Serie Poesía Latinoamericana (1965 – 1980)
PAUL GUILLÉN
.. . .. .. .. .. .. .. ..
EL PRADO
Qué hermoso es ese viejo pino blanco
de la colina de tu infancia,
que hoy volviste a visitar...
Vladimir Holan
Voilà un tableau dont je ne suis pas mécontent,
parce qu’il rend bien compte d’un plaisir que
chaque homme éprouve lorsqu’il pénètre en
août dans un bois de pins. Un poète mineur,
voire un poète épique s’en contenterait peut-être.
Mais nous sommes autre chose qu’un poète et
nous avons autre chose à dire
Francis Ponge
algunas veces, cuando despertamos,
la naturaleza no nos deja seguir pensando
destruimos todos los resquicios
que nos permiten decir lo justo
los olvidamos
finalmente, un guijarro yace a la intemperie
realmente vemos con ojos de pez de vidrio
realmente esa es nuestra añorada esperanza:
la destrucción colmada en los campos
que alguna vez creímos ver
realmente vemos las siluetas del embrión
que se acordaja en la arena
realmente vemos con todos los sentidos
lo que alguien quiere decir
y cuando desde el pino falaz, durante el verano,
las gotas caen sobre el prado
recordamos las hojas enteras que arden con los años
la tierra, el centeno, los mares...
*
otras veces vemos
insectos, hexágonos, paralelepípedos
que deforman los reflejos
del sol con la hojarasca
otras, aún muy pocas,
nos tendemos sobre la tierra remota
a escudriñar las axilas de las rocas más puntiagudas,
las más de las veces, nos confundimos
con la hierba
con su perfume recién cortado
con sus signos robustos que nos hieren con las manos
y ése no debiera ser nuestro mayor consuelo:
desigual es el sol para los muertos
dentro de la panza del prado
*
el prado no distingue entre las eras
y sólo se limita a hablar del caos y el olvido
*
y los cíceros que no marcan
las corrientes salvajes
las pústulas de los huesos las jeringas
una giba de verde cielo
deshabita el pasto sagrado de las estrellas
las ribas que tenuemente deletrean
el latir de las tinieblas
los márgenes que no alcanza
el azadón inexistente
las grietas que no acaban con la sequía
es el estío,
la convención de los regadíos y el tiempo
tiempo de la nada donde cualquier cosa es prudente
es el tiempo de la muerte en los cascos
del ostracismo, en los álamos deletéreos del risco
o en los contornos perceptibles del viento
es el tiempo el tiempo el tiempo
y no dice nada –nada de nada–
y sobre estas lambras una ausencia de ojos
*
quién pudiera otear el firmamento
y no viera a las hebras grises y alveoladas del pasto
siempre y cuando en el bosque de zinc
no existiera una algazara de jazmines y jacintos resollantes
quién es el que encuentra entre los juncos rotos
el verde manantial de la mente
cuando aún ni siquiera se percibiera
el breve influjo de las corrientes salvajes
y las algas no poseerían otra cualidad
que sus elementos axiales
es el movimiento de una larva que da inicio
a una lluvia prolongada & bruna
es el caballo estúpido que relincha de miedo
manchado de estiércol hasta las ancas;
cuando no son los prelados & los pleonasmos
y los ríos se detienen subterráneos
pasan lentamente del estupro a la elocuencia
*
a mí me jode el viento
mucho más que la verdad
encontrada en lo senil
y por muchos y grandes mástiles oblicuos
y negados por una lógica mundana
en tiempos en que la climatología
ha desechado para siempre de sus fustes
a las brújulas, astrolabios, pararrayos
y demás medios de navegación motora
se aproxima un día
como una potencia diferencial
como una larga palabra que se masca
como un prado inmenso que nadie habita
cómo saber que nadie aún ha muerto,
en este instante de lucidez & asfixia,
en que una veleta mira en dirección
a los árboles ponientes:
sé, que al final el aire
terminará de matarme...
