Proyecto
Patrimonio - 2013 | index | Patricio Jara | Pedro Gandolfo | Autores |
Visita del padre muerto
Geología de un planeta desierto, de Patricio Jara. Alfaguara, Madrid, 2013. 136 páginas
Por Pedro Gandolfo
Revista de Libros de El Mercurio, Domingo 23 de junio de 2013
.. . .. .. .. .
En Geología de un planeta desierto, Patricio Jara (Antofagasta, 1974), narra la historia de Rodrigo, un joven geólogo antofagastino, dedicado a la prospección y exploración mineras -no a la explotación-, una suerte de nómade que viaja de un punto a otro del planeta siguiendo sus trabajos y, que en el momento en que se sitúa la novela, está de vuelta y trabajando en su Antofagasta natal. El relato es una rememoración que hace el narrador de su infancia y juventud, centrada en la figura de su padre -muerto hace 10 años- y en el paisaje y el mundo del desierto norteño. En una primera lectura, la obra busca replantear el antiguo tema de la relación entre el padre y el hijo (que tantas versiones ofrece en la tradición literaria) fisurada, en este caso, por la muerte prematura del padre a causa de su alcoholismo.
Jara se arriesga y gana plenamente en la forma de abordar el asunto. La rememoración, en efecto, se lleva a cabo impulsada por un acontecimiento extraordinario con el cual se inicia y se acaba la novela: la visita del padre muerto. El autor narra el hecho paranormal de modo de restarle todas las denotaciones literarias y culturales convencionales: no es un fantasma, no es un alma en pena, no es un zombie. La presencia del padre difunto surge y se mantiene al borde de la trivialidad. Es algo absurdo, imposible de entender, pero logra instalarse en la narración con singular "naturalidad". Los protagonistas alegan, piden explicaciones, pero nada: el aparecido, escueto de palabras, simplemente golpeó la puerta de su departamento, no sabe cómo llego allí ni a qué viene, pasea por Antofagasta con el protagonista y su novia -Magaly (que es médico-radióloga)- y, al terminar, pide ser llevado a un punto exacto del desierto, donde desaparece (la escena del "desaparecimiento" se halla conmovedoramente narrada). Es un acierto indudable el "estatus" indefinido que el autor logra darle a este fenómeno -la visita del padre muerto-, porque el rechazo a reducirlo a algún tipo de explicación -científica o no- deja abiertas múltiples resonancias que nutren la imaginación del lector. Es, propiamente tal, un misterio: en el desierto, como lo reitera el narrador-protagonista, simplemente estas cosas pasan. La versión de Patricio Jara se aleja, pues, convenientemente, tanto de un surrealismo tipo "realismo mágico" como de un psicologismo terapéutico. Con un apego fiel a los hechos duros, a las acciones fundamentales, logra elaborar un relato mínimo, esencial, que traspasa una gran responsabilidad al lector para la búsqueda y asignación de los sentidos de la lectura a partir de un sutil simbolismo.
Geología de un planeta desierto -y es otro mérito- combina lo extraordinario del hecho estructural que la recorre con el vivir ordinario y cotidiano de la ciudad y el desierto. Para ello emplea una prosa llana, ágil, que no plantea dificultades innecesarias al lector; prosa que parece surgir de una pluma con claridad acerca de lo que debe decir y, en consecuencia, que huye de la vaguedad y busca la mayor concreción y el detalle relevante. La fuerte verosimilitud que se mantiene a lo largo de la narración proviene de la exactitud de los nombres y elocuciones que emplea el autor, exactitud que opera como garantía de que el narrador es un testigo fiable de los hechos. La voz narrativa contribuye, además, a acrecentar esa impresión de verosimilitud, con una honestidad que no sólo elude cualquier idealización de la figura paterna, sino que alcanza a las dudas, incomprensiones y falta de respuestas que caracterizan al protagonista, un sujeto en extremo contenido en la expresión de sus emociones y que escasamente tematiza sobre ellas; emociones que, no obstante, recorren subterráneamente (como el mineral que el protagonista se dedica a explorar) un texto apartado por entero de la tentación sentimentalista.
Geología de un planeta desierto posee otra vertiente interpretativa que es imposible ignorar. La visita del padre muerto coincide en el tiempo con la relación amorosa que el narrador mantiene con Magaly y con el posterior embarazo de esta, acontecimiento que es vivido por los protagonistas con gran alegría. No hay, por cierto, causalidad, pero tampoco casualidad en una obra tan finamente armada. Es posible, tomando pie en varios elementos del texto, concebir una dimensión religiosa (en el sentido amplio de la presencia de lo "numinoso") del relato, en la cual el padre-visitante (que mascullaba el Padrenuestro en su lecho de ebrio y de agonizante) puede ser visto como el anunciador o portador de una noticia alegre. En el desierto, esas cosas pasan.