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APROXIMACIONES A LA POESÍA DE PAULA ILABACA (Chile, 1979)

Ana Rodríguez Callealta
Publicación original en GRUNDmagazine. Octubre de 2012:
http://www.grundmagazine.org/


 

 

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La ciudad lucía, 2ª ed. La Propia Cartonera, 2010.
(in)completa, Mago Editorial, 2010.
Ínsulas, Dadaif Cartonera, 2012.

(Mis más sinceros agradecimientos a estas tres editoriales, que amablemente han hecho posible esta reseña).

Hace dos años que me crucé con Paula Ilabaca. Escribí entonces, a propósito de La perla suelta: “RABIA es la palabra con la que yo definiría La perla suelta de Paula Ilabaca (…) Dos mujeres en un solo cuerpo que no podrían existir la una sin la otra, dialogando y odiándose, observándose, luchando”.

Ahora, dos años más tarde y después de haber des-tejido la poesía de Paula Ilabaca a través de tres de sus poemarios (La ciudad lucía, La Propia Cartonera, 2010, 2ª ed.; (in)completa, Mago Editorial, 2010; Ínsulas, Dadaif Cartonera, 2012), sigue llamándome poderosamente la atención la de-construcción de un yo fragmentando que atraviesa su obra y que a veces, habla en nombre de la perla o la suelta o lucía o una voz narrativa convertida en poliedro; mujeres que se miran a sí mismas buscando un espejo que a veces es la ciudad o el ángel o mamá, a través de la interpelación y el grito.

La ciudad lucía (La Propia Cartonera, 2010) se define así: “Lucía dice / él me usa mamá él me usa”. Y desde este momento, la interrelación de género madre-hija sirve de hilo conductor para la fragmentación del yo en una voz narrativa doble: un narrador en tercera persona habla de lucía, que es la ciudad de Santiago y que necesita hacerse a través de él, de el ángel en una suerte de violencia sexual que la degrada. La poética de el cuerpo se convierte en avenidas plagadas (la calle se vuelve vulva una arcada una gran abertura), manchadas por un ángel marrón que emerge del barro, como lucía, como la ciudad (y me tira un poco de cemento y eyacula una avenida por donde camino). La enfermedad atraviesa los versos entre las costuras: si el ángel me mancha estoy limpia? Para construirse, el yo necesita la interpelación, la pregunta: mamá si hay otras soy yo hermosa? Pero no están claras las fronteras entre sueño y vigilia, entre las voces que dialogan y que sirven de marco para una amalgama de obsesiones violentas. Lucía era un sueño en donde una manera era padecer / sí mi niña mi pedacito carmesí no eras ciudad no / eras piernas eras una vulva hermosa donde un ángel marrón vivía.

La subversión de la feminidad es una constante en la poesía de Paula Ilabaca. Es un juego de contrastes en el que toman partido la construcción externa de lucía a través de las preguntas (¿hacia la madre? ¿hacia sí misma?), la descripción de la voz narrativa (Pobre lucía pobre / abre las piernas y grita), y la propia voz de Lucía (y me tira a la ciudad narrador que me doblega), que se define a sí misma como una zorra infectada, (pero las zorras no escriben no crean / una zorra no puede crear un ángel), luchando por sobrevivir a la embestida andocéntrica: ¿con la boca manchada de leche yo hablo?. Las terminaciones de mi voz se están volviendo barro. El narrador también se construye: ella dice y si yo encierro esta voz en una caja negra muy negra / ella balbucea reza y yo digo repito oraciones.

La imagen de la mujer de rodillas es un tributo al sometimiento que va de lo individual a lo colectivo: Ella me da ganas de acabar si soba el barro no / si lo mira y hace de rodillas lo que quiera él. Luego dirá: Cada mujer espía mira mueve la cabeza y de rodillas di sí sí cada mujer tiende a morder di por qué tiene miedo di ángel di carmesí di leche di ciudad di demonio di de rodillas traga cierra los ojos no llores. La brutalidad de las imágenes de una cotidianidad manchada por la rabia.

Los espacios interiores conformarán un juego de luces con la ciudad de lucía en (in)completa. Esta antología es, como dice Paula al inicio, “una versión fragmentada de mi primer libro (…) Doy vueltas en círculos como las aves, como las canciones, como yo misma”. Los demonios interiores recorren esta suerte de historias fragmentadas. La bestia que antes era ángel ahora es demonio. La voz sigue siendo la de una niña nombrándose a sí misma en medio de una batalla sangrienta, miedo a miedo. En ocasiones, la poética del cuerpo se hace imagen deformada y naturalista. Conviven en un mismo espacio una infinidad de voces que ahora se multiplican: la vainilla de mi leche infantil / se estira en su grumo hacia el vómito / yo continúo limándome las uñas / me las pinto con esmalte caro (…) mientras / en mi casa pasea una bestia / lo sabía desde el olor a crimen en el vaso.