LA MUERTE DEL HOMBRE AMARILLO
si de un frío vapor pudieras ver la clepsidra de tu madre
latir entre las ubres
¿no imaginarías lo mismo para ti?
y te abrirías de piernas como una mandrágora
esperando que te rocíen algún líquido celeste
entre los muslos
y en la basura de huesos y frutos secos
encontrarías un animal afiebrado y amarillo -maldito payaso azul-
lleno de escombros y liendres
¿acaso te hubieras imaginado vivir
solo de bosta
y ubres?
pero es la madre la que te amamanta con un terrible
líquido amarillo
y te hace ser quién eres
maldito seno amarillo
que se asemeja a la ubre de una vaca en celo
y a los gusanos que aran
sus ciclos
concéntricos y reales
si la levedad se estropea con el peso de los astros
y escuchas
el sollozo del infante no nacido
madre ven a darme de tu líquido verde
ahora que ya estás a punto de morir
y no me mientas
que en mí crees
Hoy hablé con mi abuelo
quizás después de cincuenta años
lo noté igual a mí
él piensa que sigo pequeño
pero no se da cuenta que ya tengo un pene grande
y que ahora me gustan los tratos con esos mercaderes
y yo que caminaba por esta ciudad
sin recuerdo de uno mismo
y ahora las calles no son las mismas
y lo único que puedo recordar son los amigos y los viajes
para no volver nunca ni antes
maldito líquido violeta que te pusiste en tu velo
de novia
cuando me abandonaste en ese altar —en el cual no creo,
pero igual me dolió—entonces,
aún dudaba de las premoniciones
y te miraba fijamente
y de pronto me robaron la cartera!
LAS TÉNEBRES SIRTES
A Lía Rebaza
Las Ténebres Sirtes
un lugar en donde
ves el cielo
descampado
de mayo
Un ajedrez
de estrellas
en donde uno
puede moverse
como una princesa
que no existe
Un infierno azul
compuesto de alcohol
y augures de luz
—vacío—
De pronto ves
a Aldebarán
llamado el seguidor
que persigue
a las 7 Pléyades
y no se cansa
de recorrer
la misma estancia
porque a cada paso que da
el brillo rojo de su ojo
no es la cima del frondoso carpe
que en la primera lluvia
se atraviesa
como un tamiz
de sus recuerdos
es decir
su brillo no es natural
y por ello brilla
o no brilla por ser sustancia
o forma del agua
o forma de la luz
o forma del espanto
o existe
además
con un soplido
puedes cambiar
la posición del mundo
ahora,
ves un bosque
que no es éste
y se mantiene
constante
y sueñas
con encontrar
en alguna parte
lo que antes
para ti
era sagrado
estás frente
al ecuador celeste
y no puedes distinguir el frío
de la hambruna
y me da miedo
de olvidarme del mundo
y de la vida
pero aún sigo aquí
y me mantendré
hasta que los carpos
revienten en cenizas
frescas y foscas
hasta que los hombres
sientan la dicha de ser Uno
entre ellos mismos
pero
cuando
has querido
encontrar
una respuesta
a tus actos
has dicho
la tierra
abre
sus febles
mandrágoras
para apaciguar
una aciaga realidad
entonces
por qué niegas
el rumbo perpetuo
de las constelaciones
si nosotros
también aciagos
hemos remontado
promontorios estériles
frías estaciones de lo venidero
pero
para qué preguntas
por la irradiación
del plasma entre tus córneas
si nosotros
también otra vez
no hemos olvidado lo pasajero
y flébil
todo aquello que nos conmueve
y preocupa
así finalmente
verás
un brillo de esferas
un ligero resquemor
y no hay avaricia
que contenga estas fiambras
y si la felicidad
la noche desciende
sobre los astros
y las fuentes se abrevan
en manantiales
líquidos y ferruginosos
es el espanto
de un tiempo remoto y sin historia
y solamente los grabados del cielo
alumbrando las estaciones
y solamente estarse confundido
en un sueño inútil y agrietado
pero para eso se vive una muerte
y la esterilidad no debe
corromper tu visión
pues ves una conglomeración
de estrellas
tan arriba
y piensas que ahí también
debería habitar un germen
que nos diga algo
pero si tan sólo supieras
que tus actos se repiten en el cielo
y que la Aurora solamente sale para ti
es motivo para decirlo
el Can & la Hydra refulgen en su horario
y no es que exista
algo que les diga que hacer
sino las estrellas
ondas celestes
polvo cósmico
se trasladan con tus pasos
que es distinto aferrarse a una verdad
porque la realidad niega y lo transforma todo
que así es y todo
el cosmos va formando una nueva verdad
en tus labios
de La transformación de los metales (2005)
LA HISTORIA PROHIBIDA DEL COMUNISMO
Carne humana con gusanos rojos y azules: hay una pareja de rusos sentados junto a la calavera de su realpolitik e Isabel ya sabía de su apariencia cavernaria y de sus latidos debajo de la enagua. Los enanos sangrientos con los saxofones creando eones. Luces de oro líquido que se impregnan en tus pupilas. Todo silogismo es ilógico porque de lo que se trata es de un travelling continuo que gira y gira como una noria de agua (y nos mojamos todos). Isabel, la vecina de Ezequiel, apoya a los nazis de Oxapampa. Ahora, quién traerá la miel que chorrea por la carretera tal si fuera la sangre de un accidente a 3000 kilómetros por hora. Ahí no podríamos encontrar siquiera huesos que roer o pedazos de sesos pegados en el asfalto que lamer y qué sería de nosotros sólo ver pasar los ómnibus rumbo a la cordillera y sus llantas estropeadas harían el ruido propicio para una guerra silenciosa y étnica.
¿CÓMO PUEDE EXISTIR UN INKA NEGRO?
— No. Lo que es negro es tu alma. Lo que es negro no es el Cuzco ni Bolivia, tú engendras en el vientre de la tierra colores traídos por un puma — son colores que mezclan el verde, el amarillo, el lila. ¿Puedes imaginar un color así? Cuando estés abajo sentirás las pisadas — verás las huellas — sopla más fuerte tu aliento — que llegué a las cumbres más altas — es cierto — tú quieres subir a la cumbre del Waytapallana y en tu primer intento pierdes un diente tres mil dólares y los zapatos — sientes el frío desde las plantas de tus pies — cómo sube hasta tus córneas y se enrosca a tu cerebelo — si subieras más alto verías las cabezas de los dioses muertos — a tus perros pastando los campos — a Juan que no se ha ido — que siempre regresa — que vive y martillea tu cerebro — hasta cuándo aguantar las humillaciones — porqué no gritar de una vez y para siempre y mantener ese grito como un glacial en la mente de los demás — ¿para qué he venido hasta la cima? Escucha es el zumbido del ave celeste que contempla tu sombra y tú contemplas sus ojos de témpano de iridio — repites: ¿cómo puede existir un Inka negro? — si en las alturas lo negro no produce el vértigo — señalas lo blanco sobre lo blanco, ¿en realidad existe? Viaja en tu interior hacia México, Chile o Brasil y pregunta lo mismo. Entonces, sabrás que no hay Perú, Chile ni Bolivia. No creo. Cierra los ojos, hablemos del mar, de las ciénagas. Ahora, rey negro, empieza tu tiempo.
*
Tú respirabas de una forma malsana – era la manera perfecta de no soportar más el
mundo – converso solo con mis zapatos en la noche y es el frío que susurra en mis
huesos la perfecta unión entre las estrellas y mis ojos pero esos pasos que escucho a lo
lejos me hacen ser un animal enjaulado con mucho miedo mucha hambre mucha sed —
unidad de la materia y el espíritu – permaneces en la orilla sin tomar un rumbo ajeno a
las constelaciones — prefieres caminar hasta la cima del monte más alto y negarte a
vivir – a morir – nadie escucha tus lamentos – eres Pachacutek II – pero nadie lo sabe –
nadie voltea a verte — ahora escribirás en tu libreta de notas una especie de diario en la
ciudad que no conoces pero odias tu historia comienza en la cocina donde diseccionas
varios animales menores los huesos de las víctimas están regados por todas partes
pegados a las paredes formando una masa espectral de humus y mierda que sólo tú
puedes respirar nos gusta vernos a los ojos y comer de esos desperdicios esa energía
vive en mí o no quiere salir de mí voltea hacia otra parte tu sable reluce junto a los
árboles del Waytapallana viajar para nunca volver es tan triste todo esto la cuestión es
no hablar de la muerte sino del sufrimiento unos 1000 ó 2000 años de constante
sufrimiento una lucha que empieza en la tierra llega al mar y asciende al cosmos confío
en avanzar hacia las batallas más sangrientas a finales del año 2011 unas voces me
dicen que no lo escriba — un perro rueda junto a los semáforos y se deleita viendo los
colores al caer — es como un suicidio voluntario que no permito — avanzo hacia la
noche — cuándo alguien vendrá a rescatarme de este miedo — todos los poetas son
homosexuales — tú quieres llorar — no encajas en ninguna parte — solo buscas alcohol
para no seguir en este mundo — no piensas en nada — profundas crisis— no sabes que
hacer ni donde ver — no piensas más — la realidad se deforma y deforma tu rostro —
estás viejo y cansado como toda tu generación — tienes que hacer algo por tu
generación — tal vez romperte una tibia y no dejar de sufrir — nunca más hablar de
poesía… cómo salir de aquí sin heridas — sin tatuajes — sin insolación — este sol que
nos cae de frente en la boca y entra como las ondas del mar en la boca del ahogado —
retrocede — no mires más — no quieras morir ahora y darme un balazo — ese canto
shakesperiano se repite como una bomba en mi cerebro y la historia de la guerra étnica
— pero yo reparto los volantes con mi nombre — con mis ideas y mis fotos — nadie
cree que sea el verdadero Pachacutek II — de donde habré sacado ese nombre — toda la
vida has mentido — ahora tienes que dejar de hacerlo — esos poemas con el nombre de
“Diario de Pachacutek II” se perdieron para siempre — no recuerdo ninguna línea y tú
los perdiste — no los guardaste junto a tus vestidos — tus cosméticos de niña engreída
— pensaba que podrías comprender algo — pero lo perdiste todo — este viaje por el
interior de la tierra me tiene exhausto cómo decirte que quiero gritar pero ya no puedo
— cómo salen las palabras sin sonido — cómo en mi mente retumba el sonido de las
letras cuando salen del cerebro — porque hacer tantos problemas de nada — la historia
del Perú es un manicomio de poetas — ahí están todos los necios y no tan necios — los
cisnes y los incendiarios — un poeta que tenga heridas por dentro o que hable del peso
y del zapato — no veo más que las ondas musicales y repito una canción de Patty Pravo
no quiero llegar al final — tengo que retomar el camino — mi equipaje es tan pesado —
lleva contigo lo que más necesites — una nueva mente para expandir tu mente
maltrecha — de nuevo respiras con angustia y no quieres repetir la última frase E
Dimmi Che Non Vuoi Morire — no la repitas más y cuenta tu historia secreta hasta los
días en que empieza la guerra — nunca retrocedas — no vaciles en decir la verdad — tú
debes decirlo como si retomarás un metro griego o latino — dilo con todas tus fuerzas y
busca en esos libros antiguos las expresiones que desafíen tu mente — revuelve el
pasado con una vulva en tus manos — sólo así comprenderás lo que digo — no voltees
más y regresa por donde viniste — mi Winchester es una plaza llena de balas con
avenidas y fosas comunes — sueña una canción – en la farmacia de los ángeles ebrios
— inyecta tus ojos con pentotal — y empieza tu orgía en un film de 16 milímetros
El cinema de Satán
A Julián Petrovick
Él ha venido a sentarse a tu costado. Sabe que debe retirar su pierna postiza. Su cojinillo guarda una tolvanera de balines anaranjados y rojos. Sus ojos secos miran el orvallo. Las miradas cruzadas, serradas las cabezas de todos los ángeles, en una salvilla llena de vasijas plateadas están servidas las cervices e iliacos. El cérvido se ufana de su potencia con la lengua para sanar sus heridas infestadas de gusanos azules. Sus patas posteriores han sido confeccionadas con varios cuerpos de perros de presa, mastines nevados, el perro de Pávlov, urogallos, ojos de manta rayas, sus patas anteriores son de cal, cinabrio, cáncamo y zinc. Sus ojos ahora están gelatinosos el magnetismo que irradian no me hace dudar de todos sus nombres. Todos sus nombres guardan su rostro. No puedes mirarlo de frente. La luz muerta que despide tiene el olor de la peste negra. Veo sus fauces, a lo lejos, llenas de sangre. Un andrógino desenrosca su miembro argénteo y lo hierve dentro de su estómago con algunos sábalos, róbalos y sabiolas. El festín empieza cuando el ángel de la S se enrosca en el bajo vientre del cabrón Y LO HACE DELIRAR. ÉL VE SU CONTINUO SERRALLO EN EBULLICIÓN DE LAS MÁS PROFUNDAS VERIJAS Y LO LAME. TODO ES ÉXTASIS EN ESE MUNDO SUBTERRÁNEO.
NINGÚN LIMBO BAJO EL SOL
“Tanto te soñé desnuda que he perdido el Sol”
1.
El revés de las cosas pierde su realidad y se convierte en un cable pelado, un sol que
alumbra las estaciones se detiene en la ficción de lo existente, la luz del día girando en
el poema.
Imagina lo blanco sobre lo blanco, su sombra, su contorno, el perfil de la materia y la
trilogía del mar, una galaxia entera fallece entre los restos de tu rostro pétreo.
En el prado: la música, los insectos, las lágrimas caen sobre los pétalos y vomitan sobre
un rosal sanguíneo y curvo.
Tus ojos ven la ebullición de una espina en la córnea, y el poema empieza a sangrar y
desfallece de nuevo. Y en el incendio de esta fiesta pienso y me consumo aguantando el
mundo que me aprisiona y me asfixia — no poder arriesgar el seso ni las manos menos
el silencio, si me acompañaras una noche por este camino verías que lo obsceno es más
negro que mis venas. En este instante no desarmes mis palabras no desarmes mis
instancias mis esencias de oro verde.
La herida estalla como un látigo en el poema, el dolor se acrece en los pantanos, pero tu
dolor inasible bajo las formas del absente vive en esa boca callada — evocas la
combustión de los planetas ese corazón putrefacto que se quiebra a pedazos gélidos,
humana Capital de las dolencias, derruida en el recuerdo y el absurdo.
Pero tú vuelves al poema.
No puedo rendirme en conseguir la imagen perfecta debo pronunciar miles de palabras
para encontrarte o perseguirte: “y, sí, Amor es una bella palabra”. Desde el amor, el
poema se niega a seguirme, se aleja cada día más negando la convicción que antes tenía,
desde el silencio, se niega en arribar a la otra margen. Ese cable pelado que destila la
ponzoña del mundo — nudos que contradicen la armonía de los crepúsculos ¿para qué
seguir nombrándote y seguir sufriendo en el poema?
2.
Dos cuerpos permanecen opuestos en la cama sus sombras respiran junto a la pared, el
espíritu se va en cada bocanada, la inmateria como prolongación de la Belleza, el primer
fuego como extinción del lecho nupcial. Tu cuerpo desnudo ocupa toda la habitación y
me aprisiona contra las paredes, no puedo respirar el fuego de tu vientre, debo morder
con suavidad esa sustancia, morder porque mi boca necesita del líquido verde de tus
pasos contempla cómo en una cueva una fiera salvaje se inunda de recuerdos y los
minerales penetran por sus poros y forman nuevos seres si alguien creciera dentro de ti
nunca te darías cuenta del momento de la transformación sólo notarías una pequeña
cantidad de agua fétida chorreando las iluminaciones, finalmente podría llamarte Sofía
pero ¿acaso ese fue tu nombre?
3.
Podrías decir que lo elemental del hábito es bailar con la muerte en una feria
provinciana — ese lenguaje mudo en las eses pierde su realidad o tú pierdes tu realidad
y te vas borrando, tal vez, todo esto sea una bella mentira. El celador todo el día no te
deja salir del mundo y te hace hablar del peso, del zapato y del astro. Pero tú guardas en
tus sesos un pedazo de ala, un pedazo de sol y un pedazo de kilo. Eres el moribundo
aquel, el que cae bajo el sol de mayo abatido y su piel arde en cenizas, siempre en
descenso, también, eres la víctima mayor de un incendio, por eso, tu rostro está roto,
cojo, amoratado ¿se nota esa parte en el poema? La poesía como un péndulo ahuecado
con casas y citas bordadas en un líquido celeste que no me atrevo a consumir — todo
ello parece un signo de inmovibilidad, donde los Dioses dejarían constancia de su paso
por el mundo mediante el incesto mortal. Lo hemos intuido hace miles de siglos desde
otras galaxias y otros símbolos. Habito más que el infierno y me consumo en llamas en
esta Villa, herido por la rotación de los planetas que se suceden en el poema horadando
la presión y el patíbulo.
4.
El cielo se derrumba sobre el poema. Son como restos de un naufragio, como una hoja
de nuez perdida en la cabeza, como un inmenso túnel pegajoso que nunca acaba. Para
qué sigues mirando al cielo si el derrumbe lo perdió todo — voltea tu mirada hacia las
sirtes del mundo. No poseo la madurez para hablar de tu talento sólo puedo hablar del
mundo donde habitas junto al silbo de los aires amorosos oh tus ínsulas extrañas oh tus
ríos nemorosos no temeré a la fieras y andaré por bosques y fronteras o no seré nunca
más nadie.
5.
El poema calla su luz no aguanta las molestias de ser una cosa inerte a veces yo mismo
me niego y pendo como un hielo desde la torre más alta. Finalmente, ¿desbrozarás el
cáliz de fuego de tus propias palabras? Vivir encerrado sin necesidad de la palabra es
como para morirse ahogado en sempiternas corrientes submarinas y, así, resurgir con el
verano sangriento amarrado a una camisa de fuerza violado y morado junto a peces de
colores.
6.
Una muñeca de museo te hace una muesca desde el relente de las horas te pide que
confieses tu historia secreta — cierras los parpados. Recuerdas toda la historia como en
una mano vacía, se te caen pedazos de historia, los desperdicias en la sección sexta, te
distraes con el ruido de las teclas, con la picazón de tu cuerpo y te desvías de la noche.
El ojo se abre, lo cierro y se consume, los residuos de luz destierran a los insectos. Soy
el único vestigio del vértigo. Soy aquel ser sin rostro que el vacío niega, soy quien
anuda su vientre, su páncreas a las palabras, sin órganos, sin rostro y sin deseo. El
poema no trastoca el fluir de tus córneas sólo espera que tras los tenues hilillos de luz la
sombra de tu ser arda como un árbol de moras líquidas.
7.
Uñas de vidrio o un cuerpo que se desplaza desde tu pelo hasta los más remotos
planetas por la historia secreta, despacio, muy despacio. El balbuceo toca tu lengua, tu
tráquea, tu transición. El místico marcado por las pústulas de un encierro en el
Convento de las Descalzas. Un mamífero afiebrado por su deseo de ser otro. En la
penumbra, sientes los grilletes que te aprisionan, no podrás llegar a la otra margen. El
cervatillo de plata jamás lo hará. En la madrugada, los alaridos del marqués rompen la
mañana en cautiverio. Tu cuerpo desnudo es como un cristal fuerte, afiebrado y sin
revés.
8.
El paso del cero al uno y del uno al cero cargado del sinsentido por tus riberas transita
tu hermosura y mis ojos no lo pueden ver. Repaso el Cosmos con el pie, siento unas
letras en mis sesos que se entrechocan y salen chispas, ese no poder asir es mi
desesperación. Resisto en mi interior – recuerdo: el poema se vuelve una sombra en tu
cabeza.
9.
Una navaja corta el poema en doce partes desiguales nada se parece a un planeta, un
zapato, un tallo, una espina. Fijo la visión en el peine, habito los bajos fondos y
descubro que los altos dones nos serán negados.
10.
El poema se niega a sí mismo, se transforma, se vuelve verde, líquido, savia, tampoco
las palabras dicen quienes son o si has muerto en la batalla y nadie piensa en ti, los
otros, ellos, los que están en tu lugar, has muerto y eres otro, he muerto y soy otro, todos
estamos muertos, este mundo muerto, estos bosques muertos, esta agua muerta, estos
amigos muertos, esta mujeres muertas, estos perros muertos, no quiero ser alguien
distinto. El poema se niega a sí mismo: He aquí su eternidad.
11.
El poema penetra los astros, los tallos, la espina y el zapato. Las esporas sangrientas,
franqueando el peso de todos los elementos, relinchan a la hora final de la historia
secreta.
12.
Ah, la historia secreta, entre su cuerpo cavernoso y el poema, nada encontrarás.
de Historia secreta (2008)
ESE ALGO QUE NOS ES ESQUIVO SIEMPRE
“No meat, no mind, no consciousness!”
Michael McClure: Plum Stones, Unchanged
“¡Sin carne, sin mente, sin conciencia!
Todos los días están repletos de conciencia
Y las noches no tienen mente
Los horarios sin cuerpos y sin carne
La balada del sin conciencia
Se revuelve dentro de la mente
La tierra se abre como una flor sin carne
Los cerdos de la banca no tienen conciencia
Las cosas en su interior no poseen mente
En los mercados sube el precio de la carne
En tanto se estropea como vidrios rotos la mente
Una vez más las personas se quedan sin conciencia
Y tú no podrías dudar que solo vivo para ti
Por una carne, por una mente y una conciencia”
JOSÉ MARÍA ARGUEDAS CONVERSA CON KILKU WARAK’A MIENTRAS LOS ZORROS VIAJAN POR EL INTERIOR DE LA TIERRA
Escucha padre mío,
Escucha madre mía,
Escuchen hermanitos:
dicen que estas tierras ya no son nuestras
que nuestros sueños de justicia fueron asesinados
y que hoy en nuestros corazones viven gentiles del ayer
Eduardo Ninamango Mallqui: Pukutay
Se resienten mis pobres pulmones y riñones,
sudo tanto estos días que se me cae la piel
Joseph Brodsky: Divertimento mexicano
Y ante las voces de lo que está sucediendo
de hermosas mujeres quechuas
salen corriendo zorros lagartijas y cabezas
cabezas de brujas
que vuelan en dirección opuesta al apu salkantay
tú ves desde tus pulmones
esos hilillos de luz tan tenues
que te provoca lamer con tu lengua
pero no puedes
¿es que todo esto es un sueño
o es que estás en el interior de la tierra?
Horadando una nueva verdad para tus ojos
el zorro plateado como la nieve purísima
está descendiendo a decirte algo
en su lengua sin manos
tu rostro ya no será el mismo
porque de lo que se trata es de ser otro
otras manos lo dirían mejor ¿tú crees?
y tú empiezas tu canto
escupiendo verdades y humo hacia los nevados
puedes transformarte en un témpano
de hielo azul y romper tus órganos internos
y si quisieras regresar a tu estado original
sería muy tarde sólo regresarías como un pequeño
charco de sangre algunos tejidos y cartílagos
algunos versos mal heridos
y tu corazón solo sería ceniza para los ojos
de los demás
DESPUÉS DE ESCUCHAR “STEVEN BROWN READS JOHN KEATS”
Steven Brown lee poemas
de John Keats
con oscilaciones reverberaciones
voces chirriantes loops
yo también hubiera querido
grabar algo parecido
sobre todo haber nacido
hace cinco décadas
y ser parte del grupo
TUXEDOMOON
pararme en el escenario
y ser ovacionado
por miles de chiquillas
ardientes y disparatadas
y que cuando bajara
me esperara una botella
de vodka y un ácido
para mi corazón
CATLEYA
(LLRL)
¡Que se distienda como luz de estrella,
Y sea luz cuajada que dormita
En la satisfacción de la catleya!...
Martín Adán: Diario de poeta
Cuál es esa flor que habita en tus ojos
Y se niega a mostrarse
Cuál es esa flor que en tus pestañas
Florece como pétalos violetas
Cuál es esa flor que miro
Todos los días
Y no puedo alcanzar
¿Esa flor vive dentro de ti
O dentro de mí?
Si tan sólo pudiera tocarla
El cielo se abriría para los dos
Tanta dicha es imposible
De imaginar
de Ese algo que nos es esquivo siempre (2012)
* * *
Paul Guillén (Ica, Perú, 1976). Estudió literatura en la Universidad de San Marcos. Publicó los poemarios: La transformación de los metales (2005) e Historia secreta (2008), y las plaquettes La muerte del hombre amarillo (2004), Ningún limbo bajo el sol (2011) y Ese algo que nos esquivo siempre (2012). Ha sido incluido en antologías publicadas en México, Inglaterra, España, Argentina, Brasil, EE.UU., Suecia, Ecuador y Colombia. Su poesía ha sido traducida al portugués, checo, francés e inglés. Ha publicado ensayos y entrevistas en revistas como Tsé-Tsé, Galerna, Hispanic poetry review, Letras.s5, Guaraguao, Martín, entre otras. Actualmente es miembro del consejo consultivo de la revista Metrópolis (México), del consejo editorial de Lustra Editores (Perú), dirige la revista Rio Grande Review (Texas) y cursa la maestría de Creative Writing en la University of Texas at El Paso. Blog: www.sol-negro.blogspot.com