NUNCA ESTARÉ QUIETO EN EL ANZUELO Vecino. Antología poética. Alfonso Alcalde. Lumen, 2022, 236 páginas Por Pedro Gandolfo Publicado en Revista de Libros de El Mercurio, 11 de septiembre de 2022
La poesía de Alfonso Alcalde (1921-1992) es atesorada con devoción por un grupo de lectores, pero la intensidad de esa admiración contrasta con el mayoritario e injusto desconocimiento de la misma. Vecino. Antología poética, publicada por Lumen, viene, pues, a compensar un vacío y promover el conocimiento de una obra esencial.
Alcalde desarrolla una trayectoria marcada por su penosa y múltiple peripecia, trayectoria que está bien representada, aunque no en el orden cronológico, en este libro. El énfasis mayor, no obstante, lo pone esta antología en "El panorama ante nosotros" (pdf) (1969), su obra poética más importante, la cual, a su vez, es parte de un gran poema épico inconcluso. La antología propone un modo de leer a Alcalde desde "El Panorama" y un modo, a su turno, de leer este extenso y fundamental poema. Algunas de las claves de la selección y el orden se encuentran en el texto "Impresiones" que, a modo de epílogo, se publica en el libro: el discurso acerca de su obra leído por Alcalde en la Universidad de Concepción en 1969.
La poesía de Alcalde, en una primera mirada, presenta tal variedad de registros formales, tonos y temáticas que resultaría ilusorio pretender abarcarla en su compleja filigrana mediante una breve reseña crítica. Solo cabe, por lo mismo,
subrayar algunos puntos.
Como bien lo indica el prologuista y antologador, Vicente Undurraga, la gama de registros se concentran en dos extremos de luz y penumbra, de alegría y melancolía, de elegía y celebración. Sería un error, pues, leer a Alcalde solo desde el ángulo elegiaco y melancólico porque con ello se obliteraría una dimensión jocosa, burlona y festiva que aflora en algunos versos de ciertos poemas y, a veces, como en "Las Riquelme sollozan a domicilio" o en "Cahuín con obispo y general", atraviesan todo un poema. La polarización es estructural.
En "Impresiones", el poeta se define a sí mismo como un soldado contra la muerte, la esencia del ser, contra la totalidad de la existencia. Ese carácter dialéctico, polémico y metafísico de su poetizar se traspasa a sus versos en el uso permanente de figuras como la antítesis o el oxímoron y a través de enumeraciones en que los componentes enumerados se contradicen y friccionan unos con otros. Alcalde, en general, construye su poesía a partir de un oficio en el que concurren las figuras clásicas de la retórica, sobre todo a través de la metáfora, que la despliega desde su formato más breve y sintético hasta una secuencia de imágenes
metafóricas fundidas unas con otras en un encadenamiento muy complejo de pensamiento y emoción.
En la batalla contra el existir, Alcalde no se da tregua, apelando a una variedad de recursos. Su lenguaje poético, que solo aspira a una "posibilidad de comunicación", a un vislumbre, es, sin duda, arrojado y una mezcla inclasificable de un tono exquisito, elaborado con un léxico refinado y una sintaxis enrevesada y de otro tono cercano al habla popular, directa y bromista. En no pocos poemas Alcalde trabaja, además, al borde de la ininteligibilidad e, incluso, no trepida en cruzar la barrera. "El que nos sembró en los cartapacios
tiene/ una fibra para cada cadáver, tintas tintineados/ valores que son dolores, la interminable prisión/ para un solo número que se inflama, perece y gesticula/ con ardor de piedra, heliotropo, sal sin fondo/ miseria caída de bruces hasta el triturado vidrio completo (...)", por ejemplo. Ese poner su lenguaje en el límite, sin temor al traspasar, le permite aciertos extraordinarios, de gran
belleza en el borde de lo indecible y, a la vez, altamente significativa. En "Otra vez subimos a tu comarca", un soneto de "Ejercicios con el tema de la rosa", le da un giro nuevo, hondo y deslumbrante al tópico de la fugacidad de la belleza de la rosa ante la muerte: "Y así resistir lo que tus pétalos/ demoran en preparar su viaje/ y con la urgencia de la belleza,/ ser niños y ancianos simultáneos".
La cercanía que Alcalde establece por medio de la apelación al "vecino" es una proximidad, como ocurre en toda su poética, terminal. En esa anbigüedad, a veces, la lectura que cabe llevar a cabo es irónica, del diálogo con un extraño vecino, con un vecino que es lejano y sordo a la vez que vecino, una figura acaso del lector, quien debe ser salvado de la opacidad del existir pero que se resta a todo reconocimiento. En otras ocasiones resuena, al revés, una vecindad cálida, acogedora, que se sostiene en un territorio y un habla común, en una mutua experiencia de vecino. En esa segunda hebra, de comunidad y empatía con el otro, se instalan los poderosos poemas políticos de Alcalde.
Vecino es una antología que contiene todo lo que a la poesía se le puede pedir y algo más.
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"Vecino. Antología poética". Alfonso Alcalde. Lumen, 2022, 236 páginas.
Por Pedro Gandolfo.
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio, 11 de septiembre de 2022