libro interior contiene 103 poemas que abordan dimensiones de un pensar que Yanko González ya había venido desplegando en sus obras anteriores. Es decir, Torpedos se inscribe en una tradición chilena de poesía objetual y también en una trayectoria personal. Hay que subrayarlo, porque un cierto gesto de escondimiento podría dejarlo pasar desapercibido; se trata este de un poemario de gran factura.
El tema estructural es la relación entre lenguaje, pensamiento y realidad, "un remedo del universo y del orden en la cabeza, una conjetura sobre su funcionamiento", vínculo que se encuentra explícito en varios de sus versos. El conocimiento como dolor, los saberes autoritarios, ciertas prácticas de conocimientos y usos de la institución universitaria son objeto también de la mirada irónica del autor. La figura de la madre y de las manualidades añade un ligero tono elegiaco. Pero es el lenguaje mismo, sus convencionalismos, paradojas, persistencias, mecanismos y componentes, aquello que comparece como substrato fundamental.
Mientras en el torpedo escolar se pone en evidencia la memorización forzada ("si guardas todo en su memoria, olvidarás lo principal"), en la poesía de González aparece, en cambio, una y otra vez el preguntar como modo original de hacer poesía. "Una pregunta es una voz tocada en otro tono, una nube maquillada que simula párpados de tierra cuando ya se ha ido toda el agua". El insistente preguntar que jalona esta versificación le concede, pues, un carácter hondamente reflexivo.
La poesía de Yanko González se teje de evocadoras imágenes construidas a partir de "sobras", de "residuos", de fragmentos, sutiles deslizamientos, recurrencias tenues y nítidas sinestesias las que reclaman un ponerse a la escucha a la vez especialmente atento y sensible. Los sentidos en la poesía del autor se mueven por las líneas oblicuas del aparecer creando poemas poderosamente insospechados.
Torpedos es una obra renovadora, compleja, amena —valor que no suele tener la poesía— que logra un acabado equilibrio entre objetividad, emoción y humor.
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dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com
LA FORMA FINGIDA DEL GRANIZO
TORPEDOS, Yanko González, Ediciones Kultrún, 2024, 928 pp.
Por Pedro Gandolfo
Publicado en EL MERCURIO, 21 de julio de 2024