
            
        
        POESÍA  DEL ECUADOR:
        A  PROPÓSITO DE LA MUESTRA TICKETS DE IDA Y  VUELTA (CASCAHUESOS EDITORES, 2012)
        Por Paul Guillén 
         
        
          
        
         
        
           
          .. .. .. .. .. .. .. .            
        Toda  antología o muestra es incompleta, así apuntaremos dos nombres imprescindibles  de la última poesía ecuatoriana que tal vez merecieron figurar en estas  páginas, nos referimos al poeta Ernesto Carrión y a la poeta suicida Dina  Bellrham. Revisemos uno a uno los autores incluidos en esta muestra. Marialuz  Albuja tiene poemas de tono bíblico, sentencioso que recuerdan en muchos de sus  trayectos a la poesía conversacional de los años 60, pienso en autores como  Adoum, Cisneros, Pacheco, etc. No hay un síntoma de novedad en su poética, sino  que es un continuismo no crítico ni lúdico respecto a poéticas que ya son una  tradición. Por el contrario César Eduardo Carrión parte de una poesía salmódica  que sí problematiza sus contenidos, podemos apuntar su culturalismo, su  hibridez, lo épico y lo dramático en un mismo discurso. Esta poesía dialoga  tanto con un sector del conversacionalismo mezclado con el surrealismo o  autores como Henri Michaux o Saint John Perse. Fernando Escobar Páez desarrolla  una poesía de vertiente pop coloquial, los referentes de la cultura de masas  afloran en sus versos y cierto influjo beatnik o maldito que hace a su dicción  fresca. Podemos relacionar su poesía con la del mexicano José Eugenio Sánchez o  la de la peruana Tilsa Otta. Javier Lara Santos tiene las cualidades de sus  tres predecesores, es decir, una poesía de un tono profético, sentencioso, en  ciertos momentos salmódico, en muchos momentos irónico frente a la cultura. El  texto “Del acabose” es interesante en el sentido del palimpsesto: un coro de  voces (Quevedo, Rimbaud, Cortázar, Panero, Kayyham) se mezcla con la propia voz  del poeta para darnos un texto híbrido, fronterizo, que da cuenta de sus  resquebrajamientos. Luis Carlos Mussó es un poeta que va por el lado de la  metapoesía, es decir, reflexionar sobre el propio componente de la poesía y sus  mecanismos, me refiero claro al lenguaje. La dicción de Mussó va más por el  lado del neobarroco. Hemos mencionado anteriormente términos como  conversacionalismo, coloquialismo pop y neobarroco, antes de avanzar con  nuestra exposición, debemos conceptualizarlos: conversacionalismo se refiere a  un grupo de poetas que en los años 60 empieza a publicar sus primeros libros  con un aura de poéticas provenientes de Eliot y Pound, la idea básica que  tenían es una mayor complicidad con el lector a través de giros coloquiales en  sus poemas, el lenguaje debe ser transparente, potenciado en su capacidad  comunicativa; por su parte, el coloquialismo pop le agrega a esta vertiente el  diálogo con la cultura de masas, por ejemplo, en estos poemas pueden salir  personajes como Marilyn Monroe, Vicky la robot o la serie South Park;  finalmente, el neobarroco es un término acuñado desde los años 80s, aquí se  trabaja con las opacidades del lenguaje, si el conversacionalismo potencia lo  comunicativo, el neobarroco potencia lo referencial, es decir, es una poesía  del lenguaje. Si para los primeros lo importante es la linealidad, una historia  que tiene un inicio, un desarrollo y un desenlace, los segundos optan por lo  sinuoso, lo turbulento, no una única historia sino varias, donde se mezclan  voces y todo tipo de fragmentos. Esteban Poblete Oña es en la actualidad un  poeta inédito, por lo cual no se entiende su inclusión en esta muestra, tiene  una poesía bastante extraña, una mezcla de varias tradiciones y una mezcla de  géneros por decir lo menos. Su poesía no llega a configurar una poética  rastreable del todo, hay como una especie de indefinición molesta. La poesía de  Juan José Rodríguez también tiene un tono neobarroco y lo que nos interesa de  dos de sus poemas publicados en esta muestra es que son poemas ecfrásticos,  este tipo de poemas dialoga con las artes visuales, por ejemplo Rodríguez  dialoga con cuadros de Egon Schiele y Francis Bacon, otros de sus poemas tienen  referentes musicales: Schoenberg o Beethoven. Rodríguez es un poeta  excesivamente más neobarroco que Mussó. Tanto Rodríguez como Mussó trabajan  excelentemente el poema en prosa. Andrés Villalba con una poesía que reflexiona  sobre el lenguaje en un gran flujo de conciencia que abarca situaciones y  pensamientos de toda laya. Podríamos decir que Villalba también maneja el  registro del neobarroco, pero quizás lo que más lo caracteriza es el  eclecticismo de su dicción que es más semejante a prosas vanguardistas.  Santiago Vizcaíno es un poeta con mayor carga lírica, son detectables en su  poesía ecos de Eliot, Celan o Rilke. Su lenguaje es preciosista, luminoso. José  Arturo Castro, otro poeta inédito, es un autor muy similar a Vizcaíno, tiene  ecos de Eliot, Rilke, Celan, Perse y Trakl. Carla Badillo, es la más joven de  la muestra, sorprende por su aliento contenido parece una mezcla entre Lewis  Carroll y los ejercicios de Wittgenstein, en la poesía latinoamericana quien  trabajó con esos referentes fue el chileno Juan Luis Martínez. Otros de sus  textos son poemas sobre la migración con un sonido beatnik, tratan sobre la  migración de latinos a Estados Unidos.
        Tickets de ida y vuelta tiene la gran virtud de  mostrar todas las tendencias de la poesía actual (conversacionalismo,  coloquialismo pop, neobarroco, lirismo). La muestra por los menos nos deja tres  nombres de referencia insoslayable dentro de la última poesía latinoamericana:  César Eduardo Carrión, Luis Carlos Mussó y Juan José Rodríguez.