(in)completa (Mago Editores, 2010) nos permite acercarnos a la poesía de Paula como un poliedro de imágenes, escenas vistas desde el prisma de una feminidad subvertida. Igual que antes veíamos cómo la ciudad y lucía llegaban a ensamblarse, como hechas de la misma membrana, a veces asistimos a la ruptura de comunicación entre dos espacios: una mujer grita en la quietud de una habitación en silencio. Esto se ve muy bien en la descripción de una maternidad que es vista desde el prisma opuesto de la concepción tradicional.  Hay una distancia insalvable entre la quietud de la espera y la violencia de un cuerpo que habita con su muerte un vientre en ruinas: Esta piel se estira y guarda / adentro un medallón tieso / ve hacia fuera con un ojo  de veras / reconcilia los volúmenes de tarde / en tarde nada descubriendo / los meses pesan tanto en mi espacio (…) yo me siento a mirar la televisión / asoma la cabeza por la boca y pica / le rasco la pelusa de niño muerto oh / ayer quería contraer mamá / me pesa tanto el secreto amniótico (…) su funeral lo planeamos juntos / muchos globos rojos y la cuna de gusanos (…)

Por otra parte, la música es un elemento que vertebra toda la poética de Ilabaca. Al inicio de la antología Ínsulas, dice así:

Esta antología personal reúne textos de mis libros, agrupados y ordenados
según un ritmo o alguna obsesión o búsqueda que no sabría cómo explicar.
Debajo de ellos hay un enjambre de canciones y de música; unos suenan más
fuertes que otros. Entre todos hay un tema de J. S Bach que no recuerdo
su nombre y casi ni cómo sonaba, pero que está por sobre estas palabras,
perturbando y removiendo lo que toca. Como si fuera un corazón somnoliento
que deambula por las calles, como si fuera mi propio corazón.

Y tanto es así, una obsesión, que en la obra (in)completa, nos acercamos a la música como influencia literaria, integrada en el texto a modo de cita inicial de poemas en serie: Close into symbols (Cocteau Twins), The boy with the gun (David Sylvian), I’d inmerse you in flame your milk and your passion (Cocteau Twins)…  Y en general, en toda su obra la música recorre y teje, y como en estado latente, sustenta los versos uno a uno.

Otro de los aspectos de la poesía de Paula Ilabaca a los que nos permite acercarnos la edición (in)completa es a la subversión de la mitología. En la parte titulada “mitos”, cinco poemas des-componen un rompecabezas milenario. Con un poder asombroso del lenguaje, Ilabaca consigue traer la mitología a la vida cotidiana, más que eso, integrarla en la filosofía contemporánea, rebosando los límites de la subversión de la mitología que viene marcando la pauta de la poesía femenina desde los 80:

Un ovillo tejido constelado en secreto
me escondí en el ropero de la casa cosmética
Mi madre llora mientras desteje un zapato
mi padre herbívoro planea argucias incomprensibles.

El último poema de esta serie –y en realidad de este poemario- es, sin duda, el mejor:

DESTROYADA

Quise ser Helena
y soñé muchas veces con un hombre
que nacía entre fuego desde su madre
me convencí de mi padre-cisne
de mi origen en un huevo divino
Quería ser Helena
y armé mi propia Guerra Destroya
con el caballo de palo de mis hermanos
Lloraba en mi ventana
convencida de la Grecia tan lejana
(ahora instalada en los techos vecinos)
de los 99 hombres a mi siga
la mujer más hermosa de la historia
Sin embargo:
nadie vino a robarme
el hombre desapareció repentinamente
mi padre-cisne convertido en porcelana
el huevo de mi nacimiento sin existencia certera
el caballo de mis hermanos podrido en el patio.

Como ya se dijo anteriormente, Ínsulas (Dadaif Cartonera, 2012) es una breve antología compuesta de poemas pertenecientes a todas las obras anteriores de Paula Ilabaca. Nos permite, por tanto, acercarnos a su poesía de una manera global, pero con el gusto de las escenas fragmentadas, de los microuniversos que al final, compondrán el puzle universal de la poética ilabaquiana.



 

 

 

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APROXIMACIONES A LA POESÍA DE PAULA ILABACA (Chile, 1979)
Por Ana Rodríguez Callealta
Publicación original en GRUNDmagazine.
Octubre de 2